Morales Taedet animam meam

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Cristóbal de Morales (Sevilla, 1500 – Málaga, 1553)

Lamentatio Jeremiae Lectio II (Job 7:16-21)

Taedet animam meam vitae meae; dimittam adversum me eloquium meum, loquar in amaritudine animae meae. Dicam Deo: Noli me condemnare: indica mihi, cur me ita iudices. Numquid bonum tibi videtur, si calumnieris et opprimas me opus manuum tuarum, et consilium impiorum adiuves? Numquid oculi carnei tibi sunt, aut sicut videt homo et tu videbis? Numquid, sicut dies hominis dies tui, aut anni tui sicut humana sunt tempora, ut quaeras iniquitatem meam, et peccatum meum scruteris? Et scias, quia nihil impium fecerim, cum sit nemo qui de manu tua possit eruere.

Tedio siente mi alma de mi vida; dejaré libre contra mí mi lenguaje, hablaré en la amargura de mi alma. Diré a Dios: «No me condenes; muéstrame por qué me juzgas así. ¿Acaso te parece bien, si me calumnias y me aplastas a mí, obra de tus manos, y favoreces los planes de los impíos? ¿Acaso tienes ojos de carne o tal como ve el hombre también vas a ver tú?. ¿Acaso tal como los días del hombre son los días tuyos o tus años tal como los tiempos humanos, para que rebusques mi iniquidad y escudriñes mi pecado? Y debes saber que nada impío he hecho, cuando no hay nadie que de tu mano pueda arrancar».

My soul is weary of my life, I will let go my speech against myself, I will speak in the bitterness of my soul. I will say to God; tell me why Thou judgest me so. Doth it seem good to Thee that Thou shouldst calumniate me, and oppress me, the work of Thy own hands, and help the counsel of the wicked? Hast Thou eyes of flesh: or, shall Thou see as man seeth? Are Thy days as the days of man, and are Thy years as the times of men, that Thou shouldst inquire after my iniquity, and search after my sin? And shouldst know that I have done no wicked thing, whereas there is no man that can deliver out of Thy hand. Performers: Edigius Kwarter Images: Francisco de Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Antonio Viladomat i Manalt

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«Officium Defunctorum» de CRISTOBAL DE MORALES (ca.1500-1553), Celebrado en la Ciudad de México (Nueva España), en Noviembre de 1559 para conmemorar la muerte de Carlos V (+1558). Officium Defunctorum: ~AD MATUTINUM: Circumdederunt me remitus mortis. ~INVITATORIUM: Regem cui omnia vivunt, Venite adoremus. ~IN PRIMO NOCTURNO, VERSICULUM: A porta inferni – LECTIO I: Parce mihi, Domine. – LECTIO II: Taedet anima meam. – LECTIO III: Manus tuae. ~IN SECUNDO NOCTURNO, VERSICULUM: Collocet eos Dominum. – RESPONSORIUM III: Ne recordaris. Corría el mes de noviembre del año 1559. En la Iglesia de San José de los Naturales, fundada por los franciscanos en Ciudad de México, se íba a producir uno de ésos acontecimientos que resultarían trascendentales para la Historia de la Música: la celebración en la Nueva España del “Officium defunctorum” (Oficio de Difuntos) de Cristóbal de Morales, para conmemorar la muerte de Carlos V, acaecida un año antes. Esta obra, una de las cumbres de la polifonía renacentista española, se conserva en el Archivo musical de la Catedral de Puebla de los Ángeles, en México. Escribe Rui Vieira Nery: “El Officium defunctorum, sobrevive en un libro de coro propiedad de los archivos de música de la Catedral de Puebla, en México. Pudo haber sido compuesto aproximadamente en la misma época que el réquiem para cuatro voces, pero no existe ninguna referencia específica que apoye esta hipótesis en la documentación existente sobre los últimos años de la vida de Morales. Lo que sí sabemos es que se cantó en Ciudad de México algunos años después de la muerte del compositor, durante los funerales solemnes que se celebraron en esa ciudad por la muerte del emperador Carlos V en noviembre de 1559. Francisco Cervantes de Salazar, en su “Túmulo imperial” (Ciudad de México, 1560), nos ofrece un relato pintoresco y detallado de las ceremonias, con una descripción especialmente exhaustiva de todos los elementos musicales. Dado que el palacio del virrey y la catedral de Ciudad de México estaban demasiado cerca como para permitir una larga procesión entre los dos edificios, las celebraciones tuvieron lugar en la iglesia de San José y en un patio situado entre ésta y el monasterio franciscano colindante, donde se erigió un gran monumento en memoria del difunto emperador. Dos mil indios abrieron la procesión, encabezados por los gobernadores indígenas de las cuatro provincias de México y por más de doscientos caciques, ataviados todos ellos con las vestimentas del duelo según el mas estricto protocolo. Detrás, en una procesión que duró dos horas, desfilaron el clero, encabezado por el arzobispo Alonso de Monchúfar, la administración colonial y la nobleza, con el virrey don Luis de Velasco, y una completa representación de todos los estamentos de la sociedad colonial. La ceremonia en la iglesia fue dirigida por el maestro de capilla de la catedral de Ciudad de México Lázaro del Álamo, que había dividido a sus músicos en dos coros para que pudieran alternarse o combinarse para formar un gran conjunto. En los libros de coro de Puebla no se conservan todas las piezas que se cantaron en esa ocasión, y no fueron todas de Morales ni todas polifónicas; por ejemplo, el motete de Morales para cinco voces “Circumdederunt me gemitus mortis”, que se interpretó justo antes del Invitatorio de rigor (Regem cui omnia vivunt), existe en un manuscrito en la catedral de Toledo, pero no se encuentra en ningún archivo mexicano. El propio Lázaro del Álamo era autor de algunas de las versiones de los salmos que se interpretaron, en las que la primera mitad de cada verso se cantaba por un solista y la segunda era cantada en polifonía por un coro de niños. En otras ocasiones, un pequeño coro polifónico de ocho solistas se alternaba con un coro mayor. Alguna de las versiones de Morales, como la del salmo Exultemus, ya no existen. Por otra parte, los libros de coro de Puebla contienen tres motetes fúnebres de Morales para cuatro voces, (Hodie si vocem eius, Quoniam Deus magnus, y Quoniam ipsius est mare), pero la descripción de Cervantes de Salazar no menciona que se cantaran en esa ocasión. Por consiguiente, esta grabación (se refiere a la que podemos escuchar aquí) sólo incluye las piezas polifónicas de Morales existentes, que sabemos con certeza que fueron interpretadas en maitines durante las ceremonias que hemos descrito. Obra extraída del ábum: Maestros del Siglo de Oro: Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero, Tomás Luis de Victoria. Interpretan: La Capella Reial de Catalunya – Hesperion XX – Cantor: Josep Cabré, Continuo: Alberto Rasi (violón), Guido Morini (órgano). Dirige: Jordi Savall. ALIA VOX Heritage www.musicaantigua.com Música Virreinal, Música Colonial

Handel Alexander´s feast

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EL BANQUETE DE ALEJANDRO (1736)

 (Alexander’s Feast)

Música de Georg Friedrich Händel (1685 – 1759)

Texto de John Dryden (1631 – 1700)

 RESUMEN

PART ONE 1. Overture 2. Recitative Tenor ‘Twas at the royal feast, for Persia won By Philip’s warlike son: Aloft in awful state The god-like hero sate On his imperial throne: His valiant peers were plac’d around; Their brows with roses and with myrtles bound. (So should desert in arms be crown’d). The lovely Thais by his side Sate like a blooming Eastern bride, In flow’r of youth, and beauty’s pride. 3. Air (tenor) and Chorus Happy, happy, happy pair! None but the brave, None but the brave, None but the brave deserves the fair. 4. Recitative Tenor Timotheus plac’d on high, Amid the tuneful quire, With flying fingers touch’d the lyre. The trembling notes ascend the sky, And heav’nly joys inspire. 5. Accompagnato Soprano The song began from Jove, Who left his blissful seats above; (Such is the pow’r of mighty love) A dragon’s fiery form bely’d the God; Sublime, on radiant spires he rode, When he to fair Olympia press’d, And while he sought her snowy breast: Then, round her slender waist he curl’d, And stamp’d an image of himself, a sov’reign of the world. 6. Chorus The list’ning crowd admire the lofty sound, «A present deity!» they shout around; «A present deity!» the vaulted roofs rebound. 7. Air Soprano With ravish’d ears The monarch hears, Assumes the God, Affects to nod, And seems to shake the spheres. 8. Recitative Tenor The praise of Bacchus, then, the sweet musician sung; Of Bacchus, ever fair, and ever young: The jolly God in triumph comes; Sound the trumpets, beat the drums: Flush’d with a purple grace, He shows his honest face; Now give the hautboys breath; He comes, he comes! 9. Air and Chorus Bass Bacchus, ever fair and young, Drinking joys did first ordain; Bacchus’ blessings are a treasure, Drinking is the soldier’s pleasure: Rich the treasure, Sweet the pleasure, Sweet is pleasure after pain. Chorus Bacchus’ blessings are a treasure, Drinking is the soldier’s pleasure: Rich the treasure, Sweet the pleasure, Sweet is pleasure after pain. 10. Recitative Tenor Sooth’d with the sound, the king grew vain; Fought all his battles o’er again; And thrice he routed all his foes, and thrice he slew the slain! slay The master saw the madness rise, His glowing cheeks, his ardent eyes; And while he Heav’n and earth defy’d, Chang’d his hand, and check’d his pride. 11. Accompagnato Soprano He chose a mournful muse, Soft pity to infuse. 12. Air Soprano He sung Darius great and good, By too severe a fate, Fall’n from his high estate, And welt’ring in his blood: Deserted at his utmost need, By those his former bounty fed, On the bare earth expos’d he lies, Without a friend to close his eyes. 13. Accompagnato Soprano With downcast looks the joyless victor sate, Revolving in his alter’d soul, The various turns of chance below, And, now and then, a sigh he stole, And tears began to flow. 14. Chorus Behold Darius, great and good, Fall’n, fall’n, fall’n, fall’n, welt’ring in his blood; On the bare earth expos’d he lies, Without a friend to close his eyes. 15. Recitative Tenor The mighty master smil’d to see That love was in the next degree; ‘Twas but a kindred sound to move, For pity melts the mind to love: 16. Arioso Soprano Softly sweet, in Lydian measures, Soon he sooth’d his soul to pleasures. 17. Air Soprano War, he sung, is toil and trouble, Honour but an empty bubble, Never ending, still beginning, Fighting still, and still destroying; If the world be worth thy winning, Think, oh think it worth enjoying, Lovely Thais sits beside thee, Take the good the Gods provide thee. War he sung… 18a. Chorus The many rend the skies, with loud applause; So love was crown’d, but music won the cause. 19. Air Soprano The Prince, unable to conceal his pain, oppress Gaz’d on the fair, Who caus’d his care; And sigh’d and look’d, sigh’d and look’d, Sigh’d and look’d, and sigh’d again: At length with love and wine at once oppress’d, The vanquish’d victor sunk upon her breast. The Prince… 18b. Chorus The many rend the skies, with loud applause; So love was crown’d, but music won the cause. PART TWO 20. Accompagnato and Chorus Tenor Now strike the golden lyre again, A louder yet and yet a louder strain! Break his bands of sleep asunder, And rouse him, like a rattling peal of thunder. Chorus Break his bands of sleep asunder, And rouse him, like a rattling peal of thunder. Tenor Hark, hark! the horrid sound Has rais’d up his head, As awak’d from the dead, And amaz’d, he stares around. 21. Air Bass Revenge, revenge, Timotheus cries, See the furies arise, See the snakes that they rear, How they hiss in their hair, And the sparkles that flash from their eyes! Behold a ghastly band, Each a torch in his hand! Those are Grecian ghosts, that in battle were slain, And unbury’d, remain Inglorious on the plain. Revenge… 22. Accompagnato Tenor Give the vengeance due To the valiant crew: Behold how they toss their torches on high, How they point to the Persian abodes, And glitt’ring temples of their hostile gods! 23. Air Tenor The princes applaud with a furious joy; And the king seiz’d a flambeau, with zeal to destroy. 24. Air and Chorus Soprano Thais led the way, To light him to his prey; And like another Helen, fir’d another Troy. Choir The princes applaud with a furious joy; And the king seiz’d a flambeau, with zeal to destroy. Thais led the way, To light him to his prey; And like another Helen, fir’d another Troy. 25. Accompagnato and Chorus Tenor Thus long ago, Ere heaving bellows learn’d to blow, While organs yet were mute, Timotheus to his breathing flute, And sounding lyre, Could swell the soul to rage, or kindle soft desire. Chorus At last divine Cecilia came, Inventress of the vocal frame; The sweet enthusiasts from her sacred store, Enlarg’d the former narrow bounds, And added length to solemn sounds, With Nature’s mother-wit, and arts unknown before. 26. Recitative Tenor Let old Timotheus yield the prize, Bass Or both divide the crown; He rais’d a mortal to the skies, Tenor She drew an angel down. 27. Soli and Chorus Let old Timotheus yield the prize, Or both divide the crown; He rais’d a mortal to the skies, She drew an angel down. PRIMERA PARTE 1. Obertura 2. Recitativo Tenor Ocurrió durante el festejo por la conquista de Persia por el hijo guerrero de Filipo. El héroe divino se irguió, en todo su esplendor, desde su trono imperial. Sus valeroso pares, alrededor de él situados, con las frentes ceñidas de rosas y mirtos. (Así se debería honrar al vencedor) La encantadora Tais a su lado, sentada cual florida novia oriental, en la flor de su juventud y orgullosa belleza. 3. Aria (tenor) y Coro ¡Feliz, feliz, feliz, pareja! Solo el valiente, Solo el valiente, Solo el valiente merece a la bella. 4. Recitativo Tenor Timoteo, de pie, en medio del animado grupo, con ágiles dedos la lira tañe. Las vibrantes notas al cielo ascienden, y celestiales alegrías inspiran. 5. Acompañado Soprano La historia comenzó con Júpiter, quien abandonó sus dichosas estancias, (tal es la fuerza del poderoso amor) ocultándose bajo la forma de un feroz dragón. Sublime, cabalgando sobre radiantes ondas, tomó a la bella Olimpia y mientras buscaba su níveo pecho quedó grabada su imagen en la delgada cintura. ¡El soberano del mundo! 6. Coro La muchedumbre expectante admira el sublime canto, «¡Un regalo celestial!» gritan; «¡Un regalo celestial!» devuelven las bóvedas. 7. Aria Soprano Con oídos complacidos el monarca escucha; se reconoce dios, y conmovido asiente mientras el orbe parece estremecerse. 8. Recitativo Tenor La alabanza a Baco, el gentil músico, luego cantó. Baco, el eternamente bello y joven. ¡El dios alegre y triunfante ya llega! Suenan las trompetas y baten los tambores. Con rubores de púrpura gracia, muestra su honesta faz. Resuenan los oboes: ¡Ya llega, ya llega! 9. Aria y Coro Bajo Baco, el eternamente bello y joven, placenteras bebidas pidió. Las bendiciones de Baco son un tesoro, el beber es el placer del soldado. Rico el tesoro, dulce el placer, dulce es el placer tras el dolor. Coro Las bendiciones de Baco son un tesoro, beber es el placer del soldado. Rico el tesoro, dulce el placer, dulce es el placer tras el dolor. 10. Recitativo Tenor Arrullado por el canto, la vanidad del rey crecía. Luchaba de nuevo en sus batallas. ¡Por tres veces ahuyentaba a todos sus enemigos y por tres veces exterminaba a los muertos! El maestro veía crecer la locura, las mejillas brillantes, los ojos ardientes; Y mientras retaba al cielo y a la tierra, cambió su mano y contuvo su orgullo. 11. Acompañado Soprano Eligió un lamento triste que infundiera una ligera compasión. 12. Aria Soprano Cantó al gran y buen Darío, que por un destino cruel, cayó de su alta condición. Empapado en su sangre, abandonado en su extrema necesidad por aquellos a los que su generosidad premió, en el la tierra desnuda a la intemperie yace, sin un amigo que cierre los ojos. 13. Acompañado Soprano Con mirada abatida, el triste vencedor permanece, revolviendo en su atormentada alma, los distintos cambios del destino, y, de vez en cuando, suspiraba, y las lágrimas comenzaron a brotar. 14. Coro Mirad al gran y buen Darío, caído, caído, caído, empapado en su sangre. En el la tierra desnuda a la intemperie yace, sin un amigo que cierre sus ojos. 15. Recitativo Tenor El poderoso maestro sonrió al ver que el amor era el grado siguiente, y que era un sonido muy parecido a la piedad, pues la compasión prepara la mente para el amor. 16. Arioso Soprano Suavemente dulce, al modo de Lidia, pronto condujo su alma a los placeres. 17. Aria Soprano La guerra, cantaba, es esfuerzo y pesar, el honor sin embargo, una pompa vana, nunca termina, siempre comienza, lucha siempre, y siempre destruye. Si el mundo vale esa recompensa, piense, piense si es digna de ser gozada. La encantadora Tais a tu lado se sienta, toma los dones que te otorgan los dioses. La guerra, cantaba… 18a. Coro La multitud estremece los cielos, con una gran ovación, porque el amor fue coronado, pero la música ganó la causa. 19. Aria Soprano El príncipe, incapaz de ocultar su dolor, miraba a la bella, causa de su angustia. Y suspiraba y la miraba, suspiraba y la miraba, suspiraba otra vez. Al final, el amor y el vino hicieron que el derrotado vencedor sucumbiera sobre su pecho. El príncipe… 18b. Coro La multitud estremece los cielos, con una gran ovación; porque el amor fue coronado, pero la música ganó la causa. SEGUNDA PARTE 20. Acompañado y Coro Tenor Tañe la dorada lira otra vez. ¡Una melodía más alta… más aún! Rompa sus ataduras con el sueño, y álcele cual ensordecedor estallido de trueno. Coro Rompa sus ataduras con el sueño, y álcese, cual ensordecedor estallido de trueno. Tenor ¡Oíd, oíd, el sonido terrible! Ha levantado su cabeza, y como resucitado de entre los muertos, asombrado, mira a su alrededor. 21. Aria Bajo ¡Venganza, venganza, grita Timoteo! Veo a las furias alzarse, y las serpientes que albergan silbar en sus cabellos. ¡Y las chispas que salen de sus ojos! ¡Mirad, una multitud estremecedora, con antorchas en sus manos! Son fantasmas griegos, que en la batalla fueron masacrados, y sin enterrar permanecen deshonrados en la llanura. Venganza… 22. Acompañado Tenor Dadle la venganza debida al valeroso ejército. ¡Mirad cómo sacuden sus antorchas en alto señalando los campamentos persas! ¡Así como los deslumbrantes templos de sus hostiles dioses! 23. Aria Tenor Los príncipes aplauden con furiosa alegría y el rey empuña una antorcha, con ánimo destructor. 24. Aria y Coro Soprano Tais abría paso, para conducirle a su presa. Y cual otra Helena, otra Troya incendió. Coro Los príncipes aplauden con furiosa alegría y el rey empuña una antorcha, con ánimo destructor. Tais abría paso, para conducirle a su presa y cual otra Helena, otra Troya incendió. 25. Acompañado y Coro Tenor Así ocurrió tiempo ha, antes que los oscilantes fuelles comenzaran a soplar, cuando aún los órganos estaban callados. Timoteo con su flauta o con su sonora lira, podía infundir en el alma una profunda rabia o encender un suave deseo. Coro Finalmente, llegó la divina Cecilia, inventora del arte vocal. Los sensibles devotos de sus sagrados misterios, ensancharon los antiguos límites, y añadieron extensión a los sonidos solemnes con el ingenio de la madre naturaleza, y artes, hasta entonces desconocidas. 26. Recitativo Tenor Que al viejo Timoteo renuncie al premio… Bajo O que ambos compartan la corona. Pues él elevó un mortal a los cielos… Tenor Y ella bajó un ángel. 27. Solo y Coro Que el viejo Timoteo renuncie al premio, o que ambos compartan la corona;. Pues él elevó un mortal a los cielos y ella bajó un ángel. Escaneado y Traducido por: Alfonso González Manzano 2008

Fuente : Kareol.es