SAN PEDRO APÓSTOL, 1683
Villancicos que se cantaron en la S. I. Catedral de Méjico, en los Maitines del gloriosísimo Príncipe de la Iglesia, el Señor San Pedro, año de 1683, en que se imprimieron.
PRIMERO NOCTURNO |
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VILLANCICO I |
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EXAMINAR DE PRELADO | |
a Pedro, Jesús procura, | |
para que el mérito ostente | |
antes que a la Silla suba. | |
Si sabe quién dicen que es, | |
es la primera pregunta: | |
que es, para juzgar, prudencia, | |
saber lo que todos juzgan. | |
Lo segundo, su sentir, | |
10 | para que por él se induzca |
si hace dictamen estable | |
entre tantas conjeturas. | |
De estos puntos sabe bien; | |
pero, porque no presuma | |
que el acierto de uno es | |
regla que a todos ajusta, | |
le permite que le niegue, | |
para que más se confunda: | |
que para una perfección, | |
20 | le examina en una culpa. |
Llora, y vuélvele a su gracia: | |
para que en ambas fortunas, | |
ni pecador desconfíe, | |
ni Santo de sí presuma. | |
Estribillo |
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¡Éste sí que es Examen, | |
en quien ayudan | |
al mérito presente | |
pasadas culpas! | |
VILLANCICO II |
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TAN SIN NÚMERO, DE PEDRO | |
son las maravillas altas, | |
que aunque todas son sabidas, | |
nunca son todas contadas. | |
Que tuvo Santidad mucha | |
se sabe, pero no cuánta; | |
y saberla y no entenderla, | |
es lo mismo que ignorarla. | |
Que es Cabeza de la Iglesia, | |
10 | la misma Iglesia lo canta; |
pero no saben los miembros | |
lo que la Cabeza alcanza. | |
Sabemos que es el Clavero | |
de todo el Divino Alcázar, | |
y como no se ve el Reino, | |
no se sabe lo que manda. | |
Como hay potestad suprema | |
en sus Llaves soberanas, | |
pueden siempre obedecerla, | |
20 | pero nunca mensurarla. |
En fin, su graduación tanto | |
de todo discurso pasa, | |
que es el mejor aplaudirla | |
el no saber ponderarla. | |
Estribillo |
|
¡Vengan a aplaudir, vengan | |
todas las almas, | |
en virtudes sabidas, | |
las ignoradas, | |
de un tan gran Santo, | |
30 | que la Fe solamente |
puede alcanzarlo! | |
VILLANCICO III |
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PARA CANTAR CON DECORO | |
las maravillas que caben | |
de Pedro en el gran Tesoro, | |
todos dirán lo que saben, | |
y yo sólo lo que ignoro. | |
Porque copiar perfecciones, | |
imposibles de pintarlas, | |
con tan errados borrones, | |
si alguno puede expresarlas, | |
10 | será sólo en negaciones. |
La Nobleza, en quien empieza | |
del mundo el primero grado, | |
no tuvo para él Alteza, | |
y entró en el Apostolado | |
porque no tuvo Nobleza. | |
No de ser Rico blasona, | |
que es lo que todo lo abarca; | |
y es mérito que se abona | |
tanto, el dejar una Barca, | |
20 | como hollar una Corona. |
Solo entre todos negó | |
a su Maestro sagrado; | |
mas de manera lloró, | |
que con su llanto bañado, | |
más limpio que antes quedó. | |
Y en fin, lo que causa el llanto | |
es que hasta el Solio mayor | |
a que se levantó tanto, | |
haber sido pecador | |
30 | le sirvió como el ser Santo. |
Estribillo |
|
¡Serafines alados | |
alegres canten | |
las grandezas de Pedro, | |
pues ellos saben | |
con Angélicas voces | |
sólo alabarle; | |
que acá, nosotros, | |
lo que no fué, alabarle | |
podemos sólo! | |
SEGUNDO NOCTURNO |
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VILLANCICO IV |
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CLARO PASTOR DIVINO, | |
que humildemente grave, | |
quien humilde te mira, | |
Soberano te aplaude; | |
angular Fundamento, | |
en cuyo eterno jaspe | |
asientan de la Iglesia | |
los muros de diamante; | |
Piedra herida a los golpes | |
10 | del dolor penetrante, |
desatando tu yelo | |
en dos puros raudales; | |
Pescador tan dichoso, | |
que en un punto te hallaste, | |
de dueño de una barca, | |
Piloto de una Nave; | |
soberano Clavero | |
de aquellas sacras Llaves, | |
que al pecado las cierras | |
20 | y a la virtud las abres: |
pues tu Sacro Maestro | |
dispuso, por honrarte, | |
que sin tu pasaporte | |
ninguno al Cielo pase, | |
Estribillo |
|
¡duélete de nosotros, | |
Pastor amante; | |
y al ganadillo errante, | |
haz que pase ligero | |
de los pastos humanos | |
30 | a los eternos! |
VILLANCICO V |
|
¡OH PASTOR, QUE HAS PERDIDO | |
al que tu pecho adora! | |
Llora, llora: | |
y deja, dolorido, | |
en lágrimas deshecho | |
el rostro, el corazón, el alma, el pecho. | |
Si el arrepentimiento | |
tu corazón oprime, | |
gime, gime: | |
10 | lastime tu lamento |
y doloroso anhelo | |
a la tierra, a la mar, al aire, al Cielo. | |
Si de suerte mejoras, | |
las lágrimas te valgan; | |
salgan, salgan | |
todas las que atesoras: | |
aneguen tus pesares | |
los ríos, los arroyos, fuentes, mares. | |
Y pues tu pena rara | |
20 | lágrimas sólo borran, |
corran, corran: | |
y dejen en tu cara | |
y en todas tus facciones, | |
señales, rayas, surcos, impresiones. | |
Y si a dar tiernas voces | |
el mal te necesita, | |
grita, grita: | |
y tus penas atroces | |
oigan, y tus querellas, | |
30 | los luceros, el sol, luna y estrellas. |
El curso ya empezado | |
tus lágrimas no acaben: | |
laven, laven | |
la mancha del pecado, | |
hasta que estés glorioso, | |
limpio, resplandeciente, puro, hermoso. | |
Estribillo |
|
Llora, llora, mi Pedro, | |
que aquese llanto, | |
más que diez mil tesoros | |
40 | es estimado. |
Llora: que aquesa flaqueza | |
tiene grande fortaleza, | |
pues al Cielo ha conquistado. | |
¡Llora, llora, mi Pedro, | |
que aquese llanto, | |
más que diez mil tesoros | |
es estimado! | |
VILLANCICO VI |
|
PESCADOR AMANTE, | |
que, por tu Maestro, | |
dejando tus redes, | |
dejas tu sustento: | |
cuyas redes son | |
cadenas de hierro | |
a tanto nadante | |
libre prisionero; | |
tú, que a aquese horrible | |
10 | Monstruo verdinegro, |
con una barquilla | |
le pisas el cuello, | |
espera, aún no vayas, | |
no dejes tan presto, | |
a los peces libres, | |
al mar con sosiego. | |
Pero si mejoras | |
la suerte, midiendo | |
el seno anchuroso | |
20 | de Mar más inmenso, |
bien haces: acude | |
a mayor empeño, | |
y tu pesca sea | |
todo el Universo. | |
Estribillo |
|
¡Barquero, barquero, | |
que te llevan las aguas los remos! | |
TERCERO NOCTURNOVILLANCICO VII |
|
HOY DE PEDRO SE CANTAN LAS GLORIAS, | |
al dulce, al doliente, al métrico son | |
de suspiros que forman conceptos, | |
de dolor que es lira, de llanto que es voz. | |
Desatado en raudales el pecho, | |
en fuentes perennes vierte el corazón, | |
e inundando en cristales sus penas, | |
anega con llanto lo que antes negó. | |
Ya no fía el dolor a la lengua, | |
10 | porque teme que ella cometa traición, |
y encubriendo las penas del pecho, | |
mudando las voces, trueque la intención. | |
Por perjura, a perpetuo silencio | |
la boca condena, que se perjuró; | |
y mejores testigos los ojos, | |
desmienten y lavan, a un tiempo, su error. | |
Finas perlas le bordan el pecho, | |
quedando más rico con la contrición: | |
cada pena, le alcanza una gloria; | |
20 | cada lágrima, impetra un perdón. |
Providencia Divina permite, | |
altamente sabia, que yerre el Pastor, | |
porque estudie en el propio delito | |
lecciones de ajena conmiseración. | |
Estribillo |
|
¡Oíd su dolor, | |
templad su rigor, | |
decid a su Amor | |
que, si quiere que temple su llanto, | |
le ciegue los ojos, o alivie el dolor! | |
VILLANCICO VIII.—ENSALADILLA |
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Introducción |
|
COMO ES DÍA DE VIGILIA | |
la víspera de San Pedro, | |
sólo con una Ensalada | |
hacer colación podemos. | |
No estará muy sazonada, | |
porque por venirme presto | |
a los Maitines, no pude | |
echarle mucho aderezo. | |
Y hétele, que entro en la Iglesia | |
10 | y lo primero que encuentro |
es un Seis, que no es más que uno, | |
y uno que vale por ciento: | |
que, porque le dé la Iglesia | |
Capellanía a su tiempo, | |
por poner cuello en su voz, | |
esto cantó, voz en cuello. | |
SAN JUAN DE LIMA |
|
En el mar se anega Pedro, | |
a donde salió a pescar. | |
¡Ay, que le llevan las olas! | |
20 | ¡Ay, Dios! ¿Si lo volverán? |
Nadie tema que se anegue | |
por borrascoso que está, | |
porque ya toda la tierra | |
sabe que es hombre a la mar. | |
Los peces, huyendo de él, | |
todo se les va en nadar: | |
mas juzgo que de sus redes | |
nadie se podrá escapar. | |
Atar y desatar sabe | |
30 | con primor tan singular, |
que Dios nos libre de que él | |
no nos quiera desatar. | |
Prosigue la Introducción |
|
Otro, viendo que la voz | |
del que cantaba, aplaudían, | |
quiso alentarse, apretado | |
del verdugo de la envidia. | |
Y por no saber un tono, | |
quiso hacer con bizarría | |
plaza, con un Cardador | |
40 | que deprendió en una esquina. |
CARDADOR |
|
A San Pedro canto, | |
tengan atención, | |
porque es de la carda, | |
por el Cardador. | |
Ninguno se admire, | |
puesto que es Pastor, | |
que carde la lana | |
el que la esquilmó. | |
Tan hecho a ello estaba, | |
50 | que a cierto garzón |
le quitó una oreja | |
en vez de vellón. | |
Pensó quedar rico | |
en una prisión; | |
y yendo por lana, | |
sin ella volvió. | |
Prosigue la Introducción |
|
Viendo aquesto, otro mayor, | |
que ya algún latín sabía | |
y que al Arte de Montano | |
60 | enlazaba el de Nebrija, |
hizo con sencilla voz | |
una pregunta latina, | |
a que le respondió el Coro | |
en lenguas de su armonía. | |
Coplas |
|
—Quare lachrymosum, | |
rogo, video, et flentem, | |
illum qui Caelorum | |
Claves potens tenet? | |
—Quia sapit amare, | |
70 | coepit amare flere. |
—Quare ille, cui Christus | |
osculavit pedes, | |
maculas peccati | |
lachrymis absterget? | |
—Quia sapit amare, | |
coepit amare flere. | |
—Quare maestum video, | |
quem vidi potentem | |
et fortem, in Horto, | |
80 | turbis se praebere? |
—Quia sapit amare, | |
coepit amare flere. | |
—Quare ille qui dixit: | |
Nam, si me oportuerit | |
mori tecum, moriar, | |
antequam te negem? | |
—Quia sapit amare, | |
coepit amare flere. |