Villancicos 5 Sor Juana

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ASUNCIÓN, 1679

Villancicos que se cantaron en la Santa Iglesia Metropolitana de Méjico, en honor de María Santísima, Madre de Dios, en su Asunción Triunfante, y se imprimieron año de 1679.

DEDICATORIA

a la Reina del Cielo, María Santísima, concebida en gracia desde el primer instante de su ser.

HOY, VIRGEN BELLA, HA QUERIDO
a vuestros pies mi afición
ofrecer el mismo don
que de Vos he recibido.
Dadle, Señora, la mano:
pues si bien se considera,
aunque es la ofrenda grosera,
el afecto es cortesano.
El talento que he tenido,
10 traigo: recibid de grado
esto poco que he logrado,
y perdonad lo perdido.
En Vos, no en mí, acertar fío:
con que a todo el mundo muestro
que si hay algo bueno, es vuestro,
y todo lo malo es mío.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

DE TU LIGERA PLANTA
el curso, Fénix rara,
pára, pára;
mira que se adelanta,
en tan ligero ensayo,
a la nave, a la cierva, al ave, al rayo.
¿Por qué surcas ligera
el viento transparente?
Tente, tente,
10 consuélanos siquiera;
no nos lleves contigo
el consuelo, el amparo, el bien y abrigo.
Todos los elementos
lamentan tu partida;
mida, mida
tu piedad sus lamentos:
oye en humilde ruego
a la tierra, a la mar, al aire, al fuego.
Las criaturas sensibles
20 y las que vida ignoran,
lloran, lloran
con llantos indecibles,
invocando tu nombre,
el peñasco, la planta, el bruto, el hombre.
A llantos repetidos,
entre los troncos secos,
ecos, ecos
dan a nuestros gemidos,
por llorosa respuesta,
30 el monte, el llano, el bosque, la floresta.
Si las lumbres atenta
hacia el suelo volvieras,
vieras, vieras,
qué triste se lamenta
con ansia lastimosa
el pájaro, el cristal, el pez, la rosa.
Mas con ardor divino
ya rompiendo las nubes,
subes, subes,
40 y en solio cristalino
besan tus plantas bellas
el Cielo, el Sol, la Luna, las Estrellas.
Ya Espíritus dichosos
que el Olimpo componen,
ponen, ponen
a tus pies generosos,
con ardientes deseos,
coronas, cetros, palmas y trofeos.
No olvides, pues, Gloriosa,
50 al que triste suspira;
mira, mira
que ofreciste piadosa
ser, de clemencia armada,
auxilio, amparo, Madre y Abogada.
Estribillo
¡Sonoro clarín del viento,
resuene tu dulce acento,
toca, toca:
Ángeles convoca,
y en mil Serafines
60 mil dulces clarines
que, haciéndole salva,
con dulces cadencias saluden el Alba!

VILLANCICO II.—LATINO Y CASTELLANO

Divina Maria,
rubicunda Aurora,
matutina Lux,
purissima Rosa.
Luna, quae diversas
ilustrando zonas,
peregrina luces,
eclipses ignoras.
Angelica Scala,
10 Arca prodigiosa,
pacifica Oliva,
Palma victoriosa.
Alta mente culta,
castissima Flora,
pensiles foecundas
candida Pomona.
Tu, quae coronando
conscientias devotas,
domas arrogantes,
20 debiles confortas.
Dominando excelsa,
imperando sola,
felices exaltas
mentes, quae te adorant.
Tu sustentas, pia,
gentes quae te implorant,
dispensando gratias,
ostentando glorias.
Triumphando de culpa,
30 tremenda Belona,
perfidas cervices
dura mente domas.
Thalamos empyreos
ornas deliciosa,
amando innocentes,
discordes conformas.
Tristes te invocamus:
concede, gloriosa,
gratias quae te illustrant,
40 dotes quae te adornant.
Estribillo
¡Vive, triumpha, tranquilla, quando te adorant Seraphines cantando perpetuas glorias!

VILLANCICO III

DE HERMOSAS CONTRADICCIONES
sube hoy la Reina adornada:
muy vestida para pobre,
para desnuda, muy franca.
Con oposiciones bellas,
como Salomón la canta,
muy morena para hermosa;
para negra, muy sin mancha.
Del Cielo y tierra extranjera,
10 en ambas partes la extrañan:
muy mujer para Divina,
muy Celestial para humana.
La Naturaleza misma
duda que pudo formarla:
muy fecunda para Virgen,
muy Pura para casada.
Con admiración en ella
se ve la Ley derogada:
muy humilde para Reina,
20 muy exenta para Esclava.
Por su Caudillo la tienen
las celestiales escuadras,
para combatir, muy tierna;
para niña, muy armada.
La dignidad de que goza,
con su modestia batalla:
para mandar, muy pequeña;
para humillarse, muy alta.
Modestamente renuncia
30 los fueros que más la ensalzan:
muy Noble para pechera;
muy sujeta para Hidalga.
Une en sus divinos ojos
al temor la confïanza:
muy terrible para hermosa;
para espantar, muy amada.
Colocada en el Empíreo,
es la celestial morada
corto Solio a su grandeza;
40 a su humildad, mucho Alcázar.
Estribillo
¡Serafines alados, cantad la gala
a la Reina, que sube llena de gracias:
que, cuando contradicciones
componen sus perfecciones,
para adornarla,
variedades la visten, y nunca es varia!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

LA ASTRÓNOMA GRANDE,
en cuya destreza
son los silogismos
demostraciones todas y evidencias;
La que mejor sabe
contar las Estrellas,
pues que sus influjos
y sus números tiene de cabeza;
La que de las líneas
10 tiene más destreza,
pues para medirlas
tiene el ejemplo en sí de la más recta,
no forma astrolabios,
pues para más cierta
cantidad, se sirve
de los círculos mismos de la Esfera.
Ella hace, en los Signos,
que Cancro no muerda,
que el León no ruja
20 ni el veneno nocivo Escorpión vierta.
De benigno aspecto
es Luna serena,
con que crisis hizo
de su achaque letal Naturaleza.
De eclipse y menguantes
vive siempre ajena,
pues de su epiciclo
ni el Sol se aparta, ni la sombra llega.
Signo fué de Virgen,
30 pues entrando en Ella
el Sol de justicia,
conservó intacta virginal pureza:
en el cual, conjuntas
las Naturalezas
Divina y Humana,
causó en el Cielo la aperción de puertas.
Sus figuras fueron,
antes que naciera,
las Abigaíles,
40 las Saras, las Judithas y Rebecas.
Hoy las dignidades
goza de Planeta,
pues su gaudio y solio,
exaltación y casa, es una mesma.
Cuya planta, cuando
la eclíptica huella,
juntándose al Sol,
se exalta del Dragón en la cabeza,
ya, acabado el curso,
50 en su Casa entra:
de donde reparte
influjos saludables a la tierra.
Estribillo
¡Vengan a verla todos, vengan, vengan:
que sin compases hoy, globos, ni reglas,
mensura las alturas con sus huellas!

VILLANCICO V

Ista, quam omnibus
Caelis mirantibus,
Virginem credimus,
foecundam canimus;
Ista, quae plurimis
ornata laudibus,
se ostendit minimam,
Maxima plauditur;
Ista, quae dulciter
10 lactavit Parvulum,
quem Caeli culmina
adorant Maximum;
Quae fortis superat
serpentem callidum,
qui saevus imperat
obscuro Barathro,
dum petit lucida
Caelicum atrium,
strident cardines,
20 et ianua panditur.
Textum sideribus
induta pallium,
ornatum floribus
et rorans balsamo,
fecit ad Superos
felicem transitum:
penetrat inclita
Caelorum aditum.
Felix Empyreum
30 occupat thalamum,
vbi dignissimam
accipit laurum.
Sed satis dedimus
Virgini carminum;
iam satis lusimus
rustico calamo.
Estribillo
¡Gaudete, Caeli; exultet Angelus,
et omnes novum canamus canticum!

VILLANCICO VI

—¡PLAZA, PLAZA, QUE SUBE VIBRANDO RAYOS!
—¿Cómo? ¿Qué? —¡Aparten digo, y háganle campo¡
¡Ábate allá, que viene, y a puntillazos
le sabrá al Sol y Luna romper los cascos!

JÁCARA

Aquella Mujer valiente,
que a Juan retirado en Patmos,
por ser un Juan de buen alma,
se le mostró en un retrato;
la que por vestirse, al Sol,
10 luciente Sardanapalo,
en la rueca de sus luces
le hace hilar sus mismos rayos;
la que, si acaso se arrisca
la Dïana de los campos
a competirle en belleza,
la meterá en un zapato;
para quien son los reflejos
de los más brillantes astros,
cintillas de resplandor
20 con que teje su tocado;
la que a todo el Firmamento
con su luciente aparato,
no le estima en lo que pisa,
porque ella pisa más alto;
la que si compone el pelo,
la que si se prende el manto,
no tiene para alfileres
en todo el Cielo estrellado;
para quien las hermosuras
30 que más el Mundo ha estimado,
no sólo han sido dibujos,
pero ni llegan a rasgos;
el término de lo lindo,
el cómo de lo bizarro,
el hasta aquí de belleza,
y el más allá de milagro.
¡No es nada! De sus mejillas
están, de miedo temblando,
tamañitos los Abriles,
40 descoloridos los Mayos.
¡Los ojos! Ahí quiero verte,
Solecito arrebolado!
Por la menor de sus luces
dieras caballos y carro.
Pues a la boca, no hay símil
que venga con quince palmos:
que es un pobrete el Oriente
y el Occidente un menguado.
¿Qué más quisiera el jazmín
50 que andarse, paso entre paso,
apropiándose en su rostro
entre lo rojo lo blanco?
De las demás perfecciones
al inmenso Mare Magnum,
cíñalas la admiración,
si hay ceñidor para tanto.
Este pues, terror hermoso,
este valeroso pasmo,
este refulgente asombro,
60 y este luminoso espanto,
lo que hay de la tierra al Cielo,
con espíritu alentado,
por ser poco para un vuelo
quiere medir con un salto.
Entre, Bendita de Dios,
en el Celestial Palacio;
que entrar y salir, es cosa
en que yo ni entro ni salgo.
Otro pinte cómo rompe
70 los celestiales tejados;
que yo solamente puedo
hablar de tejas abajo.

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII

A ALUMBRAR LA MISMA LUZ,
a alegrar la misma Gloria,
a enriquecer las riquezas
y a coronar las coronas;
a hacer Cielo al mismo Cielo,
a hacer la beldad hermosa,
a ennoblecer la nobleza
y a honrar a las mismas honras,
sube la que es de los Cielos
10 honra, riqueza, corona,
luz, hermosura y nobleza,
Cielo, Perfección y Gloria.
Flamante ropa la viste,
a quien las Estrellas bordan,
en cuya labor el Sol
a ningún rayo perdona.
En oposición los Astros
lucientes tejen corona,
que se adornan de sus sienes,
20 más que sus sienes adornan.
La Luna a sus pies mendiga
todo el candor que atesora;
y ya sin temer menguantes,
plenitud de luces goza.
Perennes fuentes de luces,
confusos cuadros de rosas,
los ojos y las mejillas,
unos manan y otros brotan.
Alado enjambre celeste
30 ser quiere en volantes tropas,
si de sus flores, abejas;
de sus llamas, mariposas.
Enriquece el vago Ofir
del aire la vana pompa,
y él, de sus undosas hebras,
forma doradas garzotas.
Ramilletes teje el suelo,
el aire respira aromas,
espejos pulen las aguas,
40 y el fuego lucientes bombas.
A recibirla salieron
las Tres Divinas Personas,
con los aplausos de quien
es Hija, Madre y Esposa.
En fin, el inmenso espacio
que Febo luciente dora,
todo lo ocupan sus luces,
todo lo inundan sus glorias.
Mas las que en el Solio Regio
50 por eternidades goza,
la devoción las admire
sin profanarlas la boca.
Estribillo
¡Subid en hora buena, subid, Señora,
a que la Gloria os goce, y gozar la Gloria!

VILLANCICO VIII.—ENSALADA

Introducción
POR CELEBRAR TANTA FIESTA,
aquel Sacristán de antaño
que introdujo con su voz
gallinero en el Parnaso,
cercenando de Virgilio
y zurciendo lo cortado,
más sastre que cantor, hizo
estas coplas de retazos:
con lo cual, consiguió hacer,
10 después de estar muy cansado,
ajena toda la obra
y suyo todo el trabajo.

SACRISTÁN

Ille ego, qui quondam fui
divini Petri cantator,
dum inter omnes cantores
dixi: Arma, Virumque cano,
iam sine timore loquor,
iam sum valde confortatus,
nam cum Avem talem video,
20 non possum timere Gallum.
Sic orsus ab alto sum;
iam non Apostolos tantum:
cosas de marca maiori
cantare sum incitatus.
De Maria assumpta in Coelum
alta mysteria decanto
et subtilem testam meam
super aethera levabo,
ut omnes dicant quod mereor
30 esse, per optimos cascos,
Dominus Sacristanorum,
Monigotorum Praelatus.
Prosigue la Introducción
A la voz del Sacristán,
en la Iglesia se colaron
dos princesas de Guinea
con vultos azabachados.
Y mirando tanta fiesta,
por ayudarla cantando,
soltando los cestos, dieron
40 albricias a los muchachos.
Estribillo
Negr. 1.—¡Ha, ha, ha!
2.—¡Monan vuchilá!
¡He, he, he,
cambulé!
1.—¡Gila coro,
gulungú, gulungú,
hu, hu, hu!
2.—¡Menguiquilá,
ha, ha, ha!
Coplas
50 1.—Flasica, naquete día
qui tamo lena li glolia,
no vindamo pipitolia,
pueque sobla la aleglía:
que la Señola Malía
a turo mundo la da.
¡Ha, ha, ha! &.
2.—Dejémoso la cocina
y vámoso a turo trote,
sin que vindamo gamote
60 nin garbanzo a la vizina:
qui arto gamote, Cristina,
hoy a la fieta vendrá.
¡Ha, ha, ha! &.
1.—Ésa sí qui se nomblaba
ecrava con devoción,
e cun turo culazón
a mi Dioso servïaba:
y polo sel buena Ecrava
le dieron la libertá.
70 ¡Ha, ha, ha! &.
2.—Mílala como cohete,
qui va subiendo lo sumo;
como valita li humo
qui sale de la pebete:
y ya la Estrella se mete,
adonde mi Dioso está.
¡Ha, ha, ha! &.
Prosigue la Introducción
Los Seises de la Capilla
en docena con su canto
80 se metieron, y dos Seises
una docena ajustaron.
Y por no haber quien hiciese
los Villancicos, a mano,
de los Versículos mismos
este juguete formaron:
Coplas
La Madre de Dios bendita
se mira exaltada ya,
sobre Angelicales Coros
en el Reino Celestial.
90 —Exaltata est sancta Dei Genitrix.
—Super choros Angelorum ad Caelestia Regna.
Al Cielo subió María;
y la turba Angelical,
cantando bendice alegre
la suprema Majestad.
—Assumpta est Maria in Caelum: gaudent Angeli.
—Laudantes benedicunt Dominum.
La Virgen Madre, al Etéreo
Tálamo sube a reinar,
100 adonde en solio de estrellas
el Rey de Reyes está.
—Virgo Mater assumpta est ad aethereum thalamum.
—In quo Rex regum stellato sedet solio.
Házme digna, Virgen Sacra,
para poderte alabar;
y contra tus enemigos
dame virtud eficaz.
—Dignare me laudare te, Virgo Sacrata.
—Da mihi virtutem contra hostes tuos.