La Biblioteca de Pergamo

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La biblioteca de Pérgamo

   Cuenta  Plinio el Viejo que el pergamino se inventó en Pérgamo, consecuencia de la lucha  por el dominio cultural e intelectual que mantenía esta ciudad con Alejandría. Al parecer, el rey de Egipto Ptolomeo (205-182 a.C) decretó un embargo en la exportación de papiro, lo que propicio la invención del pergamino en la corte de Eumenes II, rey de Pérgamo. Sin embargo, la realidad apunta a una invención anterior,  puesto que se sabe que en el siglo V ya era utilizado por los griegos de Asia Menor. Lo cierto es que la relación entre el pergamino y Pérgamo es evidente, tal vez motivada porque la ciudad se convirtió en un gran centro productor y exportador de este material. En cualquier caso, el pergamino demostró ser un mejor soporte para la escritura, más resistente y aprovechable, puesto que permitía escribir por ambas caras.

Localización de PérgamoLa biblioteca de Pérgamo fue fundada por el rey Atalo I, que reinó entre los años 241 y 197 a.C., y formó parte del plan de convertir a la ciudad en el gran foco de la cultura helenística, rivalizando directamente con la Alejandría Ptolemaica. Pero fue su hijo, Eumenes II el gran impulsor, mecenas y enriquecedor de la biblioteca, que según dice Plutarco, llegó a conservar más de 200.000 volúmenes, aunque se cree que el número fue inferior, y que el engorde de esta cifra se debió a la necesidad de aumentar el prestigio de la biblioteca.

Lo cierto es que la rivalidad cultural entre Alejandría y Pérgamo fue continua. Escribió Alfonso Reyes que mientras que “Alejandría se inclina al conocimiento exacto y a las depuraciones textuales, Pérgamo prefiere las libres interpretaciones, por desgracia muy alegóricas y con frecuencia harto quiméricas. Si Alejandría se consagra preferentemente a la crítica de la cultura verbal, Pérgamo extiende su crítica a una variedad de disciplinas: historia del arte con Antígono Caristeo; viajes y epigrafía con Polemón de Ilión o Periegeta; topografía con Demetrio de Escepsis; cronología con Apolodoro Ateniense; filosofía estoica, gramática y literatura con Crates de Malo”. Tal era la rivalidad trocada en enemistad, que desde Pérgamo se apoyaban todas aquellas investigaciones filológicas que podían poner en desventaja a Alejandría.

Teatro de PérgamoLo cierto es que ambas bibliotecas corrieron una suerte final paralela, si no en la forma, sí en el tiempo. Tras el incendio de la biblioteca de Alejandría en el año 47 a.C, tras el enfrentamiento marítimo entre Julio Cesar y los egipcios, Marco Antonio, para recompensar las pérdidas, envió al Serapeo de Alejandría los 200.000 volúmenes conservados en la biblioteca de Pérgamo, que había sido previamente saqueada en medio de las continuas luchas políticas de entonces. Así al menos lo cuenta Plutarco en una de sus Vidas paralelas.

Los restos de dos de las bibliotecas más antiguas del mundo occidental se encuentran en Pérgamo y Éfeso (Turquía). De la de Alejandría no queda nada, aunque ahora se alza una nueva edificación majestuosa. De la de Pérgamo solo se conservan basamentos y lienzos de muros. Donde antes crecían los papiros y pergaminos, ahora lo hacen las hierbas y las margaritas. Fue la segunda biblioteca más importante de la antigüedad después de la de Alejandría. Se hallaba en la parte oriental de la ciudad, entre el templo de Trajano y el vestíbulo norte del santuario de Atenea. Fue construida en tiempos de Eumenes II (197-159 antes de Cristo).

Estoy ahora delante de sus despojos y me imagino las diversas estancias, así como el amplio salón de lectura. Es la única biblioteca helenística descubierta. Han desaparecido las paredes de las caras sur y este, pero aún se distingue el interior de las habitaciones. Los agujeros visibles en la superficie de las dos paredes del salón de lectura sujetaban, seguramente, los ganchos sobre los cuales se colgaban las estanterías de madera. Para proteger los escritos de la humedad, el salón tenía paredes dobles y las estanterías estaban igualmente separadas de la piedra. Los arqueólogos confirman que su espíritu helenístico se mantuvo durante el imperio romano. Lo mismo sucedió en Éfeso.

La sala de lectura de la biblioteca de Pérgamo estaba presidida por una gran estatua de la diosa Palas Atenea. Esta magnífica escultura la contemplé en Berlín. Excepto los brazos, el resto del cuerpo se mantiene muy bien. No conserva el oro ni el marfil que la cubrían, pero ya es bastante gratificante que sobreviviera durante más de 2.000 años. Se modeló a imagen y semejanza de la estatua de Atenea Partenos. El casco estaba compuesto por tres penachos.

El basamento aún acoge, en perfecto estado, seis de las diez figuras esculpidas que no han podido identificarse. El discreto tamaño del inmueble me siembra dudas. ¿Cabían aquí los 200.000 rollos de los que se hablan? Probablemente esta fue la sede central y se acondicionaron además otros edificios contiguos como depósitos para el resto de los fondos. La institución no se libró de saqueos e incendios. Parte de la gran biblioteca de Alejandría se quemó (le pasó varias veces a lo largo de los más de ocho siglos de existencia) a causa de las escaramuzas provocadas por el desembarco de Julio César. Marco Antonio, posteriormente, le prometió a su amante Cleopatra reponer parte de los fondos desaparecidos trayéndoselos de Pérgamo. ¿El asesino de Cicerón cumplió la promesa? No lo sabemos. Pasados los siglos, ambas bibliotecas sucumbieron definitivamente a la barbarie.

El pergamino se difundió en Pérgamo debido a la prohibición egipcia de exportar papiros. Los ptolomeos pretendieron así mantener la superioridad bibliográfica de su capital imperial. La biblioteca de Pérgamo, el templo de Trajano, el santuario de Atenea (la maravillosa puerta monumental también la contemplé en el cuidadísimo Museo de Pérgamo en Berlín), el espectacular teatro colgado sobre una empinadísima ladera, los palacios, el altar de Zeus (igualmente en Berlín), el ágora, los caminos enlosados, el templo de Dionisio, el santuario de Deméter, el gimnasio, las murallas, las puertas, el templo de Serapis y el santuario de Asclepio. Caracalla, que había restaurado el templo de Dionisio, acudió al Asclepion para ser tratado por medio de sueños. El dios de la salud lo despreció no enviándole ninguno. El templo se encontraba rodeado de manantiales. También se recordaba al dios de la convalecencia, Telesforo; y a Hygeia, de donde proviene la palabra higiene. Galeno era de Pérgamo y ejerció aquí la medicina. Había aprendido siendo médico de una escuela de gladiadores. Filetarios, Eumenes I, Atalos I y Eumenes II fueron algunos de los gobernantes de Pérgamo. Este último permitió la escolarización de las niñas. La antigua ciudad de Pérgamo es uno de los espacios arqueológicos más majestuosos que he visto jamás.

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La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados