Publicada por primera vez en 1835, fue una las obras más populares de Gógol. Cuenta la historia de un cosaco de Zaporozhie y sus dos hijos envueltos en las peripecias bélicas de la Ucrania medieval. Un relato épico y profundamente lírico al mismo tiempo, traza el semblante de un pueblo que forma parte de la identidad cultural y también nacional de dos países, Ucrania y Rusia.

Nikolái Gógol Nikolái Gógol (1809-1852) ocupa un lugar especial en la historia de las letras rusas. Nacido en Ucrania, pronto se trasladó a San Petersburgo y se dedicó a la narrativa escribiendo en lengua rusa, que le permitía llegar a un público amplio y versado. Soñaba con fama internacional y la tuvo. En vida fue considerado un clásico de la literatura rusa. “Todos hemos salido de El capote de Gógol”. Esta idea, expresada en un artículo sobre Dostoievski de Eugène-Melchior de Vogüé, se convirtió en un dicho popular gracias al propio autor de «Las noches blancas». Años, decenios y hasta un siglo después de Fiódor Mijáilovich la siguen reproduciendo miles de escritores, poetas, críticos literarios y escolares. Pero también la influencia de Gógol fue decisiva para Kafka; García Márquez lo situó en los orígenes del realismo mágico; lo leyeron Mérimée y Dickens, Borges y Nabokov, que le dedicaron ensayos de reflexión.

En un centenar y medio de páginas impresas de Tarás Bulba transcurren varios años de vida del insigne cosaco. En realidad, la narración abarca una época mucho más amplia. La obra de Gógol recrea la imagen del pueblo cosaco en su «siglo de oro», mencionando los tiempos desde antes de la Unión de Brest1 de 1596 hasta la sublevación de Ostránitsa (1637-1638)2 e incluso el levantamiento del hetman Jmelnitski3 de 1648**.

  1. La estancia estaba amueblada al gusto de la época <…> al gusto de aquellos tiempos duros y difíciles en los que empezaron las disputas y las luchas por la Unia en Ucrania (pág. 283*)
  2. Joven pero fuerte de espíritu. Ostránitsa, el jefe nacional, encabezaba el ejército cosaco. <…> Y de los ocho regimientos cosacos el más selecto era el que mandaba Tarás Bulba. (pág. 399)
  3. Ostap y Andri cursan sus estudios en Kiyv durante el gobierno de Adam Kísel (pág. 294) que fue gobernador de la ciudad desde el 1646.

Desde la perspectiva realista, resulta difícil imaginar a un Tarás Bulba octogenario combatiendo a plena fuerza codo con codo con Iakov Ostrianin ó resistiendo la presión de una treintena de polacos en los últimos momentos de su vida. Estas aparentes incongruencias se deben a que el género elegido por Nikolái Gógol no sólo le permitía descuidar los límites temporales sino que le impulsaba a utilizar su desaforada imaginación en pos de crear el himno al pueblo cosaco y, por extensión, a su Ucrania natal.

Los cosacos son un pueblo autóctono tanto de Ucrania como de Rusia. Sus asentamientos lindan con dos ríos más importantes de la zona: Dniéper y Don. Las primeras menciones de los cosacos corresponden al siglo XIV. Sus orígenes no son del todo claros si bien la teoría más influyente afirma que son de procedencia eslava. Su emplazamiento geográfico ha determinado el tipo de vida e incluso el carácter de este pueblo. Ubicado en una zona fronteriza entre el estado de Rusia, la unión polaco-lituana, los tártaros de Crimea y el Imperio Otomano, asumió el rol del muro de contención para varios estados. Cerrando tratos con estos u otros según la conveniencia del momento, los cosacos seguían conservando su carácter independiente. Con una forma de gobierno que podría clasificarse de democracia primitiva, elegían a su gobernante en reuniones populares y tomaban decisiones importantes conjuntamente.

Ilia Repin. «Zaporozhtsy», 1880-1891. Oleo sobre lienzo 203×308. Colección del Museo Ruso de San Petersburgo

Su forma de vida también era peculiar. Labraban tierra, pescaban y tenían ganado pero por encima de todo eran guerreros. A menudo vivían de los botines conseguidos en incursiones militares, de los que se desprendían con facilidad y sin remordimientos. Ese tipo de vida atraía a las tierras cosacas tanto a los «humillados y ofendidos» como a los criminales de todos los países lindantes, que engrosaban las filas de las milicias locales.

Un pueblo libre e indomable, ferviente y descomedido, guerreros fieros y difíciles de vencer: así era y es la fama que ostenta el pueblo cosaco. Fama en la que hay más verdad que leyenda.

Gógol, por cuyas venas corría la sangre cosaca, crea Tarás Bulba tomando como referente la obra cumbre de Homero, cantares épicos como «La canción de Rolando» y las canciones líricas del folclore eslavo. Por ello, la figura de Tarás adquiere dimensiones leyendarias con sus 20 libras de peso (¡más de 300 kilos!), una unidad de cosacos engulle la comida que podría alimentar a todo un pueblo y los veinteañeros Ostap y Andri lucen en sus caras «la primera pelusilla», aún sin afeitar. Las proporciones reales pierden su actualidad ante el propósito de autor de erigir un monumento lírico a sus héroes.

Pero además, es una novela histórica basada en hechos reales. Gógol escribe Tarás Bulba siguiendo los pasos de Walter Scott y Alexandr Pushkin con su «La hija del capitán». Al periodo de redacción lo precedieron años de estudio en los que el escritor trabajó con las crónicas antiguas, materiales folclóricos, memorias y comentarios de sus familiares y conocidos, que le suministraban testimonios y hechos de fuentes primarias. Una vez publicada la primera versión de la obra en 1835, el escritor siguió corrigiendo y ampliando el texto original hasta publicar una nueva versión en 1842.

En Tarás Bulba se encuentran la tradición romántica y el realismo. El Gógol de Almas muertes (1842) es el creador del naturalismo en la literatura rusa y el precursor del mismo movimiento en Francia. Al mismo tiempo sigue bajo la influencia de la tradición romántica. Tarás Bulba pues, es una obra que no encaja dentro de ninguna corriente estética ó forma artística. En su mundo tienen cabida descripciones detalladas de los personajes, sus atuendos y sus casas; amplias y llenas de realismo escenas de guerra; comentarios irónicos y críticos con giño a la Rusia del siglo XIX; pero también, la historia de amor de Andri y la noble polaca, pasajes líricos y salmos ortodoxos.

El estilo literario gogoliano alcanza en esta obra su plenitud. Encontramos aquí numerosos recursos artísticos. Ya se ha mencionado arriba la hipérbole, que es característica de todo el universo artístico de Gógol.

Cuando el escribano principal expuso las condiciones del pacto y el jefe cosaco hubo estampado su firma, Tarás Bulba desenvainó su espléndido sable turco forjado con el mejor acero, lo rompió por la mitad como si fuese un bastón y lanzó las dos partes lo más lejos que pudo

pág. 401

Mención aparte reclaman las espléndidas descripciones de la naturaleza

El Dniéper es un río ancho y caudaloso con muchos remansos, espesos juncales, bancos de arena y cauces profundos; reluce como un brillante espejo fluvial en el que resuenan los sonoros cantos de los cisnes; los orgullosos somorgujos se deslizan raudos sobre él, y multitud de becadas, chorlitos y toda clase de aves engalanan sus riberas y sus cañaverales.

pág. 405

Especialmente memorables son las alegorías y otros símiles gogolianos

Como un halcón que, surcando el cielo y dibujando círculos con sus fuertes alas, de pronto detiene el vuelo y se queda suspendido en el aire para, desde allí, lanzarse como una flecha sobre una codorniz que ha llamado su atención, Ostap, el hijo de Tarás, cayó de repente sobre el alférez e inmediatamente le echó un lazo al cuello

pág. 355

Sus metáforas son abundantes y variadas

Nunca el arado había surcado las incontables olas de plantas silvestres. (pág. 297)

¡Pues ésa era la Sech! Ése era el nido de donde salían todos ellos, orgullosos y fuertes como leones! (pág. 301)

La forma, el dinamismo en el desarrollo del argumento, la viveza de los personajes y la autenticidad de sus diálogos, finalmente, la belleza única del estilo literario, — todo ello hace que Tarás Bulba siga despertando interés de los lectores hoy en día. Pero además, es una valiosa fuente de conocimiento histórico donde los figurantes de las gestas de antaño cobran vida y se presentan en toda su complejidad humana.

*Citas extraídas de: Gógol, Nikolái. Tarás Bulba. Trad. De Joaquín Torquemada Sánchez. Cuentos completos. Madrid: Nevsky Prospects, 2015.

**Para más información, consulten el artículo en ruso: Денисов Владимир Дмитриевич. «К вопросу об исторической основе повести Н. В. Гоголя «Тарас Бульба» (1835)» Известия Российского государственного педагогического университета им. А. И. Герцена, no. 137, 2010.

Asimismo recomendamos otras dos ediciones:

Tarás Bulba. Trad. y prólogo de Alejandro Ariel González. Losada, 2011

Tarás Bulba (El libro de bolsillo). Trad. de Isabel Vicente. Alianza, 2010

Author: Nina Kressova Iordanishvili

Coordinadora del Centro Ruso de la Universidad de Granada