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¿Funcionan las tablas de puntos?

¿Qué es un programa de economía de fichas?

     Casi seguro habrás oído hablar alguna vez de las famosas “tablas de puntos” o puede ser que las utilicen en alguna de las clases del colegio de tus hijos.

Técnicamente a esta estrategia se la denomina economía de fichas y es un recurso bastante eficaz para solucionar una amplia gama de problemas de conducta.

La economía de fichas se desarrolló inicialmente en la década de los años 60 en el contexto de pacientes recluidos en instituciones psiquiátricas donde demostró su utilidad para controlar de forma adecuada las conductas de los internos. En nuestros días se han convertido en un recurso muy popular en el ámbito de la educación infantil.

A través de la tabla de puntos o economía de fichas se establece un sistema de organización de contingencias que combina distintos procedimientos de cambio de conducta. Una contingencia es lo que sigue a la conducta.

Recordemos que la conducta se explica por las contingencias o consecuencias que la siguen. De manera que tendemos a repetir lo que se sigue de consecuencias agradables y a evitar lo que se sigue de consecuencias desagradables.

Organizar una tabla o programa de puntos es algo relativamente sencillo pero para poder hacerlo bien se necesitan ciertas nociones sobre aprendizaje infantil.

Por ello, si te interesa poder aplicar este recurso como parte de la educación de tus hijos necesitas leer antes de esta entrada, los artículos de este blog sobre reforzamiento positivo, sobrecorrección y castigo negativo, en ese orden.

¿Cómo se organiza una tabla de puntos?

     La tabla de puntos es como “un traje cortado a medida”, es decir, debe diseñarse específicamente para cada caso una vez evaluadas las necesidades existentes. Para aplicar la técnica hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Elaborar una lista con aquellas conductas que los padres quieren que sus hijos hagan. Las conductas a trabajar deben estar especificadas de forma concreta. Por ejemplo, “quiero que sea más responsable” no es muy preciso. Es más claro si decimos “quiero que haga sus deberes antes de ponerse a jugar”. Si el niño tiene edad suficiente, se le explica en qué consiste el programa.
  • Hacer una lista de cosas, eventos o actividades que le gusten al niño y que se van a utilizar como reforzadores positivos (premios). Al aplicar la tabla entregamos puntos o fichas (pueden tener la forma de pegatinas, sellos, etc.) que pueden cambiarse por esos premios según ciertas reglas. Por tanto, necesitamos establecer en una hoja “el precio” en puntos de cada premio. Por ejemplo, ir al cine a ver una película que le interesa vale 10 puntos.
  • Asignar un valor en puntos a cada una de las conductas que van a ser premiadas. Las fichas se entregan o se pierden inmediatamente después de que sucedan las conductas que deseamos aumentar o reducir. Por ejemplo, cada tarde que tras merendar y relajarse un poco se ponga a hacer los deberes le doy 2 puntos. Si tras un aviso se niega a hacerlos le quito 2 puntos.
  • La no emisión de estas conductas deseables implica la retirada de puntos. Pero dejamos claro cómo pueden recuperarse los puntos (realizando las conductas adecuadas). Por ejemplo, al no quererse poner a hacer los deberes tras un aviso le quito 2 puntos. Entonces va y se pone a hacerlos. No puedo darle 2 puntos porque sino lo que refuerzo es que tarde en obedecer pero podría no quitarle puntos (la primera vez que suceda), y recordarle que si mañana se pone a tiempo puede ganarse 2 puntos.
  • Organizar de antemano cómo controlar posibles comportamientos negativos al retirar los puntos. Si al retirar los puntos el niño empieza a portarse mal lo ignoramos (extinción) pero si el mal comportamiento alcanza límites que no consideramos aceptables podemos aplicar sobrecorrección, tiempo fuera o coste de respuesta. Por ejemplo, al hacer un comentario positivo a su hermana, que sí se ha puesto a hacer los deberes, Juan la insulta y le tira la libreta. Le pediríamos que se disculpara con su hermana y le recogiera la libreta (sobrecorrección). Si no lo hace y se pone a chillar, le avisamos que aparte de perder 2 puntos por no hacer deberes se va a quedar sin ver TV toda la tarde (coste de respuesta).
  • Al principio debe ser fácil obtener fichas portándose bien para motivar al niño (p. ej., al inicio del programa se le regalan 2 puntos para motivarlo), pero a medida que avanza el programa subimos el nivel de exigencia. Es importante evitar que se genere un saldo de puntos muy negativo o el niño se desmotivaría totalmente al no tener nada que perder y no poder ganar nada aun portándose bien.
  • Cada vez que realiza una conducta deseable aparte de dar los puntos debemos utilizar reforzadores sociales (sonreírle, decirle lo orgullosos que estamos, lo campeón que es, etc.) para luego poco a poco ir sustituyendo los puntos por estos reforzadores sociales y así lograr que la conducta sea más estable y no dependa de premios materiales sino de aspectos como su propia satisfacción por hacerlo bien, el vernos contentos, etc.
  • La tabla debe estar expuesta en un sitio visible (por ejemplo, puerta del frigorífico, un lugar de la sala de estar, etc.) y recoge los días de la semana y un espacio cada día para poder colocar los puntos. Junto a la tabla deben figurar las conductas objetivo, los premios acordados, el precio en puntos de cada premio y lo que sucederá si se porta mal.

¿Qué problemas puedo encontrarme aplicando tablas de puntos?

     Tal vez te haya llegado información mixta sobre las tablas de puntos, unas veces alabando su gran eficacia y otras criticando su utilidad. Ten presente que cuando se diseñan y aplican del modo adecuado funcionan. De hecho, son un recurso muy habitual en los programas de cambio de conductas o en el Entrenamiento de Padres dentro de la Práctica Basada en la Evidencia.

Pero si se elaboran con prisas y se aplican con inconstancia o sin tener una idea clara de lo que se está haciendo no sólo no funcionarán, sino que incluso cabe la posibilidad de que hagan más resistentes al cambio ciertos comportamientos problemáticos. Y eso sin contar el desánimo y las expectativas negativas que pueden invadir a los padres por su intento fallido.

A continuación recogemos algunos errores comunes que hay que intentar evitar:

  • No quieras resolverlo todo a la vez. Se recomienda que como máximo se aborden 2-3 conductas objetivo y no se introduzcan otras nuevas hasta lograr éstas. Incluso si estás trabajando con algún objetivo muy difícil para el niño, mejor centrarse sólo en eso.
  • Recuerda que los premios sólo funcionarán si el niño no tiene acceso de otra forma a las cosas que le gustan. Por ejemplo, si vas a utilizar como premio sobres de cromos y el abuelo cada vez que viene de visita le trae cinco sobres, olvídate de que esto funcione. Tiene que haber “hambre” del reforzador.
  • Mantén la calma y aplica la tabla con afecto y amabilidad. Te ayudará a esa actitud el tener claro que “sólo es un niño o niña”, y “los niños pueden ser así”. No lo hace por fastidiarte. Cuando se porta del modo no adecuado, simplemente expresamos con tranquilidad “acabas de perder 2 puntos” (o los que sean) y lo marcamos en la tabla de forma que el niño lo vea. Si explotas, gritas, etc. pasas técnicamente al modo castigo tradicional que es contraproducente y no funciona.
  • Conocer bien qué estás haciendo y por qué te ayudará a aplicar con éxito el programa y a introducir las variaciones oportunas en función del progreso. Por ejemplo, el niño no se ha puesto a hacer los deberes pero lo vemos muy frustrado y ha puesto por propia iniciativa la mesa, cosa que no había hecho nunca. Aparte de expresarle nuestro afecto, si es la primera vez que no cumple podemos no quitarle los puntos, darle un punto extra por actividades deseables no previstas, etc.
  • Si cuando llega tu pareja u otras personas cuestionan tus pautas y actúan de forma diferente, esto no funcionará. El programa debe ser aplicado de forma coherente por los distintos adultos que conviven con el niño en su casa. Es menos perjudicial si las reglas que rigen son otras pero se trata de una casa distinta, como sucede típicamente en casa de los abuelos.
  • Si empezamos con el programa no podemos comportarnos de forma distinta un día que no tenemos ganas, tiempo, paciencia, etc. La única excepción es que el niño se ponga malo y haya que aplicar reglas distintas unos días (si es que eso interfiere con la conducta que estemos trabajando). Por eso es importante elegir el momento adecuado para empezar con la tabla de puntos.
  • No retires la tabla de puntos de golpe. La retirada del programa debe ser gradual para que los beneficios se mantengan en el tiempo. Esto puede lograrse haciendo cada vez más difícil la obtención de puntos (p. ej., al principio tras 15 minutos de estudio, luego 30 minutos, etc.) aumentando el tiempo entre la entrega de puntos (al principio a diario, luego cada dos días logrando el objetivo, etc), aumentando el precio de cada premio y asociando desde el principio del programa la entrega de puntos con reforzadores sociales de forma que éstos puedan servir ahora como premio final que mantenga sólo el comportamiento.

Si tienes muchas dudas o te enfrentas a conductas problemáticas que por su intensidad o frecuencia se salen de lo habitual lo más recomendable es consultar con un profesional.

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