Seminario sobre poetas hispanoamericanas del XX, Centro Dona y Literatura, Universidad de Barcelona

Seminario Poetas hispanoamericanas del siglo XX. ORGANIZACIÓN: Centre Dona i Literatura, GRC Creació i pensament de les dones, Universidad de Granada, Proyecto Poetas hispanoamericanas. Identidades, feminismos, poéticas (Siglos XIX-XXI). PARTICIPANTE(S): Rodrigo Andrés, Dunia Gras, María Ángeles Pérez López, Tania Pleitez y Milena Rodríguez Gutiérrez.

Fecha: Miércoles 11 de noviembre, de 12h a 14h

Lugar: Sala Gabriel Oliver, Edifici Josep Carner, Universitat de Barcelona, c/ Aribau 2, planta -1 – 08007 Barcelona

Poetas hispanoamericanas, cartel, Centro Dona

http://www.ub.edu/cdona/es/node/4024

Columna Granada Hoy, Cerdos, 22-10

CERDOS, Granada Hoy, 21 de octubre

SE llama Danilo Maldonado, aunque le dicen El Sexto. Cubano y grafitero, acaba de ser liberado en La Habana tras diez meses de prisión. Su delito habría sido motivo de risa en cualquier programa humorístico de un país con unos mínimos niveles de libertad de expresión. Pero en Cuba se le denomina delito a lo que en otros países se conoce como chiste e, incluso, a lo que en la propia Cuba, en tiempos mejores para las libertades, se le llamó choteo. En vísperas de Navidad, fecha en la que la matanza del cerdo es habitual en la isla, El Sexto pintó los nombres de Fidel y Raúl en el cuerpo de dos cochinos. El Sexto ideó un performance en una plaza pública donde soltaría a los puercos grafiteados. Pero no llegó a hacerlo: fue detenido mientras viajaba en un taxi en compañía de Fidel y Raúl, quiero decir, de los dos animales.

La Seguridad del Estado cubano, demostrando gran imaginación y una pésima opinión sobre los dirigentes del país, acusó a Danilo de “faltar el respeto a los líderes de la Revolución”. Sin embargo, en estos diez meses no se atrevió a llevar al grafitero ante un juzgado. Llevar el caso ante un juez significaría, supongo que pensaban, aumentar su propio ridículo, no sólo por el hecho en sí, sino porque no cabe duda de que fue la Seguridad del Estado, y no El Sexto, quien apellidó a unos cerdos que tenían un nombre de pila tan corriente como cualquier otro.

El pasado 29 de septiembre Amnistía Internacional declaró a Danilo preso de conciencia. “Encarcelar a un artista por pintar un nombre en un cerdo es ridículo. Las autoridades cubanas están usando cualquier excusa cobarde para silenciar a Danilo y transmitir el mensaje de que no se tolerará ninguna crítica contra el gobierno y sus funcionarios”, se lee todavía en la página web de la organización.

En los años 90, en ese país de chistes (en voz baja) que es Cuba se contaba el siguiente: Un alto oficial preguntaba a un amigo qué pensaba de cómo marchaba el país y el aludido contestaba: “Lo mismo que tú”. De inmediato, el alto oficial replicaba: “Pues vas preso”. Algo parecido le ocurrió a Danilo. La Seguridad del Estado, que en la isla supone una especie de brigada de pitonisos, leyó indicios (en Cuba los indicios son sinónimo de pruebas) del “Lo mismo que tú” en la propuesta (en Cuba las propuestas no realizadas equivalen a actos) del artista. Suficiente, en un país como Cuba, para merecer la cárcel.

Artículo sobre Rafael Cadenas (Premio García Lorca 2015), en Granada Hoy

 

RAFAEL CADENAS: APRENDER LA NADA (Granada Hoy, 14 de octubre, 2015)

Por mucho que otras perspectivas hayan llegado para enriquecer el estudio de la literatura y de la poesía, el enfoque nacional sigue siendo (para bien y para mal) el enfoque por antonomasia para acercarse a la obra de un escritor. Como recuerda Antoine Compangnon “la literatura, o mejor dicho, las literaturas, son, ante todo, literaturas nacionales”. El canon es, o suele ser, primero que nada, nacional. Y aunque esto ocurre en todas partes, sucede todavía más en América Latina, continente (o subcontinente, y lo digo en más de un sentido) de jóvenes y complejas naciones. Los premios de poesía no escapan a estas circunstancias; tampoco iba a hacerlo el Premio García Lorca. En este 2015, duodécima edición del Premio, y después de que este haya sido concedido a seis poetas españoles (seis, subrayo), entre ellos un granadino, Ángel González, Caballero Bonald, Brines, María Victoria Atencia, García Baena y Rafael Guillén (una se pregunta si alternar cada año entre un poeta español y un poeta hispanoamericano resulta realmente justo: ¿un solo país vale por una veintena?, ¿no parece un “combate” desigual dentro de la hispanidad poética?, ¿cuántas ediciones del premio tendrán que transcurrir para que el García Lorca le toque, por ejemplo, a un salvadoreño?); a tres poetas mexicanos, José Emilio Pacheco, Tomás Segovia (mexicano-español) y Eduardo Lizalde; la peruana Blanca Varela y la cubana Fina García Marruz, el García Lorca le ha correspondido al primer venezolano, Rafael Cadenas.

Es en las últimas décadas que la tradición poética venezolana ha venido a ser más conocida en España; a pesar de que en los comienzos de la misma hay una figura esencial, Andrés Bello. En este conocimiento tiene mucho que ver la Cátedra José Antonio Ramos Sucre, que dirige en la Universidad de Salamanca desde 1993 la profesora Carmen Ruiz Barrionuevo, decana de los estudios hispanoamericanos en España. Para leer aquí la poesía contemporánea de ese país del Caribe continental, quizás ningún libro más recomendable que la antología Conversación con la intemperie. Seis poetas venezolanos, preparada por el venezolano Gustavo Guerrero en 2008 para Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, donde además de a Cadenas, es posible acercarse a la obra de Ramos Sucre, Vicente Gerbasi, Juan Sánchez Peláez, Guillermo Sucre (también magnífico ensayista) y Eugenio Montejo (para conocer a las poetas, Ana Enriqueta Terán, Elisabeth Schön, Ida Gramko, Márgara Russotto, Yolanda Pantín …, habrá que irse, probablemente, a Venezuela). En su antología, Guerrero destaca varios rasgos de la poesía y de la personalidad de Cadenas; hay tres que me gustan particularmente y que quisiera recordar aquí: los notables cambios que pueden hallarse entre sus diversos libros, que han hecho que se le compare con Pessoa; el despojamiento de sus versos, donde la exactitud resulta fundamental, y para ser más exacta, la exactitud “aterradora”; y, por último, “la conciencia de que el lugar del poeta es siempre el margen”.

No hay que esperar a que el Ayuntamiento edite su antología para leer a Cadenas. Además de la de Guerrero, hay publicada otra en Visor, y sobre todo, está su Obra entera. Poesía y prosa (1958-1995), que apareció en Pre-Textos en 2007, con prólogo del poeta colombiano Darío Jaramillo. Hay poemas de Cadenas realmente hermosos, como Nombres: “Te llamas hoja húmeda, noche de apartamento solo, vicisitud, campana, tersura y lascivia, ingenuidad, lisura de la piel, luna llena, crisis…“; otros, son de una ironía punzante y lúcida, como Fracaso: “Cuanto he tomado por victoria es sólo humo. / Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más exigente, difícil de entreleer es tu letra (…) Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no sabía que era para salvarme…”; en otros, los de mayor despojamiento, el poeta mira a la nada que somos, se tutea con ella, la aprende: “Hazte a tu nada / plena. / Déjala florecer. / Acostúmbrate / al ayuno que eres. / Que tu cuerpo se la aprenda“.
Otro gran poeta hispanoamericano acaba de unirse en Granada al nombre de Federico. La poesía y la lengua están de fiesta.

Columna Granada Hoy, Reyes desnudos, 7-10

A veces me pregunto si en España hay más pícaros y farsantes que en otros lugares. Habitualmente me respondo que sí (ya sé que mi respuesta puede ser parcial: no conozco todos los lugares existentes). Supongo que será por la tradición literaria, cultural, política. Porque muchos llevan un Lazarillo dentro. Porque se carece de educación antipicaresca. Lo cierto es que desenmascarar a un pícaro es un acto que produce en este país una enorme desgana. Un pícaro, o una conducta picaresca, son aquí algo natural, ante los que nadie se asombra o incomoda, y con los que se convive en calma, plácida, alegremente. Vivimos rodeados de reyes (y reinas) desnudos de los que pocos se atreven a señalar que lo están.

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