Anticoncepción, sexualidad y salud

Memorias de vida y prácticas sanitarias en España durante el franquismo y la Transición Democrática


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Concepción Cebrián Moncho

Concepción Cebrián Moncho, directora de los Centros Asesores de la Mujer y la Familia del Consejo Regional de Murcia. Entrevista realizada en marzo de 2013 por Ramón Castejón

“Intentaron el desprestigio de los centros pero no lo consiguieron.”

 Organizamos algunas charlas con algún sexólogo. En concreto, organizamos alguna con un sexólogo de Granada que entonces era muy famoso. Se trataba, de alguna forma, de intentar convencer a la supuesta intelectualidad murciana de que estos eran temas que en otras partes se trataban y no pasaba nada. (…) Luego, pasaban cosas como en todas partes. Y llegaba la gente a preguntarte por el tema del aborto y por los viajes a Londres. Había contactos en Londres y también en Holanda.

Los centros [de planificación familiar], que fueron una iniciativa del Presidente Andrés Hernández Ros, empezaron en una especie de limbo en el organigrama del ente preautonómico y muy pronto pasan a depender de Sanidad. Creo que en 1981. Dependen de aquella manera, como no les interesa mucho el tema… Funcionábamos de una manera muy autónoma. De todas formas la Dirección General de Salud apenas tenía contenidos. Tenían algo de epidemiología, de salud pública, policía mortuoria y yo no sé si tenían alguna competencia de sanidad exterior, vacunaciones… Nos dejan bastante libertad. Ellos van asumiendo la  financiación, pero van intentado descafeinarlos. Se supone que lo va asumir Atención Primaria pero eso no es cierto. La idea era quitarle el componente mujer a los centros.

El modelo aquí es un híbrido. Fue conscientemente un híbrido. Yo había estado en Andalucía (en Granada, en concreto). Conocía la experiencia de Madrid y el modelo aquí se construyó como un híbrido. Yo sabía que no podíamos montar dos modelos, así que lo juntamos todo. Al juntar la planificación, con el modelo de centros de Andalucía, el modelo se rompe porque no podía durar. Nosotros éramos muy conscientes de que no podíamos asumir los centros siempre, sino en una primera etapa, que nos servía para hacer información, educación y propaganda. Y para sensibilizar a una parte de la población y a una parte de los profesionales implicados, no sólo a los médicos. Que ese modelo se iba a romper estaba claro. El modelo tarda en romperse. Hubo de todo ahí. En esta guerra siempre hay guerras muy sucias. Intentaron el desprestigio, pero no lo consiguieron. Porque era de boca a boca, pero eso no funcionaba. El problema que teníamos era la cantidad de gente que iba. El modelo se rompía porque o crecíamos hasta el infinito o se acababa.