Anticoncepción, sexualidad y salud

Memorias de vida y prácticas sanitarias en España durante el franquismo y la Transición Democrática


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Concha Martín Perpiñán

Concha Martín Perpiñán. Médica especialista en ginecología. Entrevista realizada en Madrid en junio de 2010 por Teresa Ortiz Gómez.

“Para conseguir los anticonceptivos tenías que buscar un ginecólogo progre”

El año 1975 fue el Año Internacional de la Mujer. Aquello marcó como una especie de toma de conciencia en la universidad, y no solo en la universidad, de que las mujeres teníamos algo que decir, porque entonces dentro del Partido Comunista la estructura era bastante misógina. Incluso dentro de la propia universidad, aunque había un trato de igualdad, igualitario, pero siempre, digamos, que en lo que era el conjunto del partido, el papel de las mujeres era llevarles comida a los presos políticos, ir de mujeres de presos políticos y actuar de “mujeres de”. Y un grupito dentro del partido, en la universidad, empezamos a decir que aquello no era la cosa del feminismo, que aquello era un rollo patatero y que nosotras desde luego ni íbamos a hacer tortillas para los presos, ni íbamos a hablar de la carestía de la vida, queríamos hablar del sexo, del orgasmo, del aborto y de los anticonceptivos, y de todo aquello. Y así lo hicimos. Y entonces hubo un apoyo por parte de la dirección [del partido] de la universidad (….).

Luego leí un libro de la editorial Kairós, de María José Ragué, que explicaba qué es el movimiento de liberación de la mujer, que empezaba en Estados Unidos. Y para mí aquel libro fue una toma de conciencia brutal de lo que estaba pasando, y de cuál era la clave del asunto. Y que las mujeres teníamos que tener autonomía. Yo ya estaba estudiando en la universidad, ya estudiaba tercero o una cosa así [año 1972 o 1973]. (…) Además habíamos vivido la dificultad de acceso a los anticonceptivos, el que ningún ginecólogo te los recetaba, que tenías que buscar un ginecólogo progre, la receta que mangabas en el hospital para poder hacerte la tuya propia. Y pensamos que esto era una reivindicación, que todo el mundo la sentía, y que había que ponerlo en marcha. Y bueno, así lo hicimos. Montamos la famosa AUPEM. Hicimos varios folletos, nos los ilustró Nuria Pompeya. Bueno, total, que hicimos aquello de AUPEM, e hicimos una manifestación para tener guarderías en la universidad (…) Y luego hicimos unas conferencias con Ángel Sopeña, contactamos con Efigenio Amezúa, llevamos a Miret Magdalena, y todo era sobre el tema de los anticonceptivos y el aborto, que era la línea fundamental del derecho al aborto y a los anticonceptivos. Habíamos vivido muchas, en carne propia y de gente próxima, el tremendo problema del embarazo no deseado, de irse a Londres de tal, y nos parecía que aquello era tremebundo. Y había que hacer cosas. Y bueno, así fue como surgió el tema. Y entonces cuanto más hacíamos, más gente se apuntaba.

Siendo estudiante, con Ángel Sopeña, yo le ayudaba a pasar consulta, a pasar la consulta los sábados y los domingos, en la cual no cobraba o cobraba muy poco. Entonces iban las mujeres de todo el movimiento obrero y te todos los barrios (…) Cuando acabé la carrera [en 1978], Ángel Sopeña quería montar, junto con otra serie de médicos progresistas, un centro de planificación familiar en Madrid. Ya funcionaba el Pablo Iglesias en aquella época, conocíamos a Elena Arnedo, y habíamos tomado contacto con ella y tal. Y estaba también el centro de Federico Rubio. Yo empecé a trabajar cuando acabé la carrera, bueno incluso antes. Me quedaba por saber una asignatura y Sopeña me dijo: “tú ya trabajas aquí”. “Oye, pero me falta todavía una papeleta”. “Nada, nada, tú empiezas ya a trabajar y tal y cual”. Y entonces yo empecé a trabajar allí, en el centro de Lope de Rueda [Instituto de Medicina Social].