Es muy probable que estos días navideños te estés dedicando al noble arte de maridar carnes y pescados con vinos tintos, blancos y cavas. Si no es tu caso, apostaría a que, por lo menos, esta noche seguirás la tradición de engullir 12 uvas en el tránsito del año viejo al nuevo. Sea como fuere, es posible que te hayas preguntado cuál es la razón de que existan uvas de distinto color. De esto, precisamente, tratará la entrada de hoy. Así que, si te interesa, sigue leyendo.

Pues bien, el color de la uva depende del contenido en antocianinas. El gen VvmybA1 está implicado en su síntesis, siendo el responsable final del color del fruto. La variación en la coloración que observamos, desde el negro/gris al blanco, pasando por el rojo/rosado, tiene una fuerte base genética ya que es consecuencia de la inserción y posterior excisión de un fragmento de ADN móvil, un retrotransposón llamado Gret1 (grapevine retrotransposon 1).

Barbara McClintock, estudiando los patrones de color del grano del maíz, demostró, por primera vez, que existen elementos del genoma con capacidad para moverse de una posición a otra y que esto afecta a la expresión de algunos genes. Aunque, a la postre, estos descubrimientos le granjearían el Premio Nobel de Medicina en 1983, durante mucho tiempo sufrió la incomprensión y la hostilidad de gran parte de la comunidad científica que, en un primer momento, no consiguió asimilar las teorías de McClintock.

Hoy sabemos que las variedades más oscuras tienen dos copias intactas del gen VvmybA1, lo que hace que la producción de antocianinas sea normal y el color del fruto intenso. En cambio, la inmensa mayoría* de las variedades de uva blanca presentan copias de dicho gen con el retrotransposon Gret1 en su región promotora, de tal forma que éste no se expresa y las antocianinas no se acumulan en la uva. Esta copia mutada del gen aparecería, probablemente, en alguna variedad oscura durante el proceso de domesticación de la vid, que por cruzamientos espontáneos se habría expandido y dado lugar a variedades de uva blanca. Lo realmente sorprendente de esta historia es que dichas variedades blancas dieron lugar a otras tintas o rosadas por la pérdida o excisión de dicho retrotransposón, que al abandonar su posición permitiría la expresión, de nuevo, del gen vmybA1. Esto lo sabemos gracias a la secuenciación de la región promotora de este gen en distintos tipos de uva y la comparación de sus secuencias. Mientras que todas las variedades oscuras tienen esta región promotora intacta, en las variedades rojas/rosadas habría quedado una huella genética dejada por el retrotransposón al moverse a otra localización.

Modificado de This et al., 2007 (Imágenes de unifeed.club)

Y tú, esta noche ¿cuántos retrotransposones te vas a echar a la boca? Sea como fuere: ¡Feliz 2019!

* Sólo algunas variedades de uva blanca como Avgoulato, Gamay Castille mutation blanche y Sultanina-Gora Chirine contienen copias del gen VvmybA1 sin Gret1, por lo que su fenotipo se explica por otras mutaciones presentes en el gen.

Bibliografía:

  • Boss P., Davies C. (2009) Molecular Biology Of Anthocyanin Accumulation In Grape Berries. In: Roubelakis-Angelakis K.A. (eds) Grapevine Molecular Physiology & Biotechnology. Springer, Dordrecht.
  • Jeong S-T, Goto-Yamamoto N, Hashizume K, Kobayashi S, Esaka M. (2006). Expression of VvmybA1 Gene and Anthocyanin Accumulation in Various Grape Organs. Am J Enol Vitic., 57:507-510.
  • Kobayashi, S., Goto-Yamamoto, N., Hirochika, H. (2004). Retrotransposon-Induced Mutations in Grape Skin Color. Science, 304: 982.
  • This, P., Lacombe, T., Cadle-Davidson, M. et al. Theor Appl Genet (2007) 114: 723.

 

 

 

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