El castigo en niños II ¿Cuándo y cómo?

Tipos de castigo «negativo»

     El castigo negativo lo podemos aplicar en forma de tiempo fuera o de coste de respuesta. El tiempo fuera consiste en eliminar durante un período de tiempo (por ejemplo, entre 5-15 minutos) la posibilidad de acceso a reforzadores (algo que agrade al niño), situándolo en un lugar aparte.

La “silla para pensar” o “el rincón para estar hasta calmarse” serían ejemplos de tiempo fuera. Por ejemplo, la niña monta una escena en el salón familiar y le indicamos de forma calmada que se vaya 15 minutos a su “rincón para pensar”. El sitio al que vamos a mandarla tiene que ser siempre el mismo y estar pensado de antemano (no puede ser un lugar atractivo, tampoco uno que le dé miedo o estaríamos castigandola). Lo ideal es un lugar que le resulte aburrido y en el que tiene que permanecer el tiempo indicado.

Algunos niños pueden oponer resistencia y escapar del lugar pactado. Entonces podríamos aplicar coste de respuesta a esos comportamientos (se explica a continuación) o ignorar la conducta inadecuada (esto se llama extinción), dejando claro que hasta que no se complete el tiempo estipulado no se vuelven a obtener reforzadores (cualquier cosa que gusta al niño: atención, juguetes, actividades que le agradan, etc).

El tiempo fuera también puede aplicarse en una forma en la que somos nosotros los que salimos de la escena tras un comportamiento inadecuado. Por ejemplo, a mi hija le encanta que me siente a ver los dibujos con ella pero no para de tirar los cojines del sofá y desordenar lo que hay a su alrededor, entonces me levanto y le digo con calma que cuando esté tranquila y deje de desordenar, me vuelvo a sentar con ella a ver los dibujos, y salgo de la habitación. En este caso el reforzador que la niña está perdiendo al portarse mal es la atención y compañía de su madre, que puede recuperar portándose bien.

     El coste de respuesta consiste en retirar un reforzador positivo o premio cuando sucede la conducta inadecuada (por ejemplo, “como no has hecho los deberes no puedes ver tu programa de TV favorito”). Los costes deben ser razonables. Por ejemplo, si el coste de respuesta es demasiado duro y le quitamos a un niño “todos sus juguetes” por portarse mal, lo que va a ocurrir es que se va a seguir portándose mal, por paradójico que nos resulte, ya que portarse mal ya no le “costaría” nada (no hay nada que pueda perder).

¿Cómo aplicar tiempo fuera o coste de respuesta?

     Al aplicar tiempo fuera o coste de respuesta es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • La decisión de utilizar castigo debe reservarse para conductas inadecuadas que no se den casi continuamente.  Por ejemplo, si el niño es muy inquieto y no consigue estar más de 10 minutos seguidos sentado, el castigo no tendría  efecto aparte de ser desmotivante. En estos casos, es mejor reforzar otras conductas positivas o conductas incompatibles con la que queremos reducir.

 

  • Damos la instrucción o retiramos el premio que se pierde de forma calmada, sin gritar o alterarnos. De lo contrario, si se lo decimos gritando, muy enfadados, con reproches, etc. estamos aplicando castigo tradicional, y no tiempo fuera o coste de respuesta.

 

  • Al aplicar tiempo fuera o coste de respuesta a niños pequeños es habitual permitir un aviso antes de actuar. Es decir, “si sigues haciendo X te vas a ir al rincón de pensar”. Un solo aviso.

 

  • Al igual que el reforzamiento, el tiempo fuera o el coste de respuesta tienen que realizarse inmediatamente detrás de la ocurrencia de la conducta o lo más cerca posible de ella. Si un niño se porta mal y el tiempo fuera se aplica a las cuatro horas (por ejemplo, cuando el padre regresa de trabajar), el efecto es nulo o claramente contrario a nuestros fines.

 

  • El niño tiene que tener claras las reglas y la conducta que se espera de él, antes de empezar a aplicar el procedimiento. Antes de empezar le explicamos de forma adecuada a su edad lo que vamos a hacer y de un modo que le resulte positivo y motivante (por ejemplo, “Tu papás que te quieren mucho, te van a ayudar a que te portes bien y por eso cada vez que le pegues a tu hermana te vas a ir un rato al rincón de pensar y no vas a poder estar con nosotros”).

 

  • Los reforzadores perdidos deben poder recuperarse, realizando las conductas adecuadas. De esa forma motivamos al niño a que se porte bien. Por ejemplo, como no ha hecho los deberes esta tarde no hay Ipad. Pero si aun hay tiempo y el niño se pone y hace sus deberes, podemos dejarle después un rato de Ipad.

 

  • El castigo debe ser proporcionado al mal comportamiento. No se pueden castigar de la misma forma pequeñas faltas como no recoger los juguetes que las faltas graves como pegar al hermano.

 

  • El castigo debe ser realista. Por ejemplo, no tiene sentido castigarlo con estar sentado toda la tarde en su escritorio, cuando sabemos que no puede permanecer quieto más de unos cuantos minutos.

 

  • El castigo debe ser lo más corto posible y debe tener un final claramente establecido. De nada sirve castigar sin consola durante un mes o de forma indefinida, el niño habrá olvidado en ese tiempo por qué está castigado y, además, si ya no puede perder lo que más le gusta se seguirá portando mal.

 

  • Debe existir coherencia entre los distintos adultos que cuidan del niño y también a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si hoy castigo una conducta y mañana no, el niño no interpretará que hacer X es inaceptable en esta casa, sino que ayer papá o mamá tenían un mal día y por eso me castigaron.

 

Recordemos que es mucho más eficaz intentar modificar el comportamiento con reforzamiento (positivo o negativo) que mediante castigo. El castigo tradicional o “positivo” consistente en presentar un estímulo aversivo (por ejemplo, una amenaza, un grito, un azote, etc.) no es eficaz. Además de ser inaceptable por otra serie de razones expuestas en la entrada de sobrecorrección.

El tiempo fuera y el coste de respuesta son formas suaves de castigo que funcionan muy bien, pero deben emplearse en combinación con el reforzamiento. Estos procedimientos funcionan mejor si además de castigar o no reforzar una conducta indeseable, nos esforzamos por premiar las conductas alternativas adecuadas.

Las Guías de Práctica Basada en la Evidencia indican que la combinación de reforzamiento, con coste de respuesta o tiempo fuera, es el procedimiento de reducción de conductas problema más eficaz a corto y largo plazo.

Confiad en vuestro hijo, comunicaos bien con el y tened presente que siempre es mucho más eficaz intentar controlar la conducta con elementos motivadores positivos que en forma negativa.

 

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