Esta línea de tiempo engloba deliberadamente en una misma secuencia cronológica a los filósofos cínicos y estoicos antiguos (de los siglos IV y III a.C.), con la idea de poner de manifiesto su pertenencia a una misma tradición socrática. En efecto, con independencia de las indiscutibles diferencias doctrinales introducidas propiamente por los estoicos, estos compartieron con los cínicos unos mismos orígenes, en el plano fundamentalmente de la ética: Zenón, el fundador de la Estoa, fue discípulo de Crates de Tebas, quien, a su vez, lo fue de Digenes de Sinope y este a su vez de Antístenes, quien lo fuera directamente de Sócrates.
Aunque esta tradición aparece claramente establecida en nuestros testimonios antiguos, destacando sobre todo al respecto las Vidas de los filósofos ilustres de Diógenes Laercio (s. III d.C.), la crítica más reciente ha tendido a ponerla en cuestión, a mi juicio sin argumentos lo suficientemente sólidos, como he intentado demostrar en uno de mis recientes trabajos, donde defiendo con decisión esta tradición antigua, que establece como un elemento fundamental el hecho de que Diógenes de Sinope tuviera como maestro a un discípulo directo de Sócrates, Antístenes de Atenas (cf. mi artículo “En defensa del encuentro entre dos Perros: Antístenes y Diógenes: historia de una tensa amistad”, Cuadernos de Filología Clásica: Estudios Griegos e Indoeuropeos 23, 2013, 225-267). Se ha pretendido que el vínculo Antístenes-Diógenes fue creado a posteriori por historiadores de la filosofía de filiación estoica que experimentaban un sentimiento de rechazo ante la idea de que el estoicismo hundiera sus raíces en el movimiento cínico (con la evidencia de la relación Zenón-Crates) y quisieron dignificar sus orígenes con el referente último de Sócrates. Sin embargo, al margen de que los antecedentes cínicos no fueran recibidos con la misma naturalidad por todos los seguidores de la Estoa, la hipótesis de una invención del vínculo Antístenes-Diógenes supuestamente para contrarrestar aquella evidencia de los orígenes cínicos del fundador de la Estoa no cuenta con ningún elemento probatorio.
Desde este punto de vista, la línea socratismo-cinismo-estoicismo remite a una realidad con elementos comunes y diferenciales, a una realidad en tensión, comenzando por la tensión propia existente muchas veces entre las distintas figuras en contacto. Lejos de perseguir un discurso doctrinal univoco y sin fisuras (ni dentro del estoicismo ni dentro del cinismo, como en general tampoco dentro del socratismo), defiendo una visión historiográfica que tenga en cuenta en todo momento los elementos de fricción y de tensión, que no impiden sin embargo reconocer también una serie de elementos comunes.
Para los cínicos me he servido del “Repertoire des philosophes cyniques” trazado por Marie-Odile Goulet-Cazé en su libro L’ascèse cynique: un commentaire de Diogène Laërce VI 70-71, 2. ed. rev. y ampl., Paris 2001 (1. ed. 1986), 231-249.
Con la idea de unificar en lo posible la presentación temporal, he decidido fijar para cada filósofo (de un modo más o menos aproximado) la fecha de su floruit (o momento de máximo esplendor, que, como es sabido, situaban los antiguos en torno a los 40 años de edad). La falta de referencias cronológicas suficientes al respecto ha dado lugar a que, en muchos casos, dicha fecha no tenga sino un mero valor tentativo y relativo.
En cuanto a la localización geográfica, se indica el lugar de nacimiento.
Línea de tiempo en construcción.