Miguel Ángel Fresno | Reactivación de la península de Sancti Petri
Desde la antigüedad se han venerado como dioses a las fuerzas de la naturaleza que reglan la vida. La historia del mar Mediterráneo ha sido escrita en función del dios Melkart, Herakles, Hércules o también conocido como dios Thuno, hoy conocido como atún rojo (Thunnus Thynnus). El pueblo fenicio así como los romanos fundaron asentamientos en la costa gaditana en función del paso migratorio del atún rojo. Los lugares se eligieron en función de la proximidad de marismas donde establecían las salinas. Almadrabas y salinas constituían la base de la industria de la salazón que rigieron la economía, el comercio y la navegación durante siglos.
La característica configuración del litoral atlántico andaluz dota a este de una extensa zona intermareal regida por las mareas y donde se establece un ecosistema único en Europa.
desarrollo en el litoral, desafíos de la sostenibilidad
Las ciudades en el litoral de Cádiz, como en la mayoría de la región mediterránea crecen en torno a los puertos, punto de encuentro para el comercio. Así, las costas sirven al mismo tiempo para la defensa y el negocio lo que supondrá una base para su desarrollo. En la costa gaditana la huella de este desarrollo económico se observa en la progresiva transformación del paisaje litoral. Poco a poco crece el número de ciudades y pueblos costeros, los cuales se caracterizan por su edificaciones defensivas, que se protegen frente al ataque de otros pueblos o ya recientemente protegidas por escolleras y diques para hacer frente a las fuerzas naturales. Otras actividades económicas asociadas al litoral son la agricultura y la ganadería que transforman las llanuras litorales en tierras de cultivo y pastoreo. Con el paso del tiempo se sucede una progresiva intensificiación de la actividad agrícola, desde cultivos no autóctonos como el arroz, en la Janda Litoral, hasta el actual cultivo intensivo de la flor cortada (Sanlúcar y Chipiona). Por otro lado, las marismas sufren también un continuo cambio a causa de la actividad salinera y acuícola (desembocadura del río Guadalquivir y Bahía de Cádiz), la cual se acelera en el último siglo a partir de los avances tecnológicos, produciéndose un abandono de la actividad salinera tradicional en la segunda mitad del siglo XX. A ello se le añade también el declive de otras actividades hasta estos últimos años protagonistas, tales como la industria naval o la actividad pesquera. Frente a esta situación de cambio surgen el desafío de llevar a cabo un desarrollo ordenado y diversificado, asegurando un uso racional del territorio litoral y sus recursos.