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Diapirism and sedimentation

A partir de la observación detallada de numerosos afloramientos de toda la Cordillera, se puede interpretar que en los afloramientos de facies yesíferas triásicas existen tanto facies resedimentadas (olistostrómicas) del Terciario como diapíricas. Los materiales resedimentados, o megabrechas, afloran tanto en la cuenca del Guadalquivir como entre las unidades tectónicas del dominio Subbético. Estas facies olistostrómicas pueden estar mezcladas con las facies diapíricas, e incluso, en gran parte, han sido alimentadas por la extrusión de los materiales diapíricos. Los mecanismos diapíricos, junto con la tectónica, son muy importantes en la distribución actual de los afloramientos del Triásico. Se propone que la presencia en superficie de la “megabrecha triásica” del Terciario, dentro de los dominios subbéticos, es debido al empuje hacia arriba de los materiales diapíricos del Triásico. De igual modo, la extensión de la megabrecha está condicionada por el desarrollo de los diapiros, que a su vez están condicionados por las fallas regionales y por la tectónica de mantos.


Geotemas, 5, 189-193 (2003).

 El diapirismo como factor principal de la resedimentación de las rocas del Triásico durante el Terciario en las Zonas Externas de la Cordillera Bética

A. Pérez-López, F. Pérez-Valera

ABSTRACT

The Epicontinental Triassic outcrops primarily in the External Zones of the Cordillera Betic over more than 400 km. The continuity or extension of the External Zone tectonic units diminishes towards the Guadalquivir Basin. Numerous blocks are clearly connected to resedimentation processes during Neogene, included in olistostromic units. There are gypsum breccias in numerous outcrops that are interpreted as diapiric facies. Many olistostromic megabreccias are related to the main diapiric extrusions during the stages of the External Zones origin. The reworked diapiric cap rock generated resedimented conglomerates and megabreccias. Then, the relation between resedimented and diapiric rocks is very difficult to stablish because, frequently, the final facies are similar and they are interconnected. Moreover, the deformation of these rocks was very intense. These diapiric processes have been very important in the distribution of Miocene megabreccias and of Triassic outcrops. The diapirism began during the Cretaceous and, in many cases, it was conditional on regional strike-slip faults.