¿Por qué nuestra mente influye tanto en lo que comemos?

La psicología detrás de nuestros hábitos alimentarios

Comer no es solo una necesidad biológica: es también un acto profundamente influenciado por nuestra mente. Aunque la alimentación es esencial para la supervivencia, factores psicológicos determinan en gran medida qué alimentos elegimos, cuánto deseamos comer y cómo lo hacemos. En un entorno saturado de estímulos relacionados con la comida, y ante el aumento de trastornos de la conducta alimentaria y la obesidad, comprender cómo funciona nuestra mente ante la comida es más importante que nunca.

Uno de los mecanismos clave es la atención visual. Nuestro cerebro está programado para detectar estímulos relevantes, y la comida ocupa un lugar prioritario entre ellos. Pero no solo se trata de ver los alimentos: nuestra mente evalúa constantemente su valor biológico (lo que nos aporta a nivel nutricional) y hedónico (el placer que nos produce). Esta evaluación puede inclinar la balanza hacia la aceptación o el rechazo de ciertos alimentos. Cuando este equilibrio se altera, podemos sentir una atracción excesiva por productos poco saludables o, por el contrario, rechazar alimentos necesarios para nuestro bienestar.

En esta línea, el Proyecto Mira-Comida de la Universidad de Granada investiga cómo percibimos los alimentos a través del seguimiento ocular (eye-tracking). Gracias a esta tecnología, se analiza cómo las personas con obesidad o trastornos alimentarios procesan visualmente los estímulos alimenticios. Los resultados revelan que prestar más atención a ciertos alimentos puede intensificar el deseo de comer, aumentar la impulsividad alimentaria o incluso generar rechazo hacia determinados productos.

Comprender estos procesos es clave para avanzar en la prevención y tratamiento de los trastornos alimentarios. La psicología y la neurociencia están abriendo nuevas puertas para desarrollar herramientas que nos ayuden a modificar nuestros patrones atencionales y a mejorar nuestra relación con la comida.