Juan quiere mucho a Julia, su novia, y como no quiere que se busque otro novio se enfada, e incluso se pone agresivo, si sale de fiesta con sus amigas sin él y le prohíbe ponerse determinados tipos de ropa. Además, no le gusta que hable con otros chicos, ni siquiera los de clase.
Pedro también quiere mucho a su novio y, en ocasiones, siente celos sin saber muy bien por qué. Él sabe que su novio tiene amigas y amigos y que coincide con ellos sin necesidad de que él tenga que estar también. Cuando siente celos intenta disminuirlos concentrándose en alguna tarea.
María, al igual que Pedro y Juan, siente celos pero los oculta porque le han dicho que eso es cosa de personas tóxicas. No tiene motivos reales para tener celos de su pareja, pero, a veces, siente o imagina que su pareja le es infiel. Los celos le causan mucha tristeza, ansiedad e inseguridad.
Juan, Pedro y María sienten celos, pero cada uno gestiona y reacciona a ellos de una manera distinta. Juan limita a su novia, lo que seguramente cause múltiples emociones negativas a ambos. María no tiene la suficiente confianza con su pareja para abordar el tema de los celos pero sufre mucho por ellos. En cambio, Pedro, es capaz de entender que su novio tiene otros elementos en su vida aparte de él, lo respeta y sabe gestionar sus celos.
¿Qué son los celos?
Los celos incluyen un conjunto de emociones dolorosas que aparecen ante la amenaza (real o imaginada) de perder a la persona amada o la posición afectiva de uno ante dicha persona.
El sentimiento de celos es una emoción compleja compuesta de varias emociones simples negativas, tales como miedo, ira, sentimientos de humillación, ansiedad o tristeza.
Los celos se manifiestan no sólo a nivel emocional, sino que se acompañan de pensamientos negativos (“seguro que está tonteando con alguna”, “ya no le resulto atractiva”, etc.) y pueden llevar a conductas vigilantes e intrusivas (p. ej., revisar su móvil, Facebook, etc.) e incluso hostiles.
Los celos son uno de los problemas más frecuentes que se experimentan en las relaciones íntimas o románticas. También son habituales en cualquier tipo de relación personal, ya sea de amistad, familiar o laboral. Aquí nos centraremos en los celos que surgen en las relaciones románticas. Estos celos se han denominado también Síndrome de Otelo, en alusión a la obra literaria de Shakespeare.
Los celos que afectan a las relaciones íntimas pueden ser de carácter sexual (porque creas que tu pareja quiere tener relaciones sexuales con otra persona) o de carácter emocional (por creer que tu pareja tiene un vínculo especial con otra persona).
En algunos estudios, se observa que los hombres son más proclives a celos de tipo sexual, sintiéndose especialmente amenazados por el estatus y los recursos de su contrincante, mientras las mujeres tienden más a celos emocionales y a amenazas relacionadas con la juventud/atractivo de su rival, aunque no se puede generalizar.
Al abordar este tema es también importante tener en cuenta que la consideración de los celos varía según las normas y valores de cada cultura.
¿Qué causa los celos?
El origen de los celos no siempre está claro y pueden verse influidos por muchos factores. A continuación se mencionan algunos de los más importantes:
- Experiencias familiares infantiles que llevaron a establecer un tipo de apego inseguro/ambivalente con las figuras de apego.
- Una historia de engaño en relaciones pasadas que lleva a tener una actitud de desconfianza en la relación actual.
- Inseguridad personal y baja autoestima (p. ej., no creer que seas lo suficientemente bueno para tu pareja).
- Baja calidad de la relación de pareja en la que no existe confianza o habilidades para abordar adecuadamente estos temas.
- Los celos delirantes pueden tener en su origen un problema orgánico (p.ej., demencia), abuso de sustancias o alcohol, o presencia de trastornos psicológicos graves como problemas psicóticos o trastorno obsesivo-compulsivo.
¿Celos normales o excesivos?
Los celos son una condición compleja y diversa que va desde lo normal a lo patológico. Por ejemplo, los celos de Pedro serían “celos normales”, mientras que los de Juan y María serían “celos patológicos”.
Los celos normales se caracterizan porque el estado emocional negativo es transitorio, de intensidad baja o moderada, sucede de forma infrecuente, y la persona afronta de forma adecuada y razonable la posible “amenaza” detectada (p. ej., distraerse y no darle importancia, hablarlo con la pareja, etc.).
Estos celos moderados funcionan como una respuesta anticipatoria que previene o intenta prevenir la posible pérdida de la pareja, y en ese sentido pueden incluso tener un papel positivo. Por ejemplo, ayudan a establecer las reglas básicas entre los miembros de la pareja. Cuando estos celos se expresan en el contexto de una relación de confianza, y son infrecuentes, pueden llevar a demostrar y sentir la interacción con la pareja como más positiva.
Los celos excesivos o patológicos se caracterizan por una preocupación irracional sobre la infidelidad de la pareja cuando no existen sospechas fundadas, que produce una intensa alteración emocional (p. ej., ansiedad y/o agresividad), y lleva a conductas dirigidas a controlar a la otra persona (p. ej., exigencias de seguridad o rituales compulsivos de comprobación).
Este tipo de celos pueden interferir con el funcionamiento cotidiano normal de la persona y dañan la relación, aumentando los conflictos y pudiendo generar una separación.
Los celos patológicos pueden llegar a ser de tipo delirante cuando implican total desconexión con la realidad como sucede en personas con problemas psicóticos o abuso de drogas (p. ej., la persona tiene la certeza de estar siendo engañada cuando en realidad no lo es).
Los celos excesivos pueden acompañarse de reacciones violentas. La violencia es más probable si la persona es impulsiva, poco empática, ya ha mostrado conductas violentas con anterioridad, y hay baja autoestima y falta de habilidades para resolver la situación de otro modo, o consumo de alcohol/drogas.
Señales de alarma de celos excesivos
- Los celos son intensos y frecuentes, experimentándose mucha angustia emocional.
- Hay una actitud de desconfianza hacia la pareja que no está justificada (p. ej., no ha dado pie a sospechas ni se la ha pillado en nada).
- Existen conductas de control (p. ej., registra sus cosas, revisa el móvil y sus redes sociales, etc.).
- Hay ideas muy rígidas y sexistas sobre el papel del hombre y de la mujer en una relación.
- Se ve a la pareja como una posesión.
- No se respeta el individualismo del otro (sus hobbies, sus amistades, etc.) y se eliminan estos elementos de su entorno.
- Ya se han mostrado enfados injustificados u hostilidad previa (verbal o física) al sentir celos.
Cuidado si además de celos y conductas controladoras, hay descalificaciones, chantaje emocional, o amenazas de acabar con la relación pues esto constituye una forma de maltrato emocional.
Este tipo de dinámica ha aumentado de forma alarmante entre parejas jóvenes que suelen tener dificultades para darse cuenta de que están involucradas en una dinámica de maltrato, al no ser tan evidente como la violencia física. Una vez institucionalizada la relación y entre parejas adultas la situación tiende a empeorar.
¿Cómo abordar los celos?
Es necesario llevar a cabo más estudios sobre la eficacia de las técnicas de tratamiento de los celos y sobre cómo funcionan no sólo en parejas heterosexuales americanas o europeas, que ha sido lo más estudiado, sino en otro tipo de parejas y países.
Hasta la fecha el enfoque con más aval empírico de su eficacia es la terapia cognitivo-conductual. El tratamiento combina diversas técnicas en función de las necesidades de cada caso. Las más habituales son las siguientes:
Psicoeducación sobre los celos. Muchas personas tienen ideas sobre el amor y las relaciones de pareja que pueden considerarse “mitos” por cuanto son falsas. Algunas relativas a los celos son “si de verdad me quiere, tendrá celos (más cuanto más me quiera)” o “una persona puede quererme y al mismo tiempo hacerme sufrir y tratarme mal”.
Cuando van más allá de los celos normales, los celos implican un tipo de desconfianza hacia la persona amada que puede erosionar la relación. En una relación de pareja donde predomina el amor y la confianza hay poco espacio para los celos.
Además, en todas las relaciones personales opera un mecanismo psicológico muy potente denominado profecía autocumplida. Esto significa que las personas sobre las que tenemos mucha influencia tienden a comportarse según lo que pensamos de ellas (p. ej., el efecto en un hijo de pensar que es valioso y llegará lejos es totalmente diferente de pensar que es un “inútil” que no logrará nada).
Tener la expectativa de que tu pareja te será infiel aumenta las probabilidades de que esto pueda suceder, pues tu pareja acabará cansada de tu desconfianza y de los conflictos contigo. En cambio, creer de verdad que lo vuestro funcionará y confiar de corazón aumenta las probabilidades de un buen resultado.
Piensa además que las relaciones son algo libre, nadie puede obligar a nadie a estar con quien no desee estar.
Terapia cognitiva. Esta técnica enseña a la persona a tomar conciencia de la irracionalidad de sus pensamientos (que no se basan en los datos objetivos) y a sustituirlos por otros más realistas y adaptativos. Las ideas o imágenes de celos son irracionales y se basan en sesgos cognitivos o trampas mentales. Por ejemplo, el móvil de mi pareja lleva comunicando mucho rato y pienso “seguro que está hablando con su amante”. Al tener este pensamiento estoy llevando a cabo una “adivinación” de la realidad que no se basa en las pruebas pues existen otras muchas razones más probables que pueden explicar que esté al teléfono.
Exposición con prevención de respuesta. La exposición gradual es una técnica que sirve para ayudar a las personas a superar miedos irracionales. Si a un fóbico a los ascensores lo iríamos exponiendo a situaciones de dificultad creciente relacionadas con coger ascensores, a alguien con celos patológicos se le enfrenta poco a poco a las situaciones temidas (en imaginación y en vivo) (p. ej., que su pareja pueda ver a hombres o mujeres atractivas en TV o una revista, que su pareja pueda llamar por teléfono a un compañero/a del sexo opuesto para un tema de trabajo, que pueda desayunar con un compañero/a en el trabajo, que salga solo/a un día, etc.).
Si hay rituales de comprobación y control se aplica además prevención de respuesta. Es decir, después de exponerse las situaciones temidas, se impide a la persona efectuar comprobaciones de lo que teme (p. ej., no puedes seguir a tu pareja, no puedes llamarlo para controlar donde está, etc.).
También se le puede decir que piense en lo que su pareja estará haciendo en este momento para desatar las ideas de celos impidiendo las conductas de comprobación (ir a visitarlo, etc.).
Esto le permitirá comprobar que las consecuencias temidas no suceden lo que con el tiempo lleva a que su ansiedad disminuya y se eliminen las conductas de comprobación.
Entrenamiento en diversas habilidades a nivel individual. La persona que sufre celos excesivos puede necesitar efectuar un trabajo de mejora de su autoestima o requerir de un entrenamiento en habilidades de las que puede ser deficitario (p. ej., asertividad, relajación para el control de la ansiedad, etc.)
Terapia de pareja. Es importante ver como es la dinámica de la pareja y si todo el problema de celos es individual o las interacciones que se mantienen con la pareja de alguna forma propician o no ayudan a resolver los celos. Algunos de los elementos clave son desarrollar buenas habilidades de comunicación y resolución de problemas en pareja, así como cuidar del tiempo que comparten y de su implicación conjunta en actividades agradables.
Si tu o tu pareja sois una persona con celos problemáticos es importante que contactes con un profesional para que te ayude, ya que puede ofrecerte ayuda efectiva.