El «mágico» teléfono móvil
La tecnología de la información y la comunicación desarrollada en las últimas dos décadas ha revolucionado nuestra forma de entender el mundo. Una nota distintiva de esta revolución es la cultura de la portabilidad, relacionada con la creación y democratización de los teléfonos móviles de altas prestaciones.
Podemos acceder a dispositivos móviles que pueden realizar casi cualquier tarea, desde localizar un restaurante hasta compartir de forma inmediata un contenido en las redes sociales. El uso del teléfono móvil no ha dejado de aumentar y se ha convertido en una de las herramientas más necesarias para afrontar la vida cotidiana de forma “normal”. Casi el 90% de los adultos emplea Internet, en los adolescentes y jóvenes el porcentaje es de cerca del 100%, y en las personas mayores de 64 años se reduce al 53%.
Este cambio ha traído muchos elementos positivos. Algunas de las ventajas del uso del teléfono móvil son las siguientes:
- Permite obtener una gran cantidad de información de forma fácil y eficiente satisfaciendo múltiples necesidades de los usuarios.
- El móvil es muy atractivo para la comunicación e interacción personal. Ayuda a superar limitaciones temporales y espaciales, y facilita la conexión con otras personas de forma instantánea.
- El móvil es más ergonómico que los ordenadores tradicionales para ciertos usos. Incorpora la tecnología del ordenador y, además, posee características adicionales, como, por ejemplo, aplicaciones sensibles al contexto o la incorporación de sensores con retroalimentación en tiempo real.
- El desarrollo de aplicaciones de tecnología móvil relacionadas con el cuidado de la salud ha crecido de forma rápida y está demostrando su utilidad para el diagnóstico a distancia, seguimiento y tratamiento de múltiples condiciones, así como para fomentar estilos de vida saludables (p. ej., promover el ejercicio físico). En el ámbito de los problemas psicológicos, Menon, Rajan y Sarkar (2017) revisan los estudios que utilizan Apps de móvil en problemas de ansiedad, depresión y adicciones, entre otros, concluyendo que las Apps son viables, aceptables y permiten obtener resultados positivos.
- En ciertos colectivos, por ejemplo, personas con discapacidad, personas mayores con ciertas dolencias, etc., además de lo anterior aumenta la sensación de control, seguridad y libertad.
Junto a estas innumerables ventajas, también ha habido un aumento de su uso problemático. La mayoría de los problemas no son causados por la tecnología en sí misma, sino por el uso que hacemos de ella.
¿Cuándo el uso del móvil se convierte en un problema?
El uso problemático del móvil se define en función del tiempo y la atención que le dedican los usuarios en detrimento de otras actividades, e incluye todo aquello que hasta hace poco se relacionaba con la adicción a Internet.
La adicción al móvil afecta, según distintos estudios, a un porcentaje de entre 10-25% de los usuarios. Un estudio con adolescentes españoles (Moral y Súarez, 2016) encuentra un uso más problemático en las chicas y en los adolescentes de mayor edad.
No existen criterios diagnósticos oficiales ni en la última edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-V) de la American Psychiatric Association (2013) ni en la última actualización de la International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems (ICD-10) de la World Health Organization (2016).
No obstante, la mayoría de las definiciones insisten en tres elementos que caracterizan la adicción al móvil:
- Usar constantemente el móvil o demasiado tiempo. No existe un número de horas igual para todo el mundo a partir del cual se establezca que ya existe adicción. En algunos estudios a partir de 3-4 horas se considera muy problemático y hasta 1-2 horas un uso más moderado. El tiempo debe valorarse en función de las circunstancias de cada caso (p. ej., no es lo mismo el caso de un adulto que emplea el móvil como parte de su trabajo que el de un adolescente en período escolar).
- Mostrar ansiedad y comportamientos agresivos si no puede utilizarse el móvil. Se ha denominado nomofobia (No-Mobile Phone-Phobia) al miedo irracional y sentimientos intensos de incomodidad o angustia por no poder usar el móvil, estar desconectado o fuera de cobertura (ej. Kuss y Griffiths, 2017).
- Deterioro de las actividades escolares, laborales o sociofamiliares. Uno de los principales elementos que definen la adicción al móvil es que debido al tiempo de uso del mismo la persona empieza a descuidar sus tareas académicas, domésticas, sus relaciones familiares, etc.
La adicción al móvil tiene una dinámica similar a otras adicciones comportamentales (o sin sustancias) como el juego patológico, las compras compulsivas, el consumo de pornografía y/o la adicción al sexo. En cualquier conducta adictiva se pierde la capacidad de elegir si detener o continuar el comportamiento a pesar de sufrir consecuencias negativas. Es habitual la sensación de perder la noción del tiempo mientras se usa el móvil y sentir luego culpa por haber invertido mucho tiempo.
Una conducta no adictiva produce un sentimiento de agrado o bienestar debido al reforzamiento positivo (p. ej., una mujer compra un vestido después de decidir de forma consciente que le hace falta y tiene el dinero para ello). En las adicciones los beneficios dejan de ser tan agradables como una vez lo fueron.
La conducta adictiva está gobernada por un proceso de aprendizaje llamado reforzamiento negativo. Es decir, lo que mueve a la persona no es el obtener un premio o beneficio sino escapar del malestar (p. ej., una compradora compulsiva compra de forma no consciente y más que divertirse acaba después experimentando culpa y otros sentimientos negativos por su acción). Esta dinámica es común a cualquier adicción (p. ej., un no alcohólico disfruta de una cerveza, una persona adicta al alcohol bebe para escapar del malestar o de los síntomas de abstinencia).
El uso excesivo del móvil puede generar efectos negativos similares a los producidos por cualquier adicción:
- Síntomas de abstinencia con ansia (craving) o deseo compulsivo e irracional de usar el móvil cuando no es posible su uso. Algunas personas pueden experimentar alucinaciones auditivas de oír el terminal o táctiles de sentir su vibración.
- Lo anterior puede acompañarse de conductas agresivas de distinta gravedad.
- Estado de hiperactivación con dificultades para concentrarse y realizar tareas.
- Problemas de sueño.
- Síntomas de ansiedad y depresión.
- Puede limitar el desarrollo de relaciones sociales y reforzar el aislamiento social.
- Diversos problemas de salud como dolor de cabeza, pérdida de audición, afecciones oculares o dolor muscular en pulgares y muñecas.
- Asumir conductas de riesgo como atender el móvil mientras se conduce.
- Problemas financieros.
¿Qué hacer ante la adicción al móvil?
Existen similitudes psicológicas y neurobiológicas en la base de todas las adicciones. Las personas que tienden a engancharse con los móviles, al igual que sucede con otras adicciones, pueden tener ciertas características de personalidad y/o buscar evadirse de sus problemas emocionales o familiares.
Distintos estudios han observado que hay mayor riesgo de adicción al móvil en personas con estados emocionales negativos, baja autoestima, baja capacidad de control de impulsos y alta necesidad de búsqueda de sensaciones.
La edad de más riesgo es la adolescencia, en esta etapa las relaciones sociales cobran más importancia y el adolescente intenta definir su identidad de forma autónoma distanciándose de sus padres. A veces, la adicción surge en el intento de afrontar un contexto interpersonal problemático, en alguien con malas relaciones sociales (y poco apoyo de los padres), pero el abuso del móvil sólo servirá para empeorar la situación.
Además, el fenómeno del policonsumo es un hecho demostrado. En las adicciones a sustancias el consumo de alcohol y cannabis aumenta el riesgo de consumir cocaína y drogas de diseño, y tener problemas con el juego. En el ámbito de las adicciones comportamentales el abuso del móvil y de los videojuegos, puede acabar asociándose a la compra compulsiva y la adicción sexual, o el consumo de alcohol, tabaco, cannabis y otras drogas.
La similaridad en la dinámica de todas las adicciones y el riesgo de policonsumo hacen conveniente, en algunos casos, centrarse no sólo en el uso del móvil en sí, sino también en esa serie de factores que aumentan el riesgo de adicción en general. Para ello el enfoque más aceptado es la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) que se centra en trabajar con los pensamientos, aprender a regular las emociones negativas y las conductas inadecuadas.
Algunas recomendaciones para evitar el abuso del móvil serían las siguientes:
- Intenta identificar qué factores preceden a los momentos en los que “te has pasado” usando el móvil. Pueden ser estados de ánimo negativos, como la ansiedad o depresión, o simplemente el aburrimiento. La mejor manera de abordar estos estados no es escapar con el móvil. Es importante que desarrolles recursos que de forma saludable te permitan lidiar con esos momentos (p. ej., practicar relajación, contactar con un amigo para quedar o hablar un rato es más saludable que pasar horas mirando Instagram o respondiendo Whatsapp). Hoy en día muchos padres actúan así con sus hijos: si se aburren en una reunión social le dejan el móvil. Cuidado con lo que enseñamos. Es más saludable que el niño busque cómo entretenerse.
- Establece qué actividades son prioritarias para ti en función de tus metas de vida. Planifica realizar primero las actividades que son más importantes para ti y permítete un rato de móvil sólo si has cumplido con las actividades anteriores. Por ejemplo, no es lo mismo que una madre o padre dedique un rato a curiosear con el móvil una vez ha acostado a sus hijos, recogido la casa, etc. que usar el móvil de un modo que habitualmente retrase la dinámica del resto de la familia. Y si en ese momento el móvil fuera un sustituto de una buena conversación con su pareja tampoco sería la mejor opción.
- El móvil como ocio, no es ocio de calidad. Como actividad lúdica dedicar tiempo a “vagar por el móvil” es parecido a hacer zapping por TV sin un plan concreto. A veces, puedes encontrar una buena peli y otras muchas sentirte vacío después de haber perdido el tiempo. Existen actividades mucho más satisfactorias que estar con el móvil (p. ej., hacer deporte, pasear, etc.). Recuerda que el móvil debe ser una herramienta a tu servicio, no un instrumento que se apodere de tu tiempo de forma aleatoria.
- Si tienes oportunidad de estar cara a cara con otras personas en una reunión o encuentro del tipo que sea, minimiza el uso del móvil al máximo excepto para llamadas muy necesarias o emergencias.
- Dormir con el móvil encendido y cerca de uno es el colmo de la permisividad respecto a ser controlado, bastante al azar, por el móvil. Si quieres tener un sueño de calidad y ser dueño de tu tiempo de descanso, deja el móvil en modo avión.
- Toma la sana costumbre de “perder” de vez en cuando el móvil, estableciendo períodos de tiempo en los que desconectar absolutamente.
- Si tienes hijos adolescentes jóvenes, acostúmbralos a desconectar el móvil o no tenerlo cerca mientras hacen los deberes. Cuando los hayan acabado, establece un tiempo de uso durante los días de clase que te parezca razonable (p. ej., desde ninguno a un máximo de 30 minutos). Ese tiempo puede aumentarse algo los fines de semana pero tampoco de forma exagerada.
- Supervisa el uso del móvil que hacen tus hijos (que no lo tengan en su dormitorio de noche) y edúcalos para hacer un uso responsable sensibilizándolos con los peligros de compartir cierto tipo de información o participar en ciertas dinámicas (p. ej., el acoso cibernético) que pueden ser constitutivas de delito.
El uso abusivo del móvil es un problema real que afecta de forma importante a quienes lo padecen. Puede acarrear problemas comparables a los que producen las drogas, afectando no sólo a adolescentes sino también a los adultos. Como de otras adicciones, se puede salir y ver mejorada sustancialmente la calidad de vida. Si no puedes lograrlo sólo no dudes en ponerte en manos de un profesional.