Hipocondría

¿Cuál es la causa de la hipocondría?

     Actualmente hay una amplia lista de factores que juegan un papel importante en el desarrollo de este problema, pero todavía no se sabe exactamente que es lo que provoca la hipocondría.

Pueden predisponer al desarrollo del problema elementos que confieran vulnerabilidad biológica (p. ej., el aumento de la sensibilidad al dolor) o psicológica (p. ej., experiencias traumáticas tempranas de abuso,  violencia, etc.).

Los primeros síntomas de ansiedad ante la salud pueden estar relacionados con:

  • Una enfermedad grave que afecte a un ser querido.
  • Haber padecido uno mismo una enfermedad grave en la infancia.
  • El fallecimiento de un familiar o un amigo cercano al afectado.
  • Etapas de mucho estrés vital.
  • Ver en los medios de comunicación enfermedades muy publicitadas.

     Además, la hipocondría es un trastorno psicológico y como tal existen determinados estilos de pensamiento que pueden favorecer su aparición:

  • Interpretaciones erróneas de síntomas. Existe una predisposición a realizar interpretaciones catastróficas de las sensaciones corporales. Estas interpretaciones catastróficas aumentan el malestar corporal y disminuyen la probabilidad de distraerse de sensaciones que proceden del cuerpo.
  • Atribuir causas a determinados síntomas corporales y psicológicos. La persona cree que está enferma, y atribuye a una enfermedad los síntomas y sensaciones corporales.
  • Preocupación excesiva por la enfermedad. La persona tiene miedo a ponerse enferma, a la incapacidad y al posible deterioro físico y psicológico.
  • Pensamientos irracionales sobre la salud y la enfermedad. Es frecuente que las personas hipocondríacas tengan un modo de pensar negativo en torno a la salud y a la enfermedad (p.ej., creen que cualquier tipo de síntoma corporal es sinónimo de enfermedad).
  • Atención y percepción selectiva. Hay una tendencia a prestar atención de manera selectiva a los procesos corporales para descubrir posibles indicios de enfermedad. Esto les permite darse cuenta de cambios mínimos que en otras personas pasan desapercibidos.
  • Expectativas y memoria. Las expectativas negativas de la persona hacen que exista una predisposición a prever un malestar corporal, de manera que cuando realmente se produzca un pequeño síntoma se vive como una confirmación de lo que se imaginaba. También hay un componente de memoria ya que, por ejemplo, cuanto mas episodios relacionados con el dolor, más quejas se experimentarán en el futuro.

     Por último, las conductas de evitación comentadas (p. ej., buscar de forma repetida información tranquilizadora, visitar frecuentemente al médico, evitar hablar de ciertas enfermedades, etc.) reducen la ansiedad de forma inmediata aunque a largo plazo perpetúan el problema al no dar la posibilidad de comprobar que no sucede nada y que uno puede relacionarse con su salud de mejor forma. Además, estas conductas a veces logran atención y cuidados extra por parte de otras personas que también pueden reforzar el problema.

¿Cómo tratar la hipocondría?

     Debido a que la persona hipocondríaca siente una angustia real ante la percepción de sus síntomas corporales, cuando la persona acude a un médico, éste no puede negar que existan sus síntomas ni ponerlos bajo duda.

Ante evidencias diagnósticas negativas, el primer paso es que el médico comunique al paciente que no tiene ninguna enfermedad física sino que todo se debe a un proceso de interpretación errónea de sus síntomas corporales, y recomiende un tratamiento  psicológico.

     Actualmente según las Guías de Práctica Basada en la Evidencia el tratamiento más efectivo es la Terapia Cognitivo Conductual (TCC). Este enfoque tiene como objetivo la reeducación de la persona para que sea capaz de adquirir una serie de habilidades y estrategias que permitan la eliminación de sus síntomas. A continuación se presentan algunas de las técnicas que pueden emplearse:

  • Relajación y respiración profunda. Sirve para reducir la alta activación y respiración rápida que desencadena los estados de ansiedad.
  • Re-estructuración cognitiva. La terapia cognitiva se dirige a modificar las expectativas e interpretaciones negativas y los pensamientos irracionales sustituyéndolos por otros más objetivos y realistas. Por ejemplo, se aprende a cuestionar la evidencia a favor y en contra de los pensamientos acompañándolo de pruebas de realidad (p.ej., ¿qué pruebas hay de que sentirse débil en algún momento del día es señal de enfermedad?, ¿las demás personas que conoces se sienten débiles en algún momento del día?, ¿el nivel de energía debe ser constante a lo largo del día?, etc.).
  • Exposición y prevención de respuesta. Mediante esta técnica la persona se enfrenta progresivamente a las situaciones que le provocan miedo a la enfermedad y a la muerte, hasta que poco a poco la angustia desaparezca. Por ejemplo, que cuando sienta miedo a haber contraído una enfermedad los familiares no respondan más allá de lo que sería una respuesta normal y la persona compruebe que aunque al principio la ansiedad sube si se enfrenta a ella llega un momento en que se reduce y logra controlarla.

     Algunas recomendaciones útiles para afrontar los pensamientos producidos por la ansiedad son las siguientes:

  • Las sensaciones que sientes (p. ej., palpitaciones, nudo en la garganta, etc.) no son más que una exageración de reacciones corporales normales que se producen debido a la ansiedad o al estrés.
  • Los síntomas y sensaciones corporales que tu notas no son perjudiciales, ni peligrosos.
  • Cuando notes cambios corporales, trata de distraerte, déjate absorber por cualquier estímulo, actividad, persona… (cualquier cosa menos pensar en enfermedades amenazantes).
  • Observa y describe objetivamente lo que sucede realmente en tu cuerpo, no lo que podría suceder (y no está sucediendo).
  • Cuando estés en un momento de angustia, es normal sentir miedo, no intentes huir de él pues eso lo fortalece. Simplemente, trata de aceptar que ahora tienes esa emoción, si la aceptas pasará.
  • El objetivo es aprender a afrontar el miedo sin evitarlo. Logrando distraerte de forma natural en unas ocasiones o aceptando que está ahí en otras. Cuanto menos evites sentir esa ansiedad por tu salud y menos hagas por intentar controlarla, más se debilitará.
  • Una verdadera enfermedad no desaparecería sólo por pensar o no pensar en ella.
  • Piensa en la mejoría que tendrás en tu día a día cuando hayas conseguido superar la ansiedad, siéntete orgulloso de tu progreso.

 

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