Sonambulismo

Sonambulismo

¿Qué es el sonambulismo?

        El sonambulismo suele causar fascinación por las características curiosas que tiene el comportamiento de los sonámbulos. Antiguamente se pensaba que el sonambulismo ocurría en la fase de sueño REM (rapid eye movement) en la que soñamos y que era la expresión de un sueño. La investigación científica demostró que los sonámbulos no realizan sus sueños, el sonambulismo no sucede en la fase de sueño REM sino durante las fases de sueño más profundas (fases 3 y 4 de sueño lento profundo).

     El sonambulismo consiste en realizar actividades diversas mientras se está dormido (p.ej., desde sentarse en la cama y sostener la sabana entre las manos hasta vestirse, subir o bajar escaleras, comer, hablar, etc.). Los movimientos suelen ser torpes y el sonámbulo, que habitualmente será un niño o niña, se comporta como si fuera un autómata o robot. Puede tener la mirada fija y perdida, y no responder a lo que se le dice ni a los intentos de despertarlo. Si se logra despertar al sonámbulo, cosa que sucederá con dificultad, no recordará lo sucedido y estará confuso y desorientado durante un rato.

     A veces, el niño con sonambulismo se acuesta sólo en su cama y continúa durmiendo tranquilamente, otras veces se despierta fuera de su cama confundido, o puede terminar acostándose en otro sitio, sintiéndose desorientado al despertar allí a la mañana siguiente sin recordar nada.

     El sonambulismo, al igual que los terrores nocturnos (despertarse de repente con un grito de pánico o llorando angustiado), son trastornos del sueño que se producen durante el sueño muy profundo. Cuando la persona está en las fases más profundas del sueño algo la despierta parcialmente pero no del todo produciéndose un estado que es una mezcla de estar dormido y despierto. Es como si bajando en el ascensor de nuestra conciencia a un piso muy abajo, de repente algo llamara nuestra atención arriba e intentáramos subir pero nuestra conciencia se queda atrapada en algún punto del trayecto.

El cerebro de alguien con sonambulismo está dormido, pero la persona tiene la apariencia de estar despierta (puede moverse, hablar, etc.). Como estas fases de sueño predominan en las primeras horas de la noche, el sonambulismo empezará entre una y dos horas después de haberse dormido y dura desde segundos o minutos hasta más de media hora.

¿Qué causa el sonambulismo?

La aparición de este problema del sueño puede depender de varios factores. Algunos de los más importantes son los siguientes:

  • Antecedentes de sonambulismo en la familia. La tendencia a padecer sonambulismo (y terrores nocturnos) tiene cierta predisposición genética. La gran mayoría de los niños con sonambulismo tiene algún familiar que padeció sonambulismo o terrores nocturnos.
  • Desarrollo inmaduro del cerebro. Estos problemas son mucho más frecuentes en la infancia y a medida que el niño crece tienden a desaparecer solos, lo que sugiere una implicación del propio desarrollo del cerebro. Cuando el cerebro es aún inmaduro puede resultar difícil salir completamente del sueño muy profundo si algo despierta al niño.
  • Fiebre y ciertos medicamentos. Tanto la fiebre como algunos medicamentos (p.ej., las pastillas para dormir) pueden aumentar la profundidad de las fases de sueño profundo lo que aumenta las dificultades para poder despertarse de dichas fases en caso de que algo moleste a la persona.
  • La falta de sueño y los horarios de sueño irregulares. Dormir menos de lo necesario o tener horarios irregulares, que también se asocia a perder sueño, aumenta la profundidad de las fases de sueño profundo ya que la persona se acostará muy cansada. En estas condiciones, vuelven a ser más probables los despertares incompletos. Por ejemplo, un niño puede tener un episodio de sonambulismo si lleva días acostándose más tarde de lo habitual y durmiendo menos de lo que necesita.
  • Molestias que afectan al sueño. Cualquier molestia que suceda durante el sueño profundo, bien sea interna (p.ej., amigdalitis, reflujo gastroesofágico, dolor, etc.) o externa (p.ej., ruidos imprevistos, luces, etc.) puede contribuir a que aparezca sonambulismo al producir un despertar parcial.
  • Tensión emocional. A veces, el inicio del sonambulismo coincide con un momento en el que el niño está estresado (p.ej., problemas en la escuela, conflicto entre los padres, etc.). Estos factores actuarían produciendo activación que en las fases de sueño profundo puede llevar a generar un estado mezclado de despertar parcial. Un efecto parecido lo pueden producir otros sucesos como ver películas que le den miedo, jugar a cosas que lo exciten mucho antes de dormir, etc.

¿Qué hacer ante el sonambulismo?

   1. Informarse del problema

     Un primer paso importante es informarse del problema y de cómo actuar. La información te va a resultar tranquilizadora respecto a lo que le está sucediendo a tu hijo.

     Debes saber que el sonambulismo es muy frecuente en la infancia, puede afectar hasta un 15% de los niños en edad escolar. La gran mayoría de las veces se da en niños sanos y no debe preocupar puesto que desaparece sólo, en torno a los 12-15 años. En cambio, en los adultos es poco frecuente (en torno al 1%) y el inicio en la vida adulta puede asociarse a complicaciones más serias (p.ej., trastornos de ansiedad o depresión, enfermedades neurológicas, consumo de drogas, etc.).

     Si durante el episodio de sonambulismo aparecieran manifestaciones diferentes de las descritas aquí (p.ej., movimientos bruscos y anormales, vómitos, fiebre, que el niño se quedara inconsciente, etc.) sería necesario descartar que no están presentes problemas médicos.

Cómo actuar ante el sonambulismo

  • Mantener la calma. Si los padres se asustan o se enfadan sus hijos podrían ponerse peor al percibir esta tensión.
  • Ayudar al niño lo antes posible. Lo más adecuado es guiarle a su cama con frases sencillas y suaves (“Tranquilo Álvaro, vamos a la cama…”). Llevar al niño a su cama sin despertarlo evitando que se haga daño. A veces el niño se dirige dormido al cuarto de baño, se le puede llevar hasta allí para que haga pis y luego conducirlo a su cama.
  • Quedarse con el niño hasta que se duerma y nos aseguremos de que el suceso ha terminado.
  • Comentar estos incidentes con todos los miembros de la familia, quitándole importancia a lo sucedido y dándole un significado de normalidad, para que el resto de la familia no se preocupe y eso afecte al niño.

Lo que no hay que hacer

  • No tratar de despertar al niño. No es en absoluto peligroso despertar a un sonámbulo. Pero no se recomienda puesto que sólo sirve para confundirle y desorientarle, al verse despierto en una situación rara y sin poder recordar lo sucedido. Obligar al niño a despertarse para hablar con él sobre lo sucedido es inoportuno y puede angustiarlo ya que se trata de un comportamiento del que él no es consciente y no controla.
  • No se deben dar medicamentos para estos problemas de sueño a los niños pequeños. Estos fármacos tienen efectos secundarios y cuando dejan de tomarse el problema vuelve a aparecer tal como estaba o peor.

     2. Adoptar medidas de seguridad

     La principal consecuencia negativa del sonambulismo es el riesgo de herirse o hacerse daño. Los sonámbulos no tienen la capacidad de percibir el ambiente ni de orientarse que tienen las personas despiertas. Se deben dar al niño explicaciones oportunas de la existencia de estas medidas. Algunas de las recomendaciones más habituales son las siguientes:

  • Eliminar los objetos que puedan ser peligrosos de la habitación (p.ej., instrumentos con los que pueda cortarse).
  • Evitar que el niño duerma en una cama muy alta o en una litera.
  • Arreglar el suelo y/o las paredes de su habitación para que no pueda hacerse daño si tiende a golpearse contra ellas (p.ej., pueden acolcharse los alrededores de la cama).
  • Instalar un sistema de alarma en el lugar oportuno (p.ej., la puerta de su cuarto, la salida de la planta de los dormitorios, etc.) que avise de que el niño se ha levantado.
  • Evitar que el niño pueda salir de la casa mientras anda sonámbulo, colocando cierres de seguridad en las escaleras, si las hay, así como en puertas y ventanas.

   3. Tratamiento Psicológico

     Si con la información y precauciones anteriores no bastara para resolver el problema puede aplicarse un tratamiento psicológico. Además, puede ser recomendable pedir ayuda profesional cuando el problema es tan frecuente o intenso que está perturbando el descanso nocturno y generando otras dificultades (p.ej., cansancio al día siguiente, vergüenza ante sus amigos, etc).

     El tratamiento del sonambulismo se ha investigado mucho menos que el de otros problemas. Se tiende a abusar de la medicación que tiene muchos inconvenientes y hacen falta más estudios. No obstante, según la evidencia disponible las técnicas que mejor funcionan son las siguientes:

A. Mejorar la higiene del sueño. Es decir, hacer ciertos cambios en la vida del niño que sirvan para mejorar sus hábitos de sueño. Hay que asegurarse de que tiene un horario regular de sueño (con horas constantes de acostarse y levantarse) y que descansa lo suficiente. Establecer una rutina de sueño antes de irse a la cama puede ayudar a afianzar estos hábitos. La rutina consiste en actividades calmadas que se realizan siempre en el mismo orden (p. ej., baño caliente, cena, leer un rato y dormirse).

Además, es aplicable todo lo que tiene que ver con tener un sueño sano (p.ej., que el niño se duerma en la cama y no en otro lugar, que sepa dormirse solo, etc.). A veces, basta con regularizar los hábitos de sueño para que el problema desaparezca.

B. Despertar al niño un poco antes del incidente. Esta técnica se denomina despertares programados y consiste en que los padres despierten al niño por la noche unos 15-20 minutos antes del momento en el que vaya a suceder el sonambulismo. Una vez que el niño responde a vuestra llamada abriendo los ojos o hablando puede volver a dormirse. No es necesario encender la luz ni pedirle que se levante.

Como uno no es adivino ¿cómo se sabe cuando va a suceder el sonambulismo? Para saberlo hay que observar el sueño del niño a diario durante unas dos semanas y anotar ciertos datos en un registro de sueño (p.ej., hora a la que se acuesta y se levanta, hora a la que aparece el sonambulismo, cómo se comporta el niño, etc.). Además, es fundamental que el niño mantenga un horario de sueño regular o los datos no servirán.

Las razones por las que esta técnica funciona no están claras, se supone que provocar un despertar completo impide después el despertar parcial que se asocia al sonambulismo. Los padres que la han utilizado suelen comentar que al poco tiempo sus hijos aprenden a despertarse por su cuenta antes de entrar a las fases más profundas del sueño, eliminando así la necesidad de ser despertado por ellos. En uno o dos meses el niño puede empezar a dormir bien.

C. Relajación o hipnosis. En casos resistentes a las técnicas anteriores, o si se prefiere directamente esta opción, la aplicación de técnicas de “desactivación” como la relajación o la hipnosis puede ayudar a mantener un tono de activación durante el sueño más óptimo eliminando la tensión emocional que produce los episodios o bien incorporando sugestiones que ayudan a despertarse por completo o hacen que desaparezcan los episodios.

 

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