Como estamos viendo, son tantas las preocupaciones asociadas a la paz, tantas las escalas, variables culturales, propuestas teóricas, tanta violencia -aunque pudiera estar sobreestimada-, que a veces podríamos sentirnos turbados e incluso desanimados ante tan inmenso campo. Pero este percepción puede atemperarse adoptando otros enfoques: en primer lugar comprender que esto ocurre por la propia la complejidad de la especie humana, en cualquiera de sus manifestaciones; en segundo lugar que esto es fruto de la propia riqueza cultural humana en la que las normas y comportamientos propiciatorios de la paz son mayoría; y en tercer lugar que estas situaciones sólo pueden ser abordadas desde métodos cooperativos que sean capaces de confluir en espacios culturales y científicos donde cada aportación particular adquiera mayor sentido.
Efectivamente, las agendas de la Investigación para la paz nos ha obligado a reconocer la complejidad como espacio desde donde necesariamente enmarcar todo su abordaje. Efectivamente, los diversos escenarios de la paz, los actores implicados en ella, sus proyectos, sus circunstancias, espacios, tiempos hacen que tengamos que reconocer dimensiones cuantitativas y cualitativas distintas. Del mismo modo las relaciones entre ellas también se establecen con cualidades variables.
Cómo afrontar esta complejidad que por si sola no sólo nos crea incertidumbre sino que, también, podría llegar a paralizarnos. Nuestra propuesta es hacerlo desde una matriz comprensiva, que aspire a comprender, explicar y dar alternativas, e integradora, que considere las relaciones entre los diversos fenómenos desde una perspectiva transcultural, plurimetodológica y transdisciplinar, dentro del campo transdisciplinar. Nosotros propusimos cinco ejes sobre los cuales se podría debatir esta matriz: una teoría general de los conflictos; pensar desde un paz imperfecta; deconstruir la violencia; discernir las mediaciones e interacciones estructurales entre conflictos, paz y violencia; y el empoderamiento pacifista. De tal manera que el significado e interpretación de cada uno de los ejes depende del significado de los otros.
Asimismo deben ser transculturales y transdisciplinares, con capacidad para relacionarse con el resto de saberes, conocimientos, disciplinas y ciencias, y han deben de servir para proyectar futuros deseables, perdurables, justos y pacíficos. Un futuro solidario con las generaciones venideras, en el que prime la justicia y la equidad, en el que los conflictos sean regulados por vías pacíficas y en el que los conflictos -signo de nuestra vitalidad y condición «imperfecta»- nos den la posibilidad de imaginar y crear nuevas situaciones deseables de acuerdo con nuestros valores y habitus de paz.