Hipnosis

¿Cómo se aplica la hipnosis?

     La Society of Psychological Hypnosis (División 30 de la American Psychological Association) considera que la hipnosis es un procedimiento que implica procesos cognitivos (como la imaginación) en el que un sujeto se guía por un hipnotizador para responder a las sugerencias de cambios en las sensaciones, percepciones, pensamientos, sentimientos y comportamientos. También puede hablarse de “auto-hipnosis”, si la propia persona aprende a guiarse a sí misma a través de inducciones.

En la hipnosis hay dos fases. Un primer momento de inducción hipnótica, en el que la persona es guiada a través de sugerencias, con un tono y cadencia determinadas, para que se relaje y/o concentre su atención en alguna cosa en particular (p.ej., un péndulo, una luz, etc.). Algunos hipnotizadores siguen asumiendo que la inducción produce un estado alterado de conciencia, otros creen que la inducción es una señal social que impulsa al sujeto a participar en las conductas hipnóticas que se esperan de él.

En segundo lugar, mediante sugestiones hipnóticas se guía a la persona a generar cambios en su experiencia del momento. En la hipnosis clásica se emplean sugestiones directas, mientras, en las formas más modernas de hipnosis se utilizan sugestiones indirectas y metáforas. Hay varios tipos de sugestiones:

  • Sugestiones ideomotoras: llevan a experimentar un movimiento motor.
  • Sugestiones de desafío: se le dice a la persona que no será capaz de hacer alguna cosa en particular.
  • Sugestiones cognitivas: inducen cambios en las sensaciones, percepciones, pensamientos o sentimientos.

     Para poder participar en una sesión de hipnosis la persona tiene que ser sugestionable. Es decir, mostrar una tendencia general a responder a las sugestiones hipnóticas. Esta sugestionabilidad se puede medir con escalas que ya incluyen elementos de inducción hipnótica y diversas pruebas de comportamiento (cuanto más pruebas se respondan mayor sugestionabilidad). Las personas nos diferenciamos en nuestra capacidad de ser sugestionados, y ésta tiende a ser una característica estable en el tiempo.

Aplicaciones clínicas de la hipnosis

     La hipnosis puede emplearse de dos formas como herramienta clínica. Una posibilidad es utilizar directamente la hipnosis para intentar reducir los síntomas. Por ejemplo, un hipnotizador sugiere a un paciente sometido a un procedimiento médico doloroso (p.ej., una punción lumbar) que la parte del cuerpo afectada está adormecida e insensible al dolor. La hipnosis puede alterar y eliminar la experiencia psicológica de dolor y también el procesamiento neurofisiológico del dolor en el cerebro.

Otra posibilidad es usar la hipnosis como coadyudante de otro tratamiento psicológico. Por ejemplo, las técnicas estándar de terapia cognitivo conductual (TCC) pueden ser presentadas en un contexto hipnótico. Si aplico autoinstrucciones positivas bajo hipnosis, éstas se convierten en autosugestiones de afrontamiento, si aplico imaginación guiada en hipnosis, lo transformaría en imágenes hipnóticas, etc.

Las actuales Guías de Práctica Basada en la Evidencia reconocen a la hipnosis como una herramienta eficaz en el tratamiento de múltiples condiciones. En concreto, con el objetivo primario de aliviar los síntomas puede ser útil para:

  • Modificar comportamientos como el insomnio, el hábito de fumar o la ingesta excesiva de alimentos.
  • Lograr cambios en la forma de relacionarse con el propio cuerpo en aspectos como la percepción del dolor, las náuseas y la tensión muscular.
  • Mejorar algún aspecto de la vivencia interna de estados de tristeza, ansiedad, miedos o pensamientos obsesivos.

La investigación sugiere que la combinación de TCC e hipnosis mejora especialmente los resultados del tratamiento, alcanzándose éxito en un 70% de los pacientes y, en general, acortando el tiempo de terapia. Algunos de los problemas clínicos sensibles a este enfoque de uso combinado de la hipnosis y TCC serían los siguientes:

  • El dolor crónico y agudo.
  • Las fobias.
  • El trastorno de estrés postraumático y trastorno de estrés agudo.
  • La ansiedad.
  • La depresión.
  • Los trastornos de la alimentación y la obesidad.
  • La adicción al tabaco.

Concluimos con un breve repaso a los principales mitos sobre la hipnosis:

1. Sólo empleamos el 10% de nuestro cerebro y la hipnosis ayuda a mejorar este porcentaje. Esta idea de que sólo empleamos el 10% de nuestra potencia intelectual se popularizó en 1906 debido a un artículo titulado «Las energías del hombre», del psicólogo William James. Con el paso de los años, se ha visto que es falso. Por ejemplo, si sólo usáramos el 10%, nuestro rendimiento no se vería afectado cuando hay una lesión cerebral.

2. La hipnosis es un estado similar al sueño también con un significado. Aunque los sueños reflejan aspectos psicológicos del soñador, pues emplean su información y la experiencia vivida, no esconden significados ocultos de un inconsciente misterioso. Con la hipnosis sucedería lo mismo, y además hay que tener en cuenta que la hipnosis y soñar son dos estados distintos.

3. La hipnosis permite acceder a recuerdos inconscientes y encapsulados. También es falso. Nuestra memoria es selectiva y no puede almacenar todos los detalles del pasado. La creencia de que la hipnosis puede aportar información oculta en la memoria ha sido desmentida repetidas veces. La memoria humana no reproduce lo que hemos experimentado con exactitud, sino que actúa de forma reconstructiva, sobre un recuerdo siempre parcial, con nuestras creencias irracionales y nuestras emociones.

4. Quienes utilizan más el hemisferio derecho del cerebro son más sugestionables. Es falso. Existe la creencia de que los individuos que usan más su hemisferio izquierdo, son más analíticos y lógicos, debido a que el consciente radica en este hemisferio, lo que los convierte en más racionales y menos susceptibles a la hipnosis, mientras que los que usan más el hemisferio derecho, son más creativos y artísticos, debido a que en él se ubica el inconsciente, por lo tanto son más emocionales y susceptibles a la hipnosis.

Sin embargo, el cerebro no funciona así, los estudios con resonancia magnética han demostrado que aunque puede haber zonas más especializadas en unas u otras funciones, empleamos ambos hemisferios casi por igual. Además, las personas más emocionales no son necesariamente más susceptibles a la hipnosis.

5. Una persona puede quedarse hipnotizada y no “despertar”. Es falso y en el pasado fue uno de los mitos más temidos. La investigación lo que ha demostrado es lo contrario, que las personas somos bastante vulnerables a desengancharnos de la experiencia de hipnosis al igual que sucedería en cualquier otro tipo de tarea de atención focalizada. Las probabilidades de sostener correctamente la atención en cualquier tarea de este tipo son progresivamente menores a medida que pasa el tiempo, desvaneciéndose por completo tras un lapso de tiempo pequeño.

6. Bajo hipnosis el hipnotizador tiene el control sobre nosotros. Otro mito falso sin duda alimentado por los espectáculos de hipnosis. Al no producirse pérdida ni alteración de la consciencia durante la hipnosis, sino solo un cambio de la focalización atencional, el individuo mantiene capacidad absoluta de control sobre sus actos y jamás accedería a nada sobre lo que no consintiese.

El motivo por el cual algunas personas acceden a obedecer órdenes ridículas en espectáculos, se explica por la «expectativa del endogrupo», es decir, la persona accede por la presión del contexto a hacer lo que los demás esperan que haga. Quienes poseen más asertividad y nunca accederían a eso, son descartados por el «hipnotizador de feria» mediante simples pruebas de grupo tiempo antes de comenzar el show. Estos espectáculos no tienen nada que ver con la hipnosis y han hecho bastante daño el uso clínico y serio de la misma.

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