Hemos conocido la triste noticia del fallecimiento del geómetra Manfredo P. do Carmo el 30 de abril, a los 89 años.
La influencia del Prof. do Carmo en la geometría diferencial ha sido enorme. Además de sus artículos, la huella que deja el profesor a través de sus libros “Geometría de Curvas y Superficies” y “Geometría Riemanniana” es imborrable: generaciones de matemáticos hemos aprendido geometría diferencial en sus textos. Pero además, los que tuvimos la suerte de conocerle (aunque sólo fuera de forma tangencial) apreciamos la estatura de su persona, la ingente labor que hizo en en IMPA y el cariño que se le tenía allá donde sonaba su nombre. Viene a nuestra memoria la visita que nos hizo, allá por 1991, cuando se organizó un congreso sobre Geometría Diferencial en la UGR. La conferencia del Prof. do Carmo fue todo un acontecimiento, no sólo para los geómetras sino para toda la comunidad matemática de la UGR.
A continuación traducimos la reseña que IMPA ha publicado sobre su figura.
En una época en la que la gente todavía escribía cartas, el geómetra chino Shiing-Shen Chern (1911-2004), considerado el padre de la Geometría Diferencial, redactó un puñado de ellas para describir el trabajo del matemático alagoano Manfredo Perdigão do Carmo, que había concluido poco antes sus estudios de doctorado en la Universidad de California, en Berkeley (EEUU) bajo su dirección y con el título “The Cohomoloy Ring of certain Kahlerian Manifolds”, defendida en 1963 y luego publicada en la revista “Annals of Mathematics”.
Después, do Carmo recibió una invitación para impartir una conferencia en Princeton, que fue rápidamenente aceptada por el nuevo doctor. En esta ocasión, do Carmo fue presentado al matemático Serge Lang (1927-2005) en Nueva York, y relata su experiencia: “Siempre muy incisivo, nada más conocerme, Lang dijo: << tiene cinco minutos para decir lo que ha hecho en su tesis. Si usted no lo consigue es porque no hizo gran cosa>>. Yo dije: está bien, me gustan los desafíos, voy a explicarla en tres minutos”.
Este episodio fue relatado por Manfredo en 2009, en entrevista a Fernando Codá, actualmente profesor de la Universidad de Princeton. En el encuentro de los dos grandes matemáticos de generaciones distintas, ambos del área de geometría diferencial y con trabajos importantes como investigadores del IMPA y trayectorias de vida en Alagoas, hay otras historias interesantes, que ya no podrán ser contadas por el protagonista, fallecido este lunes (30) a los 89 años, en Río. El velatorio se realizará este martes, a partir de las 8h, en la Capilla nº 4, en el Cementerio de San Juan Bautista, en Botafogo. El entierro está previsto para las 15.30.
Manfredo llevó a cabo muchos otros desafíos a lo largo de casi 90 años. Y fue así desde su niñez; en el colegio, por ejemplo, cuando siendo un niño con un francés fluido, se paró en seco cuando descubrió que el esperado diez en la redacción de inglés se había quedado en la nota 3. Se propuso el objetivo de alcanzar la calificación máxima y, ante los obstáculos financieros que le impedían dar clases con el profesor más afamado de la ciudad, decidió tomar un camino autodidacta. “Yo no tenía dinero para asistir a sus clases, pero su aula estaba un poco alta en relación a la calle, y había un balcón; me quedaba recostado en la pared de debajo, escondido en un rincón, oyendo las clases. El profesor tenía una pronunciación óptima y seguía un libro muy bueno de conversación inglesa, que pude conseguir. Así que me quedaba allí leyendo y escuchando. Cuando entré en la universidad sabía hablar bien inglés”, contaba el alagoano en una entrevista publicada en el libro “IMPA 50 años”, relatando “que aprendió inglés a fuerza de tesón” (de terco).
La matemática entró en la vida de Manfredo no por terquedad, pero también exigió esfuerzo y dedicación. Más ligado a la filosofía y a la literatura, quedó maravillado con libros adquiridos para la biblioteca de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Recife. Formado en estos campos, hasta llegó a trabajar en el área de Ingeniería en Maceió durante un período corto, pero luego su interés tomó otro rumbo.
Según contaba Manfredo, su participación en el 1er Coloquio Brasileño de Matemáticas (CBM), realizado en 1957, en Poços de Caldas (MG), fue un momento transformador. En ese congreso conoció a colegas del IMPA, supo de la investigación en matemáticas y también que un amigo de la niñez con el que había perdido el contacto pero no su recuerdo, Elon Lages Lima, estaba en los Estados Unidos, haciendo su tesis doctoral. A partir de ese momento retomaron el contacto. “Para mí fue una revelación, pues me mostró que existía vida matemática en el mundo; yo podría hacer una carrera”, contó en la entrevista al libro “IMPA 50 años”.
Por medio de Elon, Manfredo, que era profesor de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Recife, ya casado y con un hijo, vino a hacer una pasantía en el IMPA en 1959. Y fue allí donde vivió la experiencia de compartir el nacimiento de la investigación matemática en Brasil, compartida con el propio Elon, Maurício Peixoto y Leopoldo Nachbin, entre otros investigadores. “Nunca había visto eso, ella (la Matemática) naciendo, siendo creada en medio de conversaciones. Y los nombres que surgían, como Shiing-Sheng Chern, famoso geómetra que luego vendría a ser mi director de tesis; Steve Smale, que estaba empezando su carrera y después vino a pasar seis meses en el IMPA. En fin, había una intensa actividad intelectual”, relató en una entrevista.
Responsable de la creación y consolidación del campo de la geometría diferencial como área de investigación en Brasil, Manfredo fue profesor en la Universidad de Brasilia (donde se le pidió que abandonara debido a la represión en el país), investigador en Estados Unidos gracias a un programa de intercambio financiado por la Fundación Guggenheim, y profesor visitante en la Universidad de California, en Berkeley.
En el IMPA, donde ingresó oficialmente como investigador en 1966, Manfredo construyó una sólida trayectoria, con intensa actividad docente e investigadora. Fue miembro de la Academia Brasileña de Ciencias y presidió la Sociedad Brasileña de Matemáticas de 1971 a 1973. También fue autor de libros como “Geometría Diferencial de Curvas y Superfícies”, traducido al inglés, griego, español y chino. También fue conferenciante en el Congreso Internacional de Matemáticos (ICM) de 1978 y premiado como investigador. Recibió, entre otras distinciones, el premio de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo por sus contribuciones fundamentales a las matemáticas.
Inspirador y humanista
El Director General del IMPA, Marcelo Viana, destacó la importancia del Prof. do Carmo para el desarrollo de la investigación matemática en el país: “Manfredo es un ejemplo para todos nosotros. Abrió una carrera muy prometedora en el extranjero para regresar a Brasil y fundó la escuela brasileña de geometría diferencial, una de las más activas y exitosas en las matemáticas brasileñas. Sus libros inspiraron a generaciones de estudiantes”.
Dirigido por Manfredo en el IMPA, Hilário Alencar, profesor de la Universidad Federal de Alagoas y presidente de la Sociedad Brasileña de Matemáticas de 2009 a 2013 y de 2015 a 2017, añadió: “Todo el mundo está de acuerdo con la notoria contribución matemática de Manfredo. Pero siempre me impresiona más su lado humanista.”
En una entrevista reciente el español, que se llevó a cabo en sus 70 años, el Prof. do Carmo comentó que la celebración del ICM 2018 en Brasil era “una consecuencia natural del progreso en la investigación matemática” en el país y declaró que nunca se arrepintió de haberse convertido en matemático, una decisión que atribuyó a la temporada que estuvo en el IMPA en 1959.
Sobre el IMPA, donde pasó la mayor parte de su vida académica, observó Manfredo: “Las instituciones también siguen un ciclo de vida, nacen, crecen y mueren. La única manera de que una institución evite el envejecimiento es atraer a los jóvenes de más talento, y que con una saludable dosis de rebeldía, descubrirán y enfrentarán nuevos desafíos”. Como un día, él mismo, Manfredo, hizo.
2018-05-01
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