Los medios de comunicación nos bombardean a diario con un montón de imágenes de la violencia que asola al mundo y, a menudo, esto viene normalmente acompañado con reflexiones sobre la gravedad de la situación y el deterioro generalizado de la paz. Hay quienes incluso se atreven a afirmar que nunca antes se ha vivido en un mundo tan violento como el actual.
El índice Global de Paz se ha propuesto medir esto desde hace unos años y, en su informe de 2016, refleja algo de sobra conocido: El país menos pacífico del mundo es Siria, seguido de Sudán del Sur, Irak, Afganistán y Somalia. Mientras, en el lado opuesto, Islandia, Dinamarca, Austria, Nueva Zelanda y Portugal son los lugares más pacíficos.
Este estudio nos indica que, efectivamente, el mundo es menos pacífico en 2015, ya que aunque en el último año se ha reducido la militarización, por el contrario se ha deteriorado la seguridad, el terrorismo ha aumentado y los conflictos armados existentes han sido muy virulentos. Así nos encontramos un mundo con 40 conflictos armados, 11 de ellos de gran intensidad, guerras, que afectan a 27 países distintos y que mataron a más de 100.000 personas en 2014.
En el mundo en el que vivimos ya todos sabemos que la guerra es un buen negocio para algunos y uno malo para otros muchos. El Índice Global de Paz también pone cifras al coste de la guerra y del terrorismo y lo estima en 13.6 trillones de dólares para el año 2015, lo que viene a ser casi 1900 dólares por habitante del mundo, unos números que hacen pensar.
Sin dejarnos caer en el pesimismo y admitiendo la gravedad de la situación, debemos reconocer también la existencia de algunas tendencias positivas. La primera, es la mejora de los indicadores para la totalidad del continente americano, lo que nos muestra una región más pacífica. La segunda es que a pesar del aumento del número de muertos en el campo de batalla, las cifras están muy lejos de las bajas provocadas por las guerras de las décadas de 1960 o 1980.
Dicho esto y para alejarnos del sensacionalismo de los medios de comunicación que se dejan llevar por la sangre, la violencia y la destrucción, tenemos que tener presente que si echamos una larga y detenida mirada al pasado, podemos decir que vivimos en el periodo más pacífico de la historia de la humanidad. Así, el ser humano ha asistido a una continua reducción de la violencia durante el último milenio, siguiendo unas tendencias históricas que acabaron con el estado de naturaleza, pusieron en marcha un proceso civilizatorio, llevaron a cabo una revolución humanitaria, redujeron las guerras interestatales y expandieron los derechos y las libertades de cada hombre y mujer en el mundo.
Si, el mundo no es perfecto, pero no hay lugar para el pesimismo y la inacción. La paz se construye a diario desde todos los rincones y hay mucha gente arrimando el hombro para hacer del mundo un lugar mejor y menos violento. Esperemos que el Índice Global de Paz nos muestre el año próximo que esos esfuerzos han corregido un poco la situación.