El autor argumenta que no es la ética, sino la política, la más indicada para gobernar dos vectores que determinan hoy en gran medida el futuro de la Humanidad: la tecnociencia y el mercado. La tendencia a subordinar y hasta reducir la política a la ética (lo que Bernard Williams llamó “moralismo político”) puede provocar en la práctica la falta de control humano sobre esos dos vectores, entre otras razones por la diversidad de códigos morales que conviven en las sociedades contemporáneas. La edición genética posee una innegable dimensión social; es una tecnología que puede configurarse de muy diversos modos a través de la legislación y las prácticas sociales y producir, por tanto, impactos muy diferentes en función de decisiones políticas. No debería hurtarse, pues, el debate político a las comunidades afectadas, ni reemplazarlo por una reflexión moral realizada desde la perspectiva individual de cada uno de los actores implicados.
Rodríguez Alcázar, Javier. «¿Le pedimos demasiado a la ética?», dentro del monográfico «Usos y abusos de la edición genética», La maleta de Portbou, n. 30, julio-agosto de 2018.