«Quién eres afecta al significado de tus palabras»

Manuel Almagro Holgado y Víctor Fernández Castro, ambos investigadores de FiloLab, han publicado recientemente en la revista Ciencia Cognitiva el artículo «Quién eres afecta al significado de tus palabras». En el artículo se plantean las siguientes cuestiones:

¿Qué elementos juegan un papel en que el significado de nuestras palabras sea uno u otro? ¿Juega la identidad de la persona que dice algo un papel destacado? Un estudio reciente ha medido la influencia de tres elementos sobre la ofensa que se percibe cuando alguien hace una afirmación sobre un grupo social: la pertenencia o no del que habla al grupo sobre el que habla, su intención y el efecto que causan sus palabras en quien las recibe. La no pertenencia al grupo del que se habla es el factor que más influye en la ofensa percibida, más que la intención de ofender.

Imagine la siguiente situación. Supongamos que una mujer trata de dar una orden a sus subordinados hombres en su nuevo puesto de trabajo. Estos, acostumbrados a trabajar entre hombres y a que su superior de turno sea también un hombre, interpretan sistemáticamente las palabras de su nueva jefa no como una orden, sino como una petición. En este caso, las palabras de la mujer no solo reciben menos credibilidad de la que merecen, sino que son interpretadas como llevando a cabo una acción diferente a la pretendida. Esto es un caso de lo que se ha dado en llamar injusticia discursiva (Ayala, 2016; Kukla, 2014).

La injusticia discursiva está relacionada con otros tipos de injusticias que se dan durante la comunicación. Cuando las palabras de una persona ven reducida sistemáticamente su credibilidad debido a su identidad social (género, raza, preferencia sexual, estatus social, económico, etc.), esta persona es víctima de una injusticia testimonial. Esto sucede, por ejemplo, cuando una persona de procedencia humilde hace una afirmación y sus palabras no son tomadas en serio sistemáticamente por ser de origen humilde. La injusticia hermenéutica sucede cuando los prejuicios, estereotipos y normas sociales asociadas a la identidad de una persona limitan su contribución a la comprensión colectiva de sus experiencias, como ocurría cuando se carecía del concepto de depresión postparto para explicar la experiencia de muchas mujeres tras el parto. Ambos casos cuentan como distintos tipos de injusticia epistémica (Fricker, 2007) porque afectan a la capacidad de una persona para adquirir, retener y compartir conocimiento.

Puedes leer el artículo completo aquí.

 

Adolfo Lujan

 

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