«Razones para leer a Fredric Jameson», por Violeta Garrido

El pasado 22 de septiembre fallecía el filósofo, crítico y teórico de la literatura Friedric Jameson. Unos días después, el 30 de septiembre, nuestra compañera Violeta Garrido, investigadora de FiloLab, publicó un obituario en el diario El Salto donde repasaba la trayectoria del pensador estadounidense y resaltaba su importancia para la filosofía y la cultura contemporáneas. Reproducimos a continuación el inicio del artículo, que puede leerse íntegramente en este enlace.
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El 22 de septiembre de 2024 falleció a los 90 años de edad Fredric Jameson (1934-2024), profesor de Literatura en la Universidad de Duke. Antes pasó por Harvard, California o Yale. Su pérdida se hace especialmente notoria entre los marxistas de diverso pelaje porque, a mi parecer, encarnaba como pocos la actitud por antonomasia del materialista histórico, aquel que se acerca a la historia “a contrapelo”, si utilizamos la célebre expresión de Walter Benjamin. Quizás fuera uno de los pocos intelectuales que todavía ejercía como tal. No era un mero especialista, que los hay y muy buenos en los más diversos campos del saber, era, por decirlo con Bourdieu, un intelectual total que despreció en el mejor sentido posible las férreas divisiones disciplinarias impuestas por las autoridades universitarias. Se interesó, por supuesto, por la literatura, disciplina en la que se formó con Erich Auerbach, pero también en el urbanismo, el cine, la historia, la antropología y el pensamiento en general. Utilizó la teoría para comprender el mundo en toda su compleja dimensión porque sabía que en última instancia era necesario transformarlo. Pese a que no fue un político, sus ideas no solo deberían concernir a los académicos; gracias a las herramientas teóricas que desplegó es posible interpretar con acierto lo que sucede en las sociedades del capitalismo tardío, pero una lectura atenta de su obra revela, además, que la teoría, por abstrusa que sea (y en su caso ciertamente lo es), puede convertirse en una fuente de goce estético o, al menos, en un intenso desafío intelectual del que no se sale indemne.

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