Columna Granada Hoy, Aeropuerto, 24-2

AEROPUERTO, Granada Hoy, 24-2

NOS contaba hace un par de días este mismo periódico que el aeropuerto de Granada ha invertido 275 mil euros para “mejorar la experiencia de sus clientes”. Entre otras reformas, ha instalado una zona de relax y una conexión wifi gratuita, así como nuevas señalizaciones y zonas de aparcamiento para carga y descarga y ha cambiado el mobiliario que se había deteriorado. Gracias a estas mejoras y a estos gastos, los clientes, que un año antes otorgaban a las instalaciones del aeropuerto (llamado de Granada y Jaén) una calificación de 3,85 (sobre 5) le conceden ahora un ¡3,95! Es decir, que cabe concluir que la subida de una décima en la puntuación concedida a sus instalaciones le ha costado al aeropuerto granadino 275 mil euros. Pero todo no termina aquí. Según la noticia, las mejoras van a continuar durante este año, aunque no nos informan del coste. Todo suena muy moderno: van a crear una zona de juegos para niños, un área de trabajo para pasajeros que viajan por negocios y hasta cambiarán los cajeros del aparcamiento para que sea posible pagar con tarjeta.

Por supuesto, y como es de esperar en una ciudad como Granada, nada se dice sobre ampliación de vuelos. Volar a más lugares, aumentar las conexiones nacionales o internacionales no parece entrar en los proyectos y propósitos del aeropuerto Granada-Jaén, con seguridad, uno de los aeropuertos con menos vuelos de España y, probablemente, del mundo. En Granada, ya se sabe, suele ser mucho más importante aparentar que ser. Así, ¿para qué gastar dinero en un aeropuerto con muchos aviones o muchos vuelos si es posible lograr la felicidad de los clientes (y hasta una alta puntuación) esmerándose en un aeropuerto limpísimo, entretenido y moderno en el que apenas haya aviones y no se vuele a ninguna parte? Si el aeropuerto se lo propone, seguro conseguirá que la razón fundamental de sus clientes al visitarlo sea acudir a la zona de relax, llevar a sus niños a la sala de juego, entretenerse en la sala de negocios o maravillarse ante el flamante cajero que permite pagar con tarjeta. Ahí tenemos, si no, el modelo del LAC, el carísimo y moderno autobús granadino, que no contamina, permite subir y bajar por cualquier puerta, nos habla casi como un metro y, desde luego, sólo da vueltas por la ciudad sin llegar a ningún sitio. Pero eso, ¿importa acaso? ¿Quién ha dicho que Granada debe llegar a algún lugar, por tierra o por aire?

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