Columna Granada Hoy, La mala memoria, 16-12-15

 

La MALA MEMORIA, Granada Hoy, 16-12-15

UNA de las principales circunstancias con la que cuentan los partidos políticos para ganar elecciones es la mala memoria de los ciudadanos. La tendencia a olvidar nos distingue como seres humanos. Lo que ocurrió dos o tres años atrás, o incluso hace menos tiempo, puede borrarse o perderse en un raro sitio, como si no se hubiera producido nunca, o como si hubiera sucedido en un pasado remotísimo. Aunque, como bien demostró Freud, en realidad, si nos situamos de un cierto modo, o de una cierta manera, muchas cosas que parecían olvidadas volverían, acabarían reapareciendo de las profundidades en las que aparentemente estaban sumergidas.

Sí, la mala memoria juega a favor de los partidos políticos. Y hay, sin duda, hechos que deben ser recordados, que no merecen olvidarse. Por eso hizo muy bien el señor Iglesias, en su papel freudiano-político, en el debate en televisión de hace algunos días (ya no recuerdo cuántos ni en qué cadena) cuando instó a los ciudadanos a que no olvidáramos. Que no olvidáramos la Gürtel o a Bárcenas, o la Púnica o los desahucios o las preferentes, o los recortes en sanidad y en educación, o las tarjetas black.

Sí, en tiempos electorales hay que combatir la mala memoria como una enfermedad. Ya sé que es imposible, y probablemente insano, convertirse en Funes, el memorioso, ese curioso personaje de Borges que lo recordaba absolutamente todo. Pero, si se trata de elecciones, quizás habría que hacer un esfuerzo por transformarse en algo parecido a un primo lejano suyo. Y preguntarnos desde luego por qué algunos olvidan y qué olvidan. Pero también, por qué algunos recuerdan algunas cosas pero parecen no recordar otras. Porque es cierto que los partidos olvidan lo que hicieron. Pero también hay otros, tan olvidadizos como aquellos, que parecen no recordar lo que han sido o lo que nos contaron que eran. Sí, algunos partidos pierden la memoria incluso antes de llegar al poder, olvidan en medio del camino de alcanzarlo, misteriosamente. Así, en este afán memorioso, no deberíamos olvidar lo que algunos proponían hasta hace nada (ya no recuerdo exactamente cuánto tiempo; quizás ellos tampoco): la desaparición del ‘régimen corrupto del 78′, el nuevo ‘proceso constituyente’, la necesaria salida del euro, el modelo venezolano y de sus “grandes” líderes Chávez y Maduro… Hacer memoria para votar, sí, seguro, pero mucha memoria. Toda la memoria posible.

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