COLUMNA GRANADA HOY, Dèjá vu de las urnas, 4-5

DÈJÁ VU DE LAS URNAS, Granada Hoy, 4-5

LAS palabras, la lengua que hablamos, o que nos habla, posee una gran sabiduría, aunque a menudo no nos demos cuenta. Por supuesto que, según las ocasiones, la lengua resulta más o menos sabia. Estos últimos meses, por ejemplo, parece saber mucho. Y es que tenemos delante unas nuevas y surrealistas elecciones que se celebrarán el próximo 26 de junio y, una vez más, tendremos un encuentro con las urnas.

Pero las urnas del 26 de junio ya no se parecerán tanto a las que define la primera acepción del diccionario de la RAE. Me refiero, claro está, a esa que describe una caja para depositar las papeletas o números en las votaciones secretas. Las mismas cajas a las que acudimos esperanzados, con entusiasmo, el pasado 20 de diciembre. Porque las urnas a las que iremos el 26 de junio serán otras, ya no serán las mismas. Resultarán mucho más cercanas a otra definición del diccionario. La de esas cajas de metal, piedra u otra materia, que sirven para varios usos; entre otros, el de guardar los restos o las cenizas de los cadáveres humanos.

Las urnas del 26 de junio serán más semejantes a esas otras cajas de cenizas. Porque la gente llegará a ellas con escaso entusiasmo, con resignación, algunos con tristeza o hastío; otros, simplemente muy cansados. Seis meses después una urna puede ser otra urna. Otra distinta y diferente. Una caja con los restos de los mismos Partidos políticos, o con los restos de sus mismos Programas. O con los restos de los mismos candidatos, esos que no han comprendido, o fingen que no han comprendido, que dejaron de existir durante estos muy largos meses de nada, y siguen ahí, parados delante de sus filas y delante de toda la gente, haciendo gestos, muecas, dando discursos y espectáculos, esperando que nadie se dé cuenta. Urnas con los restos de los acuerdos, de los pactos que no se produjeron. Urnas llenas de insultos y de vetos. Urnas con los restos de un gobierno en funciones que, irónicamente, nadie consiguió que dejara de funcionar. Y al que, tampoco, nadie se atrevió siquiera a exigirle que funcionara de otro modo. Urnas con las cenizas de las mismas campañas y debates. Urnas con promesas que ya sabremos incumplidas. Urnas con los mismos votos que depositamos hace seis meses. Urnas sin ninguna sorpresa. Urnas del déjà vu. Pero, ahora, sin que la gente sepa por qué, ni para qué, ni si merece la pena. O, tal vez, sabiendo demasiado, sabiéndolo todo.

Poema de MRG en blog de Duke University

POEM OF THE WEEK

Only the RoadOur Poetry Month series continues today with a poem from a forthcoming collection of Cuban poetry edited and translated by Margaret Randall. Covering eight decades and featuring the work of over fifty poets from diverse backgrounds born between 1902 and 1981, Only the Road / Solo el Camino is the most complete bilingual anthology of Cuban poetry available to an English readership. The following poem is by Milena Rodríguez Gutiérrez, who was born in Havana in 1971. She currently lives in Granada, Spain. Hers is one of several poems in the collection focusing on islands.

Innocence among the Waves

Islands are children’s toys,
balls someone tosses
upon the waves.
Sometimes, in the middle of the game,
the islands deflate
and you must blow, blow
until you fall into the water.
Then, who knows
if the island or you are the toy,
if we float exhausted
or it’s the island that’s bored
with the game of blowing,
with having to pump us up again.

Inocencia entre las olas

Las islas son juguetes para niños,
pelotas que alguien lanza
en medio de las olas.
En pleno juego, a veces,
las islas se desinflan
y hay que soplar, soplar
hasta caer rendidos sobre el agua.
Entonces, no se sabe
si el juguete es la isla o uno mismo,
si aquí estamos tendidos por cansancio,
o acaso es que la isla ya se aburre
del juego de soplar,
de tener que volver a echarnos aire.

Copyright Duke University Press, 2016.

Only the Road/ Solo el Camino will be available in October 2016. If you are interested in reviewing the book or would like to consider it for your fall courses, you can view an advance copy on NetGalley.

Columna Granada Hoy, Legado, 20-4

 LEGADO, Granada Hoy, 20-4

 LOS últimos días, los granadinos hemos asistido atónitos a un vertiginoso espectáculo en el Ayuntamiento de la ciudad. Primero, el registro en las dependencias municipales y en el piso del alcalde. Enseguida, la detención de Torres Hurtado y su imputación. Luego, la suspensión de su militancia desde el PP y diversas declaraciones desde su partido para que diera eso que ahora se llama, eufemísticamente y como si de un baile se tratara, un “paso al lado”. Más tarde, las comparecencias en las que el alcalde se presentó como víctima, hablando de un atropello a sus derechos fundamentales. Comparecencias donde dijo aquello de me quedo porque soy inocente, porque a mí nadie me echa ni me dice lo que tengo que hacer. Comparecencias donde incluso nos hizo enterarnos del lastimoso suceso de que estuviera incomunicado con su hija, al haberle sido requisado su móvil y estar ella de viaje. Por fin, tras todo esto, y con la amenaza de la moción de censura encima de su cabeza, la noticia de su dimisión.

Será, por supuesto, la Justicia, quien tendrá que establecer si el ya exalcalde es o no culpable de los delitos que se le imputan: cohecho, fraude en la contratación, asociación ilícita, prevaricación, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, estafa, falsedad en documento mercantil, administración desleal y contra la ordenación del territorio. Serán también los jueces quienes responderán a la simpática pregunta que el alcalde lanzó al aire en una de sus comparecencias: “¿Es que yo he hecho todo esto o he hecho de todo esto un poquito?”.

Los ciudadanos de a pie no somos jueces ni sabemos del funcionamiento de la justicia de los Tribunales. Sin embargo, sí juzgamos, con opiniones y desde nuestras vivencias, los actos de quienes nos gobiernan. Y como ciudadana de a pie digo que es una excelente noticia para la ciudad la dimisión del alcalde. No sólo porque un cargo público debe dimitir al recibir una imputación de ese tipo. Sino también porque los trece larguísimos años de Torres Hurtado y del PP en el Ayuntamiento de Granada dejan un lamentable, vergonzoso legado: el no-metro y el no-AVE; el no-transporte público para los barrios de la ciudad, castigados mediante ese engendro con ruedas que se llama LAC; la no-cultura y el no-Centro Lorca. Sí, es una excelente noticia la dimisión del alcalde y sería aún mejor si se fueran con él quienes lo han acompañado estos trece oscuros años.

Columna Granada Hoy, Horario canario, 6-4

HORARIO CANARIO, Granada Hoy, 6-4

CUANDO te mudas, emigras, partes, resulta difícil distinguir entre la nostalgia y lo que podría ser, digamos, la crítica razonable y objetiva. A menudo, no sabes si algo te incomoda en el nuevo país porque ese algo es realmente negativo o se trata sólo de tu deseo de que fuera otra cosa, más parecida a aquella que dejaste y te resultaba familiar, y que ahora no sabes cuándo volverás a tener delante.

Cuando llegué a Granada a finales de los 90, sentí que me desagradaban cosas del país y de la ciudad. Y, a veces, me preguntaba cuánto había de nostalgia en mis sensaciones. Sin embargo, siempre hubo ciertas cosas sobre las que nunca tuve dudas; una de ellas era, son, los rarísimos horarios españoles. Los horarios españoles siempre me parecieron incomprensibles y absurdos, estresantes y antinaturales. Una acaba por asumirlos, pero nunca he podido entender que a las 2 o a las 4 de la tarde no funcione nada, o sea imposible acudir a una dependencia de una administración pública, o a una oficina de un banco. En esa época vivía en el centro de Granada, y me asombraba pasear por la ciudad a las 3 de la tarde, y encontrar cerrados casi todos los locales comerciales. Me quedaba paralizada ante el “Vuelva Ud. a las 5.30 o a las 6 de la tarde”. Tampoco he entendido que se planifique una conferencia a las 8 de la noche, en lugar de a las 5. O que una clase en la Universidad pueda terminar a las 9 y 30 de la noche y no a las 6 y 30 de la tarde, como sucede en casi todos los países que conozco.

En el Pacto que no sirve para gobernar, PSOE y Ciudadanos han propuesto cambiar los horarios en España. Proponen, ante todo, volver al horario natural, que es, por increíble que parezca, no sólo el de Portugal y Reino Unido, sino, también, el de Canarias. (Al final, resulta que la Comunidad de la hora menos es la que vive en la hora correcta y que lo que debería decirse es “una hora más en la península”. Pero ya se sabe que los grandes siempre consiguen que parezca que son los pequeños los que andan con el reloj equivocado). Pero proponen, además, jornadas laborales continuas, que terminen alrededor de las 6 de la tarde. También Rajoy, el presidente en funciones que pacta todo consigo mismo, acaba de hacer la propuesta. Así que parece que se impondrán en este país horarios canarios, horarios más racionales y sensatos, y sin duda, más similares a los del resto del mundo. Esperemos que sea pronto.

Columna Granada Hoy, Lista, 23-3

LISTA, Granada Hoy, 23-3

TRAS 56 años de odio declarado, guerra fría (y a veces más caliente), el gobierno de Cuba (la misma familia de antes, aunque sin uniforme y con algunos tímidos polvos de apertura) ha recibido en la isla (¡quién lo hubiera dicho!) la visita de un presidente de Estados Unidos.

Sesenta años son muchos años. Y el tiempo no ha pasado en vano. E, ironías de la historia, Barak Obama viaja como revolucionario a un país que alguna vez lo fue. Porque sí, los papeles se han invertido. Y aquella joven y flamante Revolución cubana de los 60 es hoy una arruinada y ya antigua dictadura, y su máximo y casi único gobernante, Raúl Castro, es una especie de monarca solitario, envejecido, aferrado al poder, o al pasado. Obama, en cambio, es el presidente joven, negro y moderno que llega anunciando la nueva del futuro. Quizás, por eso, ninguno de los invitados cubanos (todos, por supuesto, pertenecientes a la nomenclatura del régimen) se atrevió a aplaudir el discurso obamiano. Permanecieron en silencio, como paralizados. Por supuesto, por miedo a represalias, quién lo duda. Pero quizás, también, desconcertados y aturdidos, al comprobar por primera vez con sus propios ojos y dentro de la isla, lo pasada de moda, lo arcaica que se ha quedado la Revolución cubana.

En la conferencia de prensa que Obama y Raúl Castro ofrecieron en La Habana eran muy evidentes también estos contrastes. En ella, la anécdota que más ha trascendido ha sido la pregunta del periodista norteamericano por los presos políticos de la isla. Raúl Castro, muy incómodo (en Cuba ningún periodista se atreve a hablar de estas cosas), negó los hechos y exigió al norteamericano una lista de nombres, comprometiéndose a liberar a los presos al día siguiente si la lista le era entregada.

Diversas organizaciones de Derechos Humanos han empezado a publicar listas para enviarlas al gobernante cubano. Ahora que Raúl Castro parece aceptar listas y peticiones, he decidido elaborar también la mía, pensando que es parecida a la de muchos, muchísimos cubanos: Libertad para los presos políticos. Libertad de expresión. Libertad de asociación. Periódicos y medios de comunicación independientes del gobierno. Elecciones libres. Separación entre el Estado y el Gobierno. Independencia de la Justicia. Pluripartidismo. Derecho a huelga. Autorización de sindicatos no verticales. Mercado. En fin, todo eso que fuera de Cuba se llama democracia.

Entrevista en Romanische Studien, Nº 3, 2016

Entrevista a Milena Rodríguez en Romanische Studien, Nº 3, 2016, por Andrea Gremels

Andrea Gremels entrevista a Milena Rodríguez Gutiérrez, poeta cubana, crítica literaria y editora de la antología Otra Cuba secreta: antología de poetas cubanas del XIX y del XX (2011). Desde una perspectiva profesional y personal Rodríguez Gutiérrez, que vive en Granada, responde a las preguntas acerca de la diáspora cubana, del canon literario nacional y de las implicaciones del cambio para las escritoras y escritores dentro y fuera de la isla. Además, presenta a los lectores dos poemas suyos, ambos dedicados a Cuba: “Preguntas desde el otro lado de la cocina” y “Cuba”.

 

Columna Granada Hoy, Sin gobierno, 9-3

SIN GOBIERNO, Granada Hoy, 9-3

NO sé si alguno de los grupos políticos en el Congreso de los Diputados habrá presentado la propuesta. Digo la de instituir un complemento productivo en el Parlamento. Una norma que disponga pagar a sus señorías en función de lo que producen, como en ciertas empresas. Y cuyo primer artículo estableciera que si no se produce, no se cobra. Si existiera tal disposición, probablemente las circunstancias serían otras en el Parlamento nacional. Porque la primera tarea de los diputados, una vez constituidos, es elegir un presidente que pueda formar un gobierno. (O, al menos, no impedir que esto ocurra). Y lo cierto es que llevan más de dos meses sin hacerlo. Algunos, desde luego, produciendo menos que otros. Tal vez porque todos siguen cobrando lo mismo a fin de mes, hagan lo que hagan.

Es evidente que sus señorías tampoco se sienten obligados a producir porque no tienen que rendir cuentas ante una circunscripción concreta. Y es que en España los electores son una especie de ente abstracto sin materialidad alguna. Aquí ningún diputado rinde cuentas. O sólo las rinde ante la cúpula de su partido, ante sus colegas militantes del ídem, ante los hooligans, o ante la televisión. Pero nunca ante electores de un lugar a los que pidió su voto. Por eso, una votación nominal en el Parlamento español resulta ridícula, como se vio tras los dos debates de investidura. Se menciona un nombre tras otro, como si no se supiera que todos los miembros de un mismo partido van a votar lo mismo. Que no existe la menor posibilidad de que ocurra lo que en Inglaterra o Estados Unidos: ver, de pronto, que diputados de un partido deciden apoyar una propuesta de un partido rival. Y no porque alguien compre sus votos (en España esta sería la única causa por la que algo así sucedería), sino sencillamente porque tienen opinión propia y porque hay electores concretos ante los que tendrán que responder. Decir en España un nombre en una votación del Parlamento nacional (o autonómico o municipal) sólo sirve para conocer la cara de su específica señoría, no su conciencia.

 Sí, llevamos más de dos meses sin gobierno. Y un gobierno para un país es algo tan imprescindible como unos zapatos. Y es necesario que sus pijas señorías dejen de pensar en la marca, los tacones, o en si la suela es de goma u otro material, y asuman su primera obligación. Que es conseguir que tengamos zapatos, que el país no vaya descalzo.

Ponencia en Coloquio Mujeres y trabajo en la historia y la cultura de la América Latina y el Caribe

Ponencia “Trabajar entre letras: las poetas cubanas pintadas por sí mismas”, en Coloquio Mujeres y trabajo en la historia y la cultura de la América Latina y el Caribe, Casa de las Américas, La Habana, Cuba, febrero, 2016

http://www.casadelasamericas.org/centroestudios/eventos/2016/mujeresytrabajo/index.html

 

 

 

 

 

 

Columna Granada Hoy, Aeropuerto, 24-2

AEROPUERTO, Granada Hoy, 24-2

NOS contaba hace un par de días este mismo periódico que el aeropuerto de Granada ha invertido 275 mil euros para “mejorar la experiencia de sus clientes”. Entre otras reformas, ha instalado una zona de relax y una conexión wifi gratuita, así como nuevas señalizaciones y zonas de aparcamiento para carga y descarga y ha cambiado el mobiliario que se había deteriorado. Gracias a estas mejoras y a estos gastos, los clientes, que un año antes otorgaban a las instalaciones del aeropuerto (llamado de Granada y Jaén) una calificación de 3,85 (sobre 5) le conceden ahora un ¡3,95! Es decir, que cabe concluir que la subida de una décima en la puntuación concedida a sus instalaciones le ha costado al aeropuerto granadino 275 mil euros. Pero todo no termina aquí. Según la noticia, las mejoras van a continuar durante este año, aunque no nos informan del coste. Todo suena muy moderno: van a crear una zona de juegos para niños, un área de trabajo para pasajeros que viajan por negocios y hasta cambiarán los cajeros del aparcamiento para que sea posible pagar con tarjeta.

Por supuesto, y como es de esperar en una ciudad como Granada, nada se dice sobre ampliación de vuelos. Volar a más lugares, aumentar las conexiones nacionales o internacionales no parece entrar en los proyectos y propósitos del aeropuerto Granada-Jaén, con seguridad, uno de los aeropuertos con menos vuelos de España y, probablemente, del mundo. En Granada, ya se sabe, suele ser mucho más importante aparentar que ser. Así, ¿para qué gastar dinero en un aeropuerto con muchos aviones o muchos vuelos si es posible lograr la felicidad de los clientes (y hasta una alta puntuación) esmerándose en un aeropuerto limpísimo, entretenido y moderno en el que apenas haya aviones y no se vuele a ninguna parte? Si el aeropuerto se lo propone, seguro conseguirá que la razón fundamental de sus clientes al visitarlo sea acudir a la zona de relax, llevar a sus niños a la sala de juego, entretenerse en la sala de negocios o maravillarse ante el flamante cajero que permite pagar con tarjeta. Ahí tenemos, si no, el modelo del LAC, el carísimo y moderno autobús granadino, que no contamina, permite subir y bajar por cualquier puerta, nos habla casi como un metro y, desde luego, sólo da vueltas por la ciudad sin llegar a ningún sitio. Pero eso, ¿importa acaso? ¿Quién ha dicho que Granada debe llegar a algún lugar, por tierra o por aire?