Diogenes laercio Los filosofos

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PROEMIO
I. Hay quienes piensan que la Filosofía se
originó entre los bárbaros, pues como dice
Aristóteles en su Mágico, y Soción en el libro
XXIII De las sucesiones, los magos la inventaron
entre los persas; los caldeos entre los asirios
y babilonios; los gimnosofistas, entre los indios,
y entre los celtas y galos, los druidas, con los
llamados semnoteos. Que Oco fue fenicio; Zamolxis,
tracio, y Atlante, líbico. Los egipcios
dicen que Vulcano, hijo del Nilo, fue quien inició
la Filosofía, y que sus profesores eran sacerdotes
y profetas. Que desde Vulcano hasta Alejandro
Macedón transcurrieron cuarenta y ocho
mil ochocientos sesenta y tres años; en los cuales
hubo trescientos setenta y tres eclipses de
sol y ochocientos treinta y dos de luna. Desde
los magos (el primero fue Zoroastro entre los
persas) hasta la destrucción de Troya pasaron
cinco mil años, según Hermodoro Platónico en
sus escritos de Matemáticas. Janto de Lidia calcula
seiscientos años desde Zoroastro hasta el
pasaje de Jerjes, y dice que después de Zoroastro
hubo muchos otros magos, como: Ostanas,
Astrapsicos, Gobrias y Pazatas, hasta que Alejandro
destruyó Persia.
II. Quienes opinan esto, atribuyen a los
bárbaros, en forma ignorante, las ilustres acciones
de los griegos, entre los cuales no sólo comenzó
la Filosofía, sino también la humanidad.
Museo fue ateniense, y Lino, tebano. Museo fue
hijo de Eumolpo, y según cuentan, el primero
que escribió en verso la Generación de los dioses,
y De la esfera, como también que todas las
cosas proceden de una y se resuelven en la misma.
Dicen que murió en Falera y le pusieron por
epitafio esta elegía:
En este monumento sepultado guarda el
suelo falérico a Museo, hijo de Eumolpo, muerto
cuanto al cuerpo.
Los eumólpidas de Atenas todavía tienen
este apellido de Eumolpo, padre de Museo.
III. Lino fue hijo de Mercurio y de la musa
Urania. Él escribió en verso la creación del
mundo, el curso del sol y de la luna y la generación
de los animales y frutos. Su obra comienza
de esta manera:
Hubo tiempo en que todo fue creado
unidamente.
De donde, al tomarlo Anaxágoras, dijo
que todas las cosas fueron creadas al mismo tiempo,
y sobreviniendo la mente divina las puso en orden.
Y que Lino murió en Eubea de una flecha que le
lanzó Apolo, y se le puso este epitafio:
Aquí yace el cuerpo del tebano Lino, cual
hijo de la musa Urania, hermosamente coronado.
Así que la Filosofía comenzó con los griegos,
puesto que hasta en el nombre excluye
cualquier origen bárbaro.
IV. Aquellos que atribuyen su invención a
los bárbaros, citan a Orfeo Tracio, y dicen que
fue un filósofo muy antiguo. No sé si es posible
llamar filósofo a quien dijo ciertas cosas de los
dioses; porque, ¿qué nombre se puede dar a
quien atribuye a los dioses todas las pasiones
humanas, y hasta aquellas sucias acciones por
la boca que aun los hombres cometen algunas
veces? Dicen que murió despedazado por las
mujeres; pero del epitafio que hay en Dión,
ciudad de Macedonia, se deduce que lo mató
un rayo. Dice lo siguiente:
Aquí dieron las Musas sepultura al tracio
Orfeo con su lira de oro. Jove, que reina en tronos
celestiales, con flecha ardiente le quitó la
vida.
Los que adjudican a los bárbaros la creación
de la Filosofía, exponen también el modo
en que la trató cada uno de ellos. Dicen que los
gimnosofistas y los druidas filosofaron, mediante
enigmas y sentencias, que se ha de adorar
a Dios; que a nadie se ha de hacer daño, y que se ha
de ejercitar la fortaleza. Clitarco, en el libro XII,
agrega que los gimnosofistas no temían a la
muerte; que los caldeos se dedicaron a la Astronomía
y las predicciones; y los magos, al
culto, sacrificios y súplicas a los dioses, como si
sólo ellos fueran escuchados, y manifestaron su
sentir en orden a la esencia y generación de los
dioses mismos, creyendo que son el fuego, la
tierra y el agua. Que no admiten sus representaciones
o esculturas, y están en contra de los
que opinan que también hay diosas.
V. En el libro XXIII, Soción dice que los
magos tratan mucho de la Justicia; que consideran
impiedad quemar los cadáveres, y que está
permitido casarse uno con su madre o con su
hija. Que hacen adivinaciones y predicciones, y
dicen que se les aparecen los dioses; que el aire
está lleno de visiones que, fluyendo de los
cuerpos, con los vapores se hacen visibles a los
ojos de más aguda vista, y que prohíben el maquillaje
del rostro y usar oro. Visten de blanco,
duermen sobre tierra, comen hierbas, queso y
pan ordinario; utilizan una caña como báculo, y
en su extremo ponen un queso y se lo van comiendo.
Aristóteles dice en su Mágico que ignoran
el arte de adivinar por encantos. También
Dinón lo dice en el libro IV de su Historia,
y añade que Zoroastro fue muy dedicado a la
observación de los astros, deduciéndolo por el
significado de su nombre. Lo mismo escribe
Hermodoro. Aristóteles, en el libro primero De
la Filosofía, supone a los magos más antiguos
que los egipcios, y que tenían dos principios en
el mundo, un genio bueno y otro malo; uno
llamado Júpiter y Orosmades; y el otro, Plutón
y Arimanio. También Hermipo lo menciona en
el libro primero De los magos; Eudoxo, en su
Periodo. Y Teopompo, en el libro VIII De la
historia filípica.
VI. Dice éste, por sentencia de los magos,
que los hombres han de resucitar, y entonces serán
inmortales. Y que las cosas existen a beneficio de sus
oraciones. Esto mismo refiere Eudemón de Rodas.
Ecato dice, como doctrina de ellos, que los
dioses fueron engendrados. Clearco Solense escribe,
en el libro De la enseñanza, que los gimnosofistas
descienden de los magos. Algunos opinan
que de ellos descendían los judíos. Los que
hablan de los magos reprenden a Herodoto;
pues es falso que Jerjes haya disparado dardos
contra el sol y que haya echado grillos en el
mar, como Herodoto dice, ya que los magos los
consideraban dioses. Pero sí derribó sus estatuas
e imágenes.
VII. La filosofía de los egipcios acerca de
los dioses y de la justicia era esta: que la materia
fue el principio de las cosas, y que de ella procedieron
después por separado los cuatro elementos y los
animales perfectos. Que el sol y la luna son dioses;
uno llamado Osiris y la otra, Iris; y que los representan
simbólicamente mediante la figura del escarabajo,
el dragón, el gavilán y otros animales. También
lo dice Manetón, en su Epítome de las cosas
naturales, y Hecateo, en el libro primero de la
Filosofía de los egipcios; agregando que les
construyen templos y esculpen esas estatuas porque
no conocen la figura de Dios; que el mundo fue creado,
es corruptible y de forma esférica; que las estrellas
son fuego, y por la mezcla equilibrada de sus
influjos la tierra produce algo; que la luna se eclipsa
cuando entra en la sombra de la Tierra; que el alma
permanece en el cuerpo cierto tiempo, y luego
transmigra a otro; que la lluvia proviene de los cambios
del aire. Muchas cosas debaten sobre la Fisiología,
según se ve en Hecateo y Aristágoras.
Tienen también sus leyes acerca de la justicia, y
las atribuyen a Mercurio. De los animales elevaron
al rango de dioses a los que son útiles al
ser humano. Y finalmente, dicen que ellos fueron
los inventores de la Geometría, la Astrología
y la Aritmética. Con esto es suficiente en
lo que respecta a la invención de la Filosofía.
VIII. Acerca del nombre, Pitágoras fue el
primero que lo utilizó al llamarse filósofo
cuando conversaba familiarmente en Sición con
Leontes, tirano de los sicioneses o fliaseos, como
menciona Heráclides Póntico en el libro De
la intercepción de la respiración: Ninguno de los
hombres -dijo Pitágoras- es sabio; sólo Dios lo es.
Antes la Filosofía se llamaba sabiduría, y sabio
el que la profesaba y llegaba a lo máximo de su
perfección; pero el que se dedicaba a ella se
llamaba filósofo; aunque los sabios se llamaban
también sofistas, e incluso los poetas; pues Cratino,
en su Arquíloco, citando a Homero y a
Hesíodo, así los llama. Fueron considerados
sabios: Tales, Solón, Periandro, Cleóbulo,
Quilón, Biante y Pitaco. Además, Anacarsis,
Escita, Misón Queneo, Ferecides Siro y Epiménides
Cretense. Algunos añaden a Pisístrato
Tirano.
IX. Las sectas o sucesiones de la Filosofía
fueron dos: una desciende de Anaximandro, y
otra de Pitágoras. Del primero fue maestro Tales;
y de Pitágoras, Ferecides. Una se llamó
jónica porque Tales, maestro de Anaximandro,
era de Jonia, nacido en Mileto; la otra se llamó
italiana porque Pitágoras, su creador, vivió casi
siempre en Italia. La secta jónica termina con
Clitomaco, Crisipo y Teofrasto; la italiana, con
Epicuro, pues a Tales sucedió Anaximandro; a
este, Anaxímenes; a Anaxímenes, Anaxágoras;
a este, Arquelao; a Arquelao, Sócrates, quien
inventó la Moral. A Sócrates siguieron sus
discípulos, principalmente Platón, instituidor
de la Academia primitiva. A Platón sucedieron
Espeusipo y Jenócrates; a éste le siguió Polemón;
a Polemón, Crantor y Crates; a éste,
Arcesilao, que introdujo la Academia media; a
Arcesilao siguió Lacides, inventor de la Academia
nueva; a Lacides siguió Caméades; y a
Caméades, Clitómaco. Así termina la secta jónica.
X. En Crisipo terminó de este modo: a
Sócrates le siguió Antístenes; a éste, Diógenes
Cínico; a Diógenes, Crates Tebano; a Crates,
Zenón Citio; a Zenón, Cleantes, y a Cleantes,
Crisipo. Por último, en Teoftasto acabó así: a
Platón le siguió Aristóteles, y a Aristóteles, Teofrasto.
De esta manera finalizó la secta jónica.
La italiana, en la forma siguiente: a Ferecides le
siguió Pitágoras; a Pitágoras, Telauges, su hijo;
a éste, Jenófanes; a Jenófanes, Parménides; a
Parménides, Zenón de Elea; a éste, Leucipo, y a
Leucipo, Demócrito. A Demócrito le siguieron
muchos, pero los más notables son Nausifanes
y Naucides, a los cuales siguió Epicuro.
XI. Algunos filósofos se llamaron dogmáticos;
otros, efécticos. Los dogmáticos enseñan
las cosas como comprensibles. Los efécticos se
abstienen de ello, suponiéndolo todo incomprensible.
Algunos de ellos han dejado escritos;
otros, no escribieron. Entre estos últimos están
Sócrates, Estilpón, Filipo, Menedemo, Pirro,
Teodoro, Caméades, Brisón y, según algunos,
Pitágoras y Aristón Quío, que sólo escribieron
cartas. Otros dejaron un escrito nada más, como
Meliso, Parménides y Anaxágoras. Zenón escribió
mucho; Jenófanes, más aún; Demócrito
más < a superó Crisipo y Epicuro, excedió le
Demócrito; que más Aristóteles, éste;>
XII. Los filósofos tomaron sus apellidos,
unos de pueblos, como los eleenses, megarenses,
erétricos y cirenáicos. Otros los tomaron de
algunos parajes, como los académicos y los estoicos;
otros, de algunas circunstancias, como
los peripatéticos; otros, de sus cavilaciones,
como los cínicos; otros, de ciertas afecciones,
como los eudemónicos; otros, finalmente, de su
opinión, como los llamados filaletes, los eclécticos
y los analogéticos. Algunos tomaron el
nombre de su maestro, como los socráticos,
epicúreos y semejantes; otros, se llamaron físicos
porque escribieron de Física; otros morales
por la doctrina moral que enseñaron; otros, por
último, se llaman dialécticos por ejercitarse en
argumentos y sutilezas.
XIII. Entonces, las partes de la Filosofía
son tres: Física, Moral y Dialéctica. La Física
trata del universo y de las cosas que contiene; la
Moral de su vida humana y cosas pertenecientes
a ella; y la Dialéctica examina las razones de
ambas. Hasta Arquíloco predominó la Física.
Desde Sócrates comenzó la Moral, y desde
Zenón de Elea, la Dialéctica. De la Moral hubo
diez sectas, que son: académica, cirenaica, elíaca,
megárica, cínica, erétrica, dialéctica, peripatética,
estoica y epicúrea.
XIV. Platón fue el fundador de la Academia
primitiva; de la media, Arcesilao, y de la
nueva, Lacides. De la secta cirenaica lo fue
Aristipo de Cirene; de la elíaca, Fedón de Elea;
de la megárica, Euclides Megarense; de la cínica,
Antístenes Ateniense; de la erétrica, Menedemo
de Eritrea; de la dialéctica, Clitómaco
Cartaginés; de la peripatética, Aristóteles Estagirita;
de la estoica, Zenón Citio; y finalmente,
la epicúrea se llama así por su autor, Epicuro.
XV. En su tratado De las sectas filosóficas,
Hipoboto dice que fueron nueve: primera, la
megárica; segunda, la erétrica; tercera, la cirenaica;
cuarta, la epicúrea; quinta, la anniceria;
sexta, la teodórica; séptima, la zenónica o estoica;
octava, la académica antigua; y novena, la
peripatética. De la cínica, eleática y dialéctica
no hace mención. La pirrónica se estima poco
por su oscuridad, pues unos dicen que es secta,
y otros que no lo es. Parece que lo es, dicen;
porque llamamos secta a la que sigue, o tiene
todas las apariencias de seguir, alguna norma
de vida; por cuya razón podemos muy bien
llamar secta a la de los escépticos. Pero si por
secta entendemos la tendencia a los dogmas
que tienen séquito, no se podrá llamar secta,
puesto que carece de dogmas. Hasta aquí de los
principios, sucesiones, varias partes y número
de sectas que tuvo la Filosofía. Aunque no hace
mucho tiempo que Potamón Alejandrino introdujo
la secta electiva, eligiendo de cada una de
las otras lo que le pareció mejor. Según escribe
en sus Instituciones, son dos los modos de indagar
la verdad. El primero y principal es aquel
con que formamos juicio. El otro es aquel por
medio de quien lo formamos, como con una
imagen muy exacta. También piensa que la
causa material y eficiente, la acción y el lugar
son el principio de las cosas; pues siempre inquirimos
de qué, por quién, cuáles son y en
dónde se hacen. Y dice que el fin al cual deben
dirigirse todas las cosas es la vida perfecta por medio
de todas las virtudes, incluso los bienes naturales e
inesperados del cuerpo.
Pero entremos en materia acerca de la vida
de los filósofos, y el primero es:
TALES