SAN PEDRO APÓSTOL, 1680
Villancicos que se cantaron en la S. I. Catedral de la Puebla de los Ángeles, a los Maitines del glorioso Príncipe de la Iglesia el Señor San Pedro, el año de 1680, en que se imprimieron.
AL SUPREMO PRÍNCIPE DE LA IGLESIA, NUESTRO ESCLARECIDO PADRE, SEÑOR SAN PEDRO. | |
Santísimo Pedro, Príncipe y Padre Universal de toda la Iglesia: Quien con divinos acentos llegó a oír engrandecidos sus elogios, cuando los percibió suavemente entonados por las voces del mismo humanado Dios, que dignamente le dio el título noble de Hijo de la Paloma celestial y Piedra preciosa de aquella Fábrica excelente, que se encumbra más allá de las cúpulas de las Estrellas, no es mucho que se merezca nuevos loores en las solfas de cánticos sonoros y armonizados Maitines, pues al compás que el Verbo Encarnado os dedicó en Cesárea superiores | |
10alabanzas, también os solicita en esta Angélica y Cesárea Ciudad solemnes celebridades un afecto fervoroso en vuestras aclamaciones, para cortejaros a todas luces Luminar Mayor de la Iglesia entre nocturnos aplausos y laudes tan esclarecidas como a vuestro honor dedicadas. Crezcan vuestras glorias a lo inmenso, admitiendo vuestro agrado el obsequio que os ofrece nuestro desvelo amoroso, venerador muy vuestro a lo rendido. | |
PRIMERO NOCTURNO |
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VILLANCICO I |
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Estribillo |
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1.—¡PLAZA, PLAZA, PLAZA, que entra triunfante en Roma el de la red y la barca! 2.—Porque sus hazañas ¡óiganlas, cántenlas! 1.—En el huerto con Malco y las tropas montanteaba. 2.—¡Proeza rara! |
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103.—¡óiganlas! | |
2.—¡Cántenlas! 1.—A aquel mago Simón en los aires quebró las alas. 2.—¡óiganlas! 3.—¡Cántenlas! 1.—Los laureles, pimpollos del Orbe, tendió a sus plantas. 2.—¡Víctor, Víctor el Pescador. que por Dios que merece, por su valor |
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20la Tiara! | |
1.—¡Vivirá como un Papa, como un Vice-Dios! |
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Coplas |
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Para celestes lides y empresas soberanas, fue Pedro hombre de Piedra y campeón del hampa. |
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Aunque una vez la Ancila ciertas le dio estocadas, por su opinión volvieron |
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30valientes ojos de agua. | |
Trinchando en cuatro esquinas de un lienzo sierpes bravas, a todo el mundo le hizo por los Cielos la salva. |
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Mató con el aliento de una sola palabra a dos que halló traidores en falsear la plata. |
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En la Puerta Especiosa, | |
40él y otro camarada, | |
hacen saltar a un cojo del suelo hasta las aras. |
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Y entre sus bizarrías, fue la mayor hazaña plantar su red y trono en la Curia Romana. |
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VILLANCICO II |
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CON DECIR: TÚ ERES PEDRO, SU BIEN SUMO le corresponde. ¡Oh qué poco, oh qué mucho elogio y nombre! Mas basta el poder de Pedro para rendir a Roma y dar entrada al Cielo. |
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Coplas |
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En la imperial Cesárea, que de la Romana Corte |
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10las águilas bosquejaba, | |
ya majestades del Orbe, | |
el Hijo de la Paloma, con bien entendidas voces, divinidades cantaba, por Dios Vivo, a un Dios y Hombre. |
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Tú eres Cristo, le decía, pues Unigénito noble del Padre de lumbres, rizas encarnados arreboles. |
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20Sobre tanto mármol firme | |
se fundan los torreones de la Militante Iglesia que a la Triunfante coronen. Ni el Mundo ya, ni el Abismo a este Diamante se opone, porque en lo fino y lo amante es Pedro piedra de toque. Claviculario Celeste, abre o cierra, por su orden, |
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30los alcázares de Estrellas | |
y coros de Ruiseñores. | |
VILLANCICO III |
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Introducción |
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TODAVÍA ESTABA PEDRO lloroso de una Pasión |
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que sucedió cuando el Gallo a un León temblando dejó, cuando, entre aquellos raudales, un numeroso clamor que escuchó a un tiro de piedra, a la playa lo llamó: —¡Hola, ah, Pescador mío, |
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10llegue acá! ¡Será Pastor! | |
Deje ya el flevit amare, egressus foras, por Dios. |
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A buen hora lo encontramos como siempre, a la Oración. Cantémosle las folías y alegremos al Pastor. |
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Estribillo |
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Éstas son folías que folías son. Éstas son folías, |
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20Señor Pescador. | |
Tenga este Cayado, deje ya el Timón; oiga las folías que se cantan hoy. |
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Coplas |
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Deje las marinas obras, porque Dios lo quiere entre hierbas del prado Pastor. Pise la ribera; |
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30alégrese-nos, | |
y por lo festivo vaya lo llorón. Venga a las arenas: verá cómo Dios, para consolarlo, la Tierra le dio. Noche es de gaudete, no tenga temor, porque ya no hay Gallos |
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40que espanten al León. | |
No tema en las ondas triste inundación, quien en tantas suyas nunca se anegó. Aborde a la orilla, que hierbas le doy donde Pastor sea de gente mejor. Dígale a las aguas |
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50que lo dejen hoy, | |
que otras ha pasado y no se mojó. Rompa a los cristales todo su candor, o vendrá aquel Ángel que hierros quebró. Deje la marina vaga ocupación; rompa los diamantes |
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60quien grillos venció, | |
pues cuando soñaba que estaba en prisión, por virtud de un Ángel sin hierros se vio. Dichoso tal sueño, pues entre el rigor, toda la soltura en el sueño halló. Venga, que lo espera |
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70cantando el Amor, | |
aunque desde el Gallo músicas tembló. ¡Aquí de la Tierra que el Cielo le dio! Ya pasó las aguas; ¡Jesús, qué favor! ¡Salió de las ondas! ¡Dé gracias a Dios, que quedó por puertas |
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80con Llaves y honor! | |
SEGUNDO NOCTURNO |
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VILLANCICO IV |
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Estribillo |
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1.—CON DESAIRE VUELA EN LOS AIRES el mago Simón, pues al eco de Pedro se precipitó, Ícaro nuevo al rayo del Sol. 2.—¡Ay, que cayó al impulso de aquel Pescador, que a quien alas batía, los pies le quebró! |
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10Todos.—¡Ay, que cayó! ¡Ay, que cayó! | |
Coplas |
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Volaba poco versado, pues con arte bien adverso hizo en un peñasco terso un verso de pie quebrado, cuando Pedro acelerado despeñándose lo vio, Ícaro nuevo al rayo del Sol. Perdióse por la estafeta, |
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20en la ocasión que quería | |
subir con alas de arpía, pasar con pies de poeta; mas cual fogoso cometa, en la Roca se estrelló, Ícaro nuevo al rayo del Sol. |
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VILLANCICO V.—JÁCARA |
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AQUEL CAMPEÓN VALIENTE y veterano Guerrero, que después de haber cenado aquel divino Cordero, |
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se fue con dos camaradas y asistiendo a su Maestro por el rumor de un arroyo a la amenidad de un Huerto, |
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al ver que cierta canalla, | |
10más que con valor, con miedo, | |
ajar a su Amor quería, prender quería a su Dueño, desenvainando el alfanje: “¡Aquí de Dios y de Pedro!”, dijo zumbando antuviones y avalentando portentos. Riza hacía en la vil chusma de cobardes judigüelos, ya trinchando astas y picas, |
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20ya trozos y armas rompiendo. | |
Entre el horror de la noche y la inquietud del estruendo, le apuntó bien a la oreja de un corchete lanternero. |
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Cercenóle la melena; y cimbrándole el celebro, a Malco le hacía el plato de orejones, cuando menos. |
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Y si el Príncipe apacible | |
30no le estorbara el empeño, | |
traza el buen Viejo tenía de acabar con todo hebreo. |
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Envainó, pues, ya triunfante, y retiróse al momento discurriendo hacia Palacio por ver el fin del suceso. |
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Estribillo |
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¿Quién pensara que habías, valiente Pedro, de temblar de una Ancila |
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40y llorar a un temor tres desaciertos? | |
VILLANCICO VI |
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Estribillo |
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l.—¡QUE SE ABRASA, SEÑORES, la Mariposa! ¡Ay, Jesús, que se quema y el aire sopla! 2.—¿No la veis cómo huye? Ya se remonta. ¡Mariposa parece lo que es Paloma! |
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Coplas |
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Desde aquellos arroyos | |
10que mansamente bordan | |
de perlas el peñasco, origen de sus ondas, después que se ha bañado, hermosa más que todas, cercada de azucenas y de la nieve copia, al aire se levanta, tan limpia y tan hermosa, que embarga del Esposo |
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20las atenciones todas. | |
¡Que se abrasa, señores, la Mariposa! &. |
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Al agua, al agua, Pedro, que es cosa misteriosa tener siempre en el agua las medras tan dichosas. |
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Guardaos, guardaos del fuego, | |
a cuya luz dudosa errasteis el camino, |
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30torcisteis la derrota. | |
¡Llorad, divina Piedra! ¡Volad, mansa Paloma al pecho del Esposo, al nido de su roca! |
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¡Que se abrasa, señores, la Mariposa! &. |
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TERCERO NOCTURNO |
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VILLANCICO VII |
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AL AGUA SE VA PEDRO VALEROSO, mas ¡ay!, que ya se aniega; pero dale su Dueño la mano y en las palmas de Cristo navega. ¡Mirad, que es dicha nueva nadar sin riesgo una Piedra! |
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Coplas |
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¿Qué importa que el golfo esquivo engrife sus ondas crespas, si ponéis, Pedro, la proa |
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10al Norte de más belleza? | |
Frustrar quiso el fiero golfo las velocidades vuestras, mas vuestro orgullo pisaba tantas voraces bravezas. Solio o sitial de cristales os previno Dios en ellas, o por Vice-Dios del mundo o Árbitro de las estrellas. Llegáis a Puerto seguro |
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20con bonanza y con destreza: | |
¿qué mucho sí os dan la vida rumbos de la Vida mesma? |
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Por extraña bizarría se arrojó vuestra fineza a las espumas, buscando un Brinquiño de mil perlas. |
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VILLANCICO VIII |
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Estribillo |
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A LA BRISA SUAVÍSIMA del Favonio Paráclito, ¡oh qué bien asegura Pedro el tránsito! |
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Coplas |
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Aquel Piloto científico, que su misterioso cáñamo tiende a soplos del Espíritu, vital aliento del ánimo, |
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de este mundo en el océano saca el Bajel Eclesiástico, |
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10del Aquilón en sus cóleras, | |
de las violencias del Áfrico. Sólo recibe benévolas (en las tempestades práctico) inspiraciones del Céfiro, soplos del divino Oráculo. |
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Si le acometen coléricos duros Piratas del Tártaro, o en tempestades heréticas o en torbellinos cismáticos, |
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20sagradamente belígero, | |
fulmina en breve relámpago tanto terror, que del Líbano tiembla el cedro más fantástico. La Nave negra de Incrédulos deshace en lucientes átomos, y pára en calma beatífica lo que empezó por escándalo. Vencido el horror diabólico, hecho el Bajel receptáculo |
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30de seguridad al tímido, | |
de serenidad al párvulo, | |
surge en el Puerto Deífico, donde en celestiales cánticos, le hacen la salva marítima los que ya gozan del Tálamo. |