Pintor de retratos de aspecto fotográfico, obras religiosas hábiles y sentimentales y desnudos tímidamente eróticos,2 Bouguereau es un bello prototipo del dominio de las técnicas pictóricas academicistas y de las claves sociales de la hipocresía burguesa.3
Bouguereau, pintor de indudables dotes e influencia social, fue uno de los más hábiles artistas de su época a la hora de pintar lo que el burgués quería mirar: mujeres hermosas y rotundas, tiernas adolescentes, niñas pobres encantadoras y muy limpias.4 Contemplando sus cuadros, el burgués más ignorante entendía la fastuosidad de la mitología clásica y llegaba a la tranquilizadora conclusión de que la vida del campesino es el jardín del Edén.5
Beligerante desde niño y soberbio desde sus primeros éxitos oficiales —según relatan sus biógrafos—, Bouguereau fue un enemigo temible y despiadado con todo aquel que no viese y reconociese su esfuerzo artístico con la referida ‘mirada burguesa neutra’. Cezanne lamentó en cierta ocasión haber sido excluido del «Salón de Monsieur Bouguereau» (refiriéndose a la anual convocatoria de laAcademia).6
Chilvers, en su Diccionario de arte, citando a J.-K. Huysmans, concluye sobre Bouguereau: «condenado durante años como maestro en la jerarquía de la mediocridad y enemigo de todas las ideas progresistas», recuperó en el último tercio