
Cuando recibas la representación de algún placer, al igual que con las demás representaciones, ten cuidado de no ser atrapado por ella; que te espere a ti el asunto y concédete a ti mismo un segundo. Después ten en mente estos dos momentos: aquel en el que estarás disfrutando del placer y aquel en el que, cuando ya lo hayas disfrutado, te arrepentirás y te lo reprocharás. Y a estos contraponles cómo si te abstienes te alegrarás y te aplaudirás a ti mismo. Pero si te parece que es la ocasión de emprender la acción, guárdate de no perderte en su embeleso, dulzura y atractivo; contraponle cuánto mejor es saber que has logrado esta victoria.
XXXV Cuando hagas algo después de haber tomado la decisión de hacerlo, no intentes evitar que te vean llevarlo a cabo, incluso si la mayoría se opone a ello. Pues si no estás actuando con rectitud, debes evitar la acción, pero si es con rectitud, ¿por qué temes el reproche de los que no son rectos?
XXXVI Igual que «es de día» y «es de noche» tienen gran valor como disyuntiva, pero como copulativa no valen49 , así también escoger para uno la ración más grande tendrá, en efecto, valor para el cuerpo, pero para la camaradería que hay que mantener en el banquete no lo tiene. Por lo tanto, cuando comas con otro, recuerda no solo tener en cuenta el valor para el cuerpo de lo que te sirvan, sino también mantener el respeto al anfitrión.
XXXVII Si asumiste un papel por encima de tus capacidades, obraste con torpeza, y a la vez dejaste de lado el que podrías haber representado perfectamente.
XXXVIII Igual que en los paseos procuras no pisar un clavo o no torcerte un tobillo, procura también no perjudicar tu propio principio rector. Si observamos esto en cada acción, nos aplicaremos a la acción con más seguridad.
XXXIX El cuerpo de cada uno es la medida de las posesiones como el pie lo es de la sandalia. Si te atienes a ello, guardarás la medida. Si lo superas, acabarás arrastrado inevitablemente como hacia un precipicio. Lo mismo ocurre en el caso de la sandalia: si superas lo que el pie necesita, acabarás con sandalias doradas, luego púrpura, bordadas… Pues una vez superada la medida, no hay ningún límite.
XL A las mujeres, en cuanto cumplen los catorce años, los hombres las llaman «señora». Y así ellas, viendo que no tienen ninguna otra perspectiva que acostarse con los hombres, empiezan a adornarse y a depositar todas sus esperanzas en ello. Vale, pues, la pena hacerles ver que no reciben respeto por ninguna otra cosa más que por mostrarse moderadas y decentes.
XLI Es señal de ineptitud gastar el tiempo en las cosas del cuerpo, como en hacer mucho ejercicio, en comer mucho, en beber mucho, en defecar mucho o en copular. Más bien estas cosas se han de hacer de manera accesoria, y preocuparse del todo, en cambio, del entendimiento