Libro hongos fantásticos

HONGOS FANTASTICOS

PARA SANAR, CAMBIAR CONSCIENCIAS Y SALVAR EL PLANETA

STAMETS, PAUL SCHWARTZBERG, LOUIEEditorial:BLUME EDITORIALAño de edición:2024MateriaBiologíaISBN:978-84-10048-52-2

Estupendo libro ilustrado, muy recomendable.
Un libro que se sitúa a la vanguardia de una revolución de las setas, para crear el cambio de conciencia necesario para restaurar el planeta. Un equipo de expertos de primer orden formado por micólogos profesionales y aficionados, artistas, amantes de la gastronomía, ecologistas, médicos y exploradores unió fuerzas para crear Hongos fantásticos, una película alucinante y llena de vida sobre las setas y sus misteriosos filamentos que parecen raíces y conforman el micelio. Este volumen, con imágenes fascinantes, amplía la película en todos los sentidos a través de transcripciones ampliadas, nuevos artículos y entrevistas, y más datos sobre el fantástico reino de los hongos. Con información para descubrir la increíble red de comunicación del micelio bajo nuestros pies y su capacidad demostrada de restaurar los ecosistemas del planeta, reparar nuestra salud y reavivar nuestra relación simbiótica con la naturaleza. «Nos encontramos en la cúspide de una revolución micológica que provocará un cambio de paradigma en el futuro, donde una ecología emergente de la conciencia estará arraigada en soluciones prácticas

El arte de vivir (en tiempos difíciles) Epicteto 4

XVI Cuando veas a alguien llorando de dolor por la partida de un hijo o porque perdió sus posesiones, ten cuidado de no verte arrastrado por la representación de que los males en los que aquel se encuentra le vienen de fuera. Más bien ten dispuesto el pensamiento de que «lo que le aflige no es lo ocurrido (pues otros no se afligen), sino su opinión sobre ello». No dudes en acompañarle en su dolor con palabras, e incluso, si se tercia, compartir sus lamentaciones; pero cuídate de no lamentarte también en tu interior.

XVII Recuerda que eres el actor de un drama que habrá de discurrir como el director quiera: breve, si lo quiere breve, largo, si lo quiere largo. Si quiere que representes a un mendigo, represéntalo convincentemente; o si es a un cojo, a un magistrado, a un particular. Tu objetivo es este: representar bien el papel que se te ha asignado, pues elegirlo le corresponde a otro.

XVIII Cuando un cuervo lance graznidos de mal augurio, que no te arrastre tu representación, sino establece la distinción en tu interior y di: «Ninguna de estas señales presagia nada contra mí; en todo caso, contra mi pobre cuerpo, mis pocas posesiones, mi escasa reputación, contra mis hijos o contra mi mujer. Para mí, en cambio, todas las señales son favorables, si yo así lo quiero, pues sea la que sea la que ocurra de estas cosas, de mí depende obtener de ella un beneficio».

XIX Puedes ser invencible siempre y cuando no entables ninguna batalla en la que la victoria no dependa de ti. Cuando veas a alguien recibir más honores que tú, o tener más poder, o estar bien considerado de cualquier otro modo, no lo tomes por un hombre feliz, dejándote arrastrar por tu representación. Pues si la entidad del bien reside en las cosas que dependen de nosotros, no hay lugar allí para la envidia o para los celos. Y tú mismo no desearás ser un pretor, o un senador, o un cónsul, sino ser libre. Y para serlo solo hay un camino: el desprecio de las cosas que no dependen de nosotros.

XX Recuerda que lo que te daña no es el que te insulta o el que te agrede, sino tu opinión de que estas cosas son dañinas. Por tanto, cuando alguien te moleste, ten presente que es tu propio juicio33 lo que te ha molestado. Así pues, intenta primero no dejarte arrastrar por la representación. Pues, una vez te hayas dado tiempo y distancia, te será más fácil dominarte a ti mismo.

XXI La muerte, el destierro y todas las cosas que parecen terribles, ponlas cada día ante tus ojos –la que más de todas, la muerte– y no albergarás nunca ningún sentimiento bajo ni anhelarás nada en exceso.

XXII Si aspiras a ser filósofo, prepárate desde ahora mismo para que se rían, para que la mayoría se burle, para que te digan «¡Se nos ha vuelto filósofo de repente!», y «¿de dónde viene ese engreimiento?». Pero tú no seas engreído, atente a lo que te parezca lo mejor, como alguien asignado por la divinidad precisamente a ese lugar. Y piensa que, si te mantienes en tu puesto, los que se reían de ti al principio después te admirarán; pero si te dejas vencer, se reirán de ti el doble