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El negociador y Sancholin

El Negociador y Sancholin : diálogos imposibles de algo que nunca podría pasar.

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso, aplicar después los remedios equivocados y echarle la culpa a los demás de tus fracasos.   (Groucho Marx)

El Negociador camina una y otra vez por los pasillos del hotel. Se come las uñas, se pasea intranquilo, tiene tics nerviosos en la ceja izquierda y ya está harto, muy harto. Lleva días esperando que lo reciba el gran enano, el gran marrullero, el prófugo, la serpiente, el conseguidor, el humillador, ese pedazo de mierda, el innombrable, como se llame ya, ni se acuerda de su nombre.

Ya no sabe porque está aquí porque vino, mejor sí lo sabe, recuerda aun la conversación con el presidente Sancholin: Mira tu solo entregas el mensaje y esperas, nada más, no la jodas, te haces la foto, suplicas, pones cara tonto, pero me traes el acuerdo ¿entiendes? El Puto Acuerdo de los Cojones eso es lo Unico que Importa, Jooder. Eres prescindible y lo sabes, eres el puto peon que se sacrifica y lo haces por mi, por mi causa por el que De-Verdad-Importa, por el Puto Amo (YO).

Clarito se lo dejó soy el prescindible, el mensajero bobo, el tonto la foto, el conseguidor, el negociador, el idiota. Y asi con cara de idiota mira por la maldita ventana el dia gris y triste, la ciudad gris y triste, el pacto gris y triste. Cojones porque no vino el profugo a otra ciudad con playa y palmeras a una isla paradisiaca. No, tenía que venir aquí donde no para de llover y de hacer viento, frio, carajo que frio, tirito todo el tiempo maldita sea (hasta tirito por dentro).

Eres prescindible- le había dicho el presidente Sancholin- yo pasare a la historia pero no por la foto con el mierda, eso te lo comes tu. Asi están las cosas, y el negociador (prescindible) aguarda a ser recibido, espera y espera mientras recorre los pasillos, mira por los amplios ventanales a las nubes grises y tristes sobre la ciudad gris y triste y aguarda impaciente a que el ignoto señor del castillo de la venia y le reciba y le escupa a la cara. Pero el castillo nunca abre su puerta ¿No estaremos en Praga? Se pregunta. No que va, Kafka aun no está, aunque se le espera.

Le esta humillando, esta disfrutando con ello, lo sabe, pero ya le dijo el presidente: Que te humille a ti lo que quiera, que para eso estas, pero es solo a ti, ni a Mi ni al Partido. Tu haces de puente, de muro, yo me salvo, tu te quemas, y mañana a otra cosa que el pueblo ya no se acordará de esta. Ya está, clarito, clarito. El puto peón y el Puto Amo. Solo que el presidente el muy idiota no sabe que eso no será así, la historia le dará su verdadero papel, pues ¿no esta cediendo a todo, no esta dando lo que puede y lo que no puede?, y se cree que esto es igual a todas las otras barrabasadas que ya hizo antes. Cambios de opinión no mas, cambios de postura, cambios de careto, cara de jueves o cara de viernes o la cara mas dura. Da todo igual, al Cesar solo le importa el Poder poderoso.

No, esta es la peor barrabasada con diferencia, es humillar a toda la justicia de tu nación, a todo el estado de derecho (¿pero que es eso?), a la historia, a la nación. Reconoces una nación corrupta de jueces corruptos que obraron injustamente aplicando leyes corruptas y todo ello ante el asombro y estupor de toda Europa. Sin rubor, sin miedo, yo el Puto Amo no tengo culpa fue el Negociador, tu pon cara de tonto por si acaso.

No importa ya lo soy, el tonto mas útil y prescindible.

Y asi Europa asiste con Estupor al hecho insólito, un país se autoinculpa para desinculpar a delincuentes y ladrones por 4 putos votos para hacer un presidente (¿o eran 8 o eran 7?, ya ni me acuerdo). Pero que político mas listo el presidente Sancholin, ha hecho lo que ningún otro presidente o candidato nunca hizo en la historia democrática de Europa. Soy el primero le dijo el Puto Amo el otro dia, el primero en hacer algo así, soy un genio, un dialogador dialogante y un liante, lo hago todo por detrás, nada nunca por delante. Es mi lema ya sabes. Que te voy a contar yo a ti. Otros menos inteligentes hubieran convocado nuevas elecciones, no se jugarían su prestigio, su etica, su pais por una humillación semejante, pobres ilusos, con lo bonito que es el poder. Yo soy el mas listo y no me averguenza el cambio de postura, de mis principios, si no les gustan siempre tengo otros disponibles y a otra cosa. Y al negociador se le ocurre preguntarle lo del comisario europeo que ha preguntado con muy mala leche y le responde: a ese lo liaran mis pretorianos que para eso los tengo.

Los pretorianos son los 1500 asesores con cama sueldo y puro que le siguen todos días por Palacio baboseando un gesto y una mirada, tal vez con suerte una sonrisa del prócer, inventando nuevas felonías, nuevas verdades y nuevas falsedades que atribuir a la oposición miserable.

Y también le dice. Mira tengo exministros y exsecretarios de estado en el Tribunal, en la Fiscalía, en la Abogacía, en el CIS en los Medios, en todas las puñeteras partes, esta todo controlado, tu a lo tuyo a que te humillen (pero solo a ti) a rebajarte todo lo que puedas, a darle todo lo que te pidan, a suplicar todo lo que te dejen, a rogar todo lo que se te ocurra, a engañar todo lo que sepas. No, mejor para engañar me dejas a mi, que soy el maestro, donde está el amo sobra cochinillo. Como a Federico Barbarroja me llaman Stupor Mundi (el asombro del Mundo ante la asombrada Europa).

Y aquí sigo, no me dejan ni salir del hotel, podía ir y ver algún museo o algún parque, no, no salgas que no te hagan fotos haciendo el tonto por la ciudad, bastante el tonto haces ya por los pasillos del puto hotel, tu aguanta, se fuerte, paséate por dentro del hotel que es muy grande y nos sale muy caro y espera, espera, espera. Que te reciba algún dia, que firme MI rendición, que te humille (pero solo a ti). Yo soy Sancholin y saben todos como me las gasto, ya reiré el ultimo, ya los engañaré a todos, cuando me convenga, cuando me de la gana y por supuesto le echaré la culpa de todo a la oposición.

Y aquí sigo Yo Negociador, esperando desesperado. Pero el castillo nunca abre su puerta ¿No estaremos en Praga? Se pregunta. No que va, Kafka aun no está, aunque se le espera.

Antonio Gamiz, 16 de mayo de 1998

Relatos del futuro

Sebastian Roa trilogia almohade

Tres novelas historicas altamente recomendables.

Me han impresionado, por su calidad y por su interés.

Que buena serie saldría de las tres notro pais del mundo ya las habrían hecho.

La loba de al-Andalus es el relato de un hito épico en el que se decidió el destino de lo que después se llamaría España.

Mediados del siglo XII. La última gran taifa de al-Ándalus se halla en su momento de mayor prosperidad: ciudades felices y lujosas se extienden desde la desembocadura del Ebro hasta las costas de Almería, gozando de la paz y la amistad de los reinos cristianos; los trovadores recorren sus caminos, se componen los cantares de gesta y la poesía andalusí ameniza banquetes y orgías.

Al frente de ese reino están un hombre y una mujer: el rey Lobo, un musulmán descendiente de cristianos y llegado al trono por méritos propios, curtido en las guerras de frontera y fiel cumplidor de sus pactos con los cristianos, y su favorita Zobeyda, mujer de legendaria belleza e inteligente sibilina, que persigue el cumplimiento de una extraña profecía.

Pero al otro lado del Estrecho afilan sus armas los ejércitos almohades, la poderosa máquina militar regida por el fanatismo que ha abandonado sus montañas africanas para aniquilar a los adoradores de la cruz. Mientras tanto, los cristianos de la península ibérica están más preocupados por sus rivalidades que por unirse para defender tierras.

Así, solo el rey Lobo y Zobeyda se interponen entre las hordas invasoras y los incautos reyes del norte.

Una lucha de poder narrada con lenguaje directo, sencillo y evocador, que alterna la acción con el romanticismo y la intriga en una época de héroes, trovas, grandes batallas, fidelidad y traición, muertes trágicas y pasiones desbocadas.

El EJERCITO DE DIOS

Año 1174. El Imperio almohade, fortalecido tras someter todo al-Ándalus, se dispone a lanzar sus inmensos ejércitos sobre los divididos reinos cristianos. Sus pobladores serán obligados a convertirse al islam so pena de pasarlos a cuchillo o hacerlos esclavos, pero, frente al fanatismo africano, el rey Alfonso de Castilla trata de lograr un equilibrio que supere las rivalidades entre cristianos y lleve a la unión contra el enemigo común.

En El ejército de Dios, las tramas de pasión, intriga, guerra y ambición se entrecruzan de manera magistral. La constante rivalidad entre los reyes de León y Castilla, auxiliados respectivamente por las poderosas familias de los Castro y los Lara, se verá tamizada por la intervención de una hermosa y astuta noble, Urraca López de Haro, y por las maniobras en la sombra de la reina Leonor Plantagenet. En la frontera con el islam, el cristiano Ordoño de Aza se verá atrapado entre la amistad con un andalusí, Ibn Sanadid, y la fascinación que despierta en él Safiyya, hija del rey Lobo y esposa del príncipe almohade Yaqub.

Reinos de lucha, intriga, acción, sexo, giros inesperados y personajes carismáticos e inolvidables hacen de la Trilogía Almohade de Sebastián Roa (La loba de al-Ándalus, El ejército de Dios y Las cadenas del destino) una formidable representación de una época decisiva en la historia de España.

«Sebastián Roa se ha consolidado como uno de los grandes escritores de novela histórica de nuestro país».

La Vanguardia

La crítica ha dicho sobre la Trilogía Almohade (La loba de al-Ándalus, El ejército de Dios y Las cadenas del destino): «Un auténtico viaje a la Edad Media. Sebastián Roa consigue que nos sintamos como si estuviéramos ahí».

El Mundo

«Novela de aventuras, escrita con nervio sobre un armazón histórico».

El Periódico de Catalunya

«Monumental novela histórica. Espléndida».

LAS CADENAS DEL DESTINO

Las cadenas del destino es la esperada conclusión de la Trilogía Almohade.
Nuevas tramas de pasión, guerra y traiciones nos guiarán por la senda de la épica hacia la batalla más importante de nuestra historia.

Año 1195. Castilla ha caído en Alarcos y el califa almohade Yaqub al-Mansur avanza sobre Toledo. Los conquistadores africanos impondrán la conversión al islam más rígido o sembrarán la Península de cristianos crucificados y cabezas cortadas. Las fronteras se resquebrajan, las aldeas y los castillos se vacían, oleadas de refugiados huyen hacia el norte. Por si fuera poco, los reinos de León, Navarra y Aragón se confabulan para repartirse los despojos del derrotado Alfonso VIII, por lo que este no encuentra otro remedio que negociar con los musulmanes.

Sin embargo, el embrión de la resistencia se sobrepone a la derrota y a la perfidia, y brota incluso entre la sangre del campo de batalla. En Castilla, la reina Leonor Plantagenet no se resigna a darlo todo por perdido, y aún confía en la unión entre los estados cristianos para enfrentarse al enemigo común. En Aragón, el joven príncipe Pedro sueña con alcanzar la corona y convertirse en un paladín de la cristiandad. Y en León, una muchacha judía arrojada a la esclavitud será capaz de cualquier cosa por salvar a los suyos.

Ésto han dicho sobre la novela de Sebastián Roa:
«Un auténtico viaje a la Edad Media. Sebastián Roa consigue que nos sintamos como si estuviéramos ahí.»
El Mundo

«Magistral. Sacarás tiempo para leer de donde no hay.»
Carlos Aurensanz

«Cuando el rigor histórico y el talento se aúnan surgen obras maestras como esta. Impresionante.»
Blog Anika Entre Libros

Villancicos 16 S Juana Ines de la Cruz

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SAN PEDRO APÓSTOL, 1690

Villancicos que se cantaron en la S. I. Catedral de la Puebla de los Ángeles, en los Maitines del gloriosísimo Príncipe de la Iglesia, el Señor San Pedro, este año de 1690, en que se imprimieron.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

Estribillo
  —¡CIUDADANOS ILUSTRES DE ROMA,
  venid, llegad, corred,
  atended, mirad, aplaudid
  la gloria, la empresa, la victoria, el triunfo
  de más noble Pompeyo,
  de César más Augusto
  de los que en las historias
  inútil fantasía son del mundo!
  —¡Al Monte! —¡Al Capitolio!
10 —A la Arena! —Al Teatro! —Al Circo! —Al Foro,
  donde la tierra a Pedro
  entrega la Corona
  que hasta el Cielo dilata
  el Imperio de Roma!
  —¡Al Monte, al Capitolio, al Circo, al Foro,
  al Teatro más feliz,
  venid, corred, llegad! ¡Venid, venid, venid!
Romance
  En la Cabeza del Orbe,
  cuando muere Pedro, reina,
20 fijando la suya donde
  será perpetua Cabeza.
  Al suelo la frente abate,
  para que de esta manera,
  de aquella violada Corte
  se santifique la tierra.
  Sus propios sentidos quiere
  que fuertes cimientos sean,
  adonde descanse el peso
  de la militante Iglesia.
30 Fábrica será inmortal,
  pues desde luego se empeña
  el mismo que la consagra
  en ser su primera Piedra.
  También la humildad de Pedro
  sabe, porque es muy discreta,
  que aun en las afrentas mismas
  hay más y menos afrentas;
  y muriendo en Cruz su Dios,
  y él en otra, es reverencia
40 —cuando no puede excusarla—
  que sepa Pedro volverla.
  Con eso, en el Vaticano
  y el Calvario hay diferencia:
  en un Dios, que al hombre baja,
  y en un hombre, que a Dios vuela.
  Reformar la Monarquía
  de Rómulo, Pedro intenta:
  un homicidio la funda,
  y un martirio la renueva;
50 que como la tiranía
  de las vidas se alimenta,
  no se restaura sin sangre
  lo que se usurpó con ella.
  La púrpura de Nerón
  desde el regio solio tiembla,
  mirando a Pedro ilustrado
  del múrice de sus venas.
  De los Clavos, que la rompen,
  teme que colgar se vean
60 para las extrañas sienes
  las más gloriosas diademas.
  Teme bien: porque ya Pedro
  en la triunfante palestra
  tantas coronas consigue
  cuantos imperios desprecia.
  Ya la Silla Pontificia
  coloca en tan alta esfera,
  que pudiera otra piadosa
  maternidad pretenderla.
70 Ya en Trono triunfante sube
  a la clara cumbre excelsa
  del Olimpo, en cuya falda
  son tapete las Estrellas.
  Ya de aquellas Doce Sillas
  llega a ocupar la primera,
  en que a los Tribus guardada
  está la Justicia eterna.
  Y ya en sonoras dulzuras,
  a solemnizar su fiesta,
80 se compite en Tierra y Cielo
  cuanto cabe en Cielo y Tierra.
  Porque cuando es el Amor
  quien los aplausos congrega,
  puede mucho el suave bando
  de las voces y las cuerdas.

VILLANCICO II

Estribillo
  SI CON SUS LLAVES SAN PEDRO
  abre y cierra, quita y pone,
  ¡vayan y vengan, entren y salgan
  los puntos, las notas, las cifras, las voces!
Coplas
 
  1. —Deberse a Pedro de lleno
  celebrar por varios modos,
  no hay duda que dirán todos
  no será malo. 2.—¡Oh, qué bueno!
  —Pedro, en el mayor vaivén
10 de su constancia, fundó
  su mayor firmeza, y no,
  no le está mal. —¡Está bien!
  —Y si en esta ocasión, pues,
  que fue amigo infiel dijere
  Pedro, alguno, mal lo infiere,
  porque no es así. —¡Así es!
  —Pues la Piedra al toque, luego,
  así se movió, de Dios,
  que el alma liquidó en dos
20 ojos de agua. —¡Fuego, fuego!
  —Porque a la infidelidad
  la fe de Pedro no ampara,
  antes sus yerros declara,
  porque es mentira. —¡Es verdad!
  —Herir Pedro a Malco allá
  en la oreja, dígan-me:
  como misterio de fe
  ¿no está obscuro? —¡Claro está!
  —Hoy al Cielo me avecindo,
30 dijo un mago; y Pedro oró,
  conque dio en tierra, y quedó,
  ¡oh, qué feo! —¡Oh qué lindo!
  —¡Oh, qué corrido que vas
  sin correr!, le dijo Pedro;
  y el mago: Contigo medro
  eso menos. —¿Eso más?

VILLANCICO III

1 .—CUANDO PERLAS DE RISA
  llora la Aurora
  dime tú, Tortolilla,
  ¿por qué lo gimes, arrulladora?
 
  1. —Porque, porque yo me lo sé;
  mas óyeme tú, que yo lo diré.
Coplas
  Velero un Bajel rizaba
  apenas del mar la espuma,
  tan presumida de pluma
10 su jarcia, que lo volaba;
  duro escollo, a quien le lava
  con témpanos de cristal,
  mar aleve, el pie fatal,
  escalimándose en él,
  en trozos sembró el Bajel:
  naufragio que el Cielo llora.
  —Cuando perlas de risa
  llora la Aurora, &.
  Bien volaba, y mal se vía,
20 esclarecido almenaje
  que de airón o de plumaje
  a un Castillo le servía;
  un temblor, que sacudía
  los montes como una pluma,
  dio con el Castillo en suma
  por el suelo, y bien se ve
  que Pedro el Castillo fue:
  estrago que el Cielo llora.
  —Cuando perlas de risa
30 llora la Aurora, &.

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

Estribillo
1 .—PEDRO EN LANCE NOS HA PUESTO
  de dar al traste con todo.
 
  1. —¿De qué modo?
 
  1. —Poniendo los instrumentos
  de pescar y de cantar
  en un punto y en un tono.
 
  1. —¿Y por qué, por qué, por qué?
 
  1. —¡Por mi fe, por mi fe, por mi fe!
 
  1. —Pues vamos, para no errar,
10 con la sonda en la mano y con el compás.
Coplas
 
  1. —Cristo a Pedro puso en lance
  de hacerlo en Él, y así fue
  cuando en la playa las redes
  renunció y se fue en pos de Él.
 
  1. —Esos lances se hicieron
  el uno al otro,
  conque al cabo quedaron
  bien gananciosos.
 
  1. —Cristo y Pedro, no debiendo
20 pecho, hicieron el deber,
  y lo pagaron haciendo
  un rico lance en un pez.
 
  1. —Para el pez, fue ese lance
  muy apretado,
  luego que a sus agallas
  Pedro echó mano.
 
  1. —En toda una noche Pedro
  no logró un lance de red,
  pero lo logró al instante
30 que lo vino Dios a ver.
 
  1. —Que se vaya a la mano
  Cristo le ordena,
  y ésa para ese lance
  es la derecha.
 
  1. —Cuando un buen lance en las Almas
  el Redentor quiere hacer,
  en la Nave de San Pedro
  se embarca, y de él sale bien.
 
  1. —¿Cómo no ha de salir
40 bien de sus lances,
  en la Fe asegurados
  de tanta Nave?
 
  1. —El dudar Pedro en el lance
  de perder en el Mar pie,
  yendo a Cristo, aun más amor
  que temor arguye en él.
 
  1. —Porque si se lanzó
  de amor ardiendo,
  ¿no era fuerza, en el agua,
50 templar el fuego?
 
  1. —Por eso vestido a Cristo
  y al Mar se lanza otra vez,
  porque el más calor amante
  más breve le lleve a Él.
 
  1. —Ese lance de amor
  fuera del orden,
  sólo Pedro lo alcanza
  si a otros se esconde.

VILLANCICO V

Estribillo
  ¡OIGAN, OIGAN A UN HOMBRE,
  porque imagino
  que su culpa con llanto
  y con suspiros
  apagarla del todo
  quiere, y les digo
  que para mí, si llora,
  es gran alivio!
Coplas
  De aquella humilde Barquilla
10 un Pastor se desembarca,
  y del Mar de aquesta vida
  quiso pasar con bonanza.
  En el rigor de sus penas,
  la vocación que lo llama
  son por Cristo sus sollozos,
  porque pasaron por agua.
  Jaque de los más valientes
  que hubo en aquella comarca,
  aunque a su llanto, pucheros
20 hizo, por caer en Gracia.

VILLANCICO VI

Estribillo
  DÍGANME LOS TEÓLOGOS, DÍGANME,
  ¿cuál será la razón
  de que Pedro se lleve la gloria
  de más docto en el ser del Hijo de Dios?
 
  1. —Yo la diré,
  que ésa es cosa muy fácil de responder.
 
  1. —No la dirá,
  porque tiene muy grande dificultad.
 
  1. —¡Sí la diré!
10
  1. —¡No ha de poder!
 
  1. —¡Sí he de poder!
Coplas
 
  1. —Pedro en la Escuela sagrada
  el único sabio fue,
  pues del Hijo de Dios Vivo
  sólo Pedro dijo el ser.
  Luego es clara la razón
  de que la gloria le den
  a él solo, de lo que él solo
  supo decir y entender.
20
  1. —También los que naufragaban,
  y también Natanael,
  Hijo de Dios al Señor
  confesaron otra vez.
  Éstos supieron lo mismo
  que Pedro llegó a saber,
  y no los vemos premiar:
  luego otra la causa es.
 
  1. —¡Yo la diré!
 
  1. —¡No la dirá!
30
  1. —¡Sí la diré!
 
  1. —Natanael y los otros,
  aunque confiesan, no ven
  el misterio, y sólo atienden
  los efectos del poder;
  y el que a la necesidad
  o al peligro ve vencer,
  no es mucho tenga por Dios
  a quien mira hacer el bien.
  Mas la bienaventuranza
40 de Pedro, y de su saber,
  no siendo de carne y sangre,
  de gloria y Cielo ha de ser.
  Por eso en la firme Piedra
  del examen de su Fe,
  edificio, imperio y llaves
  quiere la Iglesia tener.
 
  1. —Está bien; mas ¿qué razón
  es que las llaves le den
  con la voz ate y desate,
50 que abra y cierre había de ser?
 
  1. —¡Yo la diré!
 
  1. —¡No la dirá!
 
  1. —¡Sí la diré!
 
  1. —En el sagrado idïoma
  una misma cosa es
  el desatar y el abrir
  el cerrar y atar también.
  En las cadenas y grillos
  hay candado, y no cordel,
60 y así el cántico Virgíneo
  dice: Solve vincla reis.
  Fuera de esto, acá en lo humano,
  todo cuanto hay que tener,
  al vigor de llave o nudo
  fuerza es que sujeto esté;
  y porque en la potestad
  de Pedro, se sepa que
  no hay excepción que indultar
  ni imposible que oponer,
70 en las llaves y los nudos
  igual se le da el Poder:
  que todo es premio condigno
  a su acero y a su red.

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII

Estribillo
  A LA PIEDRA MÁS FIRME, QUE UN TIEMPO
  cual vidrio en el fuego, saltó y se quebró,
  nuestro afecto celebra constante
  sin que esta quiebra mitigue el fervor.
  ¡Fuego, fuego, fuego de Dios!
  Que si el otro se ha visto abrasado,
  aun más el Divino a abrasarlo llegó.
  ¡Fuego, fuego, fuego de Dios!
  Y así, fuentes sus ojos destilen,
10 porque el incendio se temple mejor.
  ¡Ay, ay tal ardor!,
  que con aguas el fuego más crece,
  haciendo el rocío la llama mayor!
  ¡Ay, ay tal ardor!
  ¡Llore Pedro, aunque incendios lo abrasen,
  si quiere a la Iglesia servir de crisol!
Coplas
  De San Pedro, feliz Piedra,
  su Iglesia Cristo erigió,
  que, aunque fue de sillería,
20 con agua al fin se labró.
  Al pico de una mozuela
  por tres veces se quebró;
  dicha fue: pues que por esto
  dicen lo vino a ver Dios.
  En la humedad por cimiento
  puso a esta Piedra el Señor,
  por ver se desmoronaba
  estando junto al calor.
  Con las quiebras, no era Piedra
30 de edificar; mas se vio
  que en labrándose, a la Iglesia
  sirvió de edificación.
  Para que en tal edificio
  viniese con proporción,
  sin hacer caso del yerro,
  con un canto se ajustó.
  Conque el Opífice sumo
  de tal suerte se pagó,
  viéndola tan ajustada,
40 que en ella la clave echó.

VILLANCICO VIII

Estribillo
  —OIGAN, ATIENDAN, ADMIREN, PERCIBAN
  la Jácara de más cuenta
  que hasta hoy escribir se ha visto
  de un hombre que se adocena.
  ¡Escuchen, que va, que viene!
  —¡Vaya, vaya! —¡Venga, venga!
  —Oirán la historia sin par
  del hombre más singular
  (—¡Vaya! —¡Venga!),
10 que en los mares y campañas
  el mundo llenó de hazañas,
  y anduvo altivo y ufano
  con el acero en la mano
  aun en tiempo de Pasión.
  ¡Atención, atención!
  Porque es bien que cuando sólo
  su valor el Orbe aclama,
  vuele en alas de la fama
  desde el uno al otro Polo,
20 y que su gloria se cante
  desde Poniente a Levante,
  y llegue al Septentrïón.
  ¡Atención, atención, atención!
Jácara
  Cuatro Autores de tan pura
  verdad, que cuanto escribieron
  nada se puede negar,
  porque es el mismo Evangelio,
  cuentan que un Simón, un Cefas
  de tan alto nacimiento
30 que por gracia hay quien afirme
  que es de lo mejor del Cielo,
  porque hablando de linajes,
  al Hijo del Padre Eterno
  que era el Espíritu Santo
  su Padre, decir le oyeron,
  y que entonces, a la vista
  de otros once Caballeros,
  lo declaró el Rey Mayor
  por el más Grande en su Reino:
40 que de Primero Ministro
  le dio título en su Imperio,
  y como si fuera Papa
  de Simón lo mudó en Pedro;
  que entre otros muchos honores
  le prometió que sujeto
  a su valor estaría
  eternamente el Infierno;
  y aunque hay claro testimonio
  de que una vez fue pechero,
50 su mayor ejecutoria
  está en el tributo mesmo,
  porque lo pagó por sí
  y otro Hidalgo que, aunque exento,
  nunca en materia de pagas
  se valió de privilegio.
  Éste a Pescador en fin
  quiso aplicarse, sabiendo
  que en la Nobleza el mayor
  trabajo, es el no tenerlo.
60 A los elementos todos
  había de vencer su esfuerzo;
  y por mirarlo tan vano,
  quiso empezar por el viento.
  Una vez, que por la orilla
  iba del Mar Galileo,
  lo sacó, Quien lo hizo hombre,
  de la red y del anzuelo.
  Subió tanto en la privanza,
  al mayor Señor sirviendo,
70 que cara a cara le dijo
  quién era, en un grave empeño.
  Por sólo su parecer,
  osado quiso y resuelto
  que se fundara en un monte
  la Corte de todo un Reino.
  Contradijo una Batalla
  justa, llevado del celo
  de estorbar a su Señor
  que la diera padeciendo.
80 Tanto lo amó, que arrojado
  entre las Aguas, por verlo
  en toda su Nave, por
  hombre a la mar lo tuvieron.
  En los negocios más graves
  era tal su atrevimiento,
  que intentaba tener parte
  en los más altos secretos.
  Nunca volvió las espaldas
  a la amenaza; y el riesgo
90 que otro estuviera velando,
  él lo pasaba durmiendo.
  En una gran resistencia,
  porque lo oyesen atentos
  los Ministros, a la oreja
  les habló con el acero.
  De un Pontífice en la casa
  le sucedió cierto cuento
  en que se dice que hubo
  votos, porvidas, reniegos;
100 pero era tan ajustado
  a la razón nuestro Pedro,
  que viendo que había más Gallo,
  luego obró como hombre cuerdo.
  En el día de Pentecostés,
  hecho el hombre un vivo fuego,
  les habló en su lengua a todos
  y la entendió un pueblo entero.
  A un hombre y a una mujer,
  sólo porque le mintieron,
110 dio tal grito, que a su vista
  quedaron entrambos muertos.
  A cuatro palabras suyas,
  un Mago de grande esfuerzo
  a los abismos fue a dar
  con todo su encantamiento.
  A una voz hizo que un cojo,
  desde una puerta de un Templo,
  las nuevas de su valor
  llevase a todos corriendo.
120 Las cadenas y los grillos
  en cierta prisión rompiendo,
  a buenas noches dejó
  alcaide, cárcel y presos.
  A su sombra se hacían hombres
  los malos, como los buenos,
  por tener igual partido
  los sanos y los enfermos.
  Tan grande dicen que era
  de su poder el respeto,
130 que aun hasta de la otra vida
  hacía venir los sujetos.
  Últimamente, su historia
  es de tan largo proceso,
  que hasta el día del Jüicio
  no se sabrá por extenso.
  Hoy dicen que le fulminan
  causa de Cristiano Viejo;
  y si es Nerón quien la juzga,
  ¡apelar sólo a Laus Deo!

SAN PEDRO APÓSTOL, 1691

Villancicos que se cantaron en los Maitines del glorioso Príncipe de la Iglesia, el Señor San Pedro, en la S. I. Metropolitana de Méjico, año de 1691, en que se imprimieron.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

Estribillo
  ¡A LAS GLORIAS DE PEDRO DIVINO
  venid, venid,
  cuantos el silbo junta
  o guarda el redil!
  ¡Venid, venid,
  que sus glorias se cantan
  de mil en mil!
  ¡Venid, venid!
Liras
  ¡Pastor que, en alta Cumbre,
10 apacentando Estrellas,
  huellas, huellas
  de la celeste lumbre
  los resplandores puros,
  Signos, Planetas, Trópicos, Coluros!
  ¿Por qué al sangriento robo
  expuestas las ovejas
  dejas, dejas,
  del fiero hambriento lobo,
  faltando en tu cuidado
20 la honda, el redil, el silbo y el cayado?
  Si Luz indeficiente
  que gozas cara a cara,
  clara, clara,
  que atiendas te consiente,
  oye el tierno balido
  en llanto, en voz, en eco y en gemido.
  Del Tíber las orillas
  que besaron tus plantas,
  tantas, tantas
30 publican maravillas,
  que ya son sus espumas
  historias, relaciones, libros, plumas.
  Allí el blanco ganado
  de quien custodia fuiste,
  viste, viste
  con tu sangre marcado,
  dándole en despedida
  el espíritu, aliento, sangre y vida.
  ¡Oh siempre generosa
40 Reina del Orbe, Roma,
  doma, doma
  su Imperio, venturosa,
  pues te da su asistencia
  religión, poder, fuerza, permanencia!
  Del fratricidio osado
  que maculó tus muros
  puros, puros, Pedro los ha lavado
  de la mancha profana
50 con carmín, rosicler, púrpura.
  ¡Oh Clavero sagrado,
  Pastor siempre benigno,
  digno, digno
  de que nuestro cuidado
  llene por ti los vientos
  de afectos, voces, plumas, instrumentos!

VILLANCICO II

Estribillo
  CON LA LUZ, CUANDO MUCHO,
  vivifica el Sol:
  pero con la sombra, no;
  ¡pero, pero, pero con la sombra, no!
Coplas
  No sólo de Pedro da
  vida el resplandor,
  pero conserva también
  su sombra calor.
  Quien a su sombra benigna
10 alegre sanó,
  quedó muy bien asombrado
  pero sin lesión.
  Él solo, en tal propiedad,
  se parece a Dios,
  que hace sombra al que de sus
  alas se amparó.
  Con el contacto, cualquiera
  Apóstol sanó;
  pero con la sombra, sólo
20 a él se concedió.
  ¿Qué esfera la actividad
  tendrá de su ardor,
  y qué no hará el cuerpo, si
  la sombra curó?
  Tener virtud en la sombra
  es tan superior
  favor, que a otro ningún Santo
  se le concedió.
  De la luz, siempre enemiga
30 la sombra se vio,
  y ésta es sombra que a la luz
  luces añadió.
  Una sombra, a todo el mundo
  le causa pavor,
  pero aquesta sombra causa
  gusto al corazón.
  ¡Oh Pedro, si tal poder
  tu sombra logró
  aquí, cuánto más allá
40 podrá tu favor!
  ¡Ampara al pobre rebaño,
  divino Pastor,
  para que a la sombra tuya
  viva sin temor!

VILLANCICO III

Estribillo
  UNA OPOSICIÓN CANTÓ:
  tengan silencio,
  ¡y verán cuál de todos
  se lleva el premio!
Coplas
  Lo que a Juan y Diego niega,
  le concede Cristo a Pedro:
  ¡oh cuánto debe de ser
  de Pedro el merecimiento!
  Y es muy cierto,
10 pues le dan lo que niegan
  a Juan y Diego.
  Las primeras sillas piden
  los hijos del Cebedeo,
  que aun en Apóstoles cupo
  tentación de ser primeros:
  porque el pecho
  humano, siempre aspira
  a lo supremo.
  La pretensión encaminan
20 por el oportuno medio
  de una Mujer. ¡Oh qué antiguo
  es usar tal instrumento!
  Mas ¡qué yerro
  es, en vez de servicios,
  buscar terceros!
  Nególes la petición;
  que sólo pudiera el Verbo
  eximirse de ablandarse
  a los femeniles ruegos,
30 que halagüeños
  unen las sumisiones
  a los imperios.
  Mas Pedro, sin pretender,
  goza el alto privilegio,
  porque cuando es recto el juez
  no es menester medianero:
  que en sujeto
  digno, el mérito basta
  para su premio.
40 Lejos de tal dignidad
  su humilde conocimiento
  está, y tanto más se acerca
  cuanto se juzga más lejos:
  que en el Cielo,
  el mérito más grande
  es no creerlo.
  No atiende Cristo al sonido,
  pues para él es más acepto
  el hijo de la Paloma
50 que los dos hijos del Trueno;
  que el estruendo
  es mérito del mundo,
  que todo es viento.
  ¡Goza, Pedro soberano,
  el feliz alto trofeo
  de que tus súbditos sean
  los que fueron compañeros,
  y el Colegio
  Sacro, todo te aclame
60 por su Maestro!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IX

Estribillo
  —¡AH, DEL CIELO! —AH, DEL GOLFO!
  —¿Quién llama? ¿Quién llama?
  —Quien de Pedro las glorias canta.
  —¡Pues atiendan, atiendan, atiendan
  el Cielo y el Golfo sus excelencias!
  ¡Atiendan, atiendan, atiendan!
Endechas
  De Pedro mi voz sola
  cante, en sonoro ensayo,
  de Apolo tanto un rayo,
10 de Mar tanto una ola,
  de las que en sus virtudes acrisola
  el que gobernar sabe
  lo humilde y lo supremo,
  con uno y otro remo,
  con una y otra llave,
  cuanto en el Mar, cuanto en el Cielo cabe.
  No perdonó el anhelo
  piscatorio, cuidado
  del cáñamo anudado,
20 del atractivo anzuelo,
  ni aun los peces que nadan en el Cielo.
  ¿Qué mucho, si las bellas
  redes, a los que prenden
  peces, en fuego encienden
  de divinas centellas,
  signos que ya coloca en las Estrellas?
  No así de Glauco pudo
  la hierba fabulosa
  vida dar milagrosa
30 a uno y otro pez mudo,
  cuanta da de su red el menor nudo.
  No Neptuno profano,
  que entre cristales fríos
  con cien le lavó ríos
  las pensiones de humano,
  limpió lo que su baño soberano.
  Ni la Ciudad murada
  de diamante y zafiro,
  ni el Sol vio con su giro
40 riqueza reservada,
  que no esté a su desvelo encomendada.
  Ni el etéreo Castillo
  tesoro guarda grave
  que no cierre la llave,
  que no cerque el anillo
  del cándido divino Pastorcillo.
  Pescador de ganado,
  o ya Pastor de peces,
  la red maneja a veces
50 y a veces el cayado,
  cuyo silbo obedece lo crïado.
  ¡Oh Potestad sagrada,
  oh Dignidad divina,
  que de Grandeza Trina
  liberalmente dada,
  a Pedro le fue solo delegada!

VILLANCICO V

Estribillo
  SIRVA EL MAR DE VOLUMEN
  cuando pretendo
  escribir las hazañas
  del grande Pedro,
  y sean en él
  el remo la pluma, y el agua el papel.
Coplas
  Sosiegue el Mar sus ondas,
  y sirva de cortés
  plana, donde uno y otro
10 se grabe carácter:
  pues cerúleo testigo
  de su firmeza fue,
  viendo que en lo fluxible
  pudo hallar solidez
  el que hizo que sus ondas
  obedezcan la ley
  del decreto de un remo,
  del sello de un bajel,
  pues en su seno obscuro
20 no se reservó pez
  del cebo de su anzuelo,
  del nudo de su red;
  el que a sus crespas olas
  hollando la altivez,
  ajó la delicada
  de sus espumas tez;
  el que, si entre sus olas
  se sumergió tal vez,
  fue porque recogió
30 las velas de su fe,
  cuando de sus cristales
  hizo bocas, con que
  besar humilde pudo
  sus soberanos pies.

VILLANCICO VI

Estribillo
  AL QUERÉRSELOS LAVAR
  Cristo a sus plantas hincado,
  los Pies que Pedro ha escondido
  tengo yo para glosar,
  ya que no de pie quebrado,
  de pie encogido.
Coplas
  Cuando en la fluxible plata,
  que en tales Manos más es,
  todos metieron los pies
10 y Judas zampó su pata,
  Pedro de la oferta grata
  se retira confundido,
  de pie encogido.
  Cuando lavar se dejaba
  el discípulo infïel,
  y ensuciaba el agua él
  y el agua no lo limpiaba,
  Pedro los pies retiraba
  en su humildad abatido,
20 de pie encogido.
  Cuando no advirtió su engaño,
  teniendo la panza llena,
  que sin digerir la Cena
  encrudece más el baño,
  Pedro —recelando el daño—
  se retira prevenido,
  de pie encogido.
  No todos los baños, sanos
  son para limpiarse, pues
30 el de Judas en los pies
  y el de Pilato en las manos,
  ambos les salieron vanos;
  no así el de Pedro, advertido,
  de pie encogido.
  Indicios son, y muy buenos,
  si auspicio feliz no es,
  encoger aquí los pies,
  que extenderá los ajenos,
  y hará correr cuando menos
40 al que el Templo vio tulido,
  de pie encogido.
  Los Jazmines viendo humanos
  en el agua sin igual,
  y retirarse el cristal
  de vergüenza de las Manos,
  contactos tan soberanos
  tocar no quiere atrevido,
  de pie encogido.
  Vio candores a quien debe
50 el Alba el que alumbre el día,
  y que el agua se encendía
  al contacto de la Nieve:
  y así, a llegar no se atreve
  a lo helado y encendido,
  de pie encogido.
  Vio infinitos abreviados
  y vio distancias vencidas;
  contrariedades unidas
  y extremos mira abrazados:
60 vio a Dios y al hombre igualados
  y elevósele el sentido,
  de pie encogido.
  Humildad fue, no rudeza,
  la que su retiro traza,
  pues —oyendo la amenaza—
  da las manos y cabeza
  el que antes con extrañeza
  las plantas ha resistido,
  de pie encogido.

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII

Estribillo
  —¡QUÉ BIEN LA IGLESIA MAYOR
  le hace fiesta a su Pastor!
  Oíd los repiques; veréis cómo dan:
  ¡Tan tan, talán, tan, tan!
  Oíd el clarín:
  ¡Tin tin, tilín, tin, tin!
  —Mejor suena la trompeta,
  el sacabuche y corneta,
  el órgano y el bajón.
10 —¡Jesús, y qué confusión!
  Con los repiques que dan,
  templar no puedo el violín.
  —¡Tan tan, talán, tan, tan!
  —¡Tin tin, tilín, tin, tin!
Coplas
  De Pedro el sacro día,
  para más lucimiento,
  uno y otro instrumento
  forme dulce armonía;
  suene la chirimía
20 y acompañe el violín:
  —¡Tin, tilín, tin, tin!
  Porque el rumor se escuche,
  retumbe la trompeta,
  gorjee la corneta
  y ayude el sacabuche;
  una con otra luche,
  voces que entrando van:
  —¡Tan, talán, tan, tan!
  Rechine la marina
30 trompa, con el violón;
  déles tono el bajón
  y el eco que refina
  la cítara, que trina
  apostando al violín:
  —¡Tin, tilín, tin, tin!
  El tenor gorgoree,
  la vihuela discante,
  el rabelillo encante,
  la bandurria vocee,
40 el arpa gargantee,
  que así rumor harán:
  —¡Tan, talán, tan, tan!

VILLANCICO VIII

Estribillo
  ¡ÓIGANME, QUE A SAN PEDRO
  mi Musa canta
  sus glorias, como quien
  no dice nada!
Coplas
  ¿Por qué será que a San Pedro,
  cualquiera que versos canta,
  si no le dice su culpa
  no piensa que tiene gracia?
  Luego le sacan el Gallo,
10 luego a la Mozuela sacan,
  luego anda la Negación
  por esquinas y por plazas.
  Eso es de Musas gallinas,
  eso es de plumas villanas,
  que no saben hacer rostro
  si no es cuando dan en cara.
  ¿No hay que decir otras cosas?
  ¿No hay un millón de alabanzas?
  ¿Excelencias no le sobran,
20 sin que le saquen las faltas?
  ¿Pues qué, si es predicador?
  Luego el Tabor le relata.
  Pues, por Dios, que si pidió,
  no pidió para sí nada.
  Si en la pregunta por Juan
  tuvo respuesta no blanda,
  ¿qué saben ellos si tuvo
  la dulzura en la substancia?
  Y miren, si no, los bobos,
30 aunque ellos tanto lo extrañan;
  pues esas palabras mismas
  a él le sonaron a Papa.
  Yo no he de meterme en eso,
  porque es un Santo de chapa,
  que en cerrándonos las puertas
  no hay ninguno que las abra.

SAN PEDRO APÓSTOL, 1692

Villancicos que se cantaron en los Maitines del glorioso Príncipe de la Iglesia, el Señor San Pedro, en la S. I. Metropolitana de Méjico, año de 1692, en que se imprimieron.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

Estribillo
  1.—EN CULTO DEL SOL PEDRO, HABLEMOS CLARO
  luego al primer Nocturno.
 
  1. —¡Claro está, que se entiende
  que ha de ser claro, siendo su culto!
 
  1. —Pero ¿que salga claro,
  siendo Nocturno?
 
  1. —Pero ¿ser claro, claro,
  el culto, culto!
 
  1. —¡No será poco
10 si no es obscuro;
  y si lo fuere,
  no será mucho!
Coplas
  —“Ave de Jove, del Trino
  trisulcas bebe las luces,
  del Sol de Justicia rayos,
  en el Padre de las lumbres.”
  Y en esto,
  claro está que se entiende
  que hablo de Pedro:
20 que lo que digo, es el Sol
  en su misma claridad.
  ¿No está claro? —¡Claro está!
  —“Pájaro de luz, cual otro
  de Patmos allá en las cumbres,
  del Tabor, excelso nido,
  mansión de Apolo construye.”
  Y en esto,
  claro está que se entiende
  que hablo de Pedro:
30 que lo que digo es la Luz
  en su misma claridad.
  ¿No está claro? —¡Claro está!
  —“Rayo de luz penetrara
  líquido cristal, que fluye
  al pisarlo, si no hiciera
  su respeto que se turbe.”
  Y en esto,
  claro está que se entiende
  que hablo de Pedro:
40 que lo que digo es el Agua
  en su misma, claridad.
  ¿No está claro? —¡Claro está!
  “De la misma media noche
  de la vida, saca a luces
  difunto esplendor, que aviva
  vital de su sombra el lustre.”
  Y en esto,
  claro está que se entiende
  que hablo de Pedro:
50 que lo que digo, es el Día
  en su misma claridad.
  ¿No está claro? —¡Claro está!

VILLANCICO II

Estribillo
  CUANDO PEDRO, COMO HOMBRE A LA MAR,
  se tira a negar,
  los Arroyos, las Fuentes y Ríos
  todos van al Mar,
  ellos a reír
  y Pedro a llorar.
Coplas
  El Arroyo no olvida
  de su origen la fuente,
  la fuente de su vida;
10 antes, es el corriente
  de su rizada plata,
  la confesión más grata
  que a su Principio llega:
  mas si Pedro lo niega
  con ingratos desvíos,
  los Arroyos, las Fuentes y Ríos
  todos van al Mar,
  ellos a reír
  y Pedro a llorar.
20 La Fuente que con risas
  se derrite en las cumbres
  —de olvido sin cenizas—
  se acuerda de las lumbres
  de sus Ojos, que han sido
  el Medio esclarecido
  de su ser, en la vega:
  mas si Pedro lo niega
  con mortales resfríos,
  los Arroyos, las Fuentes y Ríos
30 todos van al Mar,
  ellos a reír
  y Pedro a llorar.
  El caudaloso Río,
  sin divertirse un punto,
  con impetuoso brío
  se entrega todo junto
  al Mar, y corresponde
  al Fin Último, donde
  su prisa en fin sosiega:
40 mas si Pedro lo niega,
  negándose a sus bríos,
  los Arroyos, las Fuentes y Ríos
  todos van al Mar,
  ellos a reír
  y Pedro a llorar.

VILLANCICO III

Estribillo
  ¡VENGAN LAS AVES,
  dulces, acordes, con todos sus aires!
  ¡Vengan las Aves,
  suaves, dulces, sonoras;
  vengan las Aves todas:
  que lleva los compases
  Pedro, aquel Gallo de todas las Aves!
 
  1. —Pero si llora,
  ¡no será Gallo ya, sino Paloma!
10
  1. —Pero en su canto,
  ¡no será ya Paloma, sino Gallo!
 
  1. —¡No, sino Paloma!
 
  1. —¡No, sino Gallo!
  ¡Gallo!
  1.—¡Paloma!
Coplas
 
  1. —Aunque generoso Gallo
  entre las Aves del Cielo,
  Pedro anegado se llora
20 triste Paloma gimiendo.
  —Pero en su canto,
  ¡no será ya Paloma, sino Gallo!
 
  1. —Aunque hijo de la Paloma,
  sin degenerar polluelo,
  el más pintado se canta
  Gallo de las Aves, Pedro.
  —Pero si llora,
  ¡no será Gallo ya, sino Paloma!
 
  1. —A los ojos del Sol mismo,
30 aun sus ojos Aguileños
  sobre arroyos de cristal
  ojos de Paloma fueron.
  —Pero en su canto,
  ¡no será ya Paloma, sino Gallo!
 
  1. —Cándida gime Paloma,
  mas tan Serpiente en su aliento,
  que lo coronan su Gallo
  las Águilas del Imperio.
  —Pero si llora,
40 ¡no será Gallo ya, sino Paloma!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

Estribillo
  RECTO, AMOR, EN TUS BUENOS
  quereres estás:
  a lo menos, menos,
  y más a lo más;
  mas de Pedro en los llenos,
  ni menos ni más.
  ¡Allá, allá lo verás!
Coplas
  —¿Ámasme, Pedro?, el Señor
  le dice a Pedro, y en paz
10 no queda: que quiere más,
  de más a más, el Amor.
  Registra de Amor los senos
  y dice: —¿Me quieres más
  tú que todos los demás?
  Porque Yo no quiero menos.
  Plus de Amor, dice Jesús,
  busco en Pedro, que ya sé
  que, es Columna de la Fe,
  con su negación Non Plus.
20 Pedro responde: —Señor,
  si mi amor puede ser más,
  no lo sé; Tú lo sabrás,
  que yo no sé más amor.
  De amor aun espacios llenos
  imaginarios, jamás
  pienso mi amor irá a más,
  porque no puede ser menos.
  Como todos, yo, Señor,
  juntos de amarte los modos,
30 te amo: y amor como todos,
  no puede ser más amor.
  Si más amor quieres, haz
  que mi amor quiera, Señor;
  eso más quiere mi amor,
  y mi amor no quiere más.
  Que quiero, sabiendo estás,
  que arda tu amor en mis senos
  más y más; no quiero menos:
  así te quiero, y no más.
40 —Ya, dice el Amor Jesús,
  sé que negativo estás;
  y queriendo hasta no más,
  Pedro es de Amor el Non Plus.

VILLANCICO V

Estribillo
  ¿CUÁL SERÁ DEL AMOR LO MÁS GRANDE?
  ¿Ser Amado, o Amante?
  ¿Quiérenme apostar?
  Pues ser Amante es lo más:
  que Amado ser,
  cuando mucho es Merced;
  ¡Mas ser Amante,
  es Excelencia, y Grande!
Coplas
  El querer, en el Amor,
10 es la excelencia y lo grande;
  que el ser querido, es fortuna,
  y mérito el ser amante.
  Ser querido, es una dicha,
  y tal, que confiados hace,
  pues Juan se atiende dormido
  mientras Amado se aplaude.
  Pedro, por amar, se ve
  en la Mesa vigilante;
  y quien amante está en vela,
20 luce más, cuanto más arde.
  El ser querido, depende
  de acción ajena; y en nadie
  lo que es ajena elección
  fuerza a su mérito añade.
  El Amor es acción propia
  del que ama, siendo constante
  que, en Amor, quien ama es
  la persona que más hace.
  ¡Llámese Juan el Querido;
30 quiera Pedro! Así se aclame
  Discípulo Amado, aquél,
  y éste, Maestro de Amantes.

VILLANCICO VI

Estribillo
  PUES DE AMOR SE DISCURRE EL PRIMOR,
  ¡por amor de mi Santo
  óiganme su Amor!
  Del Amor la carrera,
  en uno los dos, Pedro y Juan se apostaron:
  y excede en Amor
  y más adelanta
  el que atrás quedó.
10 Él es caso exquisito;
  pero, pero lo sé yo.
Coplas
  En amor, junto corría
  Pedro con Juan una vez,
  y atrás quedándose Pedro,
  igual no corrió con él:
  y ya se ve,
  que de amor la paridad
  no anduvo a todo correr.
  En pasos de amor gigante
20 andaba Pedro fiel,
  no con el amor que corre,
  que es cuando mucho niñez:
  y ya se ve,
  que a quien anda en ese andar
  le está de más el correr.
  Águila volaba Juan,
  de amor, al Cielo; y al ver
  de Pedro el paso, bajó
  a correr amor con él:
30 y ya se ve,
  que no pudo ser exceso
  en una Águila correr.
  Admitió Pedro el concurso,
  y dejando así correr
  a la Águila, con su amor
  pasó adelante con él:
  y ya se ve,
  que le permitió pasar
  el que lo dejó correr.
40 La ventaja en la carrera
  Pedro le cede, cortés;
  y porque correr, el paso
  de su amor no ha menester:
  y ya se ve,
  que no pudo ser exceso
  siendo ventaja el correr.
  Al fin de su amor llegaron
  y al llegar Pedro después,
  miró Juan que en su carrera
50 no había tenido que ver:
  y ya se ve,
  que no es después aquel ir,
  aun delante del correr.

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII

Estribillo
  SI POR LA BANDILLA
  hoy se usa pintar
  en el Santo Lino,
  mi pintura es más.
  Ya que no un San Pedro
  les pintó, allá va
  de todos los Papas
  el Original.
  Miren el dibujo
10 del Pontifical,
  que la fama en Lino
  comenzó a pintar.
Coplas
  Retrátase Pedro, y deja
  vivo ejemplar a lo Magno,
  porque haya en la Iglesia copia
  de Gregoriosy Alejandros.
  Su imagen de nuevo César
  de la Iglesia, en su retrato
  ideó los Césares Julios,
20 los Honorios y Adrïanos.
  Clementes y Leones,
  su vivo ejemplo templando
  en mansedumbre de Píos
  zelos ardientes de Paulos.
  Fue en sus Papales hechuras
  Pedro el primer Bonifacio,
  y en su inculpable gobierno
  el Inocencio, el Urbano.
  Al temple del Pescador
30 bien en su red han pintado,
  como Celestinospejes,
  Benedictos Nicolaos.
  Omito los otros nombres
  peregrinos de Romanos;
  que fue cada uno un San Pedro,
  o no fueron Padres Santos.

VILLANCICO VIII.—ENSALADILLA

  I.—UNA ENSALADA ME PIDEN
  todos mis comilitones,
  como platillo de gusto
  de la Cena de la noche.
 
  1. —Mas si ya a los Poetas
  su Lechuga falta,
  no será sin Lechuga
  buena la Ensalada.
 
  1. —Rabanillos son buenos,
10 ya que nunca faltan.
 
  1. —Pues de Rábanos sea,
  que los hay que cantan.
 
  1. —Pues allá va buen platillo
  del Príncipe, que raciones
  en el Huerto repartía
  a muchos juntos de un golpe.
  Malco pensó que le hacían
  el platillo de Gigote,
  y al fin tocó de machete
20 sus tajadas de Orejones.
 
  1. —Pues ¿qué Rábano tuvo
  Malco en la pelaza?
 
  1. —Entremeterse en todo
  y no salir con nada.
 
  1. —Dice bien: ¡no fue cosa
  lo de las tajadas!
 
  1. —Quien le dio, más le diera
  muy de buena gana.
 
  1. —Mas si el Rábano dice
30 de las cuchilladas,
  por las hojas lo coge
  para la Ensalada.
 
  1. —Pues allá va otro platillo
  de gusto del que se come
  vivos a los más enteros
  y más crudos valentones.
  ¿Qué valientes? Sepa el mundo
  que vivas Pedro se come
  cuantas la capa del Cielo
40 sabandijuelas recoge.
 
  1. —Pues ¿qué Rábano es ése
  para la Ensalada?
 
  1. —Que en los aires, las dichas,
  por las nubes andan,
  y su tósigo cubre
  de virtud la capa.
 
  1. —Ése es Rábano inmundo
  para gente honrada.
 
  1. —Pues allá va otro platillo
50 de Fiambre. ¿Qué tal, Señores?
  ¿No estará manido el Gallo
  aun hasta los espolones?
 
  1. —Con el Gallo no juegue,
  que perderse gana,
  que ya es cosa maldita
  y descomulgada.
 
  1. —A los Gallos no juego,
  que de veras se habla.
 
  1. —¡Pero aqueso es friolera
60 muy desmazalada!
 
  1. —Por lo frío no pierde,
  que es toda su gracia.
2 —¡Jesús, cosa tan fría!
 
  1. —¡Señor, calentarla!
 
  1. —¡Nada tiene de ingenio!
 
  1. —¿No ve la cachaza?
 
  1. —¡Frigidísima cosa!
 
  1. —Que no tiene falta.
 
  1. —Acabar bueno fuera.
70
  1. —Pero en Ensalada,
  lo más malo es de todo…
 
  1. —¿Qué?
 
  1. —¿Qué? Que se acaba.

Villancicos 15 Sor Juana

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SAN PEDRO APÓSTOL, 1684

Villancicos que se cantaron en la S. I. Catedral de la Puebla de los Ángeles, en los Maitines del Gloriosísimo Príncipe de la Iglesia, el Señor San Pedro, el año de 1684, en que se imprimieron.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

Estribillo
  1.—JURÓ PEDRO QUE A CRISTO NO CONOCE,
  y una vez, dos y tres, ratificóse.
 
  1. —¡Ay, qué dolor, qué pena, qué tormento!
  1. —¡A fe, que ha de llorarlo más de ciento!
 
  1. —Yo lo sé, yo lo sé,
  que ya en sus ojos se ve.
 
  1. —Que Pedro sabe llorar,
  eso no puede negar.
 
  1. —Porque yo se lo diré.
10 Yo lo sé, yo lo sé.
Liras
  En noche tenebrosa,
  al sobresalto de un temor villano,
  con pecho poco humano,
  con palabra más dura que amorosa,
  Pedro, el que más finezas prometía,
  entre sombras negó la Luz del día.
  Aquella noble Estrella
  a más de Signos doce señalada,
  si con la negra huella
20 del borrón de la culpa fue eclipsada,
  extinguida su luz resplandeciente,
  en el Ocaso se ocultó el Oriente.
  Por escapar la vida,
  precipitado se entregó a la muerte:
  con alma arrepentida,
  Pedro tan infelice llore suerte,
  pues huye de la Vida, y vida quiere,
  y apetece la muerte de que muere.
  Divino Sol, mirarle
30 procura con afecto muy piadoso,
  y el Ave recordarle
  del caso el vaticinio prodigioso:
  celestes luces; triste, amargo canto
  que soltó las corrientes de su llanto.
  En lágrimas deshecho,
  el corazón le liquidó la pena;
  no cabe ya en su pecho,
  y a salir por los ojos se condena:
  porque era la ocasión de sus enojos
40 para llorarla siempre con dos ojos.
  El vivo sentimiento
  labró con tal primor aquesta Piedra,
  que más merecimiento
  (llorando Pedro su delito) medra,
  quedando más triunfante, firme y santo
  que antes que en él cupiese yerro tanto.

VILLANCICO II

Estribillo
  1.—SER AMANTE Y VALIENTE
  no puede excusarse.
 
  1. —Porque es mengua de amor el ser cobarde.
  1. —¿Y si Pedro se rinde,
  valiente y amante?
 
  1. —Ojo fue de su amor: mal le hizo un Áspid.
 
  1. —¡Pero no, que otros Ojos han de mirarle,
  cuando Cristo, con ellos, le mire y hable!
Coplas
  Su buena suerte alabarla
10 puede Pedro, pues es visto
  que él no pudo negociarla,
  si se halló a vista de Cristo
  la ventura sin buscarla.
  La fineza pagará
  en el Huerto, y sin recatos
  morir por Cristo osará;
  pero en casa de Pilatos
  no sé, mas ello dirá.
  Por ahora, airoso queda
20 el buen Viejo; que alentado,
  de la una oreja le veda
  a un judigüelo, y lo obrado
  bueno va, si no se enreda.
  Echóse todo a perder
  por llegarle a preguntar
  una mujer; pudo ser
  porque él no quiso fiar
  el secreto en la mujer.
  Sus valientes pareceres
30 y su gallarda osadía
  rindió a tan flacos poderes:
  en su desgracia vería
  Pedro, lo que son mujeres.
  De mortal congoja lleno
  (si fue de alientos un mar),
  sintió en el pecho el veneno;
  miróle, para sanar,
  el Divino Nazareno.
  Copioso llanto previno,
40 tierna tórtola gimió;
  y de la gracia en camino,
  al punto le amaneció
  la Aurora del Sol divino.
  Verdadero Penitente,
  ejemplo fue de constancia
  con fe viva y celo ardiente,
  siendo en crecida ganancia
  el Mártir por lo valiente.

VILLANCICO III

Estribillo
  1.—¡AY, QUÉ TIERNO SUSPIRAR!
  Todos: —¡Ay, ay!
 
  1. —¡Ay qué llorar tan tierno!
  Todos: —¡Ay, ay!
 
  1. —Dejen a Pedro llorar,
  que la vida en ello le va.
 
  1. —¡Ay, déjenlo llorar! ¡Ay, ay!
Coplas
 
  1. —Aumenten mis lamentos
  de esa región lo adusto
  y pueblen mis suspiros
  la dilatada monarquía de Juno.
10
  1. —¡Ay, ay, qué tierno suspirar!
  1. —Desátense los ojos
  en crecidos reflujos,
  porque abismos de llanto
  tamaño error inunden a diluvios.
 
  1. —¡Ay, qué llorar tan tierno! ¡Ay, ay!
  El corazón deshecho
  en sus cristales puros,
  con lágrimas exprese
  lo que con voces explicar no pudo.
20
  1. —¡Ay, ay, déjenlo llorar!
  1. —Amargamente llore
  de mi culpa lo sumo,
  y en parte satisfaga
  de mi dolor el sentimiento mucho.
 
  1. — ¡Ay, ay, déjenlo llorar,
  que la vida en ello le va!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

Estribillo
  1.—A LA MUERTE HACE CARA PEDRO FUERTE.
 
  1. —Si a la muerte hace cara, poco teme.
 
  1. —Debe a Cristo la vida;
  pagársela quiere.
 
  1. —Si a la muerte se entrega,
  ni teme ni debe.
 
  1. — Aquéste sí es valor, amor es éste:
  ¡pues tal fineza, en Pedro se celebre!
Coplas
  Amante Cristo de Pedro,
10 y Pedro de Cristo amante,
  subió amor correspondido
  al mayor de sus quilates.
  Por amar padece Pedro
  tiranas severidades;
  penas que fueron de amor,
  nunca pudieron ser males.
  Aun vive más su fineza
  a más fatigas mortales:
  Fénix en el padecer,
20 que cuando muere, renace.
  ¡Qué poco siente rigores
  de un verdugo y una cárcel!
  Mas si es piedra Pedro, ¿cómo
  ha de sentir un Diamante?
  No lo acobardan tormentos,
  que es de tan alto linaje
  su amor, que le pudo hacer
  de Cristo una viva imagen.
  Del patíbulo a la Gloria
30 le dio con sus pies alcance:
  corriendo sube al martirio
  para que su fe no baje.
  De Cristo y Pedro finezas
  se extremaron tan iguales,
  que hasta en la muerte, a los Dos
  hizo el amor semejantes.
  Tierno Cisne, solicita
  en los últimos discantes
  la dulzura de una muerte
40 que sólo quien ama sabe.

VILLANCICO V

Estribillo
  1.—¡NO HA DE ENTRAR!
 
  1. —¡Sí ha de entrar!
 
  1. —¿Qué ruido es ése?
 
  1. — ¿Qué, duerme el celador?
 
  1. —Duerme, sí, duerme.
  1. —¿Pues voces en el Coro,
  quién tal consiente?
 
  1. — ¿Quién es? ¿Qué quiere?
 
  1. —Un valiente letrado
  que en el Coro se mete.
 
  1. —Pues, amigos, amigos,
  ¡que luego lo echen!
10
  1. —¡Por aquí, por allí, quiten, que viene!
  1. —¡No, que quiere cantar!
 
  1. —¡Cante, si a eso viene!
 
  1. —¡Entre, y no sea letrado!
 
  1. —¡Cante, y abrevie!
Coplas
  Quiero de vuestra victoria
  cantar, Pedro, la eficacia,
  por ser tan grande, ¡qué gracia!;
  por soberana, ¡qué gloria!
  Vengo, pues, a festejaros,
20 por más que el tiempo se atreva;
  pues aunque a cántaros llueva,
  quise venir a cantaros.
  Nada, Padre, la acobarda
  a mi voluntad y amor.
  Toquen, pues, un cardador,
  que también soy de la carda.

CARDADOR

  Aunque gracias de Pedro
  quiera cantar,
  ni sé cómo son
30 ni cómo serán.
  Tararirá, &.
  Tiene Pedro de gracias
  tanto millar,
  que por cuento de cuentos
  es nunca acabar.
  Fue, por cierto contraste,
  hombre a la mar.
  mas pescáronle el cuerpo
  yendo a pescar.
40 A par del Maestro,
  sentóse a cenar,
  echando bravatas
  que no tienen par.
  Un chirlo de Pedro
  ¿quién lo aguardará?
  Quitar sabe orejas,
  ni menos ni más.
  Linda gracia es ésa,
  mas no se reirá:
50 Gallo hubo que pudo
  hacerlo llorar.
  Mejor gracia es ésta,
  pues pudo alcanzar
  las Llaves del Cielo,
  la Silla Papal.
  La Bula de Pedro
  sus gracias dirá;
  a Roma por todo,
  quien quisiere más.

VILLANCICO VI

 
  1. —A AQUEL MAGO CODICIOSO,
  que quiso con su dinero
  comprar dones celestiales,
  como si se venda el Cielo.
 
  1. —¡Allá se lo dirá con gracia Pedro!
 
  1. —A aquel hipócrita osado,
  que a la verdad contrapuesto,
  se preció de mercader
  de lo que no tiene precio.
10
  1. —¡Allá se lo dirá con gracia Pedro!
  1. —Simón, digo, cuyo nombre
  lo dio sólo a un sacrilegio;
  si a él lo diere yo a los Diablos,
  no se llevarán lo ajeno.
 
  1. —¡Allá se lo dirá con gracia Pedro!
  1. —Excomulgado maldito,
  ¿dónde va tu pensamiento?
  O tú estás endemoniado
  o eres loco a todo resto.
20
  1. —¡Allá se lo dirá con gracia Pedro!
 
  1. —Feria quiso de la Gracia;
  ¡miren qué gracioso cuento!
  Como quien no quiere nada,
  se compró todo un Infierno.
 
  1. —¡Allá se lo dirá con gracia Pedro!
 
  1. —Tus enredos e invenciones
  no te valdrán, embustero;
  que aunque más milagros hagas,
  es todo cosa de viento.
30
  1. —¡Allá se lo dirá con gracia Pedro!
  1. —A otro Simón pagarás
  tu grosero atrevimiento,
  que le ayunan las vigilias
  los más brïosos al Viejo.
 
  1. —¡Allá se lo dirá con gracia Pedro!
 
  1. —A fe que presto lo vio:
  volar quiso el hechicero;
  y sin decir “Dios me valga”,
  estrellóse como un huevo.
40
  1. —¡Allá se lo dirá con gracia Pedro!

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII.—JÁCARA

  1.—BRAVATOS, LOS DE LA HAMPA,
  que siempre habláis con silbos,
  escuchad de un Bravo hazañas,
  los milagros, los prodigios.
  Éste sí es Bravo de fama,
  que calla callando, hizo
  que le ayunen las vigilias
  más de cuatro que no digo.
 
  1. —¡Vaya de bravatas, vaya,
10 que ya oímos, que ya oímos!
Coplas
  1. —Del Zodiaco de Pedro,
  escuchad los asterismos,
  que Éste de los doce Pares
  tuvo también doce Signos.
  El Aries, cuando llamado
  del Buen Pastor en el silbo,
  ya de su rebaño Oveja
  fue de un Verano principio.
  El fuerte Tauro, sujeto
20 y al suave yugo rendido,
  que alzó cabeza pisando
  al demonio el cerviguillo.
  El Géminis cariñoso,
  que abrazándose con Cristo,
  al Olmo enlazada hiedra,
  gozó de amor lo florido.
  El Cancro, donde las luces
  declaran del Sol divino
  aquel día que es eterno
30 por los siglos de los siglos.
  El bravo León fogoso,
  que en cierto prado, un estío,
  un rayo esgrimió su brazo,
  su cólera un basilisco.
  Signo de Virgen fecundo,
  por quien sazonado el trigo,
  si da un Pan de bendición,
  un Vino nos da bendito.
  La Libra, tan bien librada
40 que, en la estatera del mismo
  Cristo, pesó más su fe
  que aun el peso del martirio.
  El Escorpión, un asombro
  de vida austera, pues quiso
  ser antídoto al veneno
  que le picó en lo más vivo.
  El armado Sagitario,
  con la cruz y el exorcismo;
  que al amago de sus flechas
50 no le paran enemigos.
  Capricornio, en quien la noche
  padeció del Gentilismo
  menguante, y abriendo Cielo,
  se anduvo de risco en risco.
  El Acuario, cuyos ojos,
  en dos diluvios crecidos,
  mares de lágrimas fueron
  por la voz de un cocodrilo.
  El signo, en fin, de los Peces,
60 por los que, en su red cautivos,
  son dichosos prisioneros
  de este Pescador divino.

VILLANCICO VIII

Estribillo
  1.—¡ATENCIÓN A UN GRACIOSO COLOQUIO
  entre un Crítico y un Seis del Coro!
 
  1. —¡Atención, atención al coloquio!
  Crítico.—¿Por qué el día de las glorias
  se han de repetir las penas,
  siempre haciendo a voces llenas
  las de Pedro tan notorias?
  Hacer mención del pesar,
  del gozo en la posesión,
10 parece que la aflicción
  no se acabó de llorar.
 
  1. —Del llanto, que ha sido espanto,
  suene la tierna armonía:
  que son trinos de alegría
  contrapuntos de ese llanto.
  No se olviden las memorias
  de tan felice dolor,
  pues memorias del Amor
  añaden glorias a glorias.
20
  1. —Y pues tiene la duda solución,
  ¡cese, cese, pues, la cuestión!
 
  1. —¡Cese, cese en buena hora,
  que el gozo se mejora,
  siendo penas de Pedro tan crecidas,
  glorias accidentales repetidas!
Coplas
  El rigor de un sentimiento
  a Pedro tanto lastima,
  que le está matando a penas
  por dejarle apenas vida.
  Entre mortales congojas
30 sus alivios solicita,
  cuando sus dolores crecen,
  cuando crecen sus fatigas.
  Penosa y triste batalla
  prueba bien su valentía,
  animado de los golpes,
  viviendo de las heridas.
  Amargamente padece,
  y es la desgracia su dicha:
  ternezas de un pecho amante
40 muchas glorias pronostican.
  Llorando, sus males siente,
  siendo esas lágrimas mismas
  el mar de sus esperanzas,
  el golfo de su alegría.

ASUNCIÓN, 1686

Villancicos que se cantaron en la S. I. Metropolitana de Méjico, en honor de María Sma., Madre de Dios, en su Asunción triunfante, año de 1686, en que se imprimieron.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

Estribillo
  ¡TOQUEN, TOQUEN A FUEGO,
  que el Cielo todo en llamas encendido
  (toquen, pues, luego luego)
  de improviso a la tierra se ha venido,
  y es tan crespo el volumen de centellas,
  que son rasgos el Sol, Luna y Estrellas!
Letra
  Sube al Cielo, gloriosa
  en el Solio de luces argentado,
  la Virgen más graciosa
10 que absorto mira el escuadrón alado,
  pues el blando Favonio con que vuela
  mide ligero cuanto Apolo anhela.
  El Carro es luminoso
  de la gloria de Dios: pues es María
  el cúmulo glorioso
  en que al alto Ternario hoy a porfía
  su gloria toda liberal endona
  cuando ciñe a sus sienes Real Corona.
  Es un Etna encendido
20 el Solio todo, cuyo ardor luciente
  en lenguas despedido
  canta a María glorias reverente,
  pues goza en lo alto, por mejor blancura,
  del nevado candor de su Hermosura.
Ya de luces destellos
hermosos vibra la encumbrada Esfera,
publicando con ellos
el vivífico ardor que reverbera
en su máquina toda, a Quién le debe
la ardiente luz que de sus rayos bebe.
Ya del Carro brillante
deshecha en ojos una y otra rueda,
de hito en hito constante
mira al rostro de la que mejor Leda
el pecho roba al Jove más Sagrado,
que en Ella su poder tanto ha mostrado.
Ya caminan ligeras
las cuatro Pías, que en ardiente anhelo
talando las Esferas,
felices suben al dorado Cielo,
pues subiendo María, el mundo ufano
al Cielo escala con su propia mano.
Ya el Espíritu activo
el Carro mueve con presteza tanta,
que aquel incendio vivo
que del Cielo a la tierra se trasplanta,
tan veloz, tan ligero otra vez sube,
que hace cristal la que le estorba nube.
Ya rompe la eminencia
de los Orbes celestes, ya encumbrada
obtiene su excelencia
del alto Empíreo superior morada,
donde Angélicos coros, cara a cara,
su perfección aplauden rara, rara.
Y con dulce armonía,
en suave voz, en métricos concentos,
por su Reina a María
con sonoros la aclaman instrumentos,
sin cesar armonioso el plectro de oro
que sus glorias repite coro a coro.

VILLANCICO II

Estribillo
CAELESTIS AURIGA,
quo vehis celer Academiae Vitam?
Convolate, Doctores,
nam Caelicolae arripiunt vestrum Honorem,
atque Minervae plaustrum
vobis abstulit Laurum!
Alliciat, ergo, Academia
Aurigam voce, planctu Minervam!
Quintillas
Hodie, Virgo peregrina,
dum astra petis, ploramus;
nam cum absit Ars divina
a qua Verbum discebamus,
Lingua obmutescet Latina.
Orator iam Eloquentiam
non apparet unde sciat,
tuam requirens eminentiam,
quippe quae una voce Fiat
Dei humanasti potentiam.
Suum Camenae sacrum munus
existimantes ineptum,
Poeseos deplorabunt funus,
quia tu largiris Conceptum
qui Apollo Castaliae est Unus.
Nec Philosophia Platonem
adibit; qui etsi profusis
verbis det explicationem,
clarius tu divinae Lucis
aperiebas intentionem.
Astronomi, nisi errantes,
Stellas iam non lustrabunt,
caelesti Spherae vacantes,
nam tua lumina negabunt
radios suos coruscantes.
Per te ad vitam revocati
sumus, quae consuluisti
Pia nostrae sanitati,
e Superisque attulisti
Galenum infirmitati.
I memor nostri, Regina,
in Caelo imbuta Theosophia;
Stella eris Matutina,
Lingua, Poesis, Philosophia,
Eloquentia ac Medicina!

VILLANCICO III

1.—YA QUE DESCANSO AL ESTUDIO
nos da la Solemnidad,
y ya que medio dormido
mi condiscípulo está,
he de cantar esta noche
hasta que no pueda más,
que, en noches de asueto, tengo
mi devoción en cantar.
Va en nombre de la que al Sol
sube hoy, Águila caudal,
a beber la que en Tres rayos
Una misma Luz se da.
Tres veces entró ingeniosa,
queriéndose hoy renovar,
del Espíritu divino
al vivífico Jordán.
  1. —Duerma y no cante, pues juzgo
que le estará menos mal,
porque en pago de ese canto
la pena le he de llevar.
  1. —Si quiere llevarme pena,
nada me podrá quitar;
porque triunfante María,
no hay pena, gloria sí hay:
y esta gloria he menester
para un Manto delicado.
  1. —¡No puede ser, Sr. Licenciado!
  2. —¡Sí puede ser, Sr. Bachiller!
  3. —¿Quién usa manto de gloria?
  4. —La que en el Cielo Reina se corona.
¿Qué más gloria, que beber
rayos del Sol Increado?
  1. —¡No puede ser, Sr. Licenciado!
  2. —¡Sí puede ser, Sr. Bachiller!
  3. —Ya que con tal manto aliña
a aquesa aplaudida Niña,
¿quién usará de humo manto?
  1. —La que de humo Varita se ha encumbrado,
y a todos tras de su olor
más felizmente los lleva
que al mísero, en quien se ceba,
de la Pantera el rigor.
El Cielo, al llegar a oler
tal Vara, la ha codiciado.
  1. —¡No puede ser, Sr. Licenciado!
  2. —¡Sí puede ser, Sr. Bachiller!
¿Qué me puede responder,
si Morfeo lo ha embargado?
  1. —¡No puede ser, Sr. Licenciado!
  2. —¡Sí puede ser, Sr. Bachiller!
Ya, pues, que vuestros reflejos
me han llegado a despertar,
preciosa del Sol Venera
que hoy por Reina os coronáis,
vednos, aunque os ausentéis,
pues sois Águila Real,
y ésta mira de muy lejos
los Peces del ancho mar.
¡Ni porque os vais, se ha de ver
de Vos el mundo olvidado!
¿No es esto así, Sr. Licenciado?
  1. —¡Sí, así lo juzgo, Sr. Bachiller!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

Estribillo
¡CUIDADO, MARINEROS,
porque a las aguas sopla el Norte recio,
que se acredita amante
con ellas, pues constante
no descansa su anhelo
hasta poner el Mar en ese Cielo!
Letra
La Nave Santa María,
en quien mi esperanza fundo,
es por alto mar guïada
del más cierto Palinuro;
y el desconsuelo deja,
que la riqueza al mundo se le aleja.
Todo el erario de Ofir,
que más noble, por más rubio,
de la oculta Dánae ser
lluvia robadora pudo,
es un pelo todo esto,
porque puede envidar tres más el resto.
Dos Zafiros van, que tienen
con primoroso dibujo
dos niñas a que Cupido
diera reverente culto,
y aun diera sus despojos
por tenerlas por niñas de sus ojos.
Va de olor tanta abundancia,
que dos ventanas le puso
su Autor, por donde el cercano
Mayo diese su tributo;
por la Arabia lo siento,
que había de respirar con tal aliento.
Coral y Aljófar unidos
en un lado y otro cupo,
siendo ésta la vez primera
en que lució lo confuso;
y el Cristal primoroso
para dar Pecho al Rey más Poderoso.
Todo el Indiano tesoro
a manos llenas le supo
entrar su Dueño, que en telas
se ha acreditado Vertumno;
y es de Marfil bruñido
el Cuerpo de la Nave que ha surgido.
Y aunque libre de Piratas
siguió su acertado rumbo,
se lleva el Cielo su empleo,
mísero dejando al mundo:
pero ¿a dónde ir podías,
Nao Sagrada, con tales mercancías?

VILLANCICO V

REGINA SUPERUM
Caelestes angulos
ascendit nitida
amictu candido.
Corona Caelitum
divino calamo,
Dominam praedicant
Caelorum ambitus.
Arguta resonat
pulssata barbytos,
et blanda cithara
sonoro cantico.
Ascensum Virginis
murmure placido
decantant dulciter
festivo gaudio.
Sic ergo celeres
clamore valido
encomia celebrant
aurato classico.
Exultet inclita
throno Seraphico
electa Genitrix
Potenti Parvulo.
Ornetur fulgida
nitore maximo,
ut regat Superos
Domina famulos.
Diadema rutilum
ex Solis radio
tribuat Deiparae
Sacrum Ternarium.
Aeternum imperet
solio chrystallino,
et Dei assideat
augusto thalamo.
Estribillo
Gaudeat Terra iucunda, ingemat Barathrum:
¡ascendes aethera, Caeli Miraculum!

VILLANCICO VI

Estribillo
¡SUENEN, SUENEN CLARINES, PUES QUE TRIUNFANDO
sube del suelo el Alba del Sol humano!
¿Cómo qué? ¡Suenen, digo, antes que airado
vengue el Cielo la injuria de su Retrato!
Jácara
Aquella Mujer a quien
las tres Gracias adornaron,
porque su garbo no pudo
ser menos que de un Ternario;
la Flora hermosa que tiene
la primavera en sus manos,
pues de la Parca Diciembres
sabe convertir en Mayos;
la Fénix rara, que puesta
del Sol divino a los rayos,
renace en cuna de olores,
faltando sólo el del barro;
la que, con ser tan Mujer,
se dice que hoy no ha mostrado
ser mujer de lodo y polvo
pues del Cielo es un retrato:
esta, digo, Aurora bella,
ya que la noche ha pasado
en que durmió un breve sueño,
medio para su descanso,
para verse con el Sol
camina a muy largos pasos
con las alas del Dios Nuncio
que ya se las ha calzado.
Las flores salen a verla,
y están, como han madrugado,
desabrochadas las rosas
y ámbar bostezando el campo.
Las fuentes, ¡ay qué festivas!,
el agua le están bailando,
y por mostrar su alegría
se caen de risa en el prado.
Sube a la Etérea región,
donde las del coro alado
al punto que la divisan,
¡No, sino el Alba!, cantaron
Por su Reina la conoce
el Solecito enrizado,
y ofrece para el triunfo
con rendimiento su carro.
¡Gentil aliño, por cierto,
cuando en carro mejorado
velozmente la sublima
el Sol que no tiene Ocaso!
Que Atlante de tanto Cielo
coge sus glorias a cargo:
tal es de esta Reina el peso,
que sólo un Dios puede alzarlo,
en quien hoy de la Piedad
se ve el trasunto más raro,
sustentando con sus hombros
a La que lo ha sustentado.
Favor poderoso tiene:
porque si por Ella ha dado
en poner un Dios el hombro,
¡miren si tiene buen brazo!
Así Soberana sube
con aliento tan bizarro,
que desprecia cuanto pisa,
hollando el Cielo estrellado.
Ni es mucho tímidos huyan
aun los más erguidos Astros,
pues lleva de sus reflejos
un escuadrón bien formado.
Pero ya rompe el Empíreo,
ya no hay vista para tanto;
no la alcanzan ya mis ojos:
fuése mi asunto por alto.

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII

Estribillo
¡ESCUCHAD LOS SUSPIROS,
escuchad, Virgen bella,
los sollozos más dulces
entre lágrimas tiernas,
con que, al partiros, el Orbe se lamenta!
Endechas
De los mares los Peces
sumergidos, se quejan
de que el Mar caudaloso
de vuestra gracia inmensa
hasta el Empíreo se sube y los desecha.
Y las aves llorosas,
por el aire ligeras,
en míseros gemidos,
en muy tristes endechas,
la partida lloran de su hermosa Reina.
Las Flores se marchitan
pues el Huerto se ausenta;
pues la Flora divina
sin verdores las deja,
cuando al Cielo toda la hermosura lleva.
Los Árboles erguidos
ya sin hojas se ostentan,
pues el Árbol de Vida
tanto, tanto se aleja,
que de sentimiento yertos troncos quedan.
Afligidos los Hombres,
sin voces su tristeza,
con lágrimas sus ojos,
el sentimiento muestran,
pues no les permite hablar tan grave pena.
Y así, de mis clamores
cesen ya las endechas,
pues mejor silencioso
el corazón dijera
lo que articular no puede ya la lengua.

VILLANCICO VIII

Estribillo
¡PORTEROS CELESTÏALES,
abrid del Empíreo augusto
las puertas, pues ya María
[ocupándolo por suyo]
viene a tomar posesión
de lo que en derecho obtuvo!
Romance
La Beldad más peregrina
que el mundo todo admiró,
a las Celestes moradas
ligera se parte hoy.
Suba triunfante al Empíreo,
digna sólo habitación
de la que el Padre ab aeterno
su Escogida apellidó.
Suba la que a sus entrañas
a todo un Dios arrastró,
sublimándose a Divina
cuando tanto humana a Dios.
Suba la que del Espíritu
tanto roba la afición,
que una y otra vez por Ella
hasta el suelo descendió.
Suba la que tan Divina,
de gracias llena, nació,
que mostró no ser de lodo
su primera formación.
Suba la que, siendo Madre,
tan Pura se conservó,
que fue su Maternidad
de su Pureza el candor.
Suba la que Reina adoran,
por impulso superior,
las Angélicas escuadras
con porfiada emulación.
Suba, pues; y del Empíreo,
El que Reina la crïó,
Corona ciña a su sienes
de aquilatado esplendor.

VILLANCICO IX

Introducción
CON SONAJAS EN LOS PIES
dos Patanes han entrado,
de la Provincia que dio
antonomasia de Payos;
y así, con solemne pompa,
sin estribillo entonaron,
porque hasta ahora sus pies
de estribillos no han gustado:
Coplas
  1. —Dios te bendiga, ¡qué linda
hoy a ver a Dios te vas!
Cierto que me has parecido
lámina de Mechoacán.
  1. —Como la palma subís,
cual plátano os encumbráis,
y aun corriendo los de Uruapa
nunca os podrán alcanzar.
  1. —Si se atiende a mi razón,
verán que no dije mal:
pues sólo siendo de pluma
tanto pudiera volar.
  1. —Os prometo, que corréis
con tanta velocidad,
como en mi lugar la cierva
que va la fuente a buscar.
Prosigue la Introducción
En esto entraron dos Negras
que dicen las despertaron
de los Payos las sonajas,
no el rumor del campanario.
Los Azabaches con alma
su cántico comenzaron,
y novedad fue en Maitines
ver las Tinieblas cantando:

NEGRO.—Estribillo

1. —¡Ha, ha, ha,
buenu va!
¡Cambulé,
gulungué,
he, he, he!
2. —¡Nu va buenu!
1. —Buenu va,
e si no, la Siñola peldonalá!
Coplas
1. —Flacica, turu la Negla
hoy de guto bailalá,
polque una Nenglita beya
e Cielo va gobelná.
Ha, ha, ha, &.
2. —¡Ay, Siñola, lible Negla
que estrela pisandi está,
dame una de la que pisa,
pue que a mí me sevilá!
Ha, ha, ha, &.
1. —Di la luzu qui displesia
tu pie, la unu dalá,
polo que sin Ti quedamus
e continua eculilá.
Ha, ha, ha, &.
2. —E me envialá la aleglía,
pue que mucho tendlá ayá,
pala que con ese ayula
ganemu su libeltá.
Ha, ha, ha, &.

Villancicos 14 Sor Juana

Giulio_Romano

NAVIDAD, 1680

Villancicos que se cantaron en la S. I. Catedral de la Ciudad de los Ángeles, en la Natividad de Jesucristo Señor Nuestro, el año de 1680, en que se imprimieron.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I.—KALENDA

Estribillo
  1.—¡TIRAD, DISPARAD!
  ¡Fiestas, fiestas y alegría!
  Hagan salva al Capitán
  que de la Nave María
  hoy desembarca galán.
 
  1. —¡Tras, tras, tras, tras,
  tampalantán, tampalantán,
  tras, tras, tras, tras!
  1. —Hágale su festiva salva
10 la risa hermosa del Alba,
  el Aurora con sus flores,
  pájaros y ruiseñores,
  en la playa de un Portal.
 
  1. —¡Tras, tras, tras, tras,
  tampalantán, tampalantán,
  tras, tras, tras, tras!
  1. —Toquen, toquen los Serafines
  dulces, alegres clarines,
  y en süaves armonías
20 resuenen las chirimías
  de la Capilla Real
 
  1. —¡Tras, tras, tras, tras,
  tampalantán, tampalantán,
  tras, tras, tras, tras!
Coplas
  Aquí ha llegado un Infante
  tan cargado de riquezas,
  que las lágrimas que llora
  cada una es una perla.
  Esta Noche desembarca,
30 tan cercado de Azucenas,
  que del vientre de la Nave
  sale brindando purezas.
  Lo pajizo de un Portal
  es albergue a su grandeza;
  ferias quiere hacer allí
  de su amor y sus finezas.
  En busca de corazones
  muy ansioso baja a tierra,
  y aunque sean de diamantes,
40 su amor los hará de cera.

VILLANCICO II

  ÍBASE PARA BELÉN
  en una noche de invierno
  un Peregrino cantando,
  que es propio de pasajeros.
  A buscar a Dios camina,
  que echado en un Portalejo
  le dijeron lo hallaría,
  a la inclemencia del hielo.
  Al pasar de un verde valle,
10 que partía un arroyuelo,
  perdió el camino; y perdido,
  sonó de una gaita el eco.
  Fuése tras la voz sonora
  del cabrerizo instrumento;
  y hallando a quien lo tañía,
  le preguntó blando y tierno:
Estribillo
  1. —Dígasme tú, el ganadero,
  ¿se va por aquí al Portal
  donde está Dios humanado
20 entre pajas recostado,
  por remediar nuestro mal?
  Dígasme si voy derecho
  o si tengo más que errar.
 
  1. —¡Tuturutú, por aquí van al Cielo!
  ¡Tututurú, por aquí van allá!
  1. —Dígasme, por la tu vida,
  ¿qué haré para llegar?
 
  1. —¡Tututurú, por aquí van al Cielo!
  ¡Tututurú, correr sin parar!
30 1. —Dígasme, si voy corriendo,
  llegaré sin tropezar?
 
  1. —¡Tuturutú, por aquí van al Cielo!
  ¡Tuturutú, mirar cómo van!
 
  1. —Dígasme, ¿por qué vereda
  llegaré más presto allá?
 
  1. —¡Tuturutú, por aquí van al Cielo!
  ¡Tuturutú, llevar humildad!
  1. —Dígasme, ¿si voy humilde,
  al Niño podré mirar?
40
  1. —¡Tuturutú, por aquí van al Cielo!
  ¡Tuturutú, por aquí lo verás!

VILLANCICO III

  UNOS PASTORCILLOS
  que al Portal llegaron,
  dijeron al Niño
  muy enamorados:
  —¿De dónde venís,
  hermoso Muchacho,
  que otro como Vos
  acá no ha llegado?
  Sin ir a la escuela,
10 estáis ya temblando;
  ¿y qué más hiciérais
  sentado en el banco?
  Como un Corderito
  nacéis en el campo:
  a fe que algún día
  seréis señalado.
  En Casa de Pan,
  cual Trigo floreado
  estáis en la paja:
20 Vos seréis trillado.
  Niño, no lloréis:
  dormid por un rato
  que ese Corazón
  está desvelado.
  A pagar venís
  deudas de un quebrado;
  pues aquesa fianza
  os pondrá en un palo.
  A la rorro, Niño,
30 a la ro, durmamos,
  antes que despierten
  enemigos tantos.
  La nieve que Os cerca,
  como un relicario
  de un Niño Jesús,
  Os hará resguardo.
  Tened, que se duerme
  al arrullo blando
  que su Madre Aurora
40 le hace en los brazos:
Estribillo
  ¡Paren, paren, paren
  los airecillos del cierzo helado!
  ¡No hagan ruido en las pajas;
  tengan, tengan los ramos!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

Estribillo
  MARAVÍLLAN-ME
  novedades que trae Amor,
  y son glorias
  ¡ay! que me roban el corazón.
  ¡Y la tonadica, tonadilla,
  nuevecita venida a la villa!
Coplas
  Desnudo al hielo nació,
  aunque no es cosa de espanto:
  no ha sido para otro tanto
10 el Padre que lo engendró.
  Y a tan buen tiempo llegó
  que a ensalzarnos Él se humilla.
  Y la tonadica, tonadilla, &.
  Pues nacer en Julio pudo,
  y nació en Diciembre helado
  sin duda que fue inclinado
  a llegar al tiempo crudo;
  y aunque Él es Fuego, no dudo
  que la escarcha lo amancilla.
20 Y la tonadica, tonadilla, &.
  Hombre se hizo, ya empeñado
  en triunfar de mis antojos:
  curando mancos y cojos,
  no habrá ninguno baldado.
  A Él no hay triunfo reservado
  si arrastra con la espadilla.
  Y la tonadica, tonadilla, &.
  Con atención y cuidado
  lo miran todos, y es
30 que como nace cortés,
  es un hombre muy mirado;
  y de todos adorado
  está allí, con fe sencilla.
  ¡Y la tonadica, tonadilla,
  nuevecita, venida a la villa!

VILLANCICO V

Estribillo
  ¡AY, QUE LLORA JESÚS!
  ¡Tened, tened, que llora
  a los blandos arrullos
  de su Paloma!
  ¡Tened, que tiembla;
  tened, que llora
  al rigor de la escarcha
  la misma Gloria!
Coplas
  De llorar no descanséis,
10 hermosísimo Pastor;
  porque si lloráis de amor,
  llorad, que me enternecéis.
  Al compás de aqueste llanto
  el Cielo puede cantar,
  porque de veros llorar
  hará más tierno su canto.
  Si venís a padecer,
  penas habéis de sufrir,
  que nacer para morir
20 es un morir al nacer.
  Niño, si perlas lloráis,
  en brazos de vuestra Aurora,
  ¿quién, Señor, por Vos no llora
  cuando tan amante estáis?
  ¿Por qué tanto padecer,
  y por qué tanto llorar?
  Aquesto Os cuesta el amar,
  aquesto Os cuesta el nacer.
  Esas lágrimas despojos,
30 Señor, serán de mi amor.
  ¡No lloréis más, mi Señor;
  enjugad, mi Dios, los ojos!

VILLANCICO VI.—NEGRO

  ALEGRES A COMPETENCIA
  en sus cánticos bozales,
  entraron con su capilla
  los Músicos de Azabache.
Estribillo
  1. —Canta, Flasiquilla,
  canta, canta;
  toca sacanbuche.
  2.—¡Vaya, vaya!
Coplas
  Turu la ninglito
10 se pone culbata,
  qui vini lan fieta
  piscueso colgala.
  Esa Noche Buena,
  que nace en las paja
  la Siñó Manué
  con su cala branca.
  Siñolo Malía
  Limpio como prata,
  se queda Donceya;
20 escucha quen gracia.
  Arre-acá la mula,
  no come las paja;
  ¡quita las jocico,
  mula chachalaca!
  La ninglito Joja,
  esa buena casta
  que sabe bailá
  como la Matamba.
  Siño San Jusepe
30 no habra palabra,
  pluque sa milando,
  su boca cayada.
  Cayemo també;
  la Niño se panta
  de milal a neglo
  su cara tisnala.

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII

Estribillo
  PUES UN ABISMO DE PENAS
  Vuestro Corazón padece
  y todavía se ofrece
  a sufrir del Amor fuertes cadenas;
  si le parecen serenas
  amorosas tempestades,
  si fabrica suavidades
  de su amargura crüel,
  y siempre sediento está,
10 bien le podéis responder:
  —¡Arded, Corazón, arded,
  pues quisisteis padecer!
Coplas
  Hablando a su Corazón
  le dijo Dios en naciendo:
  —Si del hombre estáis sintiendo
  la villana condición,
  pues viendo su sinrazón
  Me disteis priesa a nacer,
  ¡arded, Corazón, arded,
20 pues quisisteis padecer!
  No aspire a correspondido
  Vuestro amoroso desvelo;
  que no se hizo el consuelo
  para un afecto rendido.
  Encontraréis el olvido
  cuando vais a merecer.
  ¡Arded, Corazón, arded,
  pues quisisteis padecer!
  La vida Os ha de costar
30 de los hombres la salud:
  si al nacer es inquietud,
  voces será al expirar.
  Siempre los habéis de amar,
  y ellos nunca agradecer.
  ¡Arded, Corazón, arded,
  pues quisisteis padecer!

VILLANCICO VIII

  POR LA ESPESURA DE UN MONTE,
  a lo espacioso del valle,
  tropas de hermosas zagalas
  al romper del alba salen.
  A las nuevas que les dio
  un mancebo como un Ángel,
  si lucero de las selvas,
  bella lisonja del aire,
  corren y vuelan festivas
10 en busca de un Sol Infante,
  y en pastoriles cantiñas
  trataron de celebrarle:
Juguete
  —¡Mírenlo, mírenlo,
  qué hermoso nace!
  ¡Tóquenle, tóquenle;
  cántenle, cántenle!
  Mírenlo Niño
  con ser Gigante;
  háganle fiestas,
20 cántenle, cántenle.
  Mírenlo hermoso,
  Flor de los Valles;
  háganle amores,
  cántenle, cántenle.
  Mírenlo Nieve,
  que Fuego arde;
  tiémplenle el llanto,
  cántenle, cántenle.
  Mírenlo en pajas
30 al tierno Amante;
  ríndanle afectos,
  cántenle, cántenle.
  Mírenlo en brazos
  de Virgen Madre;
  bríndenle halagos,
  cántenle, cántenle.

ASUNCIÓN, 1681

Villancicos que se cantaron en la Santa S. 1. Catedral de la Puebla de los Ángeles, en honor de la Asunción gloriosa de la Reina de los Ángeles, Nuestra Señora, este año de 1681, en que se imprimieron.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

Estribillo
  1.—¡AH, DEL PALACIO REAL
  donde el Cielo se atesora:
  que se levanta la Aurora
  en el Sol, carro triunfal!
 
  1. — Maravilla es celestial,
  de un encarnado jazmín,
  que de un nevado carmín
  púrpura real le ha vestido
  en premio de haber nacido
10 de su seno virginal.
  1. —¡Oh, qué tal!
  Levanta ligera el vuelo,
  hermosa Flor, hasta el Cielo;
  mas si al aquilón enojas,
  bien es que la luz descojas,
  Flor que vuelas con donaire
  esparciendo por el aire
  las que arrojas
 
  1. —rojas
 
  1. —hojas.
Coplas
 
  1. —Hermosa Luna creciente
20 cuya gracia nadie ignora,
  y hoy, al compás de tus días,
  voladoras
 
  1. —doras
 
  1. —horas.
 
  1. —Tú, Belona soberana,
  que a la Sierpe venenosa,
  vencedora de sus silbos,
  desenroscas
 
  1. —roscas
 
  1. —hoscas.
 
  1. —Si pretende tu Pureza
  tener vencidas las sombras,
  al romper del Alba subes
30 a deshora.
 
  1. —Es hora,
 
  1. —ahora.
  1. —Ligera Nave te entregas
  al golfo de tanta Gloria,
  y por mares de esplendores
  tornasolas
 
  1. —solas.
 
  1. —olas.
  1. —Para mi dicha navegas
  sin peligro ni zozobras,
  cuando en el mar de los Cielos
  firme sondas
 
  1. —ondas
 
  1. —hondas.
  1. —Entra, pues, a coronarte,
40 cándida Paloma hermosa;
  Virgen Flor que tantas dichas,
  amorosa
 
  1. —Rosa,
 
  1. —osa.

VILLANCICO II

Introducción
  DE JOSAFAT LOS PASTORES
  tan tiernamente suspiran,
  porque el Cielo les robó
  su más preciosa Reliquia.
  Anegados en su llanto,
  cuando lo que admiran, miran,
  en amorosos incendios,
  ansias del alma respiran.
  Llenan el aire de quejas
10 y el Sepulcro de caricias,
  y mirando para el Cielo
  así su dolor explican:
Coplas
  Graciosa Paloma,
  pura, blanca y limpia,
  ¿adónde vas, Señora?
  Espera, aguarda, mira.
  Revértere, revértere,
  revértere, Sole amicta!
  Cándida Azucena,
20 al candor florida
  del albor del alba,
  de la luz del día:
  Revértere, &.
  Nácar de una Perla
  oriental y fina,
  que en un mar de gloria
  se congela rica:
  Revértere, &.
  Soberana Aurora,
30 Estrella matutina;
  Rosa misteriosa
  que ámbares respira:
  Revértere, &.
  Tierra virgen, donde
  se sembró la Espiga
  del dorado grano
  y más blanca harina:
  Revértere, &.
  Corónate, pues,
40 bella Peregrina,
  en el regio Trono
  donde Reina habitas.
  Revértere, revértere,
  revértere, Sole amicta!
Estribillo
  ¡Vuelve, vuelve, Señora,
  tu hermosa vista,
  y verás de tus hijos
  las ansias vivas!
  ¡Vuelve, vuelve, Señora,
50 tu hermosa vista;
  porque son de Paloma
  sus claras niñas!

VILLANCICO III

  ¿ADÓNDE VAS, AURORA,
  hermosa y agraciada,
  que subes del desierto
  como Paloma blanca?
  ¡Ay, qué donaire!
  ¡Ay, con qué gala!
  ¿Adónde vas, Prodigio,
  asunto de la Fama,
  Belleza de los astros,
10 esmero de la Gracia?
  ¡Ay, qué hermosura!
  ¡Ay, qué gallarda!
  ¿Adónde vas, Mujer
  del Sol tan adornada,
  girando tantos rayos,
  brillando luces tantas?
  ¡Ay, cómo brillan!
  ¡Ay, cómo abrasan!
  ¿Adónde vas, Señora,
20 que Reina soberana
  las luces te coronan
  si Estrellas avasallas?
  ¡Ay, con qué brío!
  ¡Ay, con qué gracia!
  ¿Adónde vas, Belleza,
  Admiración sagrada,
  que a voces: ¿Quién es Ésta?
  la Gloria toda canta?
Estribillo
  Ésta es María,
30 que se levanta
  como el Aurora,
  mas, ¡ay!, como el Alba.
  Venga la Hermosura,
  la Bella vaya,
  como la Luna
  graciosa y blanca,
  mas, ¡ay!, como el Sol.
  ¡Vuele, suba y vaya!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

Coplas
  A LA ASUNCIÓN DE SU REINA,
  majestuosamente ufanas,
  las Flores y los Planetas
  hacen fiestas, juegan cañas.
  En la campaña del aire
  formaron lucida plaza,
  donde de cristal las nubes
  fingen balcones de plata.
  A cuadrillas los Luceros
10 de oro sacaron la gala,
  cuando las Flores salieron
  hermosa pompa de grana.
  Salió galán en su carro
  ese de brillos Monarca,
  y más hermosa que nunca
  la Luna, a partir la plaza.
Estribillo
 
  1. —¡Afuera, afuera, afuera,
  aparta, aparta, aparta,
  que trinan los clarines,
20 que suenan las dulzainas!
 
  1. —Estrellas se despeñan,
  Auroras se levantan.
  1. —Bajen las luces,
  suban fragancias,
  cuadrillas de jazmines,
  claveles y retamas,
 
  1. —que corren,
 
  1. —que vuelan,
  1. —que tiran,
 
  1. —que alcanzan,
 
  1. —con flores,
 
  1. —con brillos,
30
  1. —con rosas,
  1. —con llamas.
 
  1. —¡Afuera, afuera, afuera;
  aparta, aparta, aparta!
 
  1. —¡Vuelen, corran y tiren
  de Luces lanzas!
 
  1. —¡Tiren, corran y vuelen
  de Flores cañas!
2 —¡Víctor, víctor la Esfera
  lucida y clara!
 
  1. —¡Víctor, víctor las Flores
40 hermosas, varias!
 
  1. —¡Que a su Reina celebran, en gloria tanta,
  las Estrellas, las Flores, el Sol y el Alba!

VILLANCICO V

  1.—QUAE EST ISTA, QUASI AURORA?
  ¡Miren, miren qué gracia!
  Es la Aurora María
  que se levanta
  cual varilla de humo
  con mil fragancias.
 
  1. —¡Suba, suba la Reina;
  venga la Amada,
  que la risa del día
10 le toca al Alba!
  1. —Quae est Ista, pulchra ut Luna?
  2.—¡Miren, miren qué gracia!
  A sus plantas la lleva
  hermosa y blanca,
  que le viene a sus pies
  como de plata.
 
  1. —¡Suba, suba la Reina;
  venga la Amada,
  que a la Luna nos deja
20 cuando se aparta!
  1. —Quae est Ista, electa ut Sol?
  2.—¡Miren, miren qué gracia!
  Si es brocado de luces
  que la engalana
  y en bordados de brillos
  gira su gala.
 
  1. —¡Suba, suba la Reina;
  venga la Amada,
  con los rayos del Sol
30 toda cercada!
  1. —Quae est ista, terribilis?
  ¡Miren, miren qué gracia!
  La valiente Belona,
  de Dios armada,
  que al Infierno y sus huestes
  vence y espanta.
 
  1. —¡Suba, suba la Reina;
  venga la Amada,
  a gozar de la Gloria
40 corona y palma!

VILLANCICO VI

Coplas
  UN RÍO INMENSO DE GLORIAS
  en su Asunción fue María,
  que alegró de aquel Empíreo
  las distancias infinitas.
  Dos brazos de Mar entraron
  en sus corrientes divinas,
  en dos Vidas que hoy celebran
  su remontada crecida.
  Eligió la mejor parte
10 la Reina contemplativa,
  y de mar a mar corrieron
  activas sus aguas limpias.
  Sus glorias accidentales
  hoy los Ángeles admiran,
  y anegados en sus aguas
  todos preguntan: Quae est Ista?
Estribillo
  ¡Corra el Río sagrado,
  suba con pompa:
  sutil, ágil y puro,
20 por los Cielos rompa;
  y hasta que con el alto Inmóvil frise,
  Luces pase, Astros deje, Signos pise!

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII

Estribillo
  ¡SUBA, SUBA MARÍA EN HORA BUENA;
  suba, suba a la Gloria que la espera!
  ¡Suba al trono de luces, que la aguarda
  toda la Trinidad para aclamarla,
  a voces de Querubes halagüeñas,
  Princesa de los Cielos y la Tierra!
Coplas
  En hombros de Querubines
  que hacen trono a su grandeza,
  sube al trono de zafiros
10 a coronarse en su Esfera.
  El Padre aguarda a María
  con la celestial diadema,
  que por Hija la corona
  hoy su poderosa diestra.
  El Hijo, en trono de luces
  y de majestad inmensa,
  como a Princesa la ensalza
  y como a Madre la espera.
  El Espíritu divino
20 el Tálamo le adereza,
  que la mira como Esposa
  y como a tal la celebra.

VILLANCICO VIII.—ENSALADILLA

  1.—FUÉRONSE, AMIGOS, POR ALTO
  estos Maitines primeros,
  pues de los Negros las coplas
  se han quedado en el tintero.
 
  1. —Es la fiesta de Gloria,
  y el ornamento
  ha de ser todo blanco
  y nada negro.
  1. —Los Mestizos se retiren
10 con sus cuatros en el cuerpo,
  que son músicos de tierra
  y están de solfa los Cielos.
 
  1. —Los Mestizos no entienden
  tanto Misterio,
  ni levantan sus plumas
  tan alto el vuelo.
  1. —Quisieron los Galleguiños
  meterse con su gaitero,
  y en fiestas de cortesanos
20 no suenan bien los panderos.
  2.—Os Galegos no güelen
  flores de oseo,
  que non teñe Galicia
  sino romeros.
  1. —Con sus pies entró un Poeta
  desangrándose de versos,
  que le ha picado en la vena
  un esdrújulo barbero.
 
  1. —Ándense, pues, a pie
30 ya los Poetas,
  porque los entendidos
  no anden con bestias.
  1. —Con su tocotín los Indios
  hasta la plaza vinieron,
  y al són de su tocotín
  todos quedaron en cueros.
 
  1. —Son flecheros los Indios;
  y tan cursados,
  que las flechas que tiran
40 dan en el blanco.
 
  1. —Las Mulatas se venían
  a hacer su papel de estraza,
  y de miedo del perrero
  se les malogró la danza.
 
  1. —Del color de la pasa
  traen el tocado,
  con el rostro alazán
  algo tostado.
  1. —Todos llenos de placer
50 en ayunas se quedaron,
  por ser única Vigilia
  la de Misterio tan alto.
 
  1. —Para hacer colación
  vaya este plato,
  que es de la Ensaladilla
  lindo regalo.
Estribillo
 
  1. —¡Vayan, vayan afuera;
  las tropas paren,
  porque están los Maitines
60 ya para Laudes!
 
  1. —¡Vengan, vengan temprano
  danzas y bailes,
  que lo que es este año
  llegaron tarde!

Villancicos 13 Sor Juana

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SAN PEDRO APÓSTOL, 1680

Villancicos que se cantaron en la S. I. Catedral de la Puebla de los Ángeles, a los Maitines del glorioso Príncipe de la Iglesia el Señor San Pedro, el año de 1680, en que se imprimieron.

AL SUPREMO PRÍNCIPE DE LA IGLESIA, NUESTRO ESCLARECIDO PADRE, SEÑOR SAN PEDRO.
  Santísimo Pedro, Príncipe y Padre Universal de toda la Iglesia: Quien con divinos acentos llegó a oír engrandecidos sus elogios, cuando los percibió suavemente entonados por las voces del mismo humanado Dios, que dignamente le dio el título noble de Hijo de la Paloma celestial y Piedra preciosa de aquella Fábrica excelente, que se encumbra más allá de las cúpulas de las Estrellas, no es mucho que se merezca nuevos loores en las solfas de cánticos sonoros y armonizados Maitines, pues al compás que el Verbo Encarnado os dedicó en Cesárea superiores
  10alabanzas, también os solicita en esta Angélica y Cesárea Ciudad solemnes celebridades un afecto fervoroso en vuestras aclamaciones, para cortejaros a todas luces Luminar Mayor de la Iglesia entre nocturnos aplausos y laudes tan esclarecidas como a vuestro honor dedicadas. Crezcan vuestras glorias a lo inmenso, admitiendo vuestro agrado el obsequio que os ofrece nuestro desvelo amoroso, venerador muy vuestro a lo rendido.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

Estribillo
  1.—¡PLAZA, PLAZA, PLAZA,
que entra triunfante en Roma
el de la red y la barca!
2.—Porque sus hazañas
¡óiganlas,
cántenlas!
1.—En el huerto con Malco y las tropas
montanteaba.
2.—¡Proeza rara!
  103.—¡óiganlas!
  2.—¡Cántenlas!
1.—A aquel mago Simón en los aires
quebró las alas.
2.—¡óiganlas!
3.—¡Cántenlas!
1.—Los laureles, pimpollos del Orbe,
tendió a sus plantas.
2.—¡Víctor, Víctor el Pescador.
que por Dios que merece, por su valor
  20la Tiara!
  1.—¡Vivirá como un Papa,
como un Vice-Dios!
Coplas
  Para celestes lides
y empresas soberanas,
fue Pedro hombre de Piedra
y campeón del hampa.
  Aunque una vez la Ancila
ciertas le dio estocadas,
por su opinión volvieron
  30valientes ojos de agua.
  Trinchando en cuatro esquinas
de un lienzo sierpes bravas,
a todo el mundo le hizo
por los Cielos la salva.
  Mató con el aliento
de una sola palabra
a dos que halló traidores
en falsear la plata.
  En la Puerta Especiosa,
  40él y otro camarada,
  hacen saltar a un cojo
del suelo hasta las aras.
  Y entre sus bizarrías,
fue la mayor hazaña
plantar su red y trono
en la Curia Romana.

VILLANCICO II

  CON DECIR: TÚ ERES PEDRO, SU BIEN SUMO
le corresponde.
¡Oh qué poco, oh qué mucho
elogio y nombre!
Mas basta el poder de Pedro
para rendir a Roma
y dar entrada al Cielo.
Coplas
  En la imperial Cesárea,
que de la Romana Corte
  10las águilas bosquejaba,
  ya majestades del Orbe,
  el Hijo de la Paloma,
con bien entendidas voces,
divinidades cantaba,
por Dios Vivo, a un Dios y Hombre.
  Tú eres Cristo, le decía,
pues Unigénito noble
del Padre de lumbres, rizas
encarnados arreboles.
  20Sobre tanto mármol firme
  se fundan los torreones
de la Militante Iglesia
que a la Triunfante coronen.
Ni el Mundo ya, ni el Abismo
a este Diamante se opone,
porque en lo fino y lo amante
es Pedro piedra de toque.
Claviculario Celeste,
abre o cierra, por su orden,
  30los alcázares de Estrellas
  y coros de Ruiseñores.

VILLANCICO III

Introducción
  TODAVÍA ESTABA PEDRO
lloroso de una Pasión
  que sucedió cuando el Gallo
a un León temblando dejó,
cuando, entre aquellos raudales,
un numeroso clamor
que escuchó a un tiro de piedra,
a la playa lo llamó:
—¡Hola, ah, Pescador mío,
  10llegue acá! ¡Será Pastor!
  Deje ya el flevit amare,
egressus foras, por Dios.
  A buen hora lo encontramos
como siempre, a la Oración.
Cantémosle las folías
y alegremos al Pastor.
Estribillo
  Éstas son folías
que folías son.
Éstas son folías,
  20Señor Pescador.
  Tenga este Cayado,
deje ya el Timón;
oiga las folías
que se cantan hoy.
Coplas
  Deje las marinas
obras, porque Dios
lo quiere entre hierbas
del prado Pastor.
Pise la ribera;
  30alégrese-nos,
  y por lo festivo
vaya lo llorón.
Venga a las arenas:
verá cómo Dios,
para consolarlo,
la Tierra le dio.
Noche es de gaudete,
no tenga temor,
porque ya no hay Gallos
  40que espanten al León.
  No tema en las ondas
triste inundación,
quien en tantas suyas
nunca se anegó.
Aborde a la orilla,
que hierbas le doy
donde Pastor sea
de gente mejor.
Dígale a las aguas
  50que lo dejen hoy,
  que otras ha pasado
y no se mojó.
Rompa a los cristales
todo su candor,
o vendrá aquel Ángel
que hierros quebró.
Deje la marina
vaga ocupación;
rompa los diamantes
  60quien grillos venció,
  pues cuando soñaba
que estaba en prisión,
por virtud de un Ángel
sin hierros se vio.
Dichoso tal sueño,
pues entre el rigor,
toda la soltura
en el sueño halló.
Venga, que lo espera
  70cantando el Amor,
  aunque desde el Gallo
músicas tembló.
¡Aquí de la Tierra
que el Cielo le dio!
Ya pasó las aguas;
¡Jesús, qué favor!
¡Salió de las ondas!
¡Dé gracias a Dios,
que quedó por puertas
  80con Llaves y honor!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

Estribillo
  1.—CON DESAIRE VUELA EN LOS AIRES
el mago Simón,
pues al eco de Pedro
se precipitó,
Ícaro nuevo
al rayo del Sol.
2.—¡Ay, que cayó
al impulso de aquel Pescador,
que a quien alas batía, los pies le quebró!
  10Todos.—¡Ay, que cayó! ¡Ay, que cayó!
Coplas
  Volaba poco versado,
pues con arte bien adverso
hizo en un peñasco terso
un verso de pie quebrado,
cuando Pedro acelerado
despeñándose lo vio,
Ícaro nuevo
al rayo del Sol.
Perdióse por la estafeta,
  20en la ocasión que quería
  subir con alas de arpía,
pasar con pies de poeta;
mas cual fogoso cometa,
en la Roca se estrelló,
Ícaro nuevo
al rayo del Sol.

VILLANCICO V.—JÁCARA

  AQUEL CAMPEÓN VALIENTE
y veterano Guerrero,
que después de haber cenado
aquel divino Cordero,
  se fue con dos camaradas
y asistiendo a su Maestro
por el rumor de un arroyo
a la amenidad de un Huerto,
  al ver que cierta canalla,
  10más que con valor, con miedo,
  ajar a su Amor quería,
prender quería a su Dueño,
desenvainando el alfanje:
“¡Aquí de Dios y de Pedro!”,
dijo zumbando antuviones
y avalentando portentos.
Riza hacía en la vil chusma
de cobardes judigüelos,
ya trinchando astas y picas,
  20ya trozos y armas rompiendo.
  Entre el horror de la noche
y la inquietud del estruendo,
le apuntó bien a la oreja
de un corchete lanternero.
  Cercenóle la melena;
y cimbrándole el celebro,
a Malco le hacía el plato
de orejones, cuando menos.
  Y si el Príncipe apacible
  30no le estorbara el empeño,
  traza el buen Viejo tenía
de acabar con todo hebreo.
  Envainó, pues, ya triunfante,
y retiróse al momento
discurriendo hacia Palacio
por ver el fin del suceso.
Estribillo
  ¿Quién pensara que habías,
valiente Pedro,
de temblar de una Ancila
  40y llorar a un temor tres desaciertos?

VILLANCICO VI

Estribillo
  l.—¡QUE SE ABRASA, SEÑORES,
la Mariposa!
¡Ay, Jesús, que se quema
y el aire sopla!
2.—¿No la veis cómo huye?
Ya se remonta.
¡Mariposa parece lo que es Paloma!
Coplas
  Desde aquellos arroyos
  10que mansamente bordan
  de perlas el peñasco,
origen de sus ondas,
después que se ha bañado,
hermosa más que todas,
cercada de azucenas
y de la nieve copia,
al aire se levanta,
tan limpia y tan hermosa,
que embarga del Esposo
  20las atenciones todas.
  ¡Que se abrasa, señores,
la Mariposa! &.
  Al agua, al agua, Pedro,
que es cosa misteriosa
tener siempre en el agua
las medras tan dichosas.
  Guardaos, guardaos del fuego,
  a cuya luz dudosa
errasteis el camino,
  30torcisteis la derrota.
  ¡Llorad, divina Piedra!
¡Volad, mansa Paloma
al pecho del Esposo,
al nido de su roca!
  ¡Que se abrasa, señores,
la Mariposa! &.

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII

  AL AGUA SE VA PEDRO VALEROSO,
mas ¡ay!, que ya se aniega;
pero dale su Dueño la mano
y en las palmas de Cristo navega.
¡Mirad, que es dicha nueva
nadar sin riesgo una Piedra!
Coplas
  ¿Qué importa que el golfo esquivo
engrife sus ondas crespas,
si ponéis, Pedro, la proa
  10al Norte de más belleza?
  Frustrar quiso el fiero golfo
las velocidades vuestras,
mas vuestro orgullo pisaba
tantas voraces bravezas.
Solio o sitial de cristales
os previno Dios en ellas,
o por Vice-Dios del mundo
o Árbitro de las estrellas.
Llegáis a Puerto seguro
  20con bonanza y con destreza:
  ¿qué mucho sí os dan la vida
rumbos de la Vida mesma?
  Por extraña bizarría
se arrojó vuestra fineza
a las espumas, buscando
un Brinquiño de mil perlas.

VILLANCICO VIII

Estribillo
  A LA BRISA SUAVÍSIMA
del Favonio Paráclito,
¡oh qué bien asegura Pedro el tránsito!
Coplas
  Aquel Piloto científico,
que su misterioso cáñamo
tiende a soplos del Espíritu,
vital aliento del ánimo,
  de este mundo en el océano
saca el Bajel Eclesiástico,
  10del Aquilón en sus cóleras,
  de las violencias del Áfrico.
Sólo recibe benévolas
(en las tempestades práctico)
inspiraciones del Céfiro,
soplos del divino Oráculo.
  Si le acometen coléricos
duros Piratas del Tártaro,
o en tempestades heréticas
o en torbellinos cismáticos,
  20sagradamente belígero,
  fulmina en breve relámpago
tanto terror, que del Líbano
tiembla el cedro más fantástico.
La Nave negra de Incrédulos
deshace en lucientes átomos,
y pára en calma beatífica
lo que empezó por escándalo.
Vencido el horror diabólico,
hecho el Bajel receptáculo
  30de seguridad al tímido,
  de serenidad al párvulo,
  surge en el Puerto Deífico,
donde en celestiales cánticos,
le hacen la salva marítima
los que ya gozan del Tálamo.

Villancicos 12 Sor Juana

228888

NAVIDAD, 1678

Villancicos de la Natividad de Cristo Señor Nuestro, que se cantaron en la S. I. Catedral de la Puebla de los Ángeles el año de 1678, en que se imprimieron.

PRIMERO NOCTURNO

VILLANCICO I

Estribillo
  1.—¡FUEGO, FUEGO, QUE EL MUNDO SE ABRASA!
 
  1. —Repiquen a fuego todas las campanas!
  3.—¡Dilín, dalán, agua, agua;
  dolón, don, don, agua, agua!
  1.—¡Derribad la casa, agua, agua!
 
  1. —¡No echéis agua, bueno está,
  que el agua es el fuego ya,
  y en ella el fuego se abrasa!
  3.—¡Si es diluvio, huyamos luego!
10
  1. —¡Fuego de Dios en el fuego
  que no se apaga con agua!
 
  1. —¿Si es fuego de San Antón?
 
  1. —¡No es sino fuego de Dios,
  que enciende las almas
  y abrasa de amor!
Coplas
  —Entre amorosos raudales
  en lágrimas derretido,
  llorando el Sol ha nacido,
  vertiendo fuego en cristales;
20 quiere, con diluvios tales,
  abrasar la tierra helada
  y anegar el mundo ciego.
  —¡Fuego de Dios en el fuego,
  que no se apaga con agua!
  —Cuando el agua ardiendo vemos
  contra su antigua costumbre
  echar agua es echar lumbre
  y apagarla no podremos;
  que aunque más agua le echemos,
30 quedará en ella abrasada
  y más encendida luego.
  —¡Fuego de Dios en el fuego,
  que no se apaga con agua!
  —Es en vano pretender
  su vivo fuego apagar,
  que hasta que deje de amar
  no puede dejar de arder;
  y como no puede ser
  que no ame cuando se humana,
40 llora y arde sin sosiego.
 
  1. —¡Fuego de Dios en el fuego
  que no se apaga con agua!
 
  1. —¿Si es fuego de San Antón?
  3.—¡No es sino fuego de Dios,
  que enciende las almas
  y abrasa de amor!

VILLANCICO II

Estribillo
  NIÑO DIOS, QUE LLORAS NACIENDO:
  perlas y flechas tus lágrimas son;
  con las perlas redimes mis culpas,
  con las flechas me hieres de amor.
Coplas
  Llora, llora, que el llanto,
  partido en dos efectos diferentes,
  hace que crezcan tanto
  que perlas se admiren y flechas ardientes.
  ¡Oh inaccesible Grandeza de Dios!
10 Con las perlas redimes mis culpas,
  con las flechas me hieres de amor.
  Congelado el sollozo
  en ese nácar de tus dos mejillas,
  se miran sin rebozo
  las perlas y las flechas maravillas.
  ¡Oh Omnipotencia admirable de Dios!
  Con las perlas redimes mis culpas,
  con las flechas me hieres de amor.
  Lo que sentido llora
20 tu humano sentimiento, forma voces
  que cantan al Aurora
  ser perlas finas ya, flechas veloces.
  ¡Oh Bondad soberana, amorosa, de Dios!
  Con las perlas redimes mis culpas,
  con las flechas me hieres de amor.
  Corre e1 lamento río
  hasta salir de madre en fuentes claras,
  y es tal su poderío,
  que a un tiempo perlas son y flechas raras.
30 ¡Oh Sabiduría infinita de Dios!
  Con las perlas redimes mis culpas,
  con las flechas me hieres de amor.
  De río a golfo pasan
  las lágrimas que viertes amorosas,
  y así entre sí se abrasan
  que perlas se forman, y flechas costosas.
  ¡Oh inestimables Finezas de Dios!
  Con las perlas redimes mis culpas,
  con las flechas me hieres de amor.

VILLANCICO III

  1.—¿A DÓNDE VAIS, ZAGALES?
 
  1. —A Belén,
  a ver maravillas
  que son para ver.
 
  1. —Decidnos, Zagales,
  ¿cómo lo sabéis?
 
  1. —En los aires lo cantan los Ángeles
  con voces sonoras. ¡Oíd, atended!
Coplas
  —Hoy veréis en un portal
10 la Palabra enmudecida,
  la Grandeza en pequeñez,
  la Inmensidad en mantillas.
  Todos.—¡Qué maravilla!
  —De una Estrella nace el Sol,
  el Mar se estrecha a una orilla,
  y una Flor en otra flor,
  infante Fruto se anima.
 
  1. —¡Qué maravilla!
  —El Impasible padece,
20 el Fuego ardiendo se enfría,
  la Divinidad se humana
  y la Rectitud se inclina.
  Todos.—¡Qué maravilla!
  —De Quien todos tiemblan, tiembla;
  baja la Soberanía,
  enflaquécese el Valor
  y llora la misma Risa.
 
  1. —¡Qué maravilla!
  —La tierra es un Cielo ya
30 en esta Noche que es Día;
  el Eterno es temporal,
  y es muerte lo que fue Vida.
 
  1. —¡Qué maravilla!
  —La Verdad hoy se disfraza,
  la Fuerza se debilita,
  la Omnipotencia se abrevia
  y clara la Luz se eclipsa.
 
  1. —¡Qué maravilla!
  —Ya la Alteza es humildad,
40 ya lágrimas la Alegría,
  ya clemencia los rigores
  y ya Piedad la Justicia.
 
  1. —¡Qué maravilla!
  —Ya la Riqueza es pobreza,
  y el Poderoso mendiga,
  y el León, que siempre vence,
  Cordero se sacrifica.
 
  1. —¡Qué maravilla!
  —El que no tuvo principio,
50 su ser en tiempo principia;
  y el Criador, como criatura,
  sujeto a penas se mira.
 
  1. —¡Qué maravilla!
  —Hombres: escuchad prodigios
  que son más que humanas dichas:
  Dios es Hombre, el Hombre es Dios,
  que entre sí se comunican.
 
  1. —¡Qué maravilla!

SEGUNDO NOCTURNO

VILLANCICO IV

  AQUELLA FLOR DEL CAMPO
  de azules esplendores,
  nace de una Azucena
  como un Niño de flores.
  En el pensil más yerto
  de un Portalico pobre,
  sus hojas de escarlata
  más ciñe que descoge.
  Encarnada Hermosura
10 de limpios tornasoles,
  da a lo pajizo galas
  y a lo tierno favores.
  De aljófares que vierte,
  florece hermoso broche
  entre las hojas bello
  y entre las pajas dócil.
  Y aunque puntas le tiran
  los copos de la noche,
  ni sus claveles ajan
20 ni sus jazmines rompen.
  Una fecunda Virgen
  en su arrullo le acoge
  por Joya de su pecho
  y Flor de sus albores.
Estribillo
  ¡Ay que el hielo le ofende
  porque su albor retoque
  con brinquiños de perlas
  cuando las llore,
  enternecido Infante,
30 y Dios de los amores!

VILLANCICO V

  1.—LLEGAD, PASTORES, LLEGAD
  y veréis una novedad
  que se descubre y se esconde.
 
  1. — ¿Dónde?
 
  1. —En Belén ahora está.
 
  1. —¿Qué será?
 
  1. —Adivinadlo, Pastores,
  que es un milagro de amores
  entre desdenes constante.
10
  1. —¿Si es Amante?
  1.—No padece cuidados menores,
  y su desvelo es mayor.
 
  1. —¿Si es Pastor?
  1.—Tiene muy bello el semblante;
  más lindo le considero.
 
  1. —¿Si es Cordero?
  1.—Sale de Él un resplandor
  que nos baña de alegría.
 
  1. —¿Si es el Día?
20 1.—Deciros la verdad quiero:
  es Cordero, Amante y Pastor,
  y el Día mejor
  que tendrán los hombres jamás;
  ¡que es Dios, que es todo lo más!
Coplas
 
  1. —¿Dime qué tiene de Amante?
  1.—Lo que sufre por amor.
 
  1. —¿Y qué tiene de Pastor?
  1.—El cuidado vigilante.
 
  1. —¿Y al Cordero semejante?
30 1.—En que inocente padece.
 
  1. —¿Y en qué al Día se parece?
  1.—En que le anuncia un Lucero.
  Deciros la verdad quiero, &.
 
  1. —¿Con ser Amante, qué quiere?
  1.—Mostrar su amor celestial.
 
  1. —¿Y en ser Cordero, zagal?
  1.—La obediencia con que muere.
 
  1. —¿Y en el ser Pastor, qué infiere?
 
  1. —Que vela en defensa nuestra.
40
  1. —¿Y en el ser Día, qué muestra?
  1.—Que nació su luz primero.
  Deciros la verdad quiero, &.
 
  1. —¿Quién llega en tanto tropel?
  1.—Tres Reyes que nada ignoran.
 
  1. —¿Qué buscan y a quién adoran?
  1.—Otro Rey mayor en Él.
 
  1. —¿Quién les dio noticia d’Él?
  1.—Una Estrella peregrina.
 
  1. —¿Qué les muestra, si es divina?
50 1.—El Camino verdadero.
  Deciros la verdad quiero:
  es Cordero, Amante y Pastor,
  y el Día mejor
  que tendrán los hombres jamás;
  ¡que es Dios, que es todo lo más!

VILLANCICO VI.—JUGUETE

Estribillo
  1.—NO HAY EN EL PORTAL QUIEN TENGA,
como Menga, gracia tal.
2.—¡Tengan, que sale Pascual
con mil gracias más que Menga!
Coplas
  1.—Los Pastores han de ser
  los que al Niño Dios festejen;
  y como el baile no dejen,
  tendremos mucho que ver.
 
  1. —Bulla el gusto y el placer,
10 todo Pastor se prevenga;
  brinque, salte, vaya y venga,
  que ya dice el Mayoral:
  ¡Tengan, que sale Pascual
  con mil gracias más que Menga!
  1.—El Niño, que agradecido
  conoce sus corazones,
  les echa mil bendiciones
  obligado, aunque ofendido.
 
  1. —Y pues esto han conocido,
20 porque su amor entretenga
  no hay quietud que los detenga
  al Anciano ni al Zagal.
  ¡Tengan, que sale Pascual
  con mil gracias más que Menga!

TERCERO NOCTURNO

VILLANCICO VII.—NEGRILLO

  —¿AH, SIñOL ANDLEA?
  —¿Ah, Siñol Tomé?
  —¿Tenemo guitarra?
  —Guitarra tenemo.
  —¿Sabemo tocaya?
  —Tocaya sabemo.
  —¿Qué me contá?
  —Lo que ve.
  —Pue vamo turu a Belé,
  y a lan Dioso que sa yoranda
  le cantemo la salabanda.
  —Paléceme ben.
10 —Y a mí tambén.
  —Toca, plimo, pol tu fe.
  —¡Así, así, que lo pe se me anda!
  —¡Así, así, que me buye lo pe!
Coplas
  —Cantémole al Redentole
  la bienvinira y yegara.
  —Sando ronca y resfrïara,
  cantalemo mal, siñole.
  —Récipe de la mendole
  porque tengamo voz clara:
20 de botica un cucharara
  cuanto baste a su mecé.
  —Paléceme ben. &
  —De los branco nos guardemo,
  que tosemo a lo billaco.
  —Debe de tomal tabaco,
  pue tanto a neglo tosemo.
  A lo Pesebre yeguemo
  y a lo son de trumentiyo,
  guitarriya y panderiyo,
30 hagamo fiesta en Belé.
  —Paléceme ben.
  —Y a mí tambén.
  —Toca, plimo, pol tu fe.
  —¡Así, así, que lo pe se me anda!
  —¡Así, así, que me buye lo pe!

VILLANCICO VIII.—JUGUETE

  ESTE NIÑO, QUE HA NACIDO
  en el Portal de Belén,
  díme, Antón, si eres discreto,
  ¿no tiene mil gracias, eh?
  En sus peregrinos ojos
  ¿no te mueve un no sé qué,
  con que, a un tiempo, da la vida
  y mata de amores, eh?
  De su cara la hermosura
10 y su belleza también,
  ¿no dice que es propia Imagen
  de Dios, y su Espejo, eh?
  La ternura de su llanto,
  ¿no da muy bien a entender
  que es Hombre a lo descubierto
  aunque Dios oculto, eh?
  Su desnudez, ¿no te muestra
  que ha llegado a empobrecer
  sólo por hacerte rico
20 con lo que no piensas, eh?
  ¿Y que siendo Poderoso,
  vino a tanta mendiguez
  que llora necesidades
  sólo porque quiere, eh?
  Que los Ángeles le sirvan
  y Reyes besen el pie,
  ¿no es señal que es gran Señor,
  aunque en un pesebre, eh?
  Dios amante se desvela,
30 y porque nos quiere bien;
  si te duermes en buscarle
  ¿no serás dormido, eh?
  Tus amores le han traído
  a un Portal, a mal traer;
  cuando su rigor no sientes,
  ¿no eres un ingrato, eh?
  Si entre los hielos y escarcha
  su fuego miras arder,
  ¿cuando en su amor no te abrasas,
40 no eres una nieve, eh?
  ¡Ay, Antón! Si me creyeras,
  y te murieras por Él
  como Él se muere por ti,
  ¿no fueras dichoso, eh?