SAN PEDRO APÓSTOL, 1690
Villancicos que se cantaron en la S. I. Catedral de la Puebla de los Ángeles, en los Maitines del gloriosísimo Príncipe de la Iglesia, el Señor San Pedro, este año de 1690, en que se imprimieron.
PRIMERO NOCTURNO |
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VILLANCICO I |
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Estribillo |
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—¡CIUDADANOS ILUSTRES DE ROMA, | |
venid, llegad, corred, | |
atended, mirad, aplaudid | |
la gloria, la empresa, la victoria, el triunfo | |
de más noble Pompeyo, | |
de César más Augusto | |
de los que en las historias | |
inútil fantasía son del mundo! | |
—¡Al Monte! —¡Al Capitolio! | |
10 | —A la Arena! —Al Teatro! —Al Circo! —Al Foro, |
donde la tierra a Pedro | |
entrega la Corona | |
que hasta el Cielo dilata | |
el Imperio de Roma! | |
—¡Al Monte, al Capitolio, al Circo, al Foro, | |
al Teatro más feliz, | |
venid, corred, llegad! ¡Venid, venid, venid! | |
Romance |
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En la Cabeza del Orbe, | |
cuando muere Pedro, reina, | |
20 | fijando la suya donde |
será perpetua Cabeza. | |
Al suelo la frente abate, | |
para que de esta manera, | |
de aquella violada Corte | |
se santifique la tierra. | |
Sus propios sentidos quiere | |
que fuertes cimientos sean, | |
adonde descanse el peso | |
de la militante Iglesia. | |
30 | Fábrica será inmortal, |
pues desde luego se empeña | |
el mismo que la consagra | |
en ser su primera Piedra. | |
También la humildad de Pedro | |
sabe, porque es muy discreta, | |
que aun en las afrentas mismas | |
hay más y menos afrentas; | |
y muriendo en Cruz su Dios, | |
y él en otra, es reverencia | |
40 | —cuando no puede excusarla— |
que sepa Pedro volverla. | |
Con eso, en el Vaticano | |
y el Calvario hay diferencia: | |
en un Dios, que al hombre baja, | |
y en un hombre, que a Dios vuela. | |
Reformar la Monarquía | |
de Rómulo, Pedro intenta: | |
un homicidio la funda, | |
y un martirio la renueva; | |
50 | que como la tiranía |
de las vidas se alimenta, | |
no se restaura sin sangre | |
lo que se usurpó con ella. | |
La púrpura de Nerón | |
desde el regio solio tiembla, | |
mirando a Pedro ilustrado | |
del múrice de sus venas. | |
De los Clavos, que la rompen, | |
teme que colgar se vean | |
60 | para las extrañas sienes |
las más gloriosas diademas. | |
Teme bien: porque ya Pedro | |
en la triunfante palestra | |
tantas coronas consigue | |
cuantos imperios desprecia. | |
Ya la Silla Pontificia | |
coloca en tan alta esfera, | |
que pudiera otra piadosa | |
maternidad pretenderla. | |
70 | Ya en Trono triunfante sube |
a la clara cumbre excelsa | |
del Olimpo, en cuya falda | |
son tapete las Estrellas. | |
Ya de aquellas Doce Sillas | |
llega a ocupar la primera, | |
en que a los Tribus guardada | |
está la Justicia eterna. | |
Y ya en sonoras dulzuras, | |
a solemnizar su fiesta, | |
80 | se compite en Tierra y Cielo |
cuanto cabe en Cielo y Tierra. | |
Porque cuando es el Amor | |
quien los aplausos congrega, | |
puede mucho el suave bando | |
de las voces y las cuerdas. | |
VILLANCICO II |
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Estribillo |
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SI CON SUS LLAVES SAN PEDRO | |
abre y cierra, quita y pone, | |
¡vayan y vengan, entren y salgan | |
los puntos, las notas, las cifras, las voces! | |
Coplas |
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celebrar por varios modos, | |
no hay duda que dirán todos | |
no será malo. 2.—¡Oh, qué bueno! | |
—Pedro, en el mayor vaivén | |
10 | de su constancia, fundó |
su mayor firmeza, y no, | |
no le está mal. —¡Está bien! | |
—Y si en esta ocasión, pues, | |
que fue amigo infiel dijere | |
Pedro, alguno, mal lo infiere, | |
porque no es así. —¡Así es! | |
—Pues la Piedra al toque, luego, | |
así se movió, de Dios, | |
que el alma liquidó en dos | |
20 | ojos de agua. —¡Fuego, fuego! |
—Porque a la infidelidad | |
la fe de Pedro no ampara, | |
antes sus yerros declara, | |
porque es mentira. —¡Es verdad! | |
—Herir Pedro a Malco allá | |
en la oreja, dígan-me: | |
como misterio de fe | |
¿no está obscuro? —¡Claro está! | |
—Hoy al Cielo me avecindo, | |
30 | dijo un mago; y Pedro oró, |
conque dio en tierra, y quedó, | |
¡oh, qué feo! —¡Oh qué lindo! | |
—¡Oh, qué corrido que vas | |
sin correr!, le dijo Pedro; | |
y el mago: Contigo medro | |
eso menos. —¿Eso más? | |
VILLANCICO III |
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1 | .—CUANDO PERLAS DE RISA |
llora la Aurora | |
dime tú, Tortolilla, | |
¿por qué lo gimes, arrulladora? | |
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mas óyeme tú, que yo lo diré. | |
Coplas |
|
Velero un Bajel rizaba | |
apenas del mar la espuma, | |
tan presumida de pluma | |
10 | su jarcia, que lo volaba; |
duro escollo, a quien le lava | |
con témpanos de cristal, | |
mar aleve, el pie fatal, | |
escalimándose en él, | |
en trozos sembró el Bajel: | |
naufragio que el Cielo llora. | |
—Cuando perlas de risa | |
llora la Aurora, &. | |
Bien volaba, y mal se vía, | |
20 | esclarecido almenaje |
que de airón o de plumaje | |
a un Castillo le servía; | |
un temblor, que sacudía | |
los montes como una pluma, | |
dio con el Castillo en suma | |
por el suelo, y bien se ve | |
que Pedro el Castillo fue: | |
estrago que el Cielo llora. | |
—Cuando perlas de risa | |
30 | llora la Aurora, &. |
SEGUNDO NOCTURNO |
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VILLANCICO IV |
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Estribillo |
|
1 | .—PEDRO EN LANCE NOS HA PUESTO |
de dar al traste con todo. | |
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de pescar y de cantar | |
en un punto y en un tono. | |
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10 | con la sonda en la mano y con el compás. |
Coplas |
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de hacerlo en Él, y así fue | |
cuando en la playa las redes | |
renunció y se fue en pos de Él. | |
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el uno al otro, | |
conque al cabo quedaron | |
bien gananciosos. | |
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20 | pecho, hicieron el deber, |
y lo pagaron haciendo | |
un rico lance en un pez. | |
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muy apretado, | |
luego que a sus agallas | |
Pedro echó mano. | |
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no logró un lance de red, | |
pero lo logró al instante | |
30 | que lo vino Dios a ver. |
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|
Cristo le ordena, | |
y ésa para ese lance | |
es la derecha. | |
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el Redentor quiere hacer, | |
en la Nave de San Pedro | |
se embarca, y de él sale bien. | |
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40 | bien de sus lances, |
en la Fe asegurados | |
de tanta Nave? | |
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de perder en el Mar pie, | |
yendo a Cristo, aun más amor | |
que temor arguye en él. | |
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de amor ardiendo, | |
¿no era fuerza, en el agua, | |
50 | templar el fuego? |
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y al Mar se lanza otra vez, | |
porque el más calor amante | |
más breve le lleve a Él. | |
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|
fuera del orden, | |
sólo Pedro lo alcanza | |
si a otros se esconde. | |
VILLANCICO V |
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Estribillo |
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¡OIGAN, OIGAN A UN HOMBRE, | |
porque imagino | |
que su culpa con llanto | |
y con suspiros | |
apagarla del todo | |
quiere, y les digo | |
que para mí, si llora, | |
es gran alivio! | |
Coplas |
|
De aquella humilde Barquilla | |
10 | un Pastor se desembarca, |
y del Mar de aquesta vida | |
quiso pasar con bonanza. | |
En el rigor de sus penas, | |
la vocación que lo llama | |
son por Cristo sus sollozos, | |
porque pasaron por agua. | |
Jaque de los más valientes | |
que hubo en aquella comarca, | |
aunque a su llanto, pucheros | |
20 | hizo, por caer en Gracia. |
VILLANCICO VI |
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Estribillo |
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DÍGANME LOS TEÓLOGOS, DÍGANME, | |
¿cuál será la razón | |
de que Pedro se lleve la gloria | |
de más docto en el ser del Hijo de Dios? | |
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que ésa es cosa muy fácil de responder. | |
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porque tiene muy grande dificultad. | |
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10 |
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Coplas |
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el único sabio fue, | |
pues del Hijo de Dios Vivo | |
sólo Pedro dijo el ser. | |
Luego es clara la razón | |
de que la gloria le den | |
a él solo, de lo que él solo | |
supo decir y entender. | |
20 |
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y también Natanael, | |
Hijo de Dios al Señor | |
confesaron otra vez. | |
Éstos supieron lo mismo | |
que Pedro llegó a saber, | |
y no los vemos premiar: | |
luego otra la causa es. | |
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30 |
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aunque confiesan, no ven | |
el misterio, y sólo atienden | |
los efectos del poder; | |
y el que a la necesidad | |
o al peligro ve vencer, | |
no es mucho tenga por Dios | |
a quien mira hacer el bien. | |
Mas la bienaventuranza | |
40 | de Pedro, y de su saber, |
no siendo de carne y sangre, | |
de gloria y Cielo ha de ser. | |
Por eso en la firme Piedra | |
del examen de su Fe, | |
edificio, imperio y llaves | |
quiere la Iglesia tener. | |
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es que las llaves le den | |
con la voz ate y desate, | |
50 | que abra y cierre había de ser? |
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una misma cosa es | |
el desatar y el abrir | |
el cerrar y atar también. | |
En las cadenas y grillos | |
hay candado, y no cordel, | |
60 | y así el cántico Virgíneo |
dice: Solve vincla reis. | |
Fuera de esto, acá en lo humano, | |
todo cuanto hay que tener, | |
al vigor de llave o nudo | |
fuerza es que sujeto esté; | |
y porque en la potestad | |
de Pedro, se sepa que | |
no hay excepción que indultar | |
ni imposible que oponer, | |
70 | en las llaves y los nudos |
igual se le da el Poder: | |
que todo es premio condigno | |
a su acero y a su red. | |
TERCERO NOCTURNO |
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VILLANCICO VII |
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Estribillo |
|
A LA PIEDRA MÁS FIRME, QUE UN TIEMPO | |
cual vidrio en el fuego, saltó y se quebró, | |
nuestro afecto celebra constante | |
sin que esta quiebra mitigue el fervor. | |
¡Fuego, fuego, fuego de Dios! | |
Que si el otro se ha visto abrasado, | |
aun más el Divino a abrasarlo llegó. | |
¡Fuego, fuego, fuego de Dios! | |
Y así, fuentes sus ojos destilen, | |
10 | porque el incendio se temple mejor. |
¡Ay, ay tal ardor!, | |
que con aguas el fuego más crece, | |
haciendo el rocío la llama mayor! | |
¡Ay, ay tal ardor! | |
¡Llore Pedro, aunque incendios lo abrasen, | |
si quiere a la Iglesia servir de crisol! | |
Coplas |
|
De San Pedro, feliz Piedra, | |
su Iglesia Cristo erigió, | |
que, aunque fue de sillería, | |
20 | con agua al fin se labró. |
Al pico de una mozuela | |
por tres veces se quebró; | |
dicha fue: pues que por esto | |
dicen lo vino a ver Dios. | |
En la humedad por cimiento | |
puso a esta Piedra el Señor, | |
por ver se desmoronaba | |
estando junto al calor. | |
Con las quiebras, no era Piedra | |
30 | de edificar; mas se vio |
que en labrándose, a la Iglesia | |
sirvió de edificación. | |
Para que en tal edificio | |
viniese con proporción, | |
sin hacer caso del yerro, | |
con un canto se ajustó. | |
Conque el Opífice sumo | |
de tal suerte se pagó, | |
viéndola tan ajustada, | |
40 | que en ella la clave echó. |
VILLANCICO VIII |
|
Estribillo |
|
—OIGAN, ATIENDAN, ADMIREN, PERCIBAN | |
la Jácara de más cuenta | |
que hasta hoy escribir se ha visto | |
de un hombre que se adocena. | |
¡Escuchen, que va, que viene! | |
—¡Vaya, vaya! —¡Venga, venga! | |
—Oirán la historia sin par | |
del hombre más singular | |
(—¡Vaya! —¡Venga!), | |
10 | que en los mares y campañas |
el mundo llenó de hazañas, | |
y anduvo altivo y ufano | |
con el acero en la mano | |
aun en tiempo de Pasión. | |
¡Atención, atención! | |
Porque es bien que cuando sólo | |
su valor el Orbe aclama, | |
vuele en alas de la fama | |
desde el uno al otro Polo, | |
20 | y que su gloria se cante |
desde Poniente a Levante, | |
y llegue al Septentrïón. | |
¡Atención, atención, atención! | |
Jácara |
|
Cuatro Autores de tan pura | |
verdad, que cuanto escribieron | |
nada se puede negar, | |
porque es el mismo Evangelio, | |
cuentan que un Simón, un Cefas | |
de tan alto nacimiento | |
30 | que por gracia hay quien afirme |
que es de lo mejor del Cielo, | |
porque hablando de linajes, | |
al Hijo del Padre Eterno | |
que era el Espíritu Santo | |
su Padre, decir le oyeron, | |
y que entonces, a la vista | |
de otros once Caballeros, | |
lo declaró el Rey Mayor | |
por el más Grande en su Reino: | |
40 | que de Primero Ministro |
le dio título en su Imperio, | |
y como si fuera Papa | |
de Simón lo mudó en Pedro; | |
que entre otros muchos honores | |
le prometió que sujeto | |
a su valor estaría | |
eternamente el Infierno; | |
y aunque hay claro testimonio | |
de que una vez fue pechero, | |
50 | su mayor ejecutoria |
está en el tributo mesmo, | |
porque lo pagó por sí | |
y otro Hidalgo que, aunque exento, | |
nunca en materia de pagas | |
se valió de privilegio. | |
Éste a Pescador en fin | |
quiso aplicarse, sabiendo | |
que en la Nobleza el mayor | |
trabajo, es el no tenerlo. | |
60 | A los elementos todos |
había de vencer su esfuerzo; | |
y por mirarlo tan vano, | |
quiso empezar por el viento. | |
Una vez, que por la orilla | |
iba del Mar Galileo, | |
lo sacó, Quien lo hizo hombre, | |
de la red y del anzuelo. | |
Subió tanto en la privanza, | |
al mayor Señor sirviendo, | |
70 | que cara a cara le dijo |
quién era, en un grave empeño. | |
Por sólo su parecer, | |
osado quiso y resuelto | |
que se fundara en un monte | |
la Corte de todo un Reino. | |
Contradijo una Batalla | |
justa, llevado del celo | |
de estorbar a su Señor | |
que la diera padeciendo. | |
80 | Tanto lo amó, que arrojado |
entre las Aguas, por verlo | |
en toda su Nave, por | |
hombre a la mar lo tuvieron. | |
En los negocios más graves | |
era tal su atrevimiento, | |
que intentaba tener parte | |
en los más altos secretos. | |
Nunca volvió las espaldas | |
a la amenaza; y el riesgo | |
90 | que otro estuviera velando, |
él lo pasaba durmiendo. | |
En una gran resistencia, | |
porque lo oyesen atentos | |
los Ministros, a la oreja | |
les habló con el acero. | |
De un Pontífice en la casa | |
le sucedió cierto cuento | |
en que se dice que hubo | |
votos, porvidas, reniegos; | |
100 | pero era tan ajustado |
a la razón nuestro Pedro, | |
que viendo que había más Gallo, | |
luego obró como hombre cuerdo. | |
En el día de Pentecostés, | |
hecho el hombre un vivo fuego, | |
les habló en su lengua a todos | |
y la entendió un pueblo entero. | |
A un hombre y a una mujer, | |
sólo porque le mintieron, | |
110 | dio tal grito, que a su vista |
quedaron entrambos muertos. | |
A cuatro palabras suyas, | |
un Mago de grande esfuerzo | |
a los abismos fue a dar | |
con todo su encantamiento. | |
A una voz hizo que un cojo, | |
desde una puerta de un Templo, | |
las nuevas de su valor | |
llevase a todos corriendo. | |
120 | Las cadenas y los grillos |
en cierta prisión rompiendo, | |
a buenas noches dejó | |
alcaide, cárcel y presos. | |
A su sombra se hacían hombres | |
los malos, como los buenos, | |
por tener igual partido | |
los sanos y los enfermos. | |
Tan grande dicen que era | |
de su poder el respeto, | |
130 | que aun hasta de la otra vida |
hacía venir los sujetos. | |
Últimamente, su historia | |
es de tan largo proceso, | |
que hasta el día del Jüicio | |
no se sabrá por extenso. | |
Hoy dicen que le fulminan | |
causa de Cristiano Viejo; | |
y si es Nerón quien la juzga, | |
¡apelar sólo a Laus Deo! |
SAN PEDRO APÓSTOL, 1691
Villancicos que se cantaron en los Maitines del glorioso Príncipe de la Iglesia, el Señor San Pedro, en la S. I. Metropolitana de Méjico, año de 1691, en que se imprimieron.
PRIMERO NOCTURNO |
|
VILLANCICO I |
|
Estribillo |
|
¡A LAS GLORIAS DE PEDRO DIVINO | |
venid, venid, | |
cuantos el silbo junta | |
o guarda el redil! | |
¡Venid, venid, | |
que sus glorias se cantan | |
de mil en mil! | |
¡Venid, venid! | |
Liras |
|
¡Pastor que, en alta Cumbre, | |
10 | apacentando Estrellas, |
huellas, huellas | |
de la celeste lumbre | |
los resplandores puros, | |
Signos, Planetas, Trópicos, Coluros! | |
¿Por qué al sangriento robo | |
expuestas las ovejas | |
dejas, dejas, | |
del fiero hambriento lobo, | |
faltando en tu cuidado | |
20 | la honda, el redil, el silbo y el cayado? |
Si Luz indeficiente | |
que gozas cara a cara, | |
clara, clara, | |
que atiendas te consiente, | |
oye el tierno balido | |
en llanto, en voz, en eco y en gemido. | |
Del Tíber las orillas | |
que besaron tus plantas, | |
tantas, tantas | |
30 | publican maravillas, |
que ya son sus espumas | |
historias, relaciones, libros, plumas. | |
Allí el blanco ganado | |
de quien custodia fuiste, | |
viste, viste | |
con tu sangre marcado, | |
dándole en despedida | |
el espíritu, aliento, sangre y vida. | |
¡Oh siempre generosa | |
40 | Reina del Orbe, Roma, |
doma, doma | |
su Imperio, venturosa, | |
pues te da su asistencia | |
religión, poder, fuerza, permanencia! | |
Del fratricidio osado | |
que maculó tus muros | |
puros, puros, Pedro los ha lavado | |
de la mancha profana | |
50 | con carmín, rosicler, púrpura. |
¡Oh Clavero sagrado, | |
Pastor siempre benigno, | |
digno, digno | |
de que nuestro cuidado | |
llene por ti los vientos | |
de afectos, voces, plumas, instrumentos! | |
VILLANCICO II |
|
Estribillo |
|
CON LA LUZ, CUANDO MUCHO, | |
vivifica el Sol: | |
pero con la sombra, no; | |
¡pero, pero, pero con la sombra, no! | |
Coplas |
|
No sólo de Pedro da | |
vida el resplandor, | |
pero conserva también | |
su sombra calor. | |
Quien a su sombra benigna | |
10 | alegre sanó, |
quedó muy bien asombrado | |
pero sin lesión. | |
Él solo, en tal propiedad, | |
se parece a Dios, | |
que hace sombra al que de sus | |
alas se amparó. | |
Con el contacto, cualquiera | |
Apóstol sanó; | |
pero con la sombra, sólo | |
20 | a él se concedió. |
¿Qué esfera la actividad | |
tendrá de su ardor, | |
y qué no hará el cuerpo, si | |
la sombra curó? | |
Tener virtud en la sombra | |
es tan superior | |
favor, que a otro ningún Santo | |
se le concedió. | |
De la luz, siempre enemiga | |
30 | la sombra se vio, |
y ésta es sombra que a la luz | |
luces añadió. | |
Una sombra, a todo el mundo | |
le causa pavor, | |
pero aquesta sombra causa | |
gusto al corazón. | |
¡Oh Pedro, si tal poder | |
tu sombra logró | |
aquí, cuánto más allá | |
40 | podrá tu favor! |
¡Ampara al pobre rebaño, | |
divino Pastor, | |
para que a la sombra tuya | |
viva sin temor! | |
VILLANCICO III |
|
Estribillo |
|
UNA OPOSICIÓN CANTÓ: | |
tengan silencio, | |
¡y verán cuál de todos | |
se lleva el premio! | |
Coplas |
|
Lo que a Juan y Diego niega, | |
le concede Cristo a Pedro: | |
¡oh cuánto debe de ser | |
de Pedro el merecimiento! | |
Y es muy cierto, | |
10 | pues le dan lo que niegan |
a Juan y Diego. | |
Las primeras sillas piden | |
los hijos del Cebedeo, | |
que aun en Apóstoles cupo | |
tentación de ser primeros: | |
porque el pecho | |
humano, siempre aspira | |
a lo supremo. | |
La pretensión encaminan | |
20 | por el oportuno medio |
de una Mujer. ¡Oh qué antiguo | |
es usar tal instrumento! | |
Mas ¡qué yerro | |
es, en vez de servicios, | |
buscar terceros! | |
Nególes la petición; | |
que sólo pudiera el Verbo | |
eximirse de ablandarse | |
a los femeniles ruegos, | |
30 | que halagüeños |
unen las sumisiones | |
a los imperios. | |
Mas Pedro, sin pretender, | |
goza el alto privilegio, | |
porque cuando es recto el juez | |
no es menester medianero: | |
que en sujeto | |
digno, el mérito basta | |
para su premio. | |
40 | Lejos de tal dignidad |
su humilde conocimiento | |
está, y tanto más se acerca | |
cuanto se juzga más lejos: | |
que en el Cielo, | |
el mérito más grande | |
es no creerlo. | |
No atiende Cristo al sonido, | |
pues para él es más acepto | |
el hijo de la Paloma | |
50 | que los dos hijos del Trueno; |
que el estruendo | |
es mérito del mundo, | |
que todo es viento. | |
¡Goza, Pedro soberano, | |
el feliz alto trofeo | |
de que tus súbditos sean | |
los que fueron compañeros, | |
y el Colegio | |
Sacro, todo te aclame | |
60 | por su Maestro! |
SEGUNDO NOCTURNO |
|
VILLANCICO IX |
|
Estribillo |
|
—¡AH, DEL CIELO! —AH, DEL GOLFO! | |
—¿Quién llama? ¿Quién llama? | |
—Quien de Pedro las glorias canta. | |
—¡Pues atiendan, atiendan, atiendan | |
el Cielo y el Golfo sus excelencias! | |
¡Atiendan, atiendan, atiendan! | |
Endechas |
|
De Pedro mi voz sola | |
cante, en sonoro ensayo, | |
de Apolo tanto un rayo, | |
10 | de Mar tanto una ola, |
de las que en sus virtudes acrisola | |
el que gobernar sabe | |
lo humilde y lo supremo, | |
con uno y otro remo, | |
con una y otra llave, | |
cuanto en el Mar, cuanto en el Cielo cabe. | |
No perdonó el anhelo | |
piscatorio, cuidado | |
del cáñamo anudado, | |
20 | del atractivo anzuelo, |
ni aun los peces que nadan en el Cielo. | |
¿Qué mucho, si las bellas | |
redes, a los que prenden | |
peces, en fuego encienden | |
de divinas centellas, | |
signos que ya coloca en las Estrellas? | |
No así de Glauco pudo | |
la hierba fabulosa | |
vida dar milagrosa | |
30 | a uno y otro pez mudo, |
cuanta da de su red el menor nudo. | |
No Neptuno profano, | |
que entre cristales fríos | |
con cien le lavó ríos | |
las pensiones de humano, | |
limpió lo que su baño soberano. | |
Ni la Ciudad murada | |
de diamante y zafiro, | |
ni el Sol vio con su giro | |
40 | riqueza reservada, |
que no esté a su desvelo encomendada. | |
Ni el etéreo Castillo | |
tesoro guarda grave | |
que no cierre la llave, | |
que no cerque el anillo | |
del cándido divino Pastorcillo. | |
Pescador de ganado, | |
o ya Pastor de peces, | |
la red maneja a veces | |
50 | y a veces el cayado, |
cuyo silbo obedece lo crïado. | |
¡Oh Potestad sagrada, | |
oh Dignidad divina, | |
que de Grandeza Trina | |
liberalmente dada, | |
a Pedro le fue solo delegada! | |
VILLANCICO V |
|
Estribillo |
|
SIRVA EL MAR DE VOLUMEN | |
cuando pretendo | |
escribir las hazañas | |
del grande Pedro, | |
y sean en él | |
el remo la pluma, y el agua el papel. | |
Coplas |
|
Sosiegue el Mar sus ondas, | |
y sirva de cortés | |
plana, donde uno y otro | |
10 | se grabe carácter: |
pues cerúleo testigo | |
de su firmeza fue, | |
viendo que en lo fluxible | |
pudo hallar solidez | |
el que hizo que sus ondas | |
obedezcan la ley | |
del decreto de un remo, | |
del sello de un bajel, | |
pues en su seno obscuro | |
20 | no se reservó pez |
del cebo de su anzuelo, | |
del nudo de su red; | |
el que a sus crespas olas | |
hollando la altivez, | |
ajó la delicada | |
de sus espumas tez; | |
el que, si entre sus olas | |
se sumergió tal vez, | |
fue porque recogió | |
30 | las velas de su fe, |
cuando de sus cristales | |
hizo bocas, con que | |
besar humilde pudo | |
sus soberanos pies. | |
VILLANCICO VI |
|
Estribillo |
|
AL QUERÉRSELOS LAVAR | |
Cristo a sus plantas hincado, | |
los Pies que Pedro ha escondido | |
tengo yo para glosar, | |
ya que no de pie quebrado, | |
de pie encogido. | |
Coplas |
|
Cuando en la fluxible plata, | |
que en tales Manos más es, | |
todos metieron los pies | |
10 | y Judas zampó su pata, |
Pedro de la oferta grata | |
se retira confundido, | |
de pie encogido. | |
Cuando lavar se dejaba | |
el discípulo infïel, | |
y ensuciaba el agua él | |
y el agua no lo limpiaba, | |
Pedro los pies retiraba | |
en su humildad abatido, | |
20 | de pie encogido. |
Cuando no advirtió su engaño, | |
teniendo la panza llena, | |
que sin digerir la Cena | |
encrudece más el baño, | |
Pedro —recelando el daño— | |
se retira prevenido, | |
de pie encogido. | |
No todos los baños, sanos | |
son para limpiarse, pues | |
30 | el de Judas en los pies |
y el de Pilato en las manos, | |
ambos les salieron vanos; | |
no así el de Pedro, advertido, | |
de pie encogido. | |
Indicios son, y muy buenos, | |
si auspicio feliz no es, | |
encoger aquí los pies, | |
que extenderá los ajenos, | |
y hará correr cuando menos | |
40 | al que el Templo vio tulido, |
de pie encogido. | |
Los Jazmines viendo humanos | |
en el agua sin igual, | |
y retirarse el cristal | |
de vergüenza de las Manos, | |
contactos tan soberanos | |
tocar no quiere atrevido, | |
de pie encogido. | |
Vio candores a quien debe | |
50 | el Alba el que alumbre el día, |
y que el agua se encendía | |
al contacto de la Nieve: | |
y así, a llegar no se atreve | |
a lo helado y encendido, | |
de pie encogido. | |
Vio infinitos abreviados | |
y vio distancias vencidas; | |
contrariedades unidas | |
y extremos mira abrazados: | |
60 | vio a Dios y al hombre igualados |
y elevósele el sentido, | |
de pie encogido. | |
Humildad fue, no rudeza, | |
la que su retiro traza, | |
pues —oyendo la amenaza— | |
da las manos y cabeza | |
el que antes con extrañeza | |
las plantas ha resistido, | |
de pie encogido. | |
TERCERO NOCTURNO |
|
VILLANCICO VII |
|
Estribillo |
|
—¡QUÉ BIEN LA IGLESIA MAYOR | |
le hace fiesta a su Pastor! | |
Oíd los repiques; veréis cómo dan: | |
¡Tan tan, talán, tan, tan! | |
Oíd el clarín: | |
¡Tin tin, tilín, tin, tin! | |
—Mejor suena la trompeta, | |
el sacabuche y corneta, | |
el órgano y el bajón. | |
10 | —¡Jesús, y qué confusión! |
Con los repiques que dan, | |
templar no puedo el violín. | |
—¡Tan tan, talán, tan, tan! | |
—¡Tin tin, tilín, tin, tin! | |
Coplas |
|
De Pedro el sacro día, | |
para más lucimiento, | |
uno y otro instrumento | |
forme dulce armonía; | |
suene la chirimía | |
20 | y acompañe el violín: |
—¡Tin, tilín, tin, tin! | |
Porque el rumor se escuche, | |
retumbe la trompeta, | |
gorjee la corneta | |
y ayude el sacabuche; | |
una con otra luche, | |
voces que entrando van: | |
—¡Tan, talán, tan, tan! | |
Rechine la marina | |
30 | trompa, con el violón; |
déles tono el bajón | |
y el eco que refina | |
la cítara, que trina | |
apostando al violín: | |
—¡Tin, tilín, tin, tin! | |
El tenor gorgoree, | |
la vihuela discante, | |
el rabelillo encante, | |
la bandurria vocee, | |
40 | el arpa gargantee, |
que así rumor harán: | |
—¡Tan, talán, tan, tan! | |
VILLANCICO VIII |
|
Estribillo |
|
¡ÓIGANME, QUE A SAN PEDRO | |
mi Musa canta | |
sus glorias, como quien | |
no dice nada! | |
Coplas |
|
¿Por qué será que a San Pedro, | |
cualquiera que versos canta, | |
si no le dice su culpa | |
no piensa que tiene gracia? |
Luego le sacan el Gallo, | |
10 | luego a la Mozuela sacan, |
luego anda la Negación | |
por esquinas y por plazas. | |
Eso es de Musas gallinas, | |
eso es de plumas villanas, | |
que no saben hacer rostro | |
si no es cuando dan en cara. | |
¿No hay que decir otras cosas? | |
¿No hay un millón de alabanzas? | |
¿Excelencias no le sobran, | |
20 | sin que le saquen las faltas? |
¿Pues qué, si es predicador? | |
Luego el Tabor le relata. | |
Pues, por Dios, que si pidió, | |
no pidió para sí nada. | |
Si en la pregunta por Juan | |
tuvo respuesta no blanda, | |
¿qué saben ellos si tuvo | |
la dulzura en la substancia? | |
Y miren, si no, los bobos, | |
30 | aunque ellos tanto lo extrañan; |
pues esas palabras mismas | |
a él le sonaron a Papa. | |
Yo no he de meterme en eso, | |
porque es un Santo de chapa, | |
que en cerrándonos las puertas | |
no hay ninguno que las abra. |
SAN PEDRO APÓSTOL, 1692
Villancicos que se cantaron en los Maitines del glorioso Príncipe de la Iglesia, el Señor San Pedro, en la S. I. Metropolitana de Méjico, año de 1692, en que se imprimieron.
PRIMERO NOCTURNO |
|
VILLANCICO I |
|
Estribillo |
|
1.—EN CULTO DEL SOL PEDRO, HABLEMOS CLARO | |
luego al primer Nocturno. | |
|
|
que ha de ser claro, siendo su culto! | |
|
|
siendo Nocturno? | |
|
|
el culto, culto! | |
|
|
10 | si no es obscuro; |
y si lo fuere, | |
no será mucho! | |
Coplas |
|
—“Ave de Jove, del Trino | |
trisulcas bebe las luces, | |
del Sol de Justicia rayos, | |
en el Padre de las lumbres.” | |
Y en esto, | |
claro está que se entiende | |
que hablo de Pedro: | |
20 | que lo que digo, es el Sol |
en su misma claridad. | |
¿No está claro? —¡Claro está! | |
—“Pájaro de luz, cual otro | |
de Patmos allá en las cumbres, | |
del Tabor, excelso nido, | |
mansión de Apolo construye.” | |
Y en esto, | |
claro está que se entiende | |
que hablo de Pedro: | |
30 | que lo que digo es la Luz |
en su misma claridad. | |
¿No está claro? —¡Claro está! | |
—“Rayo de luz penetrara | |
líquido cristal, que fluye | |
al pisarlo, si no hiciera | |
su respeto que se turbe.” | |
Y en esto, | |
claro está que se entiende | |
que hablo de Pedro: | |
40 | que lo que digo es el Agua |
en su misma, claridad. | |
¿No está claro? —¡Claro está! | |
“De la misma media noche | |
de la vida, saca a luces | |
difunto esplendor, que aviva | |
vital de su sombra el lustre.” | |
Y en esto, | |
claro está que se entiende | |
que hablo de Pedro: | |
50 | que lo que digo, es el Día |
en su misma claridad. | |
¿No está claro? —¡Claro está! | |
VILLANCICO II |
|
Estribillo | |
CUANDO PEDRO, COMO HOMBRE A LA MAR, | |
se tira a negar, | |
los Arroyos, las Fuentes y Ríos | |
todos van al Mar, | |
ellos a reír | |
y Pedro a llorar. | |
Coplas |
|
El Arroyo no olvida | |
de su origen la fuente, | |
la fuente de su vida; | |
10 | antes, es el corriente |
de su rizada plata, | |
la confesión más grata | |
que a su Principio llega: | |
mas si Pedro lo niega | |
con ingratos desvíos, | |
los Arroyos, las Fuentes y Ríos | |
todos van al Mar, | |
ellos a reír | |
y Pedro a llorar. | |
20 | La Fuente que con risas |
se derrite en las cumbres | |
—de olvido sin cenizas— | |
se acuerda de las lumbres | |
de sus Ojos, que han sido | |
el Medio esclarecido | |
de su ser, en la vega: | |
mas si Pedro lo niega | |
con mortales resfríos, | |
los Arroyos, las Fuentes y Ríos | |
30 | todos van al Mar, |
ellos a reír | |
y Pedro a llorar. | |
El caudaloso Río, | |
sin divertirse un punto, | |
con impetuoso brío | |
se entrega todo junto | |
al Mar, y corresponde | |
al Fin Último, donde | |
su prisa en fin sosiega: | |
40 | mas si Pedro lo niega, |
negándose a sus bríos, | |
los Arroyos, las Fuentes y Ríos | |
todos van al Mar, | |
ellos a reír | |
y Pedro a llorar. | |
VILLANCICO III |
|
Estribillo |
|
¡VENGAN LAS AVES, | |
dulces, acordes, con todos sus aires! | |
¡Vengan las Aves, | |
suaves, dulces, sonoras; | |
vengan las Aves todas: | |
que lleva los compases | |
Pedro, aquel Gallo de todas las Aves! | |
|
|
¡no será Gallo ya, sino Paloma! | |
10 |
|
¡no será ya Paloma, sino Gallo! | |
|
|
|
|
¡Gallo! | |
1.—¡Paloma! | |
Coplas |
|
|
|
entre las Aves del Cielo, | |
Pedro anegado se llora | |
20 | triste Paloma gimiendo. |
—Pero en su canto, | |
¡no será ya Paloma, sino Gallo! | |
|
|
sin degenerar polluelo, | |
el más pintado se canta | |
Gallo de las Aves, Pedro. | |
—Pero si llora, | |
¡no será Gallo ya, sino Paloma! | |
|
|
30 | aun sus ojos Aguileños |
sobre arroyos de cristal | |
ojos de Paloma fueron. | |
—Pero en su canto, | |
¡no será ya Paloma, sino Gallo! | |
|
|
mas tan Serpiente en su aliento, | |
que lo coronan su Gallo | |
las Águilas del Imperio. | |
—Pero si llora, | |
40 | ¡no será Gallo ya, sino Paloma! |
SEGUNDO NOCTURNO |
|
VILLANCICO IV |
|
Estribillo |
|
RECTO, AMOR, EN TUS BUENOS | |
quereres estás: | |
a lo menos, menos, | |
y más a lo más; | |
mas de Pedro en los llenos, | |
ni menos ni más. | |
¡Allá, allá lo verás! | |
Coplas |
|
—¿Ámasme, Pedro?, el Señor | |
le dice a Pedro, y en paz | |
10 | no queda: que quiere más, |
de más a más, el Amor. | |
Registra de Amor los senos | |
y dice: —¿Me quieres más | |
tú que todos los demás? | |
Porque Yo no quiero menos. | |
Plus de Amor, dice Jesús, | |
busco en Pedro, que ya sé | |
que, es Columna de la Fe, | |
con su negación Non Plus. | |
20 | Pedro responde: —Señor, |
si mi amor puede ser más, | |
no lo sé; Tú lo sabrás, | |
que yo no sé más amor. | |
De amor aun espacios llenos | |
imaginarios, jamás | |
pienso mi amor irá a más, | |
porque no puede ser menos. | |
Como todos, yo, Señor, | |
juntos de amarte los modos, | |
30 | te amo: y amor como todos, |
no puede ser más amor. | |
Si más amor quieres, haz | |
que mi amor quiera, Señor; | |
eso más quiere mi amor, | |
y mi amor no quiere más. | |
Que quiero, sabiendo estás, | |
que arda tu amor en mis senos | |
más y más; no quiero menos: | |
así te quiero, y no más. | |
40 | —Ya, dice el Amor Jesús, |
sé que negativo estás; | |
y queriendo hasta no más, | |
Pedro es de Amor el Non Plus. | |
VILLANCICO V |
|
Estribillo |
|
¿CUÁL SERÁ DEL AMOR LO MÁS GRANDE? | |
¿Ser Amado, o Amante? | |
¿Quiérenme apostar? | |
Pues ser Amante es lo más: | |
que Amado ser, | |
cuando mucho es Merced; | |
¡Mas ser Amante, | |
es Excelencia, y Grande! | |
Coplas |
|
El querer, en el Amor, | |
10 | es la excelencia y lo grande; |
que el ser querido, es fortuna, | |
y mérito el ser amante. | |
Ser querido, es una dicha, | |
y tal, que confiados hace, | |
pues Juan se atiende dormido | |
mientras Amado se aplaude. | |
Pedro, por amar, se ve | |
en la Mesa vigilante; | |
y quien amante está en vela, | |
20 | luce más, cuanto más arde. |
El ser querido, depende | |
de acción ajena; y en nadie | |
lo que es ajena elección | |
fuerza a su mérito añade. | |
El Amor es acción propia | |
del que ama, siendo constante | |
que, en Amor, quien ama es | |
la persona que más hace. | |
¡Llámese Juan el Querido; | |
30 | quiera Pedro! Así se aclame |
Discípulo Amado, aquél, | |
y éste, Maestro de Amantes. | |
VILLANCICO VI |
|
Estribillo |
|
PUES DE AMOR SE DISCURRE EL PRIMOR, | |
¡por amor de mi Santo | |
óiganme su Amor! | |
Del Amor la carrera, | |
en uno los dos, Pedro y Juan se apostaron: | |
y excede en Amor | |
y más adelanta | |
el que atrás quedó. | |
10 | Él es caso exquisito; |
pero, pero lo sé yo. | |
Coplas |
|
En amor, junto corría | |
Pedro con Juan una vez, | |
y atrás quedándose Pedro, | |
igual no corrió con él: | |
y ya se ve, | |
que de amor la paridad | |
no anduvo a todo correr. | |
En pasos de amor gigante | |
20 | andaba Pedro fiel, |
no con el amor que corre, | |
que es cuando mucho niñez: | |
y ya se ve, | |
que a quien anda en ese andar | |
le está de más el correr. | |
Águila volaba Juan, | |
de amor, al Cielo; y al ver | |
de Pedro el paso, bajó | |
a correr amor con él: | |
30 | y ya se ve, |
que no pudo ser exceso | |
en una Águila correr. | |
Admitió Pedro el concurso, | |
y dejando así correr | |
a la Águila, con su amor | |
pasó adelante con él: | |
y ya se ve, | |
que le permitió pasar | |
el que lo dejó correr. | |
40 | La ventaja en la carrera |
Pedro le cede, cortés; | |
y porque correr, el paso | |
de su amor no ha menester: | |
y ya se ve, | |
que no pudo ser exceso | |
siendo ventaja el correr. | |
Al fin de su amor llegaron | |
y al llegar Pedro después, | |
miró Juan que en su carrera | |
50 | no había tenido que ver: |
y ya se ve, | |
que no es después aquel ir, | |
aun delante del correr. | |
TERCERO NOCTURNO |
|
VILLANCICO VII |
|
Estribillo |
|
SI POR LA BANDILLA | |
hoy se usa pintar | |
en el Santo Lino, | |
mi pintura es más. | |
Ya que no un San Pedro | |
les pintó, allá va | |
de todos los Papas | |
el Original. | |
Miren el dibujo | |
10 | del Pontifical, |
que la fama en Lino | |
comenzó a pintar. | |
Coplas |
|
Retrátase Pedro, y deja | |
vivo ejemplar a lo Magno, | |
porque haya en la Iglesia copia | |
de Gregoriosy Alejandros. | |
Su imagen de nuevo César | |
de la Iglesia, en su retrato | |
ideó los Césares Julios, | |
20 | los Honorios y Adrïanos. |
Clementes y Leones, | |
su vivo ejemplo templando | |
en mansedumbre de Píos | |
zelos ardientes de Paulos. | |
Fue en sus Papales hechuras | |
Pedro el primer Bonifacio, | |
y en su inculpable gobierno | |
el Inocencio, el Urbano. | |
Al temple del Pescador | |
30 | bien en su red han pintado, |
como Celestinospejes, | |
Benedictos Nicolaos. | |
Omito los otros nombres | |
peregrinos de Romanos; | |
que fue cada uno un San Pedro, | |
o no fueron Padres Santos. | |
VILLANCICO VIII.—ENSALADILLA |
|
I.—UNA ENSALADA ME PIDEN | |
todos mis comilitones, | |
como platillo de gusto | |
de la Cena de la noche. | |
|
|
su Lechuga falta, | |
no será sin Lechuga | |
buena la Ensalada. | |
|
|
10 | ya que nunca faltan. |
|
|
que los hay que cantan. | |
|
|
del Príncipe, que raciones | |
en el Huerto repartía | |
a muchos juntos de un golpe. | |
Malco pensó que le hacían | |
el platillo de Gigote, | |
y al fin tocó de machete | |
20 | sus tajadas de Orejones. |
|
|
Malco en la pelaza? | |
|
|
y no salir con nada. | |
|
|
lo de las tajadas! | |
|
|
muy de buena gana. | |
|
|
30 | de las cuchilladas, |
por las hojas lo coge | |
para la Ensalada. | |
|
|
de gusto del que se come | |
vivos a los más enteros | |
y más crudos valentones. | |
¿Qué valientes? Sepa el mundo | |
que vivas Pedro se come | |
cuantas la capa del Cielo | |
40 | sabandijuelas recoge. |
|
|
para la Ensalada? | |
|
|
por las nubes andan, | |
y su tósigo cubre | |
de virtud la capa. | |
|
|
para gente honrada. | |
|
|
50 | de Fiambre. ¿Qué tal, Señores? |
¿No estará manido el Gallo | |
aun hasta los espolones? | |
|
|
que perderse gana, | |
que ya es cosa maldita | |
y descomulgada. | |
|
|
que de veras se habla. | |
|
|
60 | muy desmazalada! |
|
|
que es toda su gracia. | |
2 | —¡Jesús, cosa tan fría! |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
70 |
|
lo más malo es de todo… | |
|
|
|