Ya de luces destellos |
hermosos vibra la encumbrada Esfera, |
publicando con ellos |
el vivífico ardor que reverbera |
en su máquina toda, a Quién le debe |
la ardiente luz que de sus rayos bebe. |
Ya del Carro brillante |
deshecha en ojos una y otra rueda, |
de hito en hito constante |
mira al rostro de la que mejor Leda |
el pecho roba al Jove más Sagrado, |
que en Ella su poder tanto ha mostrado. |
Ya caminan ligeras |
las cuatro Pías, que en ardiente anhelo |
talando las Esferas, |
felices suben al dorado Cielo, |
pues subiendo María, el mundo ufano |
al Cielo escala con su propia mano. |
Ya el Espíritu activo |
el Carro mueve con presteza tanta, |
que aquel incendio vivo |
que del Cielo a la tierra se trasplanta, |
tan veloz, tan ligero otra vez sube, |
que hace cristal la que le estorba nube. |
Ya rompe la eminencia |
de los Orbes celestes, ya encumbrada |
obtiene su excelencia |
del alto Empíreo superior morada, |
donde Angélicos coros, cara a cara, |
su perfección aplauden rara, rara. |
Y con dulce armonía, |
en suave voz, en métricos concentos, |
por su Reina a María |
con sonoros la aclaman instrumentos, |
sin cesar armonioso el plectro de oro |
que sus glorias repite coro a coro. |
VILLANCICO II
|
Estribillo
|
CAELESTIS AURIGA, |
quo vehis celer Academiae Vitam? |
Convolate, Doctores, |
nam Caelicolae arripiunt vestrum Honorem, |
atque Minervae plaustrum |
vobis abstulit Laurum! |
Alliciat, ergo, Academia |
Aurigam voce, planctu Minervam! |
Quintillas
|
Hodie, Virgo peregrina, |
dum astra petis, ploramus; |
nam cum absit Ars divina |
a qua Verbum discebamus, |
Lingua obmutescet Latina. |
Orator iam Eloquentiam |
non apparet unde sciat, |
tuam requirens eminentiam, |
quippe quae una voce Fiat |
Dei humanasti potentiam. |
Suum Camenae sacrum munus |
existimantes ineptum, |
Poeseos deplorabunt funus, |
quia tu largiris Conceptum |
qui Apollo Castaliae est Unus. |
Nec Philosophia Platonem |
adibit; qui etsi profusis |
verbis det explicationem, |
clarius tu divinae Lucis |
aperiebas intentionem. |
Astronomi, nisi errantes, |
Stellas iam non lustrabunt, |
caelesti Spherae vacantes, |
nam tua lumina negabunt |
radios suos coruscantes. |
Per te ad vitam revocati |
sumus, quae consuluisti |
Pia nostrae sanitati, |
e Superisque attulisti |
Galenum infirmitati. |
I memor nostri, Regina, |
in Caelo imbuta Theosophia; |
Stella eris Matutina, |
Lingua, Poesis, Philosophia, |
Eloquentia ac Medicina! |
VILLANCICO III
|
1.—YA QUE DESCANSO AL ESTUDIO |
nos da la Solemnidad, |
y ya que medio dormido |
mi condiscípulo está, |
he de cantar esta noche |
hasta que no pueda más, |
que, en noches de asueto, tengo |
mi devoción en cantar. |
Va en nombre de la que al Sol |
sube hoy, Águila caudal, |
a beber la que en Tres rayos |
Una misma Luz se da. |
Tres veces entró ingeniosa, |
queriéndose hoy renovar, |
del Espíritu divino |
al vivífico Jordán. |
- —Duerma y no cante, pues juzgo
|
que le estará menos mal, |
porque en pago de ese canto |
la pena le he de llevar. |
- —Si quiere llevarme pena,
|
nada me podrá quitar; |
porque triunfante María, |
no hay pena, gloria sí hay: |
y esta gloria he menester |
para un Manto delicado. |
- —¡No puede ser, Sr. Licenciado!
- —¡Sí puede ser, Sr. Bachiller!
- —¿Quién usa manto de gloria?
- —La que en el Cielo Reina se corona.
|
|
|
|
¿Qué más gloria, que beber |
rayos del Sol Increado? |
- —¡No puede ser, Sr. Licenciado!
- —¡Sí puede ser, Sr. Bachiller!
- —Ya que con tal manto aliña
|
|
|
a aquesa aplaudida Niña, |
¿quién usará de humo manto? |
- —La que de humo Varita se ha encumbrado,
|
y a todos tras de su olor |
más felizmente los lleva |
que al mísero, en quien se ceba, |
de la Pantera el rigor. |
El Cielo, al llegar a oler |
tal Vara, la ha codiciado. |
- —¡No puede ser, Sr. Licenciado!
- —¡Sí puede ser, Sr. Bachiller!
|
|
¿Qué me puede responder, |
si Morfeo lo ha embargado? |
- —¡No puede ser, Sr. Licenciado!
- —¡Sí puede ser, Sr. Bachiller!
|
|
Ya, pues, que vuestros reflejos |
me han llegado a despertar, |
preciosa del Sol Venera |
que hoy por Reina os coronáis, |
vednos, aunque os ausentéis, |
pues sois Águila Real, |
y ésta mira de muy lejos |
los Peces del ancho mar. |
¡Ni porque os vais, se ha de ver |
de Vos el mundo olvidado! |
¿No es esto así, Sr. Licenciado? |
- —¡Sí, así lo juzgo, Sr. Bachiller!
|
SEGUNDO NOCTURNO
|
VILLANCICO IV
|
Estribillo
|
¡CUIDADO, MARINEROS, |
porque a las aguas sopla el Norte recio, |
que se acredita amante |
con ellas, pues constante |
no descansa su anhelo |
hasta poner el Mar en ese Cielo! |
Letra
|
La Nave Santa María, |
en quien mi esperanza fundo, |
es por alto mar guïada |
del más cierto Palinuro; |
y el desconsuelo deja, |
que la riqueza al mundo se le aleja. |
Todo el erario de Ofir, |
que más noble, por más rubio, |
de la oculta Dánae ser |
lluvia robadora pudo, |
es un pelo todo esto, |
porque puede envidar tres más el resto. |
Dos Zafiros van, que tienen |
con primoroso dibujo |
dos niñas a que Cupido |
diera reverente culto, |
y aun diera sus despojos |
por tenerlas por niñas de sus ojos. |
Va de olor tanta abundancia, |
que dos ventanas le puso |
su Autor, por donde el cercano |
Mayo diese su tributo; |
por la Arabia lo siento, |
que había de respirar con tal aliento. |
Coral y Aljófar unidos |
en un lado y otro cupo, |
siendo ésta la vez primera |
en que lució lo confuso; |
y el Cristal primoroso |
para dar Pecho al Rey más Poderoso. |
Todo el Indiano tesoro |
a manos llenas le supo |
entrar su Dueño, que en telas |
se ha acreditado Vertumno; |
y es de Marfil bruñido |
el Cuerpo de la Nave que ha surgido. |
Y aunque libre de Piratas |
siguió su acertado rumbo, |
se lleva el Cielo su empleo, |
mísero dejando al mundo: |
pero ¿a dónde ir podías, |
Nao Sagrada, con tales mercancías? |
VILLANCICO V
|
REGINA SUPERUM |
Caelestes angulos |
ascendit nitida |
amictu candido. |
Corona Caelitum |
divino calamo, |
Dominam praedicant |
Caelorum ambitus. |
Arguta resonat |
pulssata barbytos, |
et blanda cithara |
sonoro cantico. |
Ascensum Virginis |
murmure placido |
decantant dulciter |
festivo gaudio. |
Sic ergo celeres |
clamore valido |
encomia celebrant |
aurato classico. |
Exultet inclita |
throno Seraphico |
electa Genitrix |
Potenti Parvulo. |
Ornetur fulgida |
nitore maximo, |
ut regat Superos |
Domina famulos. |
Diadema rutilum |
ex Solis radio |
tribuat Deiparae |
Sacrum Ternarium. |
Aeternum imperet |
solio chrystallino, |
et Dei assideat |
augusto thalamo. |
Estribillo
|
Gaudeat Terra iucunda, ingemat Barathrum: |
¡ascendes aethera, Caeli Miraculum! |
VILLANCICO VI
|
Estribillo
|
¡SUENEN, SUENEN CLARINES, PUES QUE TRIUNFANDO |
sube del suelo el Alba del Sol humano! |
¿Cómo qué? ¡Suenen, digo, antes que airado |
vengue el Cielo la injuria de su Retrato! |
Jácara
|
Aquella Mujer a quien |
las tres Gracias adornaron, |
porque su garbo no pudo |
ser menos que de un Ternario; |
la Flora hermosa que tiene |
la primavera en sus manos, |
pues de la Parca Diciembres |
sabe convertir en Mayos; |
la Fénix rara, que puesta |
del Sol divino a los rayos, |
renace en cuna de olores, |
faltando sólo el del barro; |
la que, con ser tan Mujer, |
se dice que hoy no ha mostrado |
ser mujer de lodo y polvo |
pues del Cielo es un retrato: |
esta, digo, Aurora bella, |
ya que la noche ha pasado |
en que durmió un breve sueño, |
medio para su descanso, |
para verse con el Sol |
camina a muy largos pasos |
con las alas del Dios Nuncio |
que ya se las ha calzado. |
Las flores salen a verla, |
y están, como han madrugado, |
desabrochadas las rosas |
y ámbar bostezando el campo. |
Las fuentes, ¡ay qué festivas!, |
el agua le están bailando, |
y por mostrar su alegría |
se caen de risa en el prado. |
Sube a la Etérea región, |
donde las del coro alado |
al punto que la divisan, |
¡No, sino el Alba!, cantaron |
Por su Reina la conoce |
el Solecito enrizado, |
y ofrece para el triunfo |
con rendimiento su carro. |
¡Gentil aliño, por cierto, |
cuando en carro mejorado |
velozmente la sublima |
el Sol que no tiene Ocaso! |
Que Atlante de tanto Cielo |
coge sus glorias a cargo: |
tal es de esta Reina el peso, |
que sólo un Dios puede alzarlo, |
en quien hoy de la Piedad |
se ve el trasunto más raro, |
sustentando con sus hombros |
a La que lo ha sustentado. |
Favor poderoso tiene: |
porque si por Ella ha dado |
en poner un Dios el hombro, |
¡miren si tiene buen brazo! |
Así Soberana sube |
con aliento tan bizarro, |
que desprecia cuanto pisa, |
hollando el Cielo estrellado. |
Ni es mucho tímidos huyan |
aun los más erguidos Astros, |
pues lleva de sus reflejos |
un escuadrón bien formado. |
Pero ya rompe el Empíreo, |
ya no hay vista para tanto; |
no la alcanzan ya mis ojos: |
fuése mi asunto por alto. |
TERCERO NOCTURNO
|
VILLANCICO VII
|
Estribillo
|
¡ESCUCHAD LOS SUSPIROS, |
escuchad, Virgen bella, |
los sollozos más dulces |
entre lágrimas tiernas, |
con que, al partiros, el Orbe se lamenta! |
Endechas
|
De los mares los Peces |
sumergidos, se quejan |
de que el Mar caudaloso |
de vuestra gracia inmensa |
hasta el Empíreo se sube y los desecha. |
Y las aves llorosas, |
por el aire ligeras, |
en míseros gemidos, |
en muy tristes endechas, |
la partida lloran de su hermosa Reina. |
Las Flores se marchitan |
pues el Huerto se ausenta; |
pues la Flora divina |
sin verdores las deja, |
cuando al Cielo toda la hermosura lleva. |
Los Árboles erguidos |
ya sin hojas se ostentan, |
pues el Árbol de Vida |
tanto, tanto se aleja, |
que de sentimiento yertos troncos quedan. |
Afligidos los Hombres, |
sin voces su tristeza, |
con lágrimas sus ojos, |
el sentimiento muestran, |
pues no les permite hablar tan grave pena. |
Y así, de mis clamores |
cesen ya las endechas, |
pues mejor silencioso |
el corazón dijera |
lo que articular no puede ya la lengua. |
VILLANCICO VIII
|
Estribillo
|
¡PORTEROS CELESTÏALES, |
abrid del Empíreo augusto |
las puertas, pues ya María |
[ocupándolo por suyo] |
viene a tomar posesión |
de lo que en derecho obtuvo! |
Romance
|
La Beldad más peregrina |
que el mundo todo admiró, |
a las Celestes moradas |
ligera se parte hoy. |
Suba triunfante al Empíreo, |
digna sólo habitación |
de la que el Padre ab aeterno |
su Escogida apellidó. |
Suba la que a sus entrañas |
a todo un Dios arrastró, |
sublimándose a Divina |
cuando tanto humana a Dios. |
Suba la que del Espíritu |
tanto roba la afición, |
que una y otra vez por Ella |
hasta el suelo descendió. |
Suba la que tan Divina, |
de gracias llena, nació, |
que mostró no ser de lodo |
su primera formación. |
Suba la que, siendo Madre, |
tan Pura se conservó, |
que fue su Maternidad |
de su Pureza el candor. |
Suba la que Reina adoran, |
por impulso superior, |
las Angélicas escuadras |
con porfiada emulación. |
Suba, pues; y del Empíreo, |
El que Reina la crïó, |
Corona ciña a su sienes |
de aquilatado esplendor. |
VILLANCICO IX
|
Introducción
|
CON SONAJAS EN LOS PIES |
dos Patanes han entrado, |
de la Provincia que dio |
antonomasia de Payos; |
y así, con solemne pompa, |
sin estribillo entonaron, |
porque hasta ahora sus pies |
de estribillos no han gustado: |
Coplas
|
- —Dios te bendiga, ¡qué linda
|
hoy a ver a Dios te vas! |
Cierto que me has parecido |
lámina de Mechoacán. |
- —Como la palma subís,
|
cual plátano os encumbráis, |
y aun corriendo los de Uruapa |
nunca os podrán alcanzar. |
- —Si se atiende a mi razón,
|
verán que no dije mal: |
pues sólo siendo de pluma |
tanto pudiera volar. |
- —Os prometo, que corréis
|
con tanta velocidad, |
como en mi lugar la cierva |
que va la fuente a buscar. |
Prosigue la Introducción
|
En esto entraron dos Negras |
que dicen las despertaron |
de los Payos las sonajas, |
no el rumor del campanario. |
Los Azabaches con alma |
su cántico comenzaron, |
y novedad fue en Maitines |
ver las Tinieblas cantando: |
NEGRO.—Estribillo
|
1. —¡Ha, ha, ha, |
buenu va! |
¡Cambulé, |
gulungué, |
he, he, he! |
2. —¡Nu va buenu! |
1. —Buenu va, |
e si no, la Siñola peldonalá! |
Coplas
|
1. —Flacica, turu la Negla |
hoy de guto bailalá, |
polque una Nenglita beya |
e Cielo va gobelná. |
Ha, ha, ha, &. |
2. —¡Ay, Siñola, lible Negla |
que estrela pisandi está, |
dame una de la que pisa, |
pue que a mí me sevilá! |
Ha, ha, ha, &. |
1. —Di la luzu qui displesia |
tu pie, la unu dalá, |
polo que sin Ti quedamus |
e continua eculilá. |
Ha, ha, ha, &. |
2. —E me envialá la aleglía, |
pue que mucho tendlá ayá, |
pala que con ese ayula |
ganemu su libeltá. |
Ha, ha, ha, &. |