HISTORIA DESCONOCIDA DEL IMPERIO ESPAÑOL Pedro Fernández Barbadillo

En «Historia desconocida del Imperio español», se descorren los velos de los episodios y figuras ocultas que configuraron uno de los imperios más poderosos y extendidos de la historia. Este libro no solo relata batallas y conquistas, sino que también explora las sutiles maniobras de diplomacia y espionaje que aseguraron el dominio español en territorios remotos y cortes extranjeras.

Adéntrate en historias nunca antes contadas: un franciscano cuyo ingenio político desafió a reyes y papas, estrategas militares cuyas tácticas revolucionaron la guerra en su tiempo, y visionarios que desde Salamanca extendieron su influencia hasta el Nuevo Mundo. Descubre cómo la lengua y la cultura españolas se entrelazaron con destinos globales, moldeando el futuro de continentes enteros.

Con un enfoque meticuloso y apasionado, el autor va más allá de los manuales de historia para ofrecer una visión exhaustiva y matizada del legado imperial español. Las páginas de este libro están impregnadas de un profundo respeto y una nueva valoración de los aportes españoles al mundo, desde las artes y la ciencia hasta el gobierno y la ley.

«Historia desconocida del Imperio español» es una obra imprescindible para entusiastas de la historia y cualquiera que busque comprender la verdadera magnitud e impacto del Imperio español. A través de sus capítulos, nos desafía a reconsiderar lo que creíamos saber y a reconocer las huellas indelebles que España dejó en la historia mundial.

¡Un viaje sorprendente a través del tiempo y para redescubrir un imperio que, en su apogeo, fue el coloso del mundo antiguo!

El arte de vivir (en tiempos difíciles) Epicteto 3

XI No digas nunca acerca de nada «lo he perdido», sino «lo he devuelto». ¿Ha muerto tu hijo? Ha sido devuelto. ¿Ha muerto tu mujer? Ha sido devuelta. ¿Han saqueado tu tierra? Desde luego que también eso ha sido devuelto. «¡Pero el que me los ha arrebatado es un malvado!» ¿Y a ti qué te importa por medio de quién te lo ha reclamado quien te lo dio? Durante el tiempo que te son dados, trata tus bienes como si fueran ajenos, como el viajero al albergue.

XII Si quieres progresar, rechaza razonamientos como estos: «si descuido mis negocios, no tendré de qué mantenerme», o «si no castigo a mi esclavo, se pervertirá». Pues es preferible morir de hambre habiendo vivido sin pena y sin miedo a vivir con holgura pero en la inquietud. Y también es preferible que tu esclavo sea un mal esclavo a que tú te conviertas en un hombre de mal genio. Empieza, por tanto, por cosas pequeñas. Si el aceite se te derrama, si te roban un poco de vino, di para ti mismo: «A este precio se adquiere la impasibilidad , a este, la imperturbabilidad . Nada se obtiene gratuitamente». Y cuando llames a tu esclavo, piensa que quizás no te haya oído, o si te ha oído, quizá no vaya a hacer lo que quieres; pero que en cualquier caso su situación no es tan buena como para que dependa de él tu tranquilidad.

XIII Si quieres progresar, soporta que los demás crean que eres un necio y un insensato en lo que concierne a las cosas exteriores, y no pretendas ser tomado por experto. Y si a algunos les pareces alguien, desconfía de ti mismo. Estate seguro de que no es fácil mantener tu elección en armonía con la naturaleza y al tiempo ocuparse de las cosas exteriores, sino que quien atiende unas cosas por necesidad descuida las otras.

XIV Si quieres que tus hijos, y que tu mujer y tus amigos, vivan para siempre, eres un insensato; pues quieres que dependa de ti lo que no depende de ti, y que lo ajeno a ti sea lo propio de ti. De la misma forma, si quieres que tu esclavo no se equivoque, eres un loco, pues quieres que la falta no sea falta, sino otra cosa . Sin embargo si quieres, al tener un deseo, no fracasar, de esto sí que eres capaz. Ejercítate, entonces, en esto de lo que sí eres capaz. El dueño de cada uno es aquel que, sobre las cosas que este quiere o no quiere, tiene el poder de dárselas o arrebatárselas. Por tanto, todo aquel que pretenda ser libre, que ni quiera ni evite ninguna cosa que dependa de los demás; pues si no, por necesidad será esclavo.

XV Recuerda que debes comportarte como en un banquete. ¿Algo de lo que circula llega hasta ti? Alarga la mano y sírvete con mesura. ¿Pasa de largo? No lo retengas. ¿Tarda en llegar? No proyectes hacia ello tu deseo, sino que espera hasta que llegue junto a ti. Y así también respecto a los hijos, así respecto a la mujer, así respecto a los cargos, así respecto a la riqueza. Y así un día serás un compañero de mesa digno de los dioses. Y si ni siquiera tomas lo que te ofrecen, sino que lo desdeñas, no solo compartirás la mesa con los dioses, sino también su gobierno . Pues por actuar de este modo es por lo que Diógenes y Heráclito y otros como ellos merecidamente fueron y se les llamó «divinos».