La Biblioteca de ninive

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LA BIBLIOTECA DE ASHURBANIPAL
Cualquier conocedor de la historia antigua de Mesopotamia sabe que
Asiria debe su herencia cultural a Babilonia, y que Babilonia, a su vez,
debía su apabullante patrimonio cultural e intelectual al maravilloso lega-
do de la Civilización Sumeria. De modo que la búsqueda del conoci-
miento por los asirios, ese particular “viaje a la luz”, por emplear aquí las
palabras del eminente sabio árabe-murciano Ibn Arabí, dirigió siempre su
mirada hacia el sur. Y esta fue justamente la mirada de Asiria, una mira-
da al sur, sobre todo –claro está– dirigida por parte de la elite intelectual
asiria, ávida de reflejos y referencias culturales.
Babilonia era por tanto el modelo a seguir y este reconocimiento de
Babilonia como madre cultural causó que el vehículo de dicha herencia,
los textos de la tradición culta encontrados en Asiria, no sean, en general,
sino préstamos de origen babilónico. El ejemplo más elocuente de este
préstamo cultural es la gran colección de textos de la Biblioteca Real de
Nínive, que no es precisamente sino la Biblioteca de Ashurbanipal, hoy
custodiada en el Museo Británico.
Había en realidad más de una biblioteca, según se puede deducir de
algunos colofones de los textos encontrados: Que se sepa, había una
biblioteca del palacio y al menos una biblioteca del Templo de Nabu, el
dios escriba del panteón mesopotámico. Sin embargo, como la totalidad
de este material estaba al parecer controlada directamente por el propio
Ashurbanipal, y además todo el conjunto documental forma parte de la
misma colección en los inventarios del Museo Británico, se habla habi-
tualmente de una sola biblioteca.
No obstante, eliminando textos que ni siquiera proceden de Nínive en
la colección, descartando documentos económicos y administrativos que
en realidad deben proceder de otros archivos, y dejando de lado varios
miles de pequeños fragmentos aún sin catalogar y los duplicados de
obras, se estima que la Biblioteca de Ashurbanipal tendría quizá entre
1000 y 1200 obras diferentes.

Hay que señalar que la formación de bibliotecas en Asiria no fue en
modo alguno mérito exclusivo de Ashurbanipal. Se sabe, por ejemplo,
que hacia 1100 a.C. Tiglat-Pileser I ya había establecido una biblioteca en
un templo de Ashur, y esta práctica pudo muy bien haber continuado con
sus sucesores. Sí cabe atribuir en cambio a Ashurbanipal la imagen ideal
del rey ilustrado, porque sí vemos en él al monarca personalmente preo-
cupado por fundar y completar una biblioteca en la que se reuniera todo el
conocimiento y la cultura de la época. Un bello testimonio de este interés
se encuentra, por ejemplo, en una carta del propio Ashurbanipal a un
súbdito, en la que le expresa:
“Mandato Real a Kudurranu:
¡Que te vaya bien y tu corazón esté satisfecho! Cuando recibas esta
carta, toma bajo tu autoridad a Fulano, Mengano y Zutano y a los
expertos escribas de Borsippa–ciudad cercana a Babilonia capital–
yconsigue todas las tablillas que hay en sus casas y las tablillas deposi-
tadas en el templo de Ezida”
–precisamente el gran templo de Borsip-pa y sede del dios Nabu–.
La carta especifica luego los textos y series que interesaban particular-
mente a Ashurbanipal: Crónicas bélicas, quizá como memoria histórica,
rituales concretos de la serie Shu il-a (alzamiento de los brazos), inscrip-
ciones y, en sus palabras,
“todo lo bueno para la realeza”
. A todo ello
añade además ésto:
“Busca y envíame cualquier extraña tablilla de la que tengas noti-
cia y que no exista en Asiria. ¡Nadie ha de ocultarte tablillas! Y si hay
alguna tablilla o ritual que no te he mencionado y crees que es buena
para mi palacio, cógela y envíamela”

Esta carta habría estado escrita muy
verosímilmente, como decimos vulgarmente nosotros, con el puño y la
letra (en este caso el cuneiforme) del propio Ashurbanipal, con lo que, si
esta observación fuera correcta, estaríamos ante un hecho poco documen-
tado, a saber: el del rey-escriba, especialmente sensible hacia la tradición
y preocupado también, seguramente, por detectar desde la tradición
sapiencial babilónica cualquier signo o augurio de desastre o desestabili-
zación inminente para Asiria (concretamente en los rituales).
Dicho sea de paso que Ashurbanipal no era precisamente un hombre
que viviera de espaldas a su tiempo, dedicado en cuerpo y alma a la cultu-
ra. Fue, como es bien sabido, uno de los grandes reyes asirios del último
período, con un sentido muy acusado de los intereses de estado y defen-
sor a ultranza del mismo, por aquel entonces titular de un impresionante
imperio en el Próximo Oriente, desde Palestina hasta Elam (Irán).

Pero volviendo a la Biblioteca, la mayoría de sus tablillas fueron
copiadas para ser depositadas en sus archivos. Y esta conclusión se
deduce fácilmente de los colofones o etiquetas que se encuentran al
f inal de estos documentos y que son, según se ha logrado determinar, de
veintitrés patrones diferentes. De entre ellos, quizá el más elocuente
–también sin duda por su contenido piadoso– es el siguiente bellísimo
colofón que sigue a un texto literario de tradición babilónica rescatado
para la Biblioteca:
“(Texto) Escrito y colacionado de acuerdo con su antiguo modelo.
Yo
Ashurbanipal, rey de la totalidad, rey de Asiria, a quien Nabu y su
esposa han otorgado aguda comprensión y clarividencia para captar la
brillante esencia de la escritura, que ninguno de los reyes que me prece-
dieron jamás comprendió, escribí en las tablillas la sabiduría de Nabu,
la pericia de los signos cuneiformes en toda su extensión, y los compro-
bé y colacioné. Los deposité para la posteridad en la biblioteca del
templo de mi señor Nabu, el gran señor, que se encuentra en Nínive
para acompañarme, para guardar mi alma y protegerme de la enferme-
dad, y para mantener firme el fundamento de mi trono real. Oh Nabu,
contempla con satisfacción y bendice siempre mi realeza. Cuando
acuda a ti, atiéndeme. Si paseo por tu templo, no dejes de guardar mis
pasos. Y si este trabajo es depositado en tu templo y colocado ante ti,
contémplalo y recuérdame con favor”
.
Este cuidado por la autenticidad y conservación de la tradición origi-
nal, desde un modelo canónico babilónico, oficialmente reconocido para
la época, se corresponde con un cuidadoso sistema de archivado. Sin
embargo, aunque existen catálogos de títulos conservados en los fondos
de las bibliotecas, los métodos de la arqueología del siglo XIX no regis-
traron la exacta localización de los textos. Es claro, no obstante, que la
tipología de éstos en cualquier caso muestra un enorme interés por preser-
var la literatura escolástica babilónica. En la Biblioteca se encuentran:
Series de presagios, que forman sin duda la categoría más numero-
sa y mejor clasificada en sus múltiples variantes
–Textos de la tradición escribal mesopotámica entre los que figuran
listas de signos cuneiformes explicativas, listas de sinónimos, voca-
bularios y textos bilingües en sumerio (la lengua de la tradición
culta) y acadio, etc.

Mitos y epopeyas de la tradición babilónica que alcanzan aproxi-
madamente unos cuarenta textos. Mientras los mitos se refieren a
historias de dioses, las epopeyas relatan hazañas humanas, básica-
mente de héroes legendarios.

Entre los mitos más célebres de esta colección destaca el
Mito de la Creación, centrado en la Fiesta de Año Nuevo de Babilonia, en el que se
reconoce no sólo la incorporación y readaptación de otros mitos más
antiguos, sino también la manipulación del texto en beneficio de los
intereses políticos y la propaganda del poder real asirio.
Entre las epopeyas mesopotámicas más conocidas gracias a la
Biblioteca de Ashurbanipal destaca, como resulta bien conocido, la
Epopeya de Gilgamesh
, el legendario rey-héroe sumerio de la ciudad de
Uruk, cuyas hazañas fueron reunidas y traducidas al acadio por un poeta
babilonio en un solo texto magistral, en el que se incorporó, además, la
Historia del Diluvio, ajena originalmente al relato sumerio. La inalcan-
zable inmortalidad es el tema central de esta epopeya que, en cualquier
caso, no se encontró completa en los diversos ejemplares hallados en
Nínive

Por otra parte, también la Biblioteca de Ashurbanipal ha sido la fuen-
te principal de nuestro conocimiento de la literatura sapiencial babilónica,
que en algunos ejemplos concretos no supone sino un precedente claro de
los libros bíblicos de
Proverbios
, el
Libro de Job
y el
Eclesiastés
. De esta
literatura sapiencial destacan obras como
El Cuento del Justo Sufriente
,
La Teodicea Babilónica
y el
Diálogo del Pesimismo
, en las que se expre-
sa la muy humana necesidad de conservar la fe junto al pragmatismo de
una existencia plena de misterios insondables

Citado de:

GEORGE SMITH Y LA BIBLIOTECA DE ASHURBANIPAL
JUAN OLIVA
Universidad de Castilla-La Mancha
Ciudad Real
Ejemplo de tablillas: el famoso poema o leyenda de Gilgamesh:
LA LEYENDA DE GILGAMESH
TABLILLA I
I
Aquel que vio todo [hasta los confine]s de la tierra, [Que todas las cosa]s
experimentó, [conside]ró todo. […] juntamente […], […] de sabiduría, que
todas las cosas.[..]. (5) Lo [o]culto vio, [desveló] lo velado. Informó antes
del Diluvio, llevó a cabo un largo viaje, cansado y [derren] gado. Todo su
afán grabó en una estela de piedra. De la terraplenada Uruk el muro
construyó, del reverenciado Eannal, el santuario puro.
¡Contempla su muralla exterior, cuya cornisa es como el cobre! ¡Mira la
muralla interior, que nada iguala! ¡Advierte su umbral, que de antiguo
viene!
Acércate a Eanna, la morada de Istar. Que ni un rey futuro, ni un
hombre, puede igualar. Levántate y anda por los muros de Uruk,
inspecciona la terraza de la base, examina sus ladrillos:
¿No es obra de ladrillo quemado? ¿No echaron sus cimientos los Siete
[Sabios]?
Resto de la columna: faltante. Según la versión hitita cuyo
fragmento nos puede servir para subsanar la carencia, varios dioses
son los que forman a Gilgamesh, al que dan su talla sobrehumana.
Luego de esta etapa formativa, Gilgamesh llega a Uruk.

II
Dos tercios de él son dios, [un tercio de él es humano]. La forma de su
cuerpo […] (3-7) (líneas mutiladas o ausentes) (8) […] como un buey
salvaje altivo […]. El empuje de sus armas no tiene par. Mediante el
tambor se reúnen [sus] compañeros. Los nobles de Uruk están som
[bríos] en [sus cáma] ras:
«Gilgamesh no deja el hijo a [su] padre; [Día] y [noche] es desenfrenada
su arro [gancia]. [¿Es éste Gilga] mes, [el pastor de la amurallada] Uruk?
¿Es éste [nuestro] pastor, [osado, majestuoso, sabio]?
[Gilgamesh] no deja [la doncella a su madre], ¡La hija de guerrero, [la
esposa del noble]! Los [dioses escucharon] sus quejas. Los dioses del
cielo del señor de Uruk [ellos… ]:
«¿No parió [Aruru] este fuerte buey salvaje? [El empuje de sus armas] en
verdad no tiene par. Mediante el tambor se reúnen sus [compañeros].
Gilgamesh no deja el hijo a su padre; Día y noche [es desenfrenada su
arrogancia].
¿Es éste el pastor de [la amurallada] Uruk? ¿Es éste su […] pastor, Osado,
majestuoso (y) sabio?…
Gilgamesh no deja la doncella a [su madre], ¡La hija del guerrero, la
esposa del noble!»
Cuando [Anu] hubo escuchado sus quejas, a la gran Aruru llamaron:
«Tú, Aruru, creaste [el hombre]; crea ahora su doble. Con su corazón
tempestuoso haz que compita. ¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca
la paz!»
Cuando Aruru oyó esto, un doble de Anu en su interior concibió. Aruru
se lavó las manos, cogió arcilla y la arrojó a la estepa. [En la este] pa creó
al valiente Enkidu, vástago de…, esencia de Ninurta. [Hirsu] to de pelo es
todo su cuerpo, posee cabello de cabeza como una mujer. Los rizos de su
pelo brotan como Nisabal.
No conoce gentes ni tierra: Vestido va como Sumuqan. Con las gacelas
pasta en las hierbas, con las bestias salvajes se apretuja en las aguadas,
Con las criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua.
(Ahora bien) un cazador, un trampero, se le encaró en el abrevadero
[Un] día, un segundo y un tercero Se le encaró en el abrevadero. Cuando
el cazador le vio, su faz se inmovilizó.
El y sus animales entraron en su casa, [Transido de] miedo, quieto, sin
un sonido, (Mientras) su corazón [se turbaba] nublado su rostro pues el
pesar había [penetrado] en su vientre; su cara era como la [de un
viajero] llegado de lejos.

III
El cazador abrió [su boca] para hablar, diciendo a [su padre]:
«Padre mío, hay [un] hombre que [ha venido de las colinas], es el más
poder [oso de la tierra].Vigor tiene. [¡Como la esencia] de Anu, tan
tremendo es su vigor! [Siempre] recorre las colinas, [Siempre] con las
bestias [se nutre de hierba]. [Siempre planta] los pies en la aguada.
[¡Tan espantado estoy, que] no oso acercarme a él! [Cegó] las hoyas que
yo había excavado, [Destrozó] mis trampas que yo había [puesto], las
bestias y las criaturas del llano [Hizo escapar de mis manos]. [¡No
permite que] me dedique a la caza!»
[Su padre abrió la boca para hablar], diciendo al cazador:
«[Hijo mío], en Uruk [vive] Gilgamesh. [Nadie hay más fuerte] que él.
[¡Como la esencia de Anu, tan tre] mendo es su vigor! [Ve, pues; hacia
Uruk dirige] tu faz, [Refiérele] el poder del hombre. [Haz que te
entregue una ramera]. Lléva (la) [contigo]; (20) [Prevalecerá sobre él] a
causa de [un mayor] poder. [Cuando abreve los animales en] la aguada,
[Se quitará] el ves [tido, mostrando desnuda] su madurez. [En cuanto
vea] a ella, a ella se acercará. ¡Le rechazarán las bestias [que crecieron]
en su estepa!»
[Oyendo] el consejo de su padre, el cazador avanzó [hacia Gilgamesh].
Emprendió el camino, en Uruk puso [el pie]:
«[… ] Gilga [mes… ], hay un hombre [que ha venido de las colinas], (30)
El más poder[oso de la tierra; vigor tiene]. Como la esencia de Anu, tan
tremendo es [su vigor]. [Siempre] recorre las colinas, siempre con las
bestias [se nutre de hierba]. Siempre [planta] los pies en la aguada. ¡Tan
espantado estoy que no oso acercarme a [él]! Cegó las hoyas que [yo]
había excavado, destrozó mis trampas [que yo había puesto], las bestias
y las criaturas [del llano] hizo escapar de mis manos. ¡No permite que
me dedique a la caza!»
(40) Gilgamesh le dijo, [a]l cazador:
«Ve, cazador mío; lleva contigo una ramera. Cuando abreve los animales
en la aguada, se quitará el vestido, mostrando desnuda su madurez. En
cuanto la vea, a ella se acercará. ¡Le rechazarán las bestias que crecieron
en su estepa!»
Fuese el cazador, llevando con él una ramera. Emprendieron el camino,
yendo rectos en su dirección. Al tercer día al sitio indicado llegaron. El
cazador y la ramera se sentaron en sus lugares.
(50) Un día, un segundo día, estuvieron sentados, junto a la aguada. Las
bestias salvajes llegaron a la aguada a beber.

IV
Las criaturas pululantes llegaron, deleitándose su corazón en el agua. En
cuanto a él, Enkidu, nacido en las colinas – con las gacelas pasta en las
hierbas, con las bestias salvajes se abreva en la aguada, con las criaturas
pululantes su corazón se deleita en el agua.
La moza le contempló al salvaje, al hombre bárbaro de las
profundidades del llano:
«¡Ahí está, oh moza! ¡Desciñe tus pechos, desnuda tu seno para que
posea tu sazón! ¡No seas esquiva! ¡Acoge su ardor! En cuanto te vea, se
acercará a ti. Desecha tu vestido para que yazga sobre ti. ¡Muestra al
salvaje la labor de una mujer! Le rechazarán las bestias salvajes que
crecen en su estepa, cuando su amor entre en ti».
La moza libertó sus pechos, desnudó su seno, y él poseyó su madurez.
No se mostró esquiva al recibir su ardor. Desechó su vestido y él
descansó en ella. Mostró al salvaje el trato de una mujer, (20) cuando su
amor entró en ella. Durante seis días y siete noches Enkidu se presenta,
cohabitando con la moza. Después que (se) hubo saciado de sus
encantos, volvió el rostro hacia sus bestias salvajes. Al verle, Enkidu, las
gacelas huyeron, las bestias salvajes del llano se alejaron de su cuerpo.
Sorprendióse Enkidu, su cuerpo estaba rígido, sus rodillas inmóviles
pues sus bestias salvajes habían huido.
Enkidu hubo de aflojar el paso – no era como antaño; pero entonces
tiene [sa] biduría, más [am] plia comprensión. (30) Volvióse, sentándose
a los pies de la ramera. Mira a la cara de la ramera, atento el oído,
cuando la ramera habla; [La ramera] le dice, a Enkidu:
«¡Tú eres [sabio], Enkidu, eres como un dios! ¿Por qué con las criaturas
silvestres vagas por el llano? ¡Ea!, deja que te lleve [a] la amurallada
Uruk, al santo templo, morada de Anu e Istar, donde vive Gilgamesh,
perfecto en fuerza, y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo».
(40) Mientras le habla, sus palabras encuentra favor, su corazón se
ilumina, ansía un amigo. Enkidu le dice, a la ramera:
«¡Arriba, moza! Escóltame al puro templo sagrado, morada de Anu e
Istar, donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza y que como un buey
salvaje señorea sobre el pueblo. Le retaré [y osada]mente me dirigiré a
él.

V
Gritaré en Uruk: «¡Yo soy el poderoso! [Yo soy aquel] que puede alterar
los destinos, [(Aquel) que] nació en el llano es poderoso; vigor tiene»».
«[Levanta, pues, y vamos, para que vea] tu rostro. [Te mostraré
Gilgamesh; donde] está bien sé. Vamos, pues, oh Enkidu, a la amurallada
[Uruk], donde la gente res [plande]ce en festiva indumentaria, (Donde)
cada día es fiesta, donde […] mozos…. (10) y mo[z]as […] de figura su
sazón […] henchida de perfume: ¡Apartan a los grandes de sus lechos! A
ti, oh Enkidu, que disfrutas de la vida, mostraré a Gilgamesh, el hombre
jocundo.
Mírale, contempla su faz radiante está de virilidad, de fuerza. Todo su
cuerpo es suntuoso de madurez, vigor más poderoso que tú tiene, sin
descansar jamás de día o de noche. (20) ¡Oh Enkidu, renuncia a tu
presunción! Gilgamesh, a él estima Samas. Anu, Enlil y Ea dilataron su
sabiduría. Antes de que bajes de las colinas, Gilgamesh te verá en (sus)
sueños en Uruk:…»
La versión asiria de la Tablilla I, continúa unas líneas más

TABLILLA II

VERSIÓN BABILÓNICA ANTIGUA
I
Gilgamesh se levantó para revelar el sueño, diciendo a su madre:
«Madre mía, durante la noche me sentí alegre y anduve en medio de los
nobles. Las estrellas aparecieron en los cielos. La esencia de Anu
descendió hacia mí. (10) Intenté levantarlo; ¡pesaba demasiado para mí!
Intenté moverlo. ¡Moverlo no pude! La tierra de Uruk lo rodeaba,
mientras los nobles besaban sus pies. Cuando afirmé mi frente, me
dieron soporte. Lo levanté y lo traje a ti».
La madre de Gilgamesh, que todo lo conoce, dice a Gilgamesh:
«Ciertamente, Gilgamesh, uno como tú nació en la estepa, y las colinas le
criaron. (20) Cuando le veas, [como (de encima de) una mujer] te
regocijarás. Los nobles besarán sus pies; Tú le abrazarás y [..]. a él; Tú le
conducirás a mí».
Se acostó y vio otro [Sueño].Dice a su madre:
«[Madre mía], vi otro […] en la confusión. En la calle [De] Uruk de
amplios mercados. Había un hacha y (30)se habían reunido alrededor
de ella. Singular era la forma del hacha. En cuanto la vi, regocijém. Me
gustó, y como si fuera una mujer, me atrajo, la cogí y la coloqué en mi
costado».
La madre de Gilgamesh, que todo lo conoce, [Dice a Gilgamesh]:
(faltante breve)

II
«Porque hice que rivalizara contigo». Mientras Gilgamesh revela su
sueño, Enkidu se halla sentado ante la ramera.
[… ] Ellos dos.
[Enki]du olvida dónde nació. Durante seis días y siete noches Enkidu
sale, cohabitando con la m [oza]. Después la ramera abrió la boca, (10)
diciendo a Enkidu:
«Según te veo, Enkidu, te has hecho como un dios; ¿Por cuál motivo con
las criaturas salvajes tú recorres la llanura? Levántate, te guiaré A Uruk,
de amplios mercados, al templo santo, morada de Anu. Enkidu,
levántate, te guiaré a Eanna, morada de Anu, donde vive [Gilgamesh,
cabal] en sus hazañas. (20) Y tú, co [mo…], amarás [a él como] a ti
mismo. ¡En pie, álzate del suelo, Lecho del pastor!»
Escuchó sus palabras, aprobó su alocución. El consejo de la mujer cayó
en su corazón. Ella se quitó (sus) vestidos. Con una (prenda) le ciñó, con
la otra prenda (30) vistió a sí misma. Tomándole de la mano, le lleva
como una madre a la junta de los pastores, al sitio del redil.
En torno a él los pastores se apiñaron. (Faltantes)

III
La leche de las criaturas salvajes, solía mamar. Comida dispusieron ante
él; se atragantó, boqueó y abrió mucho los ojos. Nada sabe Enkidu de
comer manjares. A apurar bebida fuerte no le habían enseñado. (10) La
ramera abrió la boca, diciendo a Enkidu:
«Come el alimento, Enkidu, porque es deber de vida; consume la bebida
fuerte, porque es costumbre de la tierra». Enkidu comió el alimento,
hasta que se hubo saciado. De bebida fuerte apuró siete copas.
Despreocupado se hizo su talante, (y) alegre su corazón exultó y su cara
resplandeció. Frotó [la excrecencia velluda], el pelo de su cuerpo,
ungióse con óleo, se hizo humano. Se puso vestidos. ¡Es como un novio!
Empuñó su arma para espantar los leones a fin de que los pastores
puedan descansar de noche. Apresó lobos, capturó leones. Los
principales ganaderos reposaron sosegados. Enkidu es su centinela, ¡El
hombre atrevido, el héroe único!
A […] dijo: (Incompleto).

IV

Festejó. (Incompleto) Cuando levantó los ojos, Contempló un hombre.
Dice a la ramera:
«¡Trae a ese hombre, moza! ¿Por qué vino aquí? Hazme oír su nombre».
La ramera llamó al hombre. Yendo hasta él y diciéndole:
«Señor ¿Adónde te apresuras? ¿Cuál es tu afanoso rumbo?»
(20) El hombre abrió la boca, diciendo a En [kidu]:
«En la casa del consejo se ha [entremetido], que se reserva para la gente,
… para himeneo. En la ciudad se ha acumulado profanación imponiendo
extrañas cosas a la infausta ciudad. Para el rey de Uruk, la de amplios
mercados, (30)el tambor del pueblo suena para la elección nupcial a fin
de que con legítimas mujeres se ayunte.
Él es el primero, el marido viene después. Por el consejo de los dioses
(así) fue ordenado.
¡Al cortar su cordón umbilical se decretó así para él!»
A estas palabras del hombre, su rostro palideció.
(Incompleto)

V
Sin introducción.
[Enkidu] camina [delante] y la moza en pos de él. Cuando entró en Uruk,
la de amplios mercados, (10)la población le rodeó. Cuando se detuvo en
la calle De Uruk, la de amplios mercados, el pueblo se juntó, diciendo de
él:
«¡Es como Gilgamesh en persona! Aunque de talla más baja, tiene los
huesos más recios. […] [Es el más fuerte de la tierra]; vigor tiene. (20) La
leche de las criaturas salvajes solía mamar. En Uruk (habrá) un
constante (resonar de) armas».
Los nobles se regocijaron:
«¡Un héroe ha aparecido para hombre del mismo porte! Para Gilgamesh,
igual a un dios, Su igual ha comparecido».
Para Ishtar él se dispone. Gilgamesh. [. . ], De noche . . [ . ], cuando se
acerca, [Enkidu] se yergue en la calle para cerrar el paso a Gilgamesh […
] en su poder. (Incompleto)

VI
Sin introducción.
Gilgamesh […] En la estepa […] Brota […] Se levantó y […] (10) Ante él.
Se encontraron en el Mercado de la Tierra. Enkidu atrancó la puerta con
su pie, impidiendo que Gilgamesh entrase. Se asieron uno a otro,
enlazados con fuerza, como toros. Destrozaron la jamba, mientras el
muro se estremecía. Gilgamesh y Enkidu (20) se asieron uno a otro,
enlazados con fuerza, como toros destrozaron la jamba, mientras el
muro se estremecía. Cuando Gilgamesh dobló la rodilla – con el pie en el
suelo – su furia se aplacó y se volvió para alejarse.
Cuando se volvió, Enkidu a él Habla, a Gilgamesh:
«Por unigénito tu madre te concibió, ¡La vaca salvaje de las dehesas,
Ninsunna! Tu cabeza se alza sobre los hombres. ¡Realeza sobre la gente
Enlil te ha concedido!»

TABLILLA III
Él se lavó la sucia cabellera, acicaló sus armas. La trenza de su pelo
sacudió contra su espalda. Arrojó sus manchadas (cosas), se puso otras
limpias, se envolvió en un manto franjeado y se abrochó un ceñidor.
Cuando Gilgamesh se hubo puesto la tiara, la gloriosa Istar levantó un
ojo ante la belleza de Gilgamesh:
« ¡Ven, Gilgamesh, sé tú (mi) amante! Concédeme tu fruto. Serás mi
marido y yo seré tu mujer. (10) Enjaezaré para ti un carro de lapislázuli
y oro, cuyas ruedas son áureas y cuyas astas son de bronce. Tendrás
demonios de la tempestad que uncir a fuer de mulas poderosas. En la
fragancia de los cedros entrarás en nuestra casa. Cuando en nuestra
casa entres, ¡El umbral (y) el tablado besarán tus pies! ¡Se humillarán
ante ti reyes, señores y príncipes! El producto de colinas y de llano te
ofrecerán por tributo. Tus cabras engendrarán crías triples, tus ovejas
gemelos, Tu asno en la carga sobrepujará a tu mula. Los corceles de tu
carro serán famosos por su carrera, [¡Tu buey] bajo el yugo no tendrá
rival!»
[Gilgamesh] abrió la boca para hablar, [Diciendo] a la gloriosa Istar:
«[¿Qué daré] a ti para que pueda tomarte en matrimonio? [¿Te daré
aceite] para el cuerpo y vestidos? [¿Daré] pan y vituallas? [… ] comida
digna de la divinidad, […] bebida propia de la realeza.
(29-31) (roto)
[¿… si yo] te tomo en matrimonio? [No eres más que un brasero que se
apaga] con el frío, una puerta trasera [que no] detiene la ráfaga ni el
huracán, un palacio que aplasta al valiente […], un turbante cuyo amparo
[…]; Pez que [ensucia] a los porteadores; Odre que [empapa] al que lo
carga; Piedra caliza que [comba] el baluarte de piedra; (40) Jaspe [que …
] país enemigo; ¡Calzado que [oprime el pie] de su propietario! ¿A cuál
amante amaste siempre? ¿Cuál de tus pastores plugo [a ti
constantemente]?
Vamos y men[cionaré para ti] tus amantes:
De…[.. ] Para Tammuz, el amante de tu juventud, has ordenado llantos
año tras año. Habiendo amado al pintado pájaro pastor, le lastimas,
rompiendo su ala. (50) En los sotos permanece, chillando: «¡Mi ala»!
Después amaste a un león, perfecto en fuerza. Siete hoyas y siete cavaste
contra él. Luego a un garañón amaste, famoso en la batalla. El látigo, el
acicate y la brida ordenaste para él. Decretaste para él un galope de siete
leguas, decretaste para él una bebida de agua cenagosa; ¡Para su madre,
Silili, ordenaste gemidos!
Después amaste al guardián del rebaño, el cual siempre amontonó para
ti pasteles. (60) A diario sacrificó cabritos por ti, pero tú le afligiste,
trocándole en lobo, para que sus gañanes le ahuyentaran, y sus perros le
mordieran las ancas.
Luego amaste a Isullanu, jardinero de tu padre, que te ofrecía siempre
cestas de dátiles y diariamente adornó tu mesa. Tus ojos se levantaron
hasta él, tú fuiste a él: «Oh Isullanu mío, ¡probemos tu vigor! ¡Extiende tu
«mano» y toca nuestra «modestia»!»
(70) Isullanu te dijo: «¿Qué deseas de mí? ¿Acaso no coció mi madre, no
he comido, Para que yo pruebe el manjar hediondo, impuro? ¿Protegen
las cañas del frío?».
Cuando le oíste [hablar] así, le castigaste y le convertis [te] en un topo.
Le colocaste en medio de. . [.]; No puede subir… no puede bajar… Si me
amas, [me tratarás] como a ellos».
Cuando Istar oyó esto, (80) Istar se enfureció y [ascendió] al cielo. Se
adelantó Istar ante Anu, su padre, a Antum, su madre, fue y [dijo]:
“Enumerado mis hediondos hechos, mi fetidez y mi impureza».
Anu abrió la boca para hablar, diciendo a la gloriosa Istar:
«Pero, en verdad, tú incitarías. […], Y por ello Gilgamesh ha citado tus
hediondos hechos, (91) tu fetidez y tu impureza».
Istar abrió la boca para hablar, diciendo a [Anu, su padre]:
«Padre mío, ¡hazme el Toro del Cielo [para que castigue a Gilgamesh], [Y
] llene a Gil[games …]! Si tú [no me haces] [el Toro del Cielo], quebraré
[las puertas del mundo inferior]. Yo haré [… ], yo [levantaré los muertos
roídos (y) vivos], (100) Para que los muertos superen a los vivos!»
Anu [abrió la boca para hablar], diciendo [a la gloriosa Istar]:
«[Si hago lo que me] pides, [Habrá] siete años de cáscaras (hueras). ¿Has
cosechado [grano para la gente]? ¿Has cultivado hierba [para las
bestias]?»
[Istar abrió la boca] para hablar, [Diciendo a A] nu, su padre:
«[Grano para la gente] he almacenado, (110) [Hierba para las bestias]
he proporcionado. [Si ha de haber siete] años de cáscaras, [He reu] nido
[grano para la gente], [He cultivado] hierba [para las bestias]».
Por su deterioro, 114-128, intraducibles .Estimamos que Anú aceptó
el pedido de Istar ya que el Toro baja y mata en dos resuellos a
centenares de hombres.
Con [su] tercer resoplido [saltó] contra Enkidu. (130) Enkidu paró su
embestida. Brincó a lo alto Enkidu, asiendo al Toro del Cielo por los
cuernos. El Toro del Cielo lanzó [su] espuma a [su] cara, Le restregó con
lo espeso de la cola.
Enkidu abrió la boca para hablar, diciendo [a Gilgamesh]:
«Amigo mío, nos hemos preciado […]».
Las líneas 137-151 están mutiladas, aunque el desarrollo de las
luchas se leen a continuación
(152) Entre el cuello y las astas [hincó] su espada. Cuando hubieron
matado al Toro, arrancaron su corazón, colocándolo ante Samas.
Retrocedieron y rindieron homenaje a Samas. Los dos hermanos se
sentaron.
Entonces Istar subió al muro de la amurallada Uruk, se encaramó en las
almenas, pronunciando una maldición:
«¡Ay de Gilgamesh porque me injurió matando al Toro del Cielo!»
(160) Cuando Enkidu oyó estas palabras de Istar, Arrancó el muslo
derecho del Toro del Cielo y lo lanzó a su cara:
«Si pudiera atraparte, como a él te trataría. ¡Sus entrañas colgaría a tu
lado!»
(A esto) Istar congregó a las consagradas, las mozas (de placer) y las
rameras (del templo). Sobre el muslo derecho del Toro del Cielo lanzó
un lamento.
Pero Gilgamesh llamó a los artífices, a los armeros, a todos (ellos). (170)
Los artesanos admiraron la grosura de sus cuernos: Cada uno está
compuesto de treinta minas de lapislázuli. La capa superior de cada uno

VERSIÓN BABILÓNICA ANTIGUA
Los fragmentos del texto muestran que Gilgamesh se propone salir
pese al monstruoso Huwawa [asirio: Humbaba], que habita en la
Selva de los Cedros. Pese a la disuasión de Enkidu, Gilgamesh se
empeña en hacerlo de acuerdo a la versión Babilónica Antigua.
(3) Gilgamesh abrió la boca, diciendo a [Enkidu]:
«¿Quién, amigo mío, puede escalar al cie[lo]? Sólo los dioses [viven]
eternamente bajo el sol para la humanidad, contados son sus días; Ecl
1:2 ¡Cuánto ejecuta no es sino viento! Incluso tú temes la muerte. (10)
¿Qué hay de tu poder heroico? Deja que vaya delante de ti, haz que tu
boca me grite, «¡Avanza; no temas! Si yo cayere, habré conquistado
nombradía: «Gilgamesh», dirán, «contra el fiero Huwawa ha caído».
(Mucho) después que Mi estirpe haya nacido en mi casa».

De los fragmentos de las Tablillas IV y VV, deducimos que la
expedición de los dos contra Huwawa fue exitosa.

TABLILLA VII
Las dos primeras columnas de esta tablilla, el sueño de Enkidu,
faltan en la Versión Asiria.

I
«[…]… Entonces llegó la luz del día».
[Y] Enkidu respondió a Gilgamesh:
«[O]ye el sueño que tuve anoche: Anu, Enlil, Ea y el celestial Samas
[Celebraban consejo].
Y Anu dijo a Enlil: «Porque el Toro del Cielo mataron, y a Huwawa
mataron; por consiguiente», dijo Anu, «uno de ellos, aquel que taló los
montes del cedro, [Debe morir]».
Pero Enlil dijo: (10) «¡Enkidu debe morir; Pero Gilgamesh no morirá!
Entonces el celeste Samas respondió al bravo Enlil:
¿No mataron por orden mía al Toro del Cielo y a Huwawa? ¿Debe ahora
el inocente Enkidu perecer?»
Pero Enlil se enfrentó iracundo con el celestial Samas: «Porque muy
semejante a un camarada suyo, tú bajaste a diario hasta ellos»».
Enkidu cayó (enfermo) ante Gilgamesh. Y mientras sus lágrimas se
deslizaban (dijo):
«¡ Oh hermano mío, mi querido hermano! ¡A mi tenían que perdonar a
expensas de mi hermano!»
(20) Además:
«¿Tengo yo junto al espíritu (de los muertos) que sentarme, en la puerta
del espíritu, (Y) jamás de nuevo [contemplar] a mi querido hermano con
(mis) ojos?»

El resto se ha perdido., Enkidu parece lamentar los sucesos que le
han llevado a tan triste y predestinado destino y maldice las etapas
vida. En un fragmento asirio maldice a la puerta que inutilizó su
mano.
(36) Enkidu […] levantó [sus ojos], hablando a la puerta como si [fuera
humana]: «¡Tú, puerta de los bosques, incom[prensiva], no dotada de
entendimiento! (40). A veinte leguas de distancia elegí tu bosque,
(Mucho) antes de que contemplara el cedro altivo. No tiene igual tu
bosque [en la tierra]. Seis docenas de codos es tu altura, dos docenas tu
anchura, […] Tu poste, tu poste contera, tu poste tirador […]. Un maestro
de artífices de Mppur te construyó […]. Si hubiese sabido, oh puerta, que
esto [sucedería] y que ésta [tu] belleza […], hubiese enarbolado el hacha,
y hubiese […], ¡Hubiese colocado un marco de caña sobre [ti]!»

Falta una parte extensa. Sigue cuando Enkidu siempre haciendo un
raconto amargo de su vida, invoca la maldición de Samas sobre el
cazador.

III
« ¡[…] destruya su riqueza, disminuya su poder! Sea su [camino
repugnante] en tu presencia. Escapen [las bestias que quiera apresar]
delante de él. ¡[No] con [siga] el cazador la plenitud de su corazón!»
[Después su corazón] urgió (le) a maldecir a la ramera:
« ¡Ea, moza!, decretaré (tu) [desti]no, ¡[Un desti]no que no concluirá en
toda la eternidad! Te maldeciré con maldición grande, [Un juramento]
cuyas maldiciones pronto te abrumarán. (10) […] exceso de tus
encantos.
(11-17) (Faltante)
[…] arrojará en tu casa. [… ] el camino será tu morada, [La sombra de la
pared] será tu paradero, [… ] tus pies, [Los fatuos y los sedientos
herirán] tu mejilla.
(23-30) (Faltante)
Por mi [tú has…] Y por […] sobre mí.» Cuando Samas oyó [estas
palabras] de su boca, sin dilación le gritó [desde] el cielo:
«¿Por qué, oh Enkidu, maldices a la ramera que te hizo comer manjares
dignos de la divinidad y te dio vino propio de la realeza, que te vistió con
nobles ropas y te hizo poseer el noble Gilgamesh por camarada?
(40) ¿Y Gilgamesh, tu amigo cordial, no te ofreció un lecho preclaro? Te
hizo ocupar un lecho de honor. Te colocó en el asiento de la holgura, en
el asiento de la izquierda ¡Para que [los prín] cipes de la tierra besaran
tus plantas!
Hará que las gentes de Uruk lloren por ti (y) se lamenten, que el pueblo
[alegre] gima por ti y cuando te hayas ido, su cuerpo de pelo intenso
cubrirá, pondráse una piel de león y errará por la estepa».
[Cuando] Enkidu [oyó] las palabras del valiente Samas, [… ] su corazón
vejado se aquietó.

Laguna breve. Tranquilizándose, Enkidu cambia su maldición en
bendición. Habla de nuevo a la muchacha

IV
«Así [… ] Vuelva a tu lu[gar… ] . [Reyes, prínci] pes y nobles [te] amarán.
[Ninguno por ti se] golpeará el muslo. [Por ti el anciano] meneará su
barba. [… el joven] desceñirá su cinto. […] cornerina, lapislázuli y oro. [Así
sea retribuido] quien te mancille, [Quede su casa vacía], su colmado
almacén. [A la presencia de] los dioses [el sacerdote] te permitirá entrar,
[Por ti] se abandonará la esposa, (10) (aunque sea) madre de siete».
[… Enki]du, cuyo humor es sombrío, […] yace a solas.
Aquella noche [comunica] sus sentimientos a su amigo:
«[Amigo mío], vi un sueño anoche: Los cielos [gemían], la tierra
respondió2; [… ] yo estaba [sol]o. [… ] su faz se oscureció. Como en […]
era su rostro. [… como] las garras del águila eran sus zarpas. (20) [… ] él
me dominó. [… ] él salta. [… ] él me sumergió.
(23-30) (Faltante)
[ … ] … él me transformó, de forma que mis brazos eran [… ] como los de
un ave. Mirándome, me guía a la Casa de las Tinieblas, la mansión de
Irkalla, a la casa que no abandona quien entró en ella, por el camino que
no tiene regreso, a la casa cuyos habitantes carecen de luz, donde el
polvo es su vianda y arcilla su manjar. Están pergeñados como pájaros,
con alas por vestiduras, y no ven luz, residiendo en la oscuridad. (40) En
la Casa del Polvo, en que había entrado, contemplé [gobernantes] sin sus
coronas; [Vi príncipes], a los (nacidos) para la corona que habían regido
la tierra desde días pretéritos. [Estos dobl] es de Anu y Enlil servían
carnes asadas; servían pasteles y escanciaban agua fresca de los odres.
En la Casa del Polvo en que había entrado residen el Sumo sacerdote y el
acólito. Reside el encantador y el extático, residen los lavadores,
ungidores de los grandes dioses. Reside Etanal, reside Sumuqan.
(50) Ereskigal [vive allí], Reina del submundo, [Y Belit-]Seri, registrador
del mundo inferior, se arrodilla ante ella. [Ella mantiene una tablilla] y la
lee. [Levantando] su cabeza, me contempla:
[Diciendo: «¿Quién] trajo a éste aquí?»»

Falta el resto de la tablilla en la Versión Asiria, pero pueden
destacarse los siguientes fragmentos

(4) « ¡Recuerda todos mis viajes [con él]! Mi amigo vio un sueño cuyos
[augurios] eran des [favorables]:
El día en que vio el sueño terminó abatido está Enkidu.
Un día, [un segundo día]. [El sufrimiento de] Enkidu, en el lecho,
[aumenta]. Un tercer día, un cuarto día [… ]. (10) Un quinto día, un sexto
y un séptimo; un octavo, un noveno [y un décimo día]. El sufrimiento de
Enkidu en el lecho, [aumenta]. Un undécimo y un duodécimo día […].
[Abatido] está Enkidu en su lecho [de dolor].
Al fin llamó a Gilgamesh [y le dijo]:
«Amigo mío, […], ¡me ha maldecido! [No] como el que [cae] en batalla
[moriré] pues temí la batalla […]. Amigo mío, el que [muere] en la batalla
[es bendecido]. Pero yo, […]»»

Tablilla VIII (anverso I)

Al primer resplandor del alba Gilgamesh dijo a su amigo:
«Enkidu, tu [ma] dre una gacela, un onagro tu padre, te [engendraron].
Aquellos cuya señal son sus colas te criaron, y el ganado de la llanura y
de todos los pastos. ¡Ojalá las huellas de Enkidu en el Bosque de los
Cedros lloren por ti, jamás callen noche y día! Así los mayores de la
amplia y amurallada Uruk lloren por ti. [Llore por ti] El dedo que se
extienda detrás de nosotros bendiciendo, llore por ti y despierte ecos en
la campiña como si fuera tu madre. Llore por ti […] En cuyo centro
nosotros… Llore por ti oso, hiena, [pantera], (10) Tigre, ciervo, leopardo,
león; bueyes, venado, [cabra montés], y las criaturas salvajes del llano.
Llore por ti el río Ula […] Por cuyas riberas solíamos pasear. Llore por ti
el puro Eufrates, [del que sacábamos] agua para el odre. Lloren por ti los
guerreros de la amplia y amurallada Uruk [… ] matamos el toro… Llore
por ti [… ]
[Quien] en Eridu ensalzó tu nombre, llore por ti […] [Quien…] ensalzó tu
nombre, llore por ti [… ] [Quien] proporcionó… grano para tu boca, llore
por ti [… ] [Quien] puso ungüento en tu espalda, llore por ti [.. ] [Quien]
puso cerveza en tu boca. Llore por ti la [meretriz] (20) [Que] te ungió
con aceite fragante. Llo [re por ti…] [del ha] rén que [te llevó] la mujer y
el anillo de tu elección.
¡Lloren los hermanos por ti como hermanas [… y crezca larga] su
cabellera por ti […]!»

II
« ¡Oídme, oh ancianos, [y prestad oído] a mí! Por Enkidu, mi [amigo],
lloro, gimiendo amargamente como una plañidera. El hacha de mi
costado, confianza de mi mano, el puñal de mi cinto, [el escudo] delante
de mí. Mi túnica de fiesta, mi más rico tocado– ¡Un demonio [perverso]
apareció arrebatándomelos!
[¡Oh mi amigo menor], tú cazaste el onagro de las colinas, la pantera del
llano!
(10) ¡Nosotros que [vencimos] todas las cosas, escalamos los montes],
que prendimos el Toro [y lo matamos], ¡Afligimos a Hubaba, que [vivía
en el Bosque de los Cedros]! ¿Cuál es el sueño que se adueño [de ti]?
¡Ignoras y no [me] oyes!»
Pero no levanta [sus ojos]. Tocó su corazón, pero no late. Entonces veló
(a su) amigo como una desposada […]. Arrebatada cerca de él como un
león, como una leona privada de [sus] cachorros. (20). Va y viene ante
[el lecho], arrancándose (el pelo) y esparciendo [lo…], Jer 16:6; 48:37
¡Desgarrando y diseminando (su) atuendo [Como si estuviera]
im[puro]! Al primer arrebol [del alba], Gil [games…].
Entonces Gilgamesh envió un pregón al país: «Oh forjador […], batidor
de cobre, aurífice, lapidario: ¡Haced a mi amigo [… ] ! » [Entonces] formó
una estatua para su amigo. El amigo cuya estatura […]:
« […], de lapislázuli es tu pecho, de oro tu cuerpo, [… ]».

III
«Un lecho [de honor te hice ocupar], te coloqué [en el asiento de la
holgura, en el asiento de la izquierda], para que los príncipes de la tierra
[besaran tus pies]. Haré que las gentes [de Uruk] lloren por ti (y) [se
lamenten], que el pueblo alegre [gima por ti] y, cuando te hayas ido,
[Cubriré mi cuerpo de pelo intonso] y vistiendo una piel [de león, erraré
por la estepa].»
Al primer arrebol del alba, [Gilgamesh] aflojó su banda […].
Imposible traducir el resto de esta Tablilla por faltantes, sí
son posibles las líneas siguientes

V
(45) Al primer resplandor del alba, Gilgamesh formó [… ], sacó una
ancha mesa de madera e l ammaqu l llenó de miel una jarra de
cornerina,llenó de requesón una jarra de lapislázuli, [… ] decoró y
expuso al sol.

Tablilla IX

I
Por Enkidu, su amigo, Gilgamesh llora sin duelo, mientras vaga por el
llano: «Cuando muera, ¿no seré como Enkidu? El espanto ha entrado en
mi vientre. Temeroso de la muerte, recorro sin tino el llano. Hacia
Utnapishtiml, hijo de Ubar-Tutu, para avanzar velozmente he
emprendido el camino. Al llegar de noche a los pasos de la montaña, vi
el león y me amedrenté, (10) levanté mi cabeza hacia Sin para rezar. A
[… ] de los dioses fueron mis plegarias. ¡[…] tú presérvame!»
[De noche, mientras] reposaba, despertóse de un sueño. [Había…],
jocundos de vida. Enarboló el hacha en su mano, tiró [del puñal] de su
cinto. Como una fle [cha] descendió entre ellos. [Los] hirió y los
acuchilló.
El resto de esta Tabilla relata las aventuras exitosas de
Gilgamesh atravesando las tinieblas, custodiadas por escorpiones,
de la Cordillera Masu.

TABLILLA X

Nos narra cómo progresa Gilgamesh en su búsqueda de la
inmortalidad.
Hay cuatro versiones distintas al respecto: La hitita y hurrita, no se
pueden traducir por fragmentarias. Sí, en el caso de la asiria y
babilónica antigua aunque tampoco están completas.

VERSION BABILONICA ANTIGUA
I

Fragmentos del comienzo: perdidos
«[…]…
Con sus pieles [se viste], come carne. [. ]. , Oh Gilgamesh, lo que no ha
ocurrido Mientras mi viento empuja las aguas.»
Samas estaba perturbado, como le correspondía; dice a Gilgamesh:
«Gilgamesh, ¿a dónde vagas tú? La vida que persigues no hallarás.»
Gilgamesh le dice, al valiente Samas:
(10) «Después de andar (y) errar por la estepa, ¿Descansará mi cabeza
en el corazón de la tierra para dormir a través de todos los años? ¡Deja
que mis ojos contemplen el sol, a fin de que me sacie de luz! La
oscuridad se retira cuando hay luz suficiente. ¡Ojalá el que esté en
verdad muerto vea aún el resplandor del sol!»

II

Introducción: destruido
Gilgamesh habla a Siduri, la cervecera:
«Aquel que conmigo soportó todas las labo [res] – Enkidu, a quien yo
amaba entrañablemente, que conmigo soportó todas las labo[res] – ¡Ha
conocido el destino de la humanidad! Día y noche he llorado por él. No
le entregué para que le sepultasen – Por si mi amigo se levantaba ante
mi lamento – siete días y siete noches, hasta que un gusano se deslizó de
su nariz. (10) Desde su fallecimiento no encontré vida, he vagado como
un cazador por en medio del llano. Oh cervecera, ahora que he visto tu
rostro, no consientas que vea la muerte que constantemente temo.»
La cervecera dijo a él, a Gilgamesh:

III
«Gilgamesh, ¿a dónde vagas tú? La vida que persigues no hallarás.
Cuando los dioses crearon la humanidad, la muerte para la humanidad
apartaron, reteniendo la vida en las propias manos. Tú, Gilgamesh, llena
tu vientre, goza de día y de noche. Ecl 5:18 Cada día celebra una fiesta
regocijada, ¡Día y noche danza tú y juega! Ecl 8:15 (10) Procura que tus
vestidos sean flamantes, Ecl 9:8-9 Tu cabeza lava; báñate en agua.
Atiende al pequeño que toma tu mano, ¡Que tu esposa se deleite en tu
seno! ¡Pues ésa es la tarea de la [humanidad]!»
Del resto, sólo fragmentos

IV
En su cólera los destroza. Cuando regresó, sube a él. Sursunabu sus ojos
contempla. Sursunabu dice a él, a Gilgamesh:
«Dime tú, ¿cuál es tu nombre? Soy Sursunabu, (el) de Utnapishtim el
Lejano».
Gilgamesh le dice, a Sursunabu:
«En cuanto a mí, Gilgamesh es mi nombre, quien vino de Uruk-Eanna,
(10) Quien atravesó los montes, Un viaje distante, cuando el sol se alza.
Oh, Sursunabu, ahora que he visto tu rostro, Muéstrame a Utnapishtim
el Lejano».
Sursunabi [dice] a él, a Gilgamesh.

Falta el resto
La versión asiria de la Tablilla glosa el encuentro con Siduri y con
Urshanabi (Sursunabu) y el paso por las Aguas de la Muerte hasta la casa
de Utnapishtim.

V

Gilgamesh dijo a él, a Utnapishtim:
«Para poder llegar a contemplar a Utnapishtim, a quien llaman el
Lejano, recorrí y anduve por todos los países, atravesé montes abruptos,
crucé todos los mares. Mi faz no se sació de dulce sueño. Me exasperé
con el insomnio. Llené mis coyunturas de infortunio. No hubiese
alcanzado la casa de la cervecera, (30) Cuando mi ropa estaba gastada.
[Ma] té oso, hiena, león, pantera, Tigre, ciervo (y) cabra montés – Las
bestias salvajes y lo que repta del llano. Sus [carnes] comí y sus pieles ce
[ñí alrededor de mí]».

Imposible la traducción por el estado de la columna, excepto el
final que son las enseñanzas de Utnapishtim.

VI
(26) «¿Construimos una casa para siempre? ¿Sellamos (contratos) para
siempre? ¿Los hermanos dividen porciones para siempre? Ecl 9,6
¿Persiste para siempre el odio [en la tierra]? ¿Acaso el río siempre crece
(y) causa inundaciones?
(30) La libélula [abandona] (su) vaina para que su cara (no) pueda
mirar (sino) la cara del sol. Desde los días de antaño no hubo
[permanencia]; Ecl 1,11; 1,4; 2,16 ¡Los que descansan y los muertos qué
iguales [son]! ¿No componen la misma imagen de la muerte: el plebeyo
y el noble, cuando se hallan próximos a [su destino]?
Los Anunnaki, los grandes dioses, se congregan; Mammetum, hacedor
del destino, con ellos decreta el hado: Muerte y vida determinan. Dt
30,19 (Pero) de la muerte los días no se revelan».

TABLILLA XI

Gilgamesh le dijo, a Utnapishtim el Lejano:
«Cuando te miro, Utnapishtim, tus rasgos no son extraños; incluso como
yo eres. Tú no eres extraño; antes bien, como yo eres. ¡Mi corazón te
había imaginado como resuelto a batallar, [Pero] descansas indolente
sobre tu dorso! [Dime], ¿cómo te sumaste a la Asamblea de los dioses,
En tu busca de la vida?»
Utnapishtim dijo a él, a Gilgamesh:
«Te revelaré, Gilgamesh, una materia oculta (10) y un secreto de los
dioses te diré: Suruppak–ciudad que tú conoces [(Y) que en las riberas
del Éufrates] está situada–, esa ciudad era antigua (como lo eran) los
dioses de su interior, cuando sus corazones impulsaron a los grandes
dioses a suscitar el diluvio. Estaban Anu, su padre, el valiente Enlil, su
consejero, Ninurta, su asistente, Ennuge, su irrigador. Ninigiku-Ea
también estaba presente con ellos;
(20) Sus palabras repite a la choza de cañas:
«¡Choza de cañas, choza de cañas! ¡Pared, pared! ¡Choza de cañas,
escucha! ¡Pared, vibra! Hombre de Suruppak, hijo de Ubar-Tutu,
¡Demuele (esta) casa, construye una nave! Gn 6:14. Renuncia a las
posesiones, bucea la vida. ¡Desiste de bienes (mundanales) y mantén el
alma viva!
A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas. Gn 6:19-20
El barco que construirás, Sus dimensiones habrá que medir. (30) Igual
será su amplitud y su longitud. Gn 6:15 como el Apsu lo techarás».
Entendí y dije a Ea, mi señor:
«[He aquí], mi señor, lo que así ordenaste, tendré a honra ejecutar.
[Pero, ¿ qué] contestaré a la ciudad, a la gente y a los ancianos ?»
Ea abrió su boca para hablar, diciendo a mí, su servidor:
En tal caso les hablarás así: «He sabido que Enlil me es hostil, (40) de
modo que no puedo residir en vuestra ciudad, ni poner mi p [ie] en el
territorio de Enlil. Por lo tanto, a lo profundo bajaré, para vivir con mi
señor Ea. [Pero sobre] vosotros derramará la abundancia, [Los] pájaros
[selectos], los más excelentes peces. [La tierra se colmará] de riqueza de
cosechas. [Aquel que en el ocaso ordena] las vainas verdes, verterá
sobre vosotros una lluvia de trigo».
Al primer resplandor del alba, la tierra se juntó [a mi alrededor].
(50-53)(Imposible, su traducción)
Los pequeños [llev] aban brea, al paso que los grandes transportaban [el
resto] de lo necesario. Al quinto día tendí su maderamen. Un acre
(entero) era el espacio de su suelo, diez docenas de codos la altura de
cada pared, Gen 6,15 diez docenas de codos cada borde del cuadrado
puentel. Preparé los contornos (y) lo ensamblé. (60) Lo proveí de seis
puentes, dividiéndolo (así) en siete partes. El plano de su piso dividí en
nueve partes. Clavé desaguaderos en él. Me procuré pértigas y acopié
suministros. Seis (medidas) «sar» de betún eché en el horno, Gen 6,14
Tres «sar» de asfalto [también] eché en el interior, Tres «sar» de aceite
los portadores de cestas transportaron, aparte de un «sar» de aceite que
la calafateadura consumió, y los dos «sar» de aceite [que] el barquero
estibó. (70) Bueyes maté para la [gente], Gen 6,21 y sacrifiqué ovejas
cada día. Mosto, vino rojo, aceite y vino blanco [Di] a los trabajadores
[para beber], como si fuera agua del río, para que celebrasen como en el
Día del Año Nuevo. A [brí…] ungüento, aplicándo (lo) a mi mano. [Al
sépti] mo [día] el barco estuvo completo.
[La botadura] fue ardua, hasta el punto de que hubieron de cambiar las
planchas de encima y de debajo, [hasta que] dos tercios de [la estructura
entra]ron [en el agua]. (80) [Cuanto tenía] cargué en él: Cuanta plata
tenía cargué en él; cuanto oro [tenía] cargué en él; cuantos seres vivos
tenía [cargué] en él. Gen 7,7-8 Toda mi familia y parentela hice subir al
barco. Las bestias de los campos, las salvajes criaturas de los campos,
Gen 7,13-16 Todos los artesanos hice subir a bordo. Samas me había
fijado un tiempo:
«Cuando aquel que ordena la intranquilidad nocturna, envíe una lluvia
de tizón, ¡Sube a bordo y clava la entrada! Aquel tiempo señalado llegó:
«Aquel que ordena la intranquilidad nocturna, envía una lluvia de tizón».
Contemplé la apariencia del tiempo. El tiempo era espantoso de
contemplar. Subí al barco y clavé la entrada. Para clavar (todo) el barco,
a Puzur-Amurri, el barquero, cedí la estructura con su contenido.
Al primer resplandor del alba, Una nube negra se alzó del horizonte. Gn
7:11 En su interior Adad truena, Mientras Sullat y Hanis van delante,
(100) moviéndose como heraldos sobre colina y llano. Erragal arranca
los postes; Avanza Mnurta y hace que los diques sigan.
Los Anunnaki levantan las antorchas, Encendiendo la tierra con su
fulgor. La consternación debida a Adad llega a los cielos, pues volvió en
negrura lo que había sido luz. [La vasta] tierra se hizo arlicos como [una
perola]. Durante un día la tormenta del sur [sopló], acumulando
velocidad a medida que bufaba [sumergiendo los montes], (110)
atrapando a la [gente] como una batalla.
Nadie ve a su prójimo. No puede reconocerse la gente desde el cielo. Los
dioses se aterraron del diluvio y retrocediendo, ascendieron al cielo de
Anul.
Los dioses se agazaparon como perros Acurrucados contra el muro
exterior. Istar gritó como una mujer en sus dolores, la señora de dulce
voz de los [dioses] gime:
«Los días antiguos se han trocado, ¡ay!, en arcilla, Gn 7:23 Porque hablé
maldad en la Asamblea de los dioses. (120) ¿Cómo pude hablar maldad
en la Asamblea de los dioses, ordenando batalla para destrucción de mi
gente, Gn 8:21 cuando yo misma di a luz a mi pueblo? ¡Cómo el desove
de los peces llena el mar!»
Los dioses Anunnaki lloran con ella, los dioses, humildemente, están
sentados y lloran, Con los labios apretados, [… ] uno y todos. Seis días y
[seis] noches Sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur
barre la tierra.
Al llegar al séptimo día, La tormenta del sur (transportadora) del diluvio
amainó en la batalla, (130) que había reñido como un ejército El mar se
aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó. Gn 8:1-2 Contemplé el
tiempo: la calma se había establecido, Y toda la humanidad había vuelto
a la arcilla. El paisaje era llano como un tejado chato.
Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro. Gen 8,6 inclinándome muy
bajo, sentéme y lloré, deslizándose las lágrimas por mi cara.
Miré en busca de la línea litoral en la extensión del mar: En cada catorce
(regiones) emergía una comarca (montañosa).
(140) En el Monte Nisir el barco se detuvo. Gen 8,4
El Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento,
Un primer día, un segundo día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave,
Impidiéndole el movimiento. Un tercer día, un cuarto día, el Monte Nisir
mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento. Un quinto y un
sexto (día), el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el
movimiento. Al llegar el séptimo día, Envié y solté una paloma.
La paloma se fue, pero regresó; Gn 8,8-10 Puesto que no había
descansadero visible, volvió. Entonces envié y solté una golondrina.
(150) La golondrina se fue, pero regresó; Puesto que no había
descansadero visible, volvió. Después envié y solté un cuervo. Gn 8,7
El cuervo se fue y viendo que las aguas habían disminuido, come, se
cierne, grazna y no regresa. Entonces dejé salir (todo) a los cuatro
vientos y ofrecí un sacrificio.
Vertí una libación en la cima del monte. Gn 8,19-20 Siete y siete vasijas
cultuales preparé, sobre sus trípodes amontoné caña, cedro y mirto.
Los dioses olieron el sabor, Gn 8,21- Los dioses olieron el dulce sabor,
Los dioses se apiñaron como moscas en torno al sacrificante.
Cuando al fin la gran diosa llegó, alzó las grandes joyas que Anu había
labrado a su antojo:
«Dioses, tan cierto como este lapislázuli está en mi cuello, no olvidaré,
recordaré estos días, sin jamás olvidarlos. Vengan los dioses a la
ofrenda; (Pero) no acuda Enlil a la ofrenda, `porque, sin razón, causó el
diluvio y a mi pueblo condenó a la destrucción».
(170) Cuando finalmente llegó Enlil, y vio el barco, Enlil montó en cólera
.Le invadió la ira contra los dioses Igigi:
«¿Escapó algún alma viva? ¡Ningún hombre debía sobrevivir a la
destrucción!”
Ninurta abrió la boca para hablar, diciendo al valiente Enlil:
«¿Quién, salvo Ea, puede maquinar proyectos? Sólo Ea conoce todo».
Ea abrió la boca para hablar, diciendo al valiente Enlil: «Tú, el más sabio
de los dioses, tú, héroe, ¿Cómo pudiste, irrazonablemente, causar el
diluvio? (180) ¡Al pecador impón sus pecados, Al transgresor impón su
transgresión! ¡(Sin embargo), sé benévolo para que no sea cercenado!
¡Sé paciente para que no sea des [plazado]!
En lugar de traer tú el diluvio, Ez 14,13-21 ¡Ojalá un león hubiera
surgido para disminuir la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá un lobo hubiera surgido para
disminuir la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá un hambre hubiera surgido para m
[enguar] la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá una pestilencia hubiera surgido
para he [rir] a la humanidad!
No fui yo quien reveló el secreto de los grandes dioses.
Dejé que Atrahasis viese un sueño, y percibió el secreto de los dioses.
¡Reflexiona ahora en lo que le atañe!»
A esto Enlil subió a bordo del barco. (190) Cogiéndome de la mano, me
subió a bordo. Subió mi mujer a bordo e hizo que se arrodillara a mi
lado. De pie entre nosotros, tocó nuestras frentes para bendecirnos:
«Hasta ahora Utnapishtim fue tan sólo humano. En adelante,
Utnapishtim y su mujer serán como nosotros dioses. ¡Utnapishtim
residirá lejos, en la boca de los ríos!»
Así me cogieron y me hicieron residir lejos, en la boca de los ríos. Pero
ahora, ¿quién por ti convocará los dioses a la Asamblea, para que
encuentres la vida que buscas? ¡Ea!, no concilies el sueño durante siete
días y siete noches».
(200) Mientras allí se sienta sobre sus nalgas, el sueño le aventa como el
torbellino.
Utnapishtim dice a ella, a su esposa:
«¡Contempla a este héroe que busca la vida! El sueño le envuelve como
una niebla».
Su esposa dice a él, a Utnapishtim el Lejano:
«Tócale para que el hombre despierte, para que regrese salvo por el
camino que le trajo, para que por la puerta que salió pueda regresar a su
país».
Utnapishtim dice a ella, a su esposa:
«Puesto que engañar es humano, él procurara engañarte. Gn 8,21 Anda,
prepara obleas para él, pon (las) junto a su cabeza, y señala en la pared
los días que duerme».
Elaboró para él obleas, puso (las) junto a su cabeza, Y señaló en la pared
los días que dormía. La primera oblea se ha secado, la segunda se
estropeó, la tercera está húmeda. La superficie de la cuarta blanquea, la
quinta se cubre de moho, la sexta (aún) conserva su color reciente, la
séptima – en cuanto le tocó, despertóse el hombre.
Gilgamesh dijo a él, a Utnapisthim el Lejano:
(220) «¡Apenas el sueño me ha invadido, cuando me tocas y me
despiertas!»
Utnapishtim [dice a él], a Gilgamesh:
«[Vamos], Gilgamesh, cuenta tus obleas, [Que los días que dormiste]
sean conocidos de ti: Tu [primera] oblea se ha secado, [La segunda se]
estropeó, la tercera está húmeda; La superficie de la cuarta blanquea;
[La quinta] se cubre de moho, la sexta (aún) conserva su color reciente.
[La séptima] – en este instante te despertaste».
Gilgamesh dijo a él, a Utnapishtim el Lejano:
(230) «[¿Qué] haré, Utnapishtim; Adónde iré, [Ahora] que el Despojador
hace presa en mis [miembros]? En mi alcoba acecha la muerte, ¡Y
doquiera que pon [go mi pie] está la muerte!»
Utnapishtim [dice a él], a Urshanabi, el barquero:
«Urshanabi, ¡así el desembarcadero [no tenga contento en ti], Así el
lugar de travesía a ti renuncie! ¡A aquel que vaga en su playa, niégale su
playa! Al hombre que trajiste (aquí), cuyo cuerpo está cubierto de
suciedad, la gracia de cuyos miembros pieles desfiguraron, lleva,
Urshanabi, y condúcele al lugar del baño. (240) Que se libre de su
suciedad con agua limpia como la nieve. Que se despoje de sus pieles y
el mar (las) arrastre, que la belleza de su cuerpo se pueda ver. Haz que
renueve la banda de su cabeza, deja que se ponga un manto para vestir
su desnudez, que llegue a su ciudad, que concluya su viaje. ¡Así (su)
manto no tenga color de moho, siendo totalmente nuevo!»
Urshanabi le llevó y condujo al lugar del baño. Se lavó la suciedad con
agua limpia como la nieve. Se despojó de sus pieles, el mar (las)
arrastró, para que la belleza de su cuerpo se viese. (250) Renovó [la
banda] que ceñía su cabeza, se puso un manto para vestir su desnudez
para que lle [gase a su ciudad], Para que concluyese su viaje. [El manto
no tenía color de moho], siendo [totalmente] nuevo.
Gilgamesh y Urshanabi subieron a la barca, [Lanza] ron la barca a las
olas (y) zarparon.
Su esposa dice a él, a Utnapishtim, el Lejano:
«Gilgamesh vino aquí, penando y esforzándose. (260) ¿Qué (le)
entregarás para que regrese a su tierra?»
A aquello, él, Gilgamesh, levantó (su) pértiga, para acercar la barca a la
playa.
Utnapishtim [dice] a él, [a] Gilgamesh:
«Gilgamesh, viniste aquí, penando y esforzándote. ¿Qué te entregaré
para que regreses a tu tierra? Revelaré, oh Gilgamesh, una cosa oculta, Y
[un secreto de los dioses] te diré: Esta planta, como el cambrón es [su…].
Sus espinas pin [charán tus manos] como la rosa. Si tus manos obtienen
la planta, [tú hallarás nueva vida]».
En cuanto Gilgamesh oyó esto, Abrió la ca [ñería], Ató piedras pesadas [a
sus pies]. Le bajaron a lo profundo [y vio la planta]. Cogió la planta,

aunque pi [nchó sus manos]. Cortó las piedras pesadas [de sus pies]. El
[m]ar le lanzó a la orilla.
«Urshanabi, esta planta es una planta aparte, por la que un hombre
puede reconquistar el aliento de su vida. (280) La llevaré a la amurallada
Uruk. Haré […] comer la planta. .. Su nombre será «El Hombre se hace
Joven en la Senectud».
Yo mismo (la) comeré y así volveré al estado de mi juventud».
Después de veinte leguas comieron un bocado. Después de treinta legua
(más) se prepararon para la noche. Gilgamesh vio un pozo cuya agua era
fresca. Bajó a bañarse en el agua. Una serpiente olfateó la fragancia de la
planta, salió [del agua] y arrebató la planta.
Al retirarse mudó de piel.
(290) A esto Gilgamesh se sienta y llora. Las lágrimas se deslizan por su
cara. [Cogió la mano] de Urshanabi, el barquero:
«¿[Para] quién, Urshanabi, mis manos trabajaron? ¿Por quién se gasta la
sangre de mi corazón? No obtuve una merced para mí. ¡Para el león de
tierra logré una merced! ¡Y la marea la llevará a veinte leguas de
distancia! Cuando abrí la cañería y […] el año, Hallé lo que se había
puesto como señal para mí: ¡Me retiraré, (300) Y dejaré la barca en la
orilla!» Después de veinte leguas comieron un bocado. Después de
treinta leguas (más) se prepararon para la noche. Cuando llegaron a al
amurallada Uruk, Gilgameshh dijo a él, a Urshanabi, el barquero:
«Anda, Urshanabi, ve a las almenas de Uruk. Inspecciona la terraza,
examina sus ladrillos, si su obra no es de ladrillo quemado y si los Siete
Sabios no echaron sus cimientos. Un `sar’ es ciudad, un `sar’ huertos, Un
`sar’ tierra marginal; (además) el recinto del Templo de Ishtar. Tres `sar’
y el recinto incluida Uruk».

La Tablilla XII es un apéndice sin vínculo con el poema.

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados