Pintores: Valdes Leal

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En 1673, el pintor sevillano Juan de Valdés Leal pintó una serie de cuadros sobre la vida de San Ambrosio para el oratorio bajo del Palacio Arzobispal de Sevilla por encargo del arzobispo don Ambrosio Spínola. Dos de ellos, de formato más pequeño y asuntos en los que hace su aparición lo sobrenatural, acompañarían en el altar a una Virgen con el Niño encargada a Murillo ese mismo año, mientras que los otros cinco, en los que se recogen los momentos culminantes del ministerio del santo y sus virtudes como prelado ejemplar, se distribuirían por las paredes del oratorio. Todos ellos desaparecieron durante la Guerra de la Independencia, cuando el mariscal Soult convirtió el Palacio en su cuartel general, y se dieron por perdidos hasta que reaparecieron en 1960 y 1981 en el mercado del arte.

La exposición, organizada en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Sevilla, reúne por primera vez los siete cuadros conocidos actualmente, de los que cuatro, adquiridos en diciembre de 2002 por el Museo Nacional del Prado, no han sido mostrados jamás en público.El resto proviene de los Museos de Saint Louis (Missouri), San Francisco (California) y Sevilla.

Don Ambrosio Ignacio Spínola y Guzmán (1632-1684) fue arzobispo de Sevilla entre 1669 y el año de su muerte. Nieto del general Ambrosio Spínola, el vencedor en Breda, e hijo de don Diego Messía y Guzmán, primer marqués de Leganés, tuvo una carrera típica del estamento eclesiástico en su grado más elevado. Educado por su tío, el cardenal Agustín Spínola, quien le guió en sus comienzos, fue obispo de Oviedo y arzobispo de Santiago antes de acceder, cuando sólo tenía treinta y ocho años, a la mitra hispalense. A lo largo de sus quince años de gobierno supo ganarse la veneración de los sevillanos gracias a su celo pastoral y a su práctica de la caridad.

Muy devoto de la Virgen María, el arzobispo Spínola acondicionó en su «cuarto bajo» del Palacio Arzobispal de Sevilla un oratorio privado para el que en 1673 encargó a Valdés Leal una serie de escenas de la vida de San Ambrosio. Las pinturas fueron sustraídas durante la Guerra de la Independencia por el mariscal Soult, quien en 1810 convirtió el Palacio Arzobispal en su cuartel general, y han estado en paradero desconocido hasta que cinco de ellas reaparecieron en 1960 en Nueva York en el mercado del arte y otras dos emergieron en una subasta celebrada en París en 1981. El Museo del Prado ha organizado esta exposición con motivo de la adquisición de cuatro de los cuadros de la serie.