Todas las entradas de agamizv

Musica Perfecta Partita n2

Partita nº 2 de BACH:

Partita para violin solo nº2 JSBACH

Una de las obras cumbre de la música, incluye la famosa Chacona, obra cumbre para violin en la historia de la música.

«La chacona BWV 1004 es en mi opinión una de las más maravillosas y misteriosas obras de la historia de la música. Adaptando la técnica a un pequeño instrumento, un hombre describe un completo mundo con los pensamientos más profundos y los sentimientos más poderosos. Si yo pudiese imaginarme a mí mismo escribiendo, o incluso concibiendo tal obra, estoy seguro de que la excitación extrema y la tensión emocional me volverían loco.»

— Johannes Brahms
La chacona resulta ser una obra singular por su duración (quince minutos: más que todo el resto de la partita) y dificultad técnica, además de por los temas que la integran. En ella se suceden varios corales luteranos, ordenados según un significado preciso. Es de señalar que era muy frecuente que Bach incluyera enigmas en sus obras, así como mensajes cifrados, que con el transcurso del tiempo han sido descubiertos (véase, por ejemplo, elmotivo BACH). Así, la chacona, compuesta tras la muerte de su esposa, esconde en su inicio la melodía de la coral Den Tod kann niemand zwingen (La muerte no puede nadie conquistar), perfilada en el bajo de la composición. Le sigue un coral esencial de la liturgia protestanteChrist lag in Todesbanden (Cristo estaba atado a la muerte, pero a través de su muerte rompió esa atadura.), coral que finaliza con la palabra Aleluia. También se incluye la coral Vom Himmel hoch da komm ich her(De las alturas del cielo, de allí vengo) para simbolizar la esperanza.

Musica Perfecta Victoria Officium

Oficio de Semana Santa de Tomas Luis de Victoria.

Ce magnifique office de Luis Tomas de Victoria dont voici l’interprétation est faite par les moines de l’abbaye Santo Domingo de Silos (Espagne), est à mon avis, la plus proche de celle qu’écrivit ce compositeur. C’est de la collection »Música antigua española» collection qui malheureusement n’existe plus !
Les respons et l’Evangile sont chantés par des moines de cette abbaye et l’Escolanía de l’abbaye alterne avec ces moines. En outre, les voix espagnoles sont plus graves que les nôtres et cela va de même pour le chant grégorien — En France, les voix des moines sont plus élevées et si l’on en veut pour preuve, il suffit de comparer les interprétations du plain-chant avec les abbayes de Fontgombault, de Ligugé, de Clervaux (Luxembourg), celle de Saint Pierre de Solesmes est à mon gré trop haut quoique scrupuleusement interprété. Retenons toutefois, que le chant grégorien n’est pas seulement un art c’est avant tout une prière. Les spécialistes du chant grégorien sente toute de suite lorsque ce sont des moines qui interprètent ce chant et des spécialistes profanes qui chantent pour l’art mais dont on ne sent pas l’intériorité spirituelle bien présente chez les moines. Cela peut s’entendre avec la version de « Colombina » où l’on a l’impression d’entendre une autre œuvre !

Cet office commence par le »Pueri Hebraeorum portantes ramos olivarum» une antienne du Dimanche des Rameaux. 

Abadía de Santo Domingo de Silos y Escolania

Tomas Luis de Victoria

Esta es una obra maestra, que se encuentra entre las mejores de todos los tiempos.

Sonetos religiosos 6

Imagen1
—–
interior_9
Salmo XXVI
Después de tantos ratos mal gastados,
tantas obscuras noches mal dormidas;
después de tantas quejas repetidas,
tantos suspiros tristes derramados;
Después de tantos gustos mal logrados
y tantas Justas penas merecidas;
después de tantas lágrimas perdidas
y tantos pasos sin concierto dados,
Sólo se queda entre las manos mías
de un engaño tan vil conocimiento,
acompañado de esperanzas frías.
Y vengo a conocer que en el contento
del mundo, compra el Alma en tales días,
con gran trabajo, su arrepentimiento.
Francisco de Quevedo y Villegas
Salmo VII
¿Dónde Pondré, Señor, mis tristes ojos
que no vea tu poder divino y santo?
Si al cielo los levanto,
del sol en los ardientes Rayos Rojos
te miro hacer asiento;
si al manto de la noche soñoliento,
leyes te veo poner a las estrellas;
si los bajo a las tiernas plantas bellas,
te veo pintar las flores;
si los vuelvo a mirar los pecadores
que tan sin rienda viven como vivo,
con Amor excesivo,
allí hallo tus brazos ocupados
más en sufrir que en castigar pecados.
Francisco de Quevedo y Villegas
Cansado estoy de haber sin Ti vivido,
que todo cansa en tan dañosa ausencia.
Mas, ¿qué derecho tengo a tu clemencia,
si me falta el dolor de arrepentido?
Pero, Señor, en pecho tan rendido
algo descubrirás de suficiencia
que te obligue a curar como dolencia
mi obstinación y yerro cometido.
Tuya es mi conversión y Tú la quieres;
tuya es, Señor, la traza y tuyo el medio
de conocerme yo y de conocerte.
Aplícale a mi mal, por quien Tú eres,
aquel eficasísimo remedio
compuesto de tu sangre, vida y muerte.
Baltasar del Alcázar (Sevilla 1530 – 1606)
La vanidad del mundo.
En fin, en fin, tras tanto andar muriendo,
tras tanto varïar vida y destino,
tras tanto de uno en otro desatino
pensar todo apretar, nada cogiendo,
tras tanto acá y allá yendo y viniendo
cual sin aliento inútil peregrino,
¡oh Dios!, tras tanto error del buen camino,
yo mismo de mi mal ministro siendo,
hallo, en fin, que ser muerto en la memoria
del mundo es lo mejor que en él se asconde,
pues es la paga de él muerte y olvido,
y en un rincón vivir con la victoria
de sí, puesto el querer tan sólo adonde
es premio el mismo Dios de lo servido.
Francisco de Aldana (1537 – 1578)
Dulce Señor, enamorado mío,
¿adónde vais con esa cruz pesada?
Volved el rostro a una alma lastimada
de que os pusiese tal su desvarío.
De sangre y llanto entre los dos un río
formemos hoy; y si a la vuestra agrada,
partamos el dolor, y la jornada,
que de morir por Vos, en Vos confío.
¡Ay, divino Señor del alma mía!
No permitáis que otro nuevo esposo
me reconozca suya en este día;
bajad de vuestros cielos amoroso,
y si merece quien con Vos porfía,
dadme estos brazos, soberano Esposo.
Tirso de Molina (1584 – 1648)
Tres años ha, mi Dios, que las impías
persecuciones ocasionan llantos,
y en sus profetas y ministros santos
la crueldad ejecuta tiranías.
Tres años ha que de mi pecho fías
(a pesar de amenazas y de espantos)
tus fieles siervos, puesto que ha otros tantos
que el cielo cierra la oración de Elías.
En dos cuevas amparo y doy sustento
a cien profetas tuyos escondidos
del poder de la envidia y los engaños.
¡Ampara Tú, Señor, mi justo intento;
clemente abre a mis ruegos tus oídos;
baste, mi Dios, castigo de tres años!
Tirso de Molina
Esta tarde, mi bien
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)
Tiempo soy entre dos eternidades.
Antes de mí la eternidad y luego
de mí, la eternidad. E1 fuego;
sombra sola entre inmensas claridades.
Fuego del tiempo, ruidos, tempestades;
sí con todas mis fuerzas me congrego,
siento enormes los ojos, miro ciego
y oigo caer manzanas soledades.
Dios habita mi muerte, Dios me vive.
Cristo, que fue en el tiempo Dios, derive
gajos perfectos de mi ceiba innata.
Tiempo soy, tiempo último y primero,
el tiempo que no muere y que no mata,
templado de cenit y de lucero.
Carlos Pellicer (1899 -1977)
Haz que tenga piedad de Ti, Dios mío.
Huérfano de mi amor, callas y esperas.
En cuántas y andrajosas primaveras
me viste arder buscando un atavío.
Vuelve donde a las rosas el rocío
conduce al festival de sus vidrieras.
Llaga que en tu costado reverberas,
no tiene en mí ni un leve calosfrío.
Del bosque entero harás carpintería
que yo estaré impasible a tus labores
encerrado en mi cruenta alfarería.
El grano busca en otro sembradío.
Yo no tengo qué darte, ni unas flores.
Haz que tenga piedad de Ti, Dios mío.
Carlos Pellicer
A Jesucristo
Colgado estás del áspero madero
cual lábaro de paz en las alturas
dislocadas las finas coyunturas,
pidiendo amor con grito lastimero
¡Veinte siglos así! Y hasta el postrero
sol que ilumine ignotas desventuras,
remachadas las férreas ligaduras
te ofrecerás al universo entero.
Plúgote así para que el hombre insano
torne al bien; sus oráculos inciertos
deje, y no tema tu cautiva mano;
para que por ciudades y desiertos,
hallarte pueda el pecador humano
¡con amorosos brazos siempre abiertos.
Guillermo Valencia (1873 – 1943)
¡Oh! Buen Jesús
¡Oh! buen Jesús, que noble y sensitivo
Poblaste de raíces mi alma seca
Y has sido para mí cual nueva meta,
Futuro y mi sostén definitivo
Libremente, has querido ser mi amigo
Refrescando mi alma cuando enteca
Anhelaba un consuelo y no una mueca
Consolándome atento y efusivo.
¡Que tesoro tan rico he adquirido!
¡Que suave consuelo proporcionas!
¡Que alegre compartir, que amable abrigo!
Tu gracia, tu poder y tu ternura
Son mi solio de honor y techo amigo
Que me llena de paz y de ternura.
Rafael Marañón Barrio
Cuando vuelto hacia ti de mi pecado,
iba pensando en confesar, sincero,
el dolor desgarrado y verdadero
del delito de haberte abandonado.
Cuando pobre me volví a ti humillado,
me ofrecí como inmundo pordiosero;
cuando temiendo tu mirar severo,
bajé los ojos, me sentí abrazado.
Sentí mis labios por tu amor sellados,
y ahogarse entre tus lágrimas divinas
la triste confesión de mis pecados.
Se llenó mi alma de luces matutinas
y, viendo ya mis males perdonados,
quise para mi frente tus espinas.
Autor desconocido

Música Perfecta Charpentier Te deum

Te deum:

__

Marc-Antoine Charpentier (1634/43-1704) : Te Deum per soli, coro e orchestra 
(registrazione storica 1963) 
Martha Angelici, Jocelyn Chamonin, soprani ; André Mallabrera, controtenore; Rémy Corazza, tenore ; George Abdoun, Jacques Mars, bassi ; Marie-Claire Alain, organo; Maurice André, tromba ; Chorale de Jeunesse Musicales de France ; Orchestra Jean-François Paillard , direttore Louis Martini

03:36 • Charpentier: Te Deum, polyphonic motet in D major, H 146
__

03:36 • Prelude: Marche en rondeau
04:53 • Te deum laudamus: bass solo
05:54 • Te aeternum patrem: chorus and SSAT solo
07:42 • Pleni sunt caeli et terra: chorus
09:51 • Te per orbem terrarum: trio, ATB
13:47 • Tu devicto mortis aculeo: chorus, bass solo
15:00 • Te ergo quaesumus: soprano solo
17:35 • Aeterna fac cum sanctis tuis: chorus
19:55 • Dignare, domine: duo, SB
23:30 • In te domine speravi: chorus with ATB trio
__

 

Official RARE recording of the VATICAN CITY to celebrate the Holy Year 2000 ! Recorded in Rome during the Holy Week, inaugurated by His Holiness Pope John Paul II. Live concert for Soloists, Chorus & Orchestra.

Marc-Antoine CHARPENTIER (1643-1704), the famous french composer of 17th !
» ALMIGHTY GOD, WE PRAISE THEE «.
TE DEUM, one of the composer’s last works (1692), was presumably written for the Jesuits principal church in Paris, St-Louis. The first movement is a martial fanfares that recur throughout the piece, notably in the ‘Prélude en Rondeau’, a movement familiar to European listeners as the EUROVISION theme tune.

Performed by the » Coro & Orchestra dell’ ACCADEMIA NAZIONALE DI SANTA CECILIA «. Chorus Master : Roberto GABBIANI.
Conductor : MYUNG-WHUN CHUNG.
Elisabetta SCANO, Soprano I – Cinzia FORTE, Soprano II – Christina SOGMAISTER, Mezzo-Soprano – Declan KELLY, Tenor – Riccardo NOVARO, Bass.
[ CD LIBRERIA VATICANA – DEUTSCHE GRAMMOPHON-2000 – DDD]

[ Pictures of City of Vatican, St-Peter’s place, St-Peter’ s Basilica of Rome, Swiss Guards, City of Rome – Italy….]

 

Música Perfecta La Resureccion

Haendel- La Resurrección:

Georg Friedrich Händel 1685-1759

Oratorio per La resurrezione di Nostro Signor Gesù Cristo HWV 47
Rome, 1708

PARTE PRIMA
I. Sonata
II. Aria: Disserratevi, O Porte D’Averno
III. Accompagnato: Qual’insolita Luce
IV. Aria: Caddi, E Ver
V. Accompagnato: Ma Che Veggio?
VI. Recitativo Chi Sei? Chi E Questo Re
VII. Aria: D’amor Fu Consiglio
VIII. Recitativo: E Ben, Questo Tuo Nume
IX. Aria: O Voi Dell’Erebo
X. Recitativo: Notte, Notte Funesta
XI. Aria: Ferma L’ali
XII. Recitativo: Concedi, O Maddalena
XIII. Arioso: Piangete, Si, Piangete
XIV. Recitativo: Ahi, Dolce Mio Signore
XV. Duetto: Dolci Chiodi, Amate Spine
XVI. Recitativo O Cleofe, O Maddalena
XVII. Aria: Quando E Parto Dell’affetto
XVIII. Recitativo: Ma Dinne, E Sara Vero
XIX. Aria: Naufragando Va Per L’onde
XX. Recitativo: Itene Pure, O Fide Amiche Donne
XXI. Aria: Cosi La Tortorella
XXII. Recitativo: Se Maria Dunque Spera
XXIII. Aria: Ho Un Non So Che Nel Cor
XXIV. Recitativo: Uscite Pur, Uscite
XXV. Coro: Il Nume Vincitor

PARTE SECONDA
I. Introduzione
II. Recitativo: Di Quai Nuovi Portenti
III. Aria: Ecco Il Sol Ch’esce Dal Mare
IV. Recitativo: Ma Ove Maria Dimora
V. Aria: Risorga Il Mondo
VI. Accompagnato: Di Rabbia Indarno Freme
VII. Recitativo: Misero! Ho Pure Udito?
VIII. Aria: Per Celare Il Nuovo Scorno
IX. Recitativo: Oh Come Cieco Il Tuo Furor Delira!
X. Duetto: Impedirlo Sapro!
XI. Recitativo: Amica, Troppo Tardo Fu Il Nostro Pie
XII. Aria: Per Me Gia Di Morire
XIII. Recitativo: Ahi, Aborrito Nome!
XIV. Aria: Vedo Il Ciel
XV. Recitativo: Cleofe, Siam Giunte Al Luogo
XVI. Aria: Se Per Colpa Di Donna Infelice
XVII. Recitativo: Mio Gesu, Mio Signore
XVIII. Aria: Del Ciglio Dolente
XIX. Recitativo: Si, Si, Cerchiamo Pur
XX. Aria: Augelletti, Ruscelletti
XXI. Recitativo: Dove Si Frettolosi
XXII. Aria: Caro Figlio, Amato Dio
XXIII. Recitativo: Cleofe, Giovanni, Udite
XXIV. Aria: Se Impassibile, Immortale
XXV. Recitativo: Si, Si, Col Redentore
XXVI. Coro: Diasi Lode In Cielo, In Terra

Camilla Tilling [soprano]
Kate Royal [soprano]
Sonia Prina [soprano]
Toby Spence [tenor]
Luca Pisaroni [bass-baritone]

Le Concert d’Astee
Emmanuelle Haim [direction]

• Händel: La resurrezione, sacred oratorio in two parts
__

• Katerina Knezikova: soprano
• Hana Blazikova: soprano
• Mariana Rewerski: mezzosoprano
• Eric Stoclossa: tenor
• Tobias Berndt: bass

Collegium 1704
Conducted by Václav Luks

Ensemble website: http://www.collegium1704.com

• Directed by Louise Narboni © Broadcast by Mezzo, 2009

Genial y espectacular versión de este oratorio.

Sonetos religiosos 5

coro_2
Catedral de Salamanca
Imagen1
1
Contemplación del poder del amor divino:
Todo lo vende amor, todo lo espera,
igual es con la muerte en poderío,
divino ardor que no lo anega el río
de la tribulación y angustia fiera.
Sólo el amor no acaba su carrera
con las cenizas del cadáver frío;
en gloria sigue el abrasado estío,
que en cuerpo fue suave primavera.
De amor se paga Dios, y quien le ama
consume en este fuego sus pecados,
puro se entrega como el oro puro.
Que aquella sacra y penetrante llama,
sobre los nudos dulcemente dados,
de esperanza y de fe levanta un muro.
Luis de Ribera (1552-1612)
La llamada divina
Metido andaba en vanas alegrías
sin Ti (mi Dios), de mí mismo olvidado,
y Tú, Señor, mirábasme enojado,
pero porque me amabas, me sufrías.
Esperábasme un día y muchos días;
sufríasme un pecado, otro pecado,
por no perder con solo un golpe airado
la imagen tuya con las culpas mías.
Pusiste en mí tus ojos blandamente,
y con los rayos de tu vista pura
me dejaste trocado en un momento;
Porque en llegando aquella luz ardiente,
quedó deshecha la tiniebla oscura
que ofuscaba mi ciego entendimiento.
Fray Diego Murillo (1555-1616)
Amor de Dios en la Eucarístía
Costumbre es del amante, si se parte,
dejar al que ama, en prenda señalada,
la prenda más querida y precïada
que acuerde su presencia, aunque se parte.
Hoy, Dios, de este manera y con tal arte,
al ausentarse de su Esposa amada,
deja su cuerpo en forma consagrada,
en toda todo y todo en cualquier parte.
¡Oh milagro tan digno de este nombre,
que al más agudo entendimiento y grave
deja confuso, atónito, espantado!
Viendo que sólo por amor del hombre,
Dios, que en el cielo ni en la tierra cabe,
así todo se encierra en un bocado.
Fray Diego Murillo
De un pecador arrepentido
Cobarde llego a vuestra real presencia,
aunque culpados dicen que acaricia,
temblando, ¡ay Dios!, si la he de hallar propicia
por ser envejecida mi dolencia.
Llego, viéndoos con brazos de clemencia,
temo, viéndoos con vara de justicia,
huyo de vos a vos en mi malicia
y apelo a vos de vos de la sentencia.
Para que me convierta, convertidme;
porque no huya, a vuestros pies clavadme,
y pues herido estáis, Señor, heridme.
Oveja vuestra soy, pastor, buscadme;
pródigo vuelvo, Padre, recibidme,
y pues que sois Jesús, ¡Jesús, salvadme!
José de Valdivieso (1560-1638)
¿Cuándo vendrá la muerte?
¿Cuándo vendrá la muerte? No sabemos.
¿El cómo y el lugar? Ni en conjetura.
¿El detener su curso? ¡Qué locura!
Sólo es cierto y de fe que fallecemos.
Pues, ¿cómo la amenaza no tememos
del Crïador de toda criatura?
Deseche la maldad nuestra cordura
y el vïaje del alma preparemos.
La muerte, aunque parece que se esconde,
cada momento nos está acechando;
dejémosla que siga y que nos ronde.
Ella va y viene, y nos está esperando,
y ya que nos oculta cómo y dónde,
estemos prontos para siempre y cuándo.
Diego de Torres Villarroel (1693-1770)
Plegaria
¡Dame, Señor, la firme voluntad,
compañera y sostén de la virtud;
la que sabe en el golfo hallar quietud
y en medio de las sombras claridad:
La que trueca en tesón la veleidad
y el ocio en perenal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud,
y los torpes engaños en verdad!
Y así conseguirá mi corazón
que los favores que a tu amor debí,
te ofrezcan fruto en galardón…
y aún tú, Señor, conseguirás así
que no llegue a romper mi confusión
la imagen tuya que pusiste en mí.
Adelardo López de Ayala (1829-1879)
En el camino
Me levantaré e iré a mi padre
I
Resuelve tornar al Padre
No temas, Cristo Rey, si descarriado
tras locos ideales he partido:
ni en mis días de lágrimas te olvido,
ni en mis horas de dicha te he olvidado.
En la llaga cruel de tu costado
quiere formar el ánima su nido,
olvidando los sueños que ha vivido
y las tristes mentiras que ha soñado.
A la luz del dolor, que ya me muestra
mi mundo de fantasmas vuelto escombros,
de tu místico monte iré a la falda,
con un báculo: el tedio, en la siniestra;
con andrajos de púrpura en los hombros,
con el haz de quimeras a la espalda.
II
De cómo se congratulan del retorno
Tornaré como el Pródigo doliente
a tu heredad tranquila; ya no puedo
la piara cultivar, y al inclemente
resplandor de los soles tengo miedo.
Tú saldrás a encontrarme diligente;
de mi mal te hablaré quedo, muy quedo…
y dejarás un ósculo en mi frente
y un anillo de nupcias en mi dedo;
y congregando del hogar en torno
a los viejos amigos del contorno,
mientras yantan risueños a tu mesa,
clamarás con profundo regocijo:
“¡Gozad con mi ventura, porque el hijo
que perdido llorábamos, regresa!”.
III
Pondera lo intenso de la futura vida interior
¡Oh, sí!, yo tornaré; tu amor estruja
con invencible afán al pensamiento,
que tiene hambre de paz y de aislamiento
en la mansa quietud de la cartuja.
¡Oh, sí!, yo tornaré; ya se dibuja
en el fondo del alma, ya presiento
la plácida silueta del convento
con su albo domo y su gentil aguja…
Ahí, solo por fin conmigo mismo,
escuchando en las voces de Isaías
tu clamor insinuante que me nombra,
¡cómo voy a anegarme en el mutismo,
cómo voy a perderme en las crujías,
cómo voy a fundirme con la sombra!
Amado Nervo (1870-1919)
Ten piedad, mi Señor, de mi presente
como ya la tuviste del pasado,
y ya que el corazón me lo has trocado,
ayúdame a vivir cristianamente.
Mira que quiero verme transformado,
transido de tu amor profundamente;
testigo de tu Cruz, constantemente
de espinas en mi cuerpo traspasado.
Pues de ti me confieso enamorado,
sólo tú has de ocupar mi pensamiento
Señor, amigo fiel, Crucificado.
Y puesto de rodillas a tu lado
tan sólo han de trabar conocimiento
mis ojos y tu cuerpo tan llagado.
Teófilo Amores
Si de la oscuridad me reclamaste
con tu Pasión tras verte escarnecido,
¡cuánto agradezco aquello que has sufrido,
pues que con ello, Amado, me salvaste!
Si por tu celo y amor no me dejaste,
ya que de ti fui siempre perseguido,
tan solo es tuyo, Señor, lo conseguido,
pues con tu sangre y tus ojos me alcanzaste.
¡Cuánta miseria y lodo hay en mi vida!
¡Cuánto sufriste, Amor, por no quererte!
¡Qué salvación me has dado inmerecida!
Vamos, Señor: dame pronto la muerte,
ya que por ella he de encontrar la Vida…
Quiero morir, Señor, … para tenerte.
Teófilo Amores
La partida
Contigo, mano a mano. Y no retiro
la postura, Señor. Jugamos fuerte.
Empeñada partida en que la muerte
Será baza final. Apuesto. Miro
tus cartas, y me ganas siempre. Tiro
las mías, Das de nuevo. Quiero hacerte
trampas. Y no es posible. Clara suerte
tienes, contrario en el que tanto admiro.
Pierdo mucho, Señor. Y apenas queda
tiempo para el desquite. Haz Tú que pueda
igualar todavía. Si mi parte
no basta ya por pobre y mal jugada,
si de tanto caudal no queda nada,
ámame más, Señor, para ganarte.
José García Nieto
¿Por qué, de pronto, así, reconciliado
con todo: con el mundo y su armonía?
Señor, en este tarde, tuya y mía,
dame que se haga eterno tu cuidado.
¿Por qué sin esperarte has esperado
a un corazón que hacia el desierto huía?
¿Por qué me has dicho: “Hay tiempo todavía
para recuperar al olvidado”?
Atrás mi casa “estaba sosegada”;
se quedaba en mis hijos la mirada;
habías Tú dispuesto mesa y vino.
Y he salido a buscarte, y a perderme,
y a herirme con tu espada… Solo, inerme,
me has dejado en un alto del camino.
José García Nieto
Arde Lorenzo y goza en las parrillas;
el tirano en Lorenzo arde y padece,
viendo que su valor constante crece
cuanto crecen las llamas amarillas.
Las brasas multiplica en maravillas
y el sol entre carbones amanece
y en alimento a su verdugo ofrece
guisadas del martirio sus costillas.
A Cristo imita en darse en alimento
a su enemigo, esfuerzo soberano
y ardiente imitación del Sacramento.
Mírale el cielo eternizar lo humano,
y viendo victorioso el vencimiento
menos abrasa que arde el vil tirano.
Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid, 1580 – 1645)
Salmo II
¡Cuán fuera voy, Señor, de tu rebaño,
llevado del Antojo y gusto mío!
Llévame mi esperanza viento frío,
y a mí con ella disfrazado engaño.
Un año se me va tras otro año:
y yo más duro y pertinaz porfío
por mostrarme más verde mi Albedrío,
la torcida raíz de tanto daño.
Llámasme, gran Señor: nunca respondo.
Sin duda mi respuesta sólo aguardas,
pues tanto mi remedio solicitas.
Mas, ¡ay!, que sólo temo en Mar tan hondo,
que lo que en castigarme ahora aguardas,
doblando los castigos lo desquitas.
Francisco de Quevedo y Villegas