Romances de Granada 2

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ROMANCE DE LA MAÑANA DE SAN JUAN

La mañana de San Juan4

La mañana de San Juan – al tiempo que alboreaba,

gran fiesta hacen los moros – por la vega de Granada.

revolviendo sus caballos – y jugando de las lanzas,

ricos pendones en ellas – bordados por sus amadas,

ricas marlotas vestidas – tejidas de oro y grana.                         5

El moro que amores tiene – señales dello mostraba

y el que no tenía amores – allí no escaramuzaba.

Las damas moras los miran – de las torres del Alhambra,

también se los mira el rey – de dentro del alcazaba.

Dando voces vino un moro – y mesándose la barba.                  10

Como antel rey fue llegado, – dijérale esta palabra:

– “Con tu licencia, señor, – te diré una nueva mala:

que ese infante don Fernando – tiene Antequera ganada.

Han muerto allí muchos moros, – yo soy quien mejor librara,

[cuatro] lanzadas trayo, – que el cuerpo todo me pasan”            15

Oyendo el rey esta nueva – la color se le mudara;

mandó tañer sus trompetas – y tocar todos al arma,

juntó dos mil de caballo – porque correrías haga.

En llegando en Alcalá, – que la Real se llamaba,

talando viñas y panes – unas escaramuzas traban.                      20

Fueron muchos los cristianos, – mas llevaron orden mala.

Los moros, que son de guerra, – dado les han mala carga.

Dellos matan, dellos prenden – y llevan gran cabalgada.

Con tal vitoria los moros – la vuelta dan de Granada.

Bien fue desto el rey contento – mas Antequera lloraba,             25

que lo que el Infante toma – siempre bien lo conservaba,

que la gente de Castilla – defiende muy bien la plaza.

Mandó hacer alarde luego – de la gente de Granada,

dentro de la gran ciudad – treinta mil moros juntara

y dioles por capitán – a Muley Guadalpujarra,                           30

que era moro de consejo – y bien escogida lanza,

el que mató a Pedro Hernández – y a Bocanegra ganara.

Éste hizo juramento – y sobre el alcorán jurara

de cobrar presto a Antequera – y aun a Córdoba la llana,

a prender a don Fernando o morir en la demanda,                     35

que hasta cumplir la jura – más no volviera a Granada

ni burlar más con doncellas – ni afeitar más la su barba.

I.4.- Alhama

Romance de la pérdida de Alhama6

Paseábase el rey moro – por la ciudad de Granada

desde la puerta de Elvira – hasta la de Bibarrambla

-¡Ay de mi Alhama!-

Cartas le fueron venidas – que Alhama era ganada.

Las cartas echó en el fuego, – y al mensajero matara.

-¡Ay de mi Alhama!-

Descabalga de una mula – y en un caballo cabalga;                    5

por el Zacatín arriba – subido se había al Alhambra.

-¡Ay de mi Alhama!-

Como en el Alhambra estuvo, – al mismo punto mandaba

que se toquen sus trompetas, – sus añafiles de plata.

-¡Ay de mi Alhama!-

Y que las cajas de guerra – apriesa toquen el arma,

porque lo oigan sus moros, – los de la vega y Granada.              10

-¡Ay de mi Alhama!-

Los moros, que el son oyeron – que al sangriento Marte llama,

uno a uno y dos a dos – juntado se ha gran batalla.

-¡Ay de mi Alhama!-

Allí habló un moro viejo, – de esta manera hablara:

– ¿Para qué nos llamas, rey? – ¿Para qué esta llamada?

-¡Ay de mi Alhama!-

– Habéis de saber, amigos, – una nueva desdichada:                  15

que cristianos de braveza – ya nos han ganado Alhama.

-¡Ay de mi Alhama!-

Allí habló un alfaquí – de barba crecida y cana:

– ¡Bien se te emplea buen rey, – buen rey bien se te empleara!

-¡Ay de mi Alhama!-

Mataste los Bencerrajes, – que eran la flor de Granada,

cogiste los tornadizos – de Córdoba la nombrada.                     20

-¡Ay de mi Alhama!-

Por eso mereces, rey, – una pena muy doblada:

que te pierdas tú y el reino, – y aquí se pierda Granada.

-¡Ay de mi Alhama!-

 

I.5.- Baza

Romance del cerco de Baza7

Sobre Baza estaba el rey, – lunes después de yantar.

Miraba las ricas tiendas – que estaban en su real,

miraba las huestes grandes – y miraba el arrabal,

miraba el adarve fuerte – que tenía la ciudad,

miraba las torres espesas, – que no las puede contar.                 5

Un moro tras una almena – comenzóle de hablar:

-“Vete, [vete], el rey Fernando, – no quieras aquí invernar,

que los fríos de esta tierra -no los podrás comportar.

Pan tenemos por diez años, – mil vacas para salar;

veinte mil moros hay dentro, – todos de armas tomar;                10

ochocientos de caballo – para el escaramuzar;

siete caudillos tenemos – tan buenos como Roldán,

y juramento tienen hecho – antes morir que se dar”.