La Armada y el Imperio

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Mientras hubo Armada hubo Imperio.

Conviene difundir batallas maritimas españolas que fueron enormes en su tiempo, y a las cuales hoy no se les da la debida importancia, por este pais que desconoce su historia. Si fueran hechos de otros paises, ya habría peliculas,  series, novelas, y libros que difundieran hechos tan importantes para la historia no solo de España, sino de muchos paises. Por lo demas solo los intereses de la historiografía de otros paises difunden sin cesar de Trafalgar o de la Armada Invencible, de gran importancia pero muy magnificados.

Top de grandes victorias navales:

La Contra Armada Inglesa 1589.

La expedición de la Contraarmada está considerada como uno de los mayores desastres militares de la historia de la Gran Bretaña, quizá sólo superado, siglo y medio después y durante la Guerra del Asiento, por la derrota sufrida en el sitio de Cartagena de Indias de nuevo a manos de tropas españolas. Según el historiador británico M. S. Hume, de los más de 18.000 hombres que formaron aquella flota de invasión descontados los numerosos desertores, sólo 5.000 regresaron vivos a Inglaterra. Es decir, más del 70 por 100 de los expedicionarios fallecieron en la operación.  A las pérdidas humanas hay que añadir la destrucción o captura por los españoles de al menos doce navíos, y otros tantos hundidos por temporales. Además de esto, los ingleses perdieron también al menos 18 barcazas y varias lanchas.

Aparte de perder la oportunidad de aprovechar el que la Armada española se encontrase en horas bajas, los costes de la expedición agotaron el tesoro real de Isabel, pacientemente amasado durante su largo reinado. Entre los cañones capturados en La Coruña, los bastimentos y otras mercancías de variada índole apresadas en Galicia y en Portugal, el total del botín a repartir entre los numerosos inversores no alcanzaba las 29.000 libras. Teniendo en cuenta que las pérdidas de la corona inglesa debidas a la derrota habían superado las 160.000 libras, el negocio no podía ser más ruinoso para Isabel.

Ante la magnitud del desastre, las autoridades inglesas nombraron una comisión para tratar de esclarecer las causas de la derrota, pero pronto el asunto fue enterrado debido a conveniencias políticas y propagandísticas. Por su parte, el hasta entonces considerado azote de los españoles, Sir Francis Drake, quedó condenado a un casi total ostracismo tras el fracaso, asignándosele la dirección de las defensas costeras de Plymouth y negándosele el mando de cualquier expedición naval durante los siguientes 6 años. Cuando finalmente se le concedió la oportunidad de resarcirse del fracaso de 1589, otorgándosele el mando de una gran expedición naval contra la América española, de nuevo volvió a guiar a sus hombres al desastre, finalmente perdiendo la vida él mismo en 1595 en combates contra fuerzas españolas destacadas en el Mar Caribe. Y es que «ser un gran corsario no faculta automáticamente para ser un gran almirante».

Sitio de Cartagena de Indias 1741

Quizá el peor desastre maritimo de Inglaterra, que ataco la clave del Imperio Español con fuerzas muy superiores.

Los británicos tuvieron entre 8000 y 10 000 muertos y unos 7500 heridos, muchos de los cuales murieron en el trayecto a Jamaica. En Cartagena había sucumbido la flor y nata de la oficialidad imperial británica. Además perdieron 1500 cañones e innumerables morteros, tiendas y todo tipo de pertrechos. Diecisiete buques de guerra resultaron seriamente dañados,12 aunque no se perdió ninguno.13 Esto suponía un serio revés para la flota de guerra británica, que quedó prácticamente desmantelada y tardó mucho en reponerse.

Mientras tanto, en Gran Bretaña se estuvo celebrando la «victoria» sin conocerse aún el desastroso final. Se acuñaron hasta once tipos diferentes14 de medallas y monedas conmemorativas ensalzando la toma de Cartagena por parte de las fuerzas angloamericanas. Una de ellas mostraba a Lezo arrodillado ante Vernon, entregándole su espada y con la inscripción «El orgullo de España humillado por Vernon».15 Estas llegaron a circular por España para la burla de los españoles. En 1742, Vernon, enterado de la muerte de Lezo, rondó de nuevo Cartagena, pero no se atrevió a atacar.

Los británicos empezaron a preguntarse cuándo volverían los navíos y hombres que faltaban, y se descubrió la verdad, por lo que el rey Jorge II, avergonzado, prohibió a sus cronistas que hicieran mención alguna de tal suceso. Vernon murió en 1757.

En conjunto, la guerra reportó escasos éxitos y muchos problemas a Gran Bretaña, ya que al fracaso de Cartagena de Indias se sumaron varias derrotas cuando los británicos trataron de tomar San Agustín (Florida)La GuairaPuerto Cabello (Venezuela) y Guantánamo y La Habana (Cuba). No obstante, el contraataque español en la batalla de Bloody Marsh, en Georgia, pudo ser repelido y por ello los combates finalizaron sin cambios fronterizos en América. Por su parte España consiguió mantener sus territorios, y prolongar su supremacía militar en América durante algunas décadas más.

Como resultado de esta batalla España fortaleció el control de su Imperio en América durante 70 años más aproximadamente y con él la prolongación de la rivalidad marítima entre españoles, franceses y británicos hasta comienzos del siglo XIX. Para el Reino Unido, las consecuencias a medio plazo fueron mucho más graves. Gracias a esta victoria sobre los británicos, España pudo mantener unos territorios y una red de instalaciones militares en el Caribe y el Golfo de México que serían magistralmente utilizados por el teniente coronel Bernardo de Gálvez para jugar un papel determinante en la independencia de las colonias británicas de Norteamérica, durante la llamada guerra de independencia estadounidense, en 1776.

La derrota anglosajona fue total. Todas sus naves fueron quemadas, hundidas o apresadas por el enemigo. Los hombres que no murieron en combate, fueron hechos prisioneros. Esto incluía a caballeros  por cuyo rescate se podían pedir elevadas sumas de dinero, y soldados del contingente enviado desde Inglaterra con destino a la guerra en la Guyena. El número de estos últimos es incierto. Fernández Duro, basándose en la Crónica Belga,4lo estima en unos 8.000. Los castellanos también se hicieron con el dinero (que el cronista Walsingham cifra en 20.000 marcos ) que el rey de Inglaterra había embarcado para pagar a las tropas combatientes en la zona. Como colofón, durante el viaje de regreso hacia Santander, Bocanegra apresó, en torno a la latitud deBurdeos, otros cuatro barcos ingleses.

Al hacer prisioneros, el almirante de Castilla tuvo con los vencidos en esta batalla un gesto humanitario inusual en aquellos tiempos, pues era costumbre entonces degollar o arrojar al agua a todos los adversarios, aunque se hubieran rendido. Pembroke y setenta caballeros  fueron enviados a Burgos.

La capacidad de mantener la posesión de la ciudad, e incluso de toda la Guyena, se redujo drásticamente. El primer efecto de la derrota inglesa fue permitir la conquista de La Rochelle, lo que consiguieron dos meses después fuerzas terrestres y marítimas franco-castellanas. Y este hecho marcó el desarrollo de la guerra de los Cien Años, pues como resultado de la pérdida de esta estratégica plaza (además de los soldados y recursos embarcados en la flota vencida) Inglaterra tuvo más dificultades para defender sus posesiones en la Guyena frente a la ofensiva francesa, que se endureció a partir de este momento.

Por lo que respecta a la Corona de Castilla, su rotunda victoria tuvo para ella favorables repercusiones militares y económicas. Se consolidó como primera potencia naval en el Atlántico, otorgando así mayores posibilidades mercantiles a sus marinos (fundamentalmente vascos y cántabros). El comercio de lana entre Inglaterra yFlandes se había interrumpido a causa de la guerra, y ahora será Castilla la que sustituya en esta actividad a la derrotada.  Los ingresos obtenidos de las exportaciones propiciaron un auge económico castellano, y Burgos se convirtió en una las ciudades más importantes de Europa Occidental.

Blas de Lezo

Blas de Lezo, el almirante «mediohombre» es a los españoles lo que Nelson a los ingleses. Mucho se ha hablado del almirante Nelson como uno de los mejores marinos más famosos de la historia, el cual participó en las guerras napoleónicas y en la batalla de Trafalgar, y cuyo nombre se recuerda con grandeza en Gran Bretaña. Menos sabido al mismo nivel fue el caso de Blas de Lezo, el almirante español conocido como patapalo o mediohombre, apelativos otorgados por sus heridas militares. Faltan novelas, peliculas, series, documentales sobre este marino de gran importancia.Aunque esta empresa fracasó, sus perdidas fueron mas por naufragios que por los ingleses, y está llena de mitos y falsedades:

La Armada Invencible.

Sin embargo, un estudio del historiador español José Luis Casado Soto, de 1988, demostró, con un seguimiento de cada navío según la contabilidad de la Gran Armada y la administración de armadas posteriores que en total las pérdidas no superaron los 35 buques siendo estos casi todos navíos de transporte y de navegación mediterránea ya que en el viaje de vuelta no naufragó un solo galeón.27

Se cuenta que a la vuelta de la Armada a España, Felipe II dijo: «Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos».24 En el margen de una de las cartas enviadas al duque de Parma, autores como Carlos Gómez-Centurión sí dan por escrita por el propio rey la frase: «En lo que Dios hace no hay que perder ni ganar reputación, sino no hablar de ello».

Otra tergiversación bastante común relativa a este episodio histórico es la idea de que la flota inglesa era muy inferior en número de barcos y de cañones a la española y que, a pesar de ello, los ingleses consiguieron con su pericia y astucia derrotar a la flota española. Esto es absolutamente falso, ya que en realidad, los barcos ingleses superaban en número a los españoles, a pesar de que la flota española superaba en tonelaje a la inglesa, y la flota española era, a priori, más poderosa. De hecho, la flota movilizada por la Royal Navy constaba de 226 barcos aunque 163 de esos barcos eran mercantes, entonces la flota inglesa solamente consistía en 63 barcos armados, frente a los 137 que componían la Grande y Felicísima Armada. En cuanto al número de cañones, la flota española contaba con 2431 cañones mientas la flota inglesa tenía aproximadamente 2000 cañones (individualmente, los barcos españoles estaban mucho más artillados que los ingleses).

Siguiendo con otra de las tergiversaciones más extendidas, hoy en día es bien conocido el hecho de que los ingleses sufrieron menos bajas que los españoles en la batalla de las Gravelinas, y que los españoles, a su vez, sufrieron cerca de 10 000 bajas debido a un feroz temporal que los sorprendió bordeando la costa occidental irlandesa. Un hecho muy importante, y que al mismo tiempo es poco conocido, es que los marinos ingleses fueron a su vez diezmados por causas ajenas al combate, ya que unos 9000 marineros ingleses fueron víctimas de sendas epidemias de tifus y disentería que estallaron a bordo de los barcos ingleses inmediatamente después del enfrentamiento con la flota española. Además, el ambiente en Inglaterra tras la batalla distó mucho de ser la algarabía de fervor patriótico y festejos por el fracaso de la invasión española que la mitología popular pretende. La realidad es que a la batalla siguieron todo tipo de disturbios y enfrentamientos políticos provocados por las penalidades pasadas por los combatientes ingleses, que murieron por millares en un total abandono, y que tardaron meses en cobrar sus sueldos debido a que la guerra llevó al borde de la bancarrota tanto a la corona española como a la inglesa.

La más incomprensible de las tergiversaciones, que implican el desastre de la Armada española de 1588, es que este episodio con frecuencia es referido por historiadores anglosajones como un brillante ejemplo de la gran tradición defensiva inglesa que ha impedido, desde la invasión normanda del siglo XI, el desembarco en suelo inglés de cualquier fuerza hostil por poderosa que fuera.En realidad, tropas españolas atacaron y saquearon localidades inglesas en diversas ocasiones, tanto antes como después del episodio de la Armada Invencible, si bien estos hechos suelen ser omitidos en la historiografía inglesa.

Ya durante la Guerra de los Cien Años, el almirante castellano Fernando Sánchez de Tovar asoló las costas inglesas durante seis años (entre 1374 y 1380), saqueando múltiples localidades como SouthamptonPlymouthPortsmouthDartmouth, o Poole, entre otras, y llegando a incendiar, tras remontar el Támesis la localidad de Gravesend, a la vista de Londres. Años después, y durante el mismo conflicto, el corsario español Pero Niño, volvió a atacar en 1405 la península deCornualles, asolando la isla de Pórtland y saqueando Poole.

Obviando los fugaces desembarcos que marinos españoles llevaron a cabo en las costas inglesas por motivos de aprovisionamiento de urgencia, en julio de 1595 se produjo la batalla de Cornualles. Una flota compuesta por cuatro galeras españolas al mando de Carlos de Amésquita, que patrullaba en aguas inglesas, desembarcó unos 400 soldados de los tercios en la bahía de Mount, en la península de Cornualles, al suroeste de Inglaterra para aprovisionarse. Las milicias inglesas, encargadas de la defensa inglesa en caso de invasión de tropas españolas, huyeron, y los españoles tomaron todo lo que necesitaban y quemaron las localidades deMouseholePaulNewlyn y todos los pueblos de los alrededores. Al final del día, celebraron una tradicional misa católica en suelo inglés, embarcaron de nuevo y lograron esquivar una flota de guerra al mando de Francis Drake y John Hawkins que había sido enviada para expulsarlos.

En 1597Felipe II volvió a enviar una nueva flota de invasión contra Inglaterra, más poderosa que su precursora de 1588. Tras avanzar hacia las costas inglesas sin encontrar oposición, un fuerte temporal dispersó la flota, si bien en esta ocasión no se produjeron los catastróficos resultados de 1588. Aun así, siete barcos llegaron a tierra en las proximidades de Falmouth, desembarcando a 400 soldados de élite que se atrincheraron esperando refuerzos para marchar sobre Londres. Tras dos días de espera en los que las milicias inglesas no se atrevieron a hostigarlos, recibieron la orden de embarcar, pues la flota se había dispersado irremediablemente, regresando a España. (Fuente Wikipedia)

Lo que si es cierto es que esta expedición fracasó y estuvo mal dirigida pero si fue un exito propagandistico de Inglaterra que no engrandeció miesntras ocultaba la investigación de su gran derrota del año siguiente.