higinio: Fabulas 1

FABULAS DE HIGINO, LIBERTO DE AUGUSTO

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Las Fábulas atribuidas al hispano Gayo Julio Higino (64 a. C.-17 d. C.) constituyen la colección más completa de mitos clásicos en lengua latina. Se trata de uno de los pocos libros de la Antigüedad del que no se ha conservado ningún manuscrito, sino que es conocido a partir de la editio princeps (1535).

 I. TEMISTO

1. Atamante, hijo de Éolo, tuvo de su esposa Nébula un hijo, Frixo, y una hija, Hele. De Temisto, hija de Hipseo, dos hijos, Esfincio y Orcómeno[127]. Y de Ino, hija de Cadmo, otros dos hijos, Learco y Melicertes[128].

2. Temisto, porque Ino le había privado de su matrimonio, quiso matar a los hijos de ésta. Por ello se escondió en el palacio y, hallada la ocasión, pensando que estaba matando a los hijos de su enemiga, asesinó a los suyos propios sin reconocerlos, engañada por la nodriza[129], que les había puesto una vestimenta equivocada. Cuando Temisto se dio cuenta del hecho, se suicidó.

 II. INO

1. Ino, hija de Cadmo y de Harmonía, tras haber decidido matar a Frixo y a Hele, hijos de Nébula, urdió un plan con las mujeres casadas de toda la comarca y conspiró para que tostaran[130] los granos que iban a destinar a la siguiente sementera, con el fin de que no germinaran. De modo que, al sobrevenir la esterilidad y la escasez de cereales[131], toda la ciudad habida de perecer, parte por hambre, parte por enfermedad.

2. A raíz de este hecho, Atamante envió a Delfos a un criado, al que Ino ordenó traer una respuesta falsa diciendo que, si Atamante inmolaba a Frixo en honor de Júpiter, sobrevendría el final de la peste. Como Atamante se negara a llevarlo a cabo, Frixo prometió —espontáneamente y de buen grado— que él solo liberaría a la ciudad de esta desgracia.

3. Y así, habiendo sido conducido Frixo ante el altar con las ínfulas[132], y deseando su padre elevar una plegaria a Júpiter, el criado —por compasión hacia el joven— reveló a Atamante el plan de Ino. El rey, conocido el crimen, entregó a su esposa Ino y al hijo de ésta, Melicertes, a Frixo para hacerlos perecer.

4. Cuando los llevaba al suplicio, Líber Pater arrojó una oscura nube[133] sobre Ino, su propia nodriza[134], y la arrebató. Más tarde Atamante, presa de un ataque de locura infundido por Juno[135], mató a su hijo Learco.

5. Por su parte, Ino se precipitó al mar con su hijo Melicertes. Líber quiso que fuera llamada Leucótea[136], nosotros la llamamos Mater Matuta; en cambio quiso que Melicertes fuese llamado dios Palemon, a quien nosotros damos el nombre de Portuno[137]. En honor de éste cada cuatro años se celebran unos juegos atléticos, que son denominados «ístmicos[138]».

 III. FRIXO

1. Mientras Frixo y Hele andaban errabundos por el bosque, tras un acceso de locura infundido por Líber, se dice que hasta allí llegó su madre Nébula, y que llevó un carnero de piel dorada[139], hijo de Neptuno y de Teófane, y ordenó a sus hijos montarse en él, dirigirse a la Cólquide a la corte del rey Eetes, hijo de Sol, y sacrificar allí el carnero a Marte[140].

2. Se dice que así acaeció. Tras haberse montado en el carnero, y cuando éste los estaba trasladando sobrevolando el mar, Hele se cayó del camero, por lo que ese mar fue denominado «Helesponto[141]». A Frixo, en cambio, lo llevó hasta la Cólquide. Allí inmoló el camero según órdenes de su madre, y depositó su piel dorada en el templo de Marte. Ésta era custodiada por un Dragón, y se dice que Jasón, hijo de Esón y de Alcimede[142], fue a buscarla.

3. A Frixo, por su parte, lo recibió Eetes de buen grado y le dio a su hija Calcíope por esposa. Ésta engendró después hijos de él. Pero Eetes tuvo miedo de que lo expulsaran de su reino, porque se le había vaticinado por medio de prodigios que se había de precaver de la muerte a manos de un extranjero, hijo de Éolo. Así pues, mató a Frixo[143].

4. Pero los hijos de Frixo: Argos, Fróntide, Melas y Cilindro[144], subieron a una barquichuela para ir a casa de su abuelo Atamante. Jasón, cuando se dirigía a la búsqueda del vellocino, los rescató como náufragos en la isla de Día[145], y los devolvió a su madre Calcíope, por cuyo favor fue recomendado él a su hermana Medea.

 IV. INO DE EURÍPIDES

1. Atamante, rey en Tesalia[147], creyendo que había perecido su esposa Ino, de la que (había engendrado) dos hijos, se desposó con Temisto, hija de una ninfa. De ella tuvo dos hijos gemelos.

2. Después se enteró de que Ino estaba en el Parnaso y de que había llegado hasta allí con motivo de una bacanal. Envió a unos hombres para que la condujeran ante él. Una vez llevada a presencia de Atamante, éste la ocultó.

3. Se enteró Temisto de que Ino había sido encontrada, pero no lograba identificarla. Quiso matar a los hijos de ésta y tomó a la propia Ino, a la que consideraba una cautiva, como cómplice del crimen, y le dijo que cubriera a sus propios hijos con ropajes blancos, y a los de Ino con negros.

4. Ino cubrió a los suyos con los ropajes blancos y a los de Temisto con los oscuros. Entonces Temisto, engañada, asesinó a sus propios hijos. Cuando se dio cuenta de ello, se suicidó.

5. Atamante, por su parte, en un ataque de locura mató a Learco, su hijo mayor, en el transcurso de una cacería. En cambio, Ino se arrojó al mar con su hijo menor Melicertes y se vio transformada en diosa[148].


 V. ATAMANTE

Por haber yacido Sémele con Júpiter, Juno fue hostil a todo su linaje. Y así Atamante, hijo de Éolo, en un ataque de locura, mató a su propio hijo con flechas en el transcurso de una cacería.

 VI. CADMO

Cadmo, hijo de Agénor y de Argíope, presa de la cólera de Marte por haber matado al Dragón que custodiaba la fuente Castalia[150], una vez muertos sus hijos, fue transformado en serpiente en las regiones de Iliria[151] junto con su esposa Harmonía, hija de Venus y de Marte.

 VII. ANTÍOPE

1. Antíope, hija de Nicteo, fue violada por Épafo[153] mediante un engaño. A consecuencia de ello fue repudiada por su esposo Lico[154]. A ésta, que no tenía marido, Júpiter la forzó.

2. Por su parte, Lico tomó en matrimonio a Dirce, en quien surgió la sospecha de que su marido había yacido en secreto con Antíope. Así pues, ordenó a unos criados que la encerraran atada con cadenas en un lugar oscuro.

3. Cuando se le acercaba el momento de dar a luz, Antíope escapó de las cadenas al monte Citerón por voluntad de Júpiter. Y como le apremiaran los dolores del parto y buscara un lugar donde dar a luz, el dolor la obligó a parir en una encrucijada de caminos.

4. Unos pastores los criaron como a hijos suyos y les pusieron nombres, a uno Zeto «de buscar un lugar», y al otro Anfión «porque lo dio a luz en un cruce de caminos o junto al camino», esto es, porque lo tuvo en una encrucijada[155].

5. Ellos, después de reconocer a su madre, quitaron la vida a Dirce, tras haberla atado a un toro salvaje. De su cuerpo brotó una fuente en el monte Citerón, que fue llamada «Dircea[156]», por favor de Líber, ya que Dirce había sido bacante suya.

 VIII. LA MISMA DE EURÍPIDES, QUE ESCRIBIÓ ENNIO

1. Antíope fue hija de Nicteo, rey en Beocia. Júpiter, seducido por su extraordinaria belleza, la dejó encinta.

2. Queriéndola castigar su padre por haber sido violada, Antíope huyó ante la amenaza de un peligro inminente. Por casualidad estaba Épafo de Sición en el mismo lugar al que ella había llegado. Éste se llevó a la mujer a su propia casa y se unió a ella en matrimonio.

3. Nicteo, que llevaba muy a mal este suceso, en el momento de morir manda mediante juramento a su hermano Lico, a quien en ese momento legaba el reino, que Antíope no quedara impune. A la muerte de Nicteo, Lico llegó a Sición. Asesinado Épafo, condujo a Antíope encadenada al Citerón. Ésta dio a luz a dos gemelos y los abandonó. Un pastor los crió, y los llamó Zeto y Anfión.

4. Antíope fue entregada a Dirce, esposa de Lico, para su tortura; pero aquélla, hallada la ocasión, se dio a la fuga. Se llevó a sus hijos; de ellos Zeto, por considerarla una fugitiva, no la acogió. Dirce se dirigió a aquel mismo lugar durante una bacanal de Líber; allí encontró a Antíope y la arrastró a la muerte.

5. Pero los jóvenes, advertidos por el pastor que los había criado de que Antíope era su propia madre, rápidamente la siguieron y la rescataron de allí; y mataron a Dirce, atándola a un toro por los cabellos.

6. Cuando se propusieron matar a Lico, Mercurio se lo impidió y al mismo tiempo ordenó a Lico ceder el reino a Anfión.

 IX. NÍOBE

1. Anfión y Zeto, hijos de Júpiter y de Antíope, hija de Nicteo, ciñeron Tebas por orden de Apolo con una muralla[158] que llegaba hasta el túmulo de Sémele[159], y enviaron al destierro a Layo, hijo del rey Lábdaco. Ellos mismos comenzaron a gobernar allí.

2. Anfión recibió en matrimonio a Níobe, hija de Tántalo y de Dione, de quien engendró a siete hijos y a otras tantas hijas. Este parto Níobe lo consideró superior al de Latona, y habló con demasiada altivez contra Apolo y Diana, alegando que ésta iba ceñida con el atuendo propio de un varón y que Apolo llevaba un vestido talar y la cabellera intonsa[160], y que ella misma superaba a Latona en el número de hijos[161].

3. Por ello Apolo mató con sus flechas a los hijos de Níobe, mientras cazaban en el bosque; y a su vez Diana asaeteó en el palacio a las hijas, excepto a Cloris[162]. La madre, por su parte, privada de sus hijos, derramando lágrimas, se dice que fue convertida en piedra en el monte Sípilo[163], y que sus lágrimas siguen manando hoy día.

4. Anfión, en cambio, al querer asaltar el templo de Apolo, fue asaeteado por el dios.

 X. CLORIS

1. Cloris, hija de Níobe y de Anfión, fue la única que había sobrevivido de las siete hijas. Neleo, hijo de Hipocoonte[164], la tomó por esposa, de la que engendró a doce hijos varones.

2. Hércules, al atacar Pilo, mató a Neleo y a diez de sus hijos[165]; pero el undécimo, Periclímeno, por un favor de su abuelo Neptuno, escapó a la muerte[166] transformado en figura de águila.

3. Así pues, el duodécimo, Néstor, estuvo en Ilio, de quien se dice que por privilegio de Apolo vivió durante tres siglos. Pues los años que Apolo había arrebatado a los hermanos de Cloris, se los concedió a Néstor[167].

 XI. LOS NIÓBIDAS

Lerta, Tántalo, Ismeno, Eupino, Fédimo, Sípulo, Quíade, Cloris, Asticratía, Síboe, Sictocio, Eudoxa, Arquénor, Ogigia[168]. Éstos son los hijos e hijas de Níobe, esposa de Anfión.

 XII. PELIAS

1. A Pelias, hijo de Creteo y de Tiro, se le había vaticinado que debía ofrecer un sacrificio a Neptuno; y que si un «monocrépide», es decir, un hombre con un solo pie calzado[169], se presentaba de improviso, entonces se le estaba acercando su muerte.

2. Al celebrar Pelias los sacrificios anuales en honor de Neptuno, Jasón, hijo de Esón, que era hermano de Pelias, deseoso de participar en los sacrificios, se dejó atrás una sandalia mientras cruzaba el río Eveno[170]. Y no se preocupó de ella, a fin de llegar rápidamente a los ritos sagrados.

3. Pelias, fijándose en este detalle, recordando la prescripción del oráculo, le ordenó que reclamara a su enemigo, el rey Eetes, la piel dorada del camero que Frixo había consagrado a Marte en la Cólquide.

4. Jasón, una vez reunidos los caudillos de Grecia, partió hacia la Cólquide.


 XIII. JUNO

Juno, disfrazada de anciana, se encontraba a orillas del río Eveno para tantear la voluntad de los hombres, por ver si la pasaban a la otra ribera del río Eveno. Como nadie quería hacerlo, la pasó Jasón, hijo de Esón y de Alcimede. Ella, a su vez, airada con Pelias porque había dejado de celebrar un sacrificio en su honor, se las arregló para que Jasón se dejara una sandalia en el lodo[171].