compositores: Arbos

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1 Resumen

Enrique Fernández Arbós es, sin duda, una de las figuras más relevantes de la música española de la transición entre los dos últimos siglos. Avalado por una exquisita preparación musical una apabullante trayectoria internacional, impulsó significativamente la escena musical española de la época, primero como violinista y pedagogo, y luego con su importante labor al frente de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Respecto del repertorio, se centró en la buena interpretación de partituras ya clásicas que se ejecutaban todavía de forma fragmentaria así como a abarcar mayor número de autores y estilos. Así, se deben a Fernández Arbós las primeras interpretaciones en Madrid de piezas tan variadas como los Conciertos de Brandemburgo o las Suites para Orquesta de Bach, de música de Purcell, con la soprano Carlota Dahmen como solista (la misma que en 1934 compartiría con Arbós el notable atrevimiento de presentar en Madrid varios fragmentos del Wozzeck da Alban Berg), la Sinfonía en Re y el poema sinfónico Redención de César Franck, el Preludio a la Siesta de un Fauno de Debussy (primer acercamiento del público madrileño a la música del Impresionismo francés que no dejó de contar con sus opositores en pleno concierto), la Sinfonía en Sol de Tomás Bretón o el Prólogo de La Divina Comedia de Conrado del Campo, a la sazón viola de la orquesta, y más adelante de obras de vanguardia como La Consagración de la Primavera de Stravinsky, ocasión en la que aconteció la conocida anécdota de rebelársele al maestro los músicos ante aquella obra y ser precisa la intervención de Manuel de Falla, presente en el ensayo y personaje muy querido por la orquesta, para convencerles de la calidad de la partitura que se negaban a interpretar.

De su labor como compositor, reducida al tiempo que sus obligaciones como solista primero y como director y profesor después le dejaron, sólo nos ha llegado una parte. Nada se sabe de sus juveniles Valses, que él mismo calificó de «brahmsianos», ni de sus canciones sobre textos de Bécquer. Un rastreo por las bibliotecas y los archivos madrileños serían necesarios de cara a descubrir esta cara todavía oculta de uno de nuestros más grandes músicos. Sí se conservan, en cambio, sus Tríos españoles, para piano, violín y violonchelo, publicados en Berlín e integrados por Bolero, Habanera y Seguidillas Gitanas, Tango; pieza para violín dedicada a Pablo Sarasate; Sur la Plage, canción sobre texto de Edmond Picard, u obras orquestales breves como Ausencia (posteriormente incluida en una Pequeña Suite Española integrada además por Noche de Arabia, Habanera y Baile Andaluz, esta última procedente de un baile de gnomos de la malograda El Centro de la Tierra) o Zambra, Guajira y Tango para violín y orquesta, además de la ya mencionada zarzuela El Centro de la Tierra, única tentativa en el género teatral, y varias orquestaciones de Iberia de Albéniz realizadas a petición del autor, que no quedó satisfecho en sus sucesivos intentos de orquestarla él mismo. De ellas destaca el excelente conocimiento que del medio orquestal tenía Arbós y la delicadeza con la que lo adaptaba a la música del que fuera su entrañable amigo. Son estas orquestaciones lo único que de la labor compositiva de Arbós se escucha en la actualidad.

Como violinista, llevó a cabo una amplia carrera iniciada muy temprano y en la que logró importantes éxitos. Fue desde sus primeras actuaciones comparado con Sarasate, el otro gran violinista español del XIX, con el que Arbós tendría ocasión de tocar en más de una ocasión y al que le uniría siempre una gran amistad que no obstaría para la que mantuvo Arbós con Josef Joachim, su maestro en Berlín y rival de Sarasate en las lides violinísticas. Como solista y en agrupaciones de cámara, sus conciertos fueron solicitados, tanto por el público, como por diversas familias reales, así la inglesa, la portuguesa (de la que obtuvo el nombramiento de Caballero de la Orden de Villaviciosa) y, sobre todo, la española, con la que llegó a mantener amistad, especialmente con la reina gobernadora María Cristina de Habsburgo-Lorena y la infanta Isabel. Asimismo la protección de Joseph Joachim le permitió acceder a ocasiones de la importancia del estreno de la Cuarta Sinfonía de Brahms, con asistencia del propio compositor, y su presencia en Londres le permitió tocar con artistas de fama mundial en conciertos domésticos. Todo ello preparó al que había de ser el director Arbós, empeñado en la ampliación del horizonte musical español como director, profesor e intérprete, aunque esta última faceta fuese absorbida por la dirección a partir de 1919.

TRIO ARBOS (source/font: aquí)

2 Biografía

2 Obras:

Música de cámara

  • Tres piezas originales al estilo español op. 1: «Bolero», «Habanera» y «Seguidillas gitanas», para grupo de cámara (piano, violín y violonchelo).
  • Tango op. 2.
  • Seis rimas de Gustavo Adolfo Bécquer.
  • Cuatro canciones para la marquesa de Bolaños.
  • Pieza de concurso.

Música orquestal

  • Pequeña suite española, para orquesta.
  • Tres piezas, para violín y orquesta.

Zarzuelas

  • El centro de la tierra (1895), viaje cómico-lírico en dos actos con libreto de Celso Lucio y Ricardo Monasterio.

Orquestación